|
||||||
|
||||||
|
LUCHA CLASISTA DE LOS TRABAJADORES
NI DEFENSA DE LA PATRIA
NI DEFENSA DE LA ECONOMÍA NACIONAL
NI PARTICIPACIÓN ELECTORAL
Los trabajadores unidos por la base, sin distingo de empresas y ramas de industrias, están llamados a concentrar sus energías en la lucha reivindicativa clasista por la defensa y aumento del salario, por la reducción de la jornada de trabajo, por la mejora en las condiciones y medio ambiente de trabajo y contra la represión.
Los sindicatos de base y organizaciones de lucha económica de los trabajadores están llamados a integrarse en frentes y coordinadoras para unir esfuerzos desde lo local hasta lo mundial, pasando por la unidad nacional clasista por las reivindicaciones comunes de toda la clase obrera. Los trabajadores tendrán que avanzar a organizarse en sindicatos de clase y a rescatar la huelga como principal forma de lucha.
Mientras los precios de los productos de primera necesidad y la canasta básica suben por el ascensor, los salarios suben por las escaleras. Los patronos capitalistas no dejan de aumentar sus ganancias y el gobierno burgués de los chavistas los apoya en todo momento. Los contratos colectivos en muchos casos hace mucho tiempo están vencidos, pero incluso los contratos colectivos firmados hace poco ya se los comió la inflación. La burguesía y su gobierno vienen avanzando en la aplicación de medidas anticrisis para proteger las ganancias de los capitalistas, afincándose en la explotación de los trabajadores.
Los partidos del gobierno y de la oposición llaman a los trabajadores a canalizar su descontento a través de las elecciones parlamentarias, alimentando la ilusión democrático burguesa, para cambiar a un verdugo por otro.
Y ahora se llama a los trabajadores a defender la patria de la agresión imperialista y ya el chavismo llama a toda la población a concentraciones, movilizaciones y actos públicos para rechazar la amenaza del gobierno norteamericano. Pero la confrontación entre el gobierno norteamericano y el gobierno venezolano es un choque entre dos Estados capitalistas. Es mentira que es un choque entre capitalismo y socialismo. Es un choque entre capitalistas, y los trabajadores no deben formar filas a favor de ninguno de los dos bandos. La defensa de la patria no es otra cosa que la defensa de la explotación capitalista. Hoy, como ayer, los trabajadores deben dar la espalda a los llamados a defender la patria o a los llamados al voto a favor de cualquiera de los partidos que compiten por puestos en el parlamento para desde allí administrar los intereses de la burguesía y amasar fortunas con negocios y comisiones.
Los trabajadores no se liberarán de la explotación capitalista con la defensa de la patria (en la cual son los trabajadores los que ponen los muertos), ni apoyando los golpes de Estado que impulsan algunas fracciones de la burguesía y pequeña burguesía, ni votando en elecciones parlamentarias o por la elección de presidentes, gobernadores y alcaldes.
La única salida revolucionaria a la crisis capitalista es la revolución socialista dirigida por la clase obrera a través de su partido, el partido comunista. La clase obrera debe derrocar a la burguesía, tomar el poder y establecer la Dictadura de Proletariado, que no es otra cosa que la Dictadura de su partido, el Partido
Comunista. Solo la Dictadura del Proletariado podrá implementar un programa de transformación social que abolirá la propiedad privada, el dinero, las mercancías y la explotación del trabajo asalariado, para alcanzar una sociedad sin escasez y que garantizará la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de la humanidad.
UNIDAD, ORGANIZACIÓN, MOVILIZACION Y LUCHA DE CLASE DE LOS TRABAJADORES CONTRA LA EXPLOTACION CAPITALISTA!!
NO PUEDE HABER REVOLUCION SOCIALISTA SIN LA TOMA DEL PODER Y LA
DICTADURA DEL PROLETARIADO!!
El Primero de Mayo es el día en que los trabajadores de todo el mundo, más allá de las fronteras de nación, raza, religión, reafirman que pertenecen a una misma clase, que están unidos por los mismos intereses, para llevar a cabo la misma batalla por la emancipación de la explotación y la miseria.
Este primero de mayo 2015 encuentra al proletariado, en todos los países, en una situación que desde hace muchos años ha empeorado a causa de la crisis que ha afectado al capitalismo mundial.
Los pequeños signos de recuperación de la producción industrial que provienen de los Estados Unidos de América son amplificados por la propaganda burguesa para anunciar el fin de la crisis; al contrario, esta es sólo el inicio, ya se está extendiendo y profundizando y golpea ahora también a China, mientras que las maniobras financieras aplicadas por los Estados Unidos, el Japón, la propia China y finalmente también Europa para "relanzar" la producción servirán sólo para hacer estallar en pocos meses una nueva burbuja financiera, mucho más grave que la que en el 2008 puso de manifiesto el estado comatoso de la economía capitalista en plena crisis de sobreproducción.
Esta crisis, prevista y esperada por el marxismo revolucionario porque deriva de las contradicciones internas del sistema de producción capitalista, ya está produciendo decenas de millones de desocupados en todo el mundo y en todos los países empuja a la baja de los salarios y el desmantelamiento de la llamada "seguridad social". Y la competencia entre los trabajadores continuará exacerbándose si el proletariado no muestra la capacidad de detenerla con su movilización, con su reorganización y la lucha de clase.
La crisis económica además agudizó el choque entre los Estados imperialistas, grandes y pequeños, para conquistar nuevos mercados para la venta de su sobreproducción, para el control de las zonas donde se encuentran las materias primas necesarias para la reproducción del capital y para adquirir posiciones de fuerza en vista de la Tercera Guerra Mundial a la que el capitalismo conducirá a los Estados. La guerra por el petróleo, que los "terroristas" financiados por los opuestos centros imperialistas, ha devastado todo el Medio Oriente y en particular Irak, Siria y Libia, obligando a decenas de miles de refugiados a abandonar sus casas para escapar de la muerte. La contienda entre los viejos y los nuevos imperialismos se extiende también a Africa.
Europa, después del bestial reparto de Yugoslavia bajo el pretexto de divisiones religiosas y nacionales, ha visto retornar la guerra en sus fronteras orientales, donde la fragilidad del Estado ucraniano ha permitido a los Estados Unidos interponerse entre Alemania y Rusia, provocando enfrentamientos sangrientos que una vez más vuelven a dividir al proletariado y a someterlo a los intereses de los diferentes estados burgueses.
En el Lejano Oriente la carrera armamentista de China, burguesa, capitalista, bien decidida a conquistar un espacio adecuado a su potencia económica, al romper el equilibrio establecido al final de la Segunda Guerra Imperialista, entra en choque con los Estados vecinos, de Taiwán, Japón, las Filipinas, Corea del Sur, Vietnam, a despecho de los Estados Unidos que dominan los mares con sus flotas nucleares.
El mito burgués del progresivo desarme de los arsenales y de la coexistencia pacífica entre los Estados, que sobrevivió a dos mortíferas guerras mundiales, es refutado por el crecimiento continuo de los armamentos, incluyendo aquellos nucleres, y de los enfrentamientos cada vez más duros entre los gigantes imperialistas, aunque realizados por ahora por interpuestas fuerzas mercenarias irregulares, como es el caso de las milicias del Estado Islámico.
Los pequeños Estados son los primeros en hacer los gastos de esta política de fuerza, pero el proletariado de esos países e internacional, no debe dejarse involucrar en la defensa de ningúninterés nacional, como en cambio trata de hacerlo el gobierno de "izquierda" en Grecia, soplando el patriotismo y la resistencia a la agresión económica de Alemania, o la de la Venezuela chavista contra el imperialismo de los Estados Unidos de América, o, cuando ya está ahí la guerra, toman partido por uno de los dos frentes burgueses opuestos, tal como sucede en Palestina, donde la única perspectiva revolucionaria es la de un solo Estado de la clase obrera, contra la burguesía israelita y la árabe que durante décadas han combatido usando como carne de cañón a los proletarios, principalmente aquellos palestinos.
Sólo con su propio partido, fundado en su sólida teoría, su visión integral del mundo, que llamamos marxismo, la clase obrera puede efectivamente rechazar esta influencia oportunista y la corrupción de la ideología de la clase enemiga, es decir, puede ser una clase que lucha por sus propios intereses. Este partido es el Partido Comunista, revolucionario, internacionalista, que desde su nacimiento ha negado cada falso principio burgués, en primer lugar aquellos democráticos, interpretando el motor de la historia, no en opiniones, sino en la fuerza de las clases en pugna.
La burguesía nunca renunciará a sus mezquinos privilegios sin ser obligada por la fuerza. Preferirá la guerra. El proletariado mundial aceptará el desafío: guerra económica en defensa del salario, organizado en verdaderos sindicatos de clase, contra la guerra por sus beneficios económicos de la clase burguesa; guerra revolucionaria de clase contra la guerra entre los Estados nacionales burgueses, encuadrada y dirigida por su unitario y disciplinado partido comunista internacional.
No sabemos cuánto se podrá prolongar todavía la agonía de la bestia capitalista, pero hemos aprendido, incluso de las lecciones del siglo pasado, que los órganos de la revolución, Partido aunque sea minoritario, y Sindicato, deben prepararse a tiempo, mucho antes de precipitarse la crisis revolucionaria, para ser reconocidos y utilizados por la clase. Trabajar hoy, en plena contrarrevolución, en la formación de los órganos político y de defensa de la clase obrera ya es Comunismo, y ya es Revolución.
El embrión de este partido existe, y es el Partido Comunista Internacional.
El proletariado en Grecia – contra las maniobras de los Estados burgueses y de los partidos y de los sindicatos falsamente obreros, que quieren dividirlo entre los que están a favor y en contra de la Unión Europea y el euro – rechaza el referéndum populista y demagógico y se moviliza para reconstruir sus organizaciones de clase, para defender unidos sus intereses inmediatos y futuros.
No se levantará el proletariado griego de su dramática condición, tomando partido por el monstruo del nacionalismo ni por la piratería internacional del capital. Para salvarse de este sistema de explotación y de miseria son ambas ilusiones irreales tanto la “Europa de los pueblos” como encerrarse en una autarquía patriótica.
Todos los partidos parlamentarios, que se llenan la boca de “democracia” y “voluntad del pueblo”, trabajan con todas sus fuerzas para impedir la reorganización del proletariado como clase que lucha por sus exclusivos intereses, objetivamente opuestos a los de las otras clases.
El proletariado griego deberá retirar toda su confianza en el gobierno de Syriza y sus demagógicas promesas! Debe abstenerse de votar!
Se impone a los sindicatos iniciar una lucha feroz, por todos los medios, para la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo, por salarios y pensiones adecuadas y suficientes para una vida digna, por la reducción generalizada de la jornada de trabajo, por el salario integral a los despedidos y los desempleados, por la defensa de los contratos colectivos nacionales de trabajo. Por la huelga general contra hambre de la clase obrera, contra los tiburones capitalistas de Europa y de Grecia y contra de sus sirvientes políticos y sindicales.
Los Estados imperialistas, la Unión Europea, no cambiarán su política, no pueden cambiarla. Continuarán defendiendo sus ganancias y sus rentas por todos los medios, exprimiendo la sangre a la clase obrera de todos los países. Hay un solo modo de cambiar este estado de cosas, derrocar el régimen del Capital con la revolución comunista internacional.
“Proletarios del mundo, únanse!”
HISTORIA DE LOS SINDICATOS EN VENEZUELA
LA EPOCA COLONIAL
Ya desde la colonia podemos encontrar en Venezuela referencias de actividad obrera. En 1813 se produjo un conflicto obrero en la Catedral de Caracas, que había sido derruida por el terremoto de 1812. «Los trabajadores encargados de la remodelación de la iglesia pedían doblar el salario que regía para el 26 de marzo de ese año, establecido por el Cabildo…». En noviembre del año anterior el Ayuntamiento había fijado los jornales y el precio de los materiales. Este arancel se formaba de acuerdo con el precio de los alimentos y vestidos y la jornada de trabajo se fijó en nueve horas, quedando distribuida así: 6 a 8 am; 9 a 12 meridiem, y 2 a 6 pm. El conflicto laboral estalló porque los trabajadores no aceptaron esos salarios. A raíz de este conflicto los albañiles de la ciudad abandonaron los trabajos por solidaridad. No había organización sindical, pero actuaban cofradías religiosas clandestinas.
En el curso de la sociedad colonial van surgiendo gremios que agrupan a carpinteros, curtidores, tejedores, herreros y albañiles.
En la constitución de los gremios influyen las diferencias raciales. Al principio los artesanos españoles enseñan sus habilidades a los nativos. Luego los oficios “bajos” van quedando para los pardos (mestizos).
El número de maestros en cada oficio es limitado, porque se toman en cuenta los impuestos que cada quien paga, la filiación religiosa, el lugar de residencia y otras exigencias para adquirir la maestría. Los maestros propietarios de materia prima y de los implementos de trabajo, se convierten en jefes de talleres con asalariados – llamados oficiales – que trabajan bajo su dirección. Oficiales y aprendices promueven su organización a través de cofradías, que son organizaciones religiosas y caritativas a las cuales pueden pertenecer incluso los maestros. En las cofradías no hay limitaciones raciales. Al irse desarrollando, las cofradías van planteando la mutua protección de sus miembros en asistencia médica, entierros, educación, mejoras salariales y de condiciones de trabajo. A pesar de la existencia de gremios de maestros, por una parte, y de cofradías, por la otra, no se expresa la noción de clase. Lo distintivo es la profesión.
El tipo de trabajador que existía en la Venezuela colonial (años antes del período independentista) era de obreros manufactureros y asalariados rurales. Sin embargo dominaba el uso de mano de obra esclava. Había también trabajadores libres y jornaleros en la explotación del cacao, obreros para la construcción de obras públicas municipales y eclesiásticas, y hay referencias de que se emplearon jornaleros igualmente en actividades como la producción de hilado de algodón en Maracaibo.
LA REPUBLICA
Con la independencia y el nacimiento de la República, resurgen los gremios, transformados en asociaciones de propietarios de empresas manufactureras incipientes, mientras que las cofradías pasan a ser sociedades de auxilio mutuo, constituidas principalmente por trabajadores asalariados.
La guerra de independencia arruinó a numerosos pequeños productores campesinos y artesanos, al ser privados de sus medios de producción, que se acumularon en las manos de los grandes terratenientes, comerciantes y usureros; estos llegan a ser también los poseedores de materia prima y se convierten en dueños de empresas manufactureras, donde trabajan como asalariados maestros arruinados, oficiales, aprendices y campesinos empobrecidos. Este proceso se va a dinamizar aún más con la revolución federal y la abolición de la esclavitud.
A fines de 1850 y hasta 1863 se desata en Venezuela la guerra federal, que tomó la forma de una insurrección campesina contra los terratenientes, llamados “godos” por las masas. Con la culminación de la guerra y aprovechando el triunfo de la federación y sus postulados los artesanos empiezan a reorganizarse, fundándose en 1864 el gremio de los artesanos con más de mil miembros.
En la segunda mitad del siglo XIX comenzó a imponerse la producción manufacturera, se expandió la economía primaria exportadora y aumentó considerablemente el comercio interior. Por 1885 se organizaron los obreros ferroviarios, quienes trabajaban en la construcción de las vías, en el funcionamiento de los ferrocarriles, en la atención a las estaciones y en la reparación de vagones y locomotoras. En esta segunda mitad del siglo surge también el obrero portuario, al dinamizarse la exportación e importación y se forman las primeras generaciones del proletariado minero, con las explotaciones de oro en El Callao.
En la segunda mitad del siglo XIX también se comienzan a observar influencias de las ideas socialistas. Luego de la jornada de lucha obrera del primero de mayo de 1886 en Chicago, se observó que en Venezuela algunas organizaciones adoptaron la lucha por la jornada de 8 horas. Así mismo, a mediados de 1893, ocurre en la capital de Venezuela lo que sus participantes denominaron “la primera reunión de trabajadores socialistas de Venezuela”. Dicha reunión la realizaron en el Café Caracas 14 trabajadores de habla alemana, que habían llegado a Venezuela como refugiados, después de la derrota de la Comuna de París, y decidieron fundar la Sección Venezolana de la II Internacional. La reunión en el Café Caracas tuvo fundamentalmente como objeto nombrar a Franz Shleese como delegado al IV Congreso Internacional Obrero de Zurich, que se efectuaría en agosto de 1893.
La inversión extranjera realizada durante el mandato de Antonio Guzmán Blanco (1870- 1888) permitió el desarrollo de algunas actividades: extracción de asfalto del lago de Guanoco, de azufre en El Pilar, de carbón en Naricual, de oro en El Callao; navegación lacustre, fluvial y costanera; ferrocarriles; incipientes industrias; obras públicas; casas de comercio, etc.; donde, en forma inequívoca, se dieron relaciones de trabajo típicamente capitalistas y se encontraron embriones organizativos de asociaciones de trabajadores, así como el inicio de la lucha por mejorar las condiciones de trabajo.
A tal efecto, se reunió en Caracas, el 28 de octubre de 1896, un denominado “Congreso Obrero”, bajo la presidencia de Alberto González Briceño, siendo secretario Leopoldo Torres Abandero. El “Congreso Obrero” de 1896 incluyó la participación de diferentes gremios de carácter más bien artesanal que proletario: impresores, albañiles, carpinteros, herreros, relojeros, plateros, pintores, litógrafos, cereros, lapidarios, talladores, escultores, sastres, zapateros, barberos, pirotécnicos, latoneros, talabarteros, encuadernadores, sombrereros, toneleros, peineteros, alfareros, loceros, fundidores, y además los oficiales de jabonería, velería y tabaquería, ente otros. Su temario abarcaba una variedad de puntos como «...determinar la manera real de propagar la instrucción popular...», o estudiar «...la necesidad de establecer las sociedades cooperativas...» en Venezuela, al mismo tiempo que auspiciaba la formulación de un «...reglamento para la unión de las sociedades benéficas de esta ciudad [Caracas] con el fin de fomentar la economía entre las clases obreras...».
Además de este programa de carácter gremialista, el “Congreso Obrero” de 1896 señalaba la necesidad de fundar un partido obrero, como expresión política de las reivindicaciones propuestas. Sin embargo esta iniciativa no tuvo permanencia. Durante el lapso señalado de gestación del movimiento obrero, no se puede hablar estrictamente de sindicatos, ni de sindicalismo propiamente dicho. El Congreso de 1896 fue más de artesanos que de obreros. En el período de 1854 (año en que se decretó la abolición de la esclavitud) a 1870, con una economía centrada en la agricultura, en Venezuela ya existía el peón asalariado en el campo, pero este se encontraba disperso y reprimido, dificultándose su unidad y organización. En cambio en las ciudades se comenzaban a concentrar un conjunto de actividades económicas en las que se desarrollaban actividades que utilizaban cada vez más el trabajo asalariado.
SIGLO XX
SURGIMIENTO DEL MOVIMIENTO SINDICAL
Aun cuando fue a partir de la muerte del general Juan Vicente Gómez (17.12.1935) que los gobiernos burgueses permitieron la creación formal de las organizaciones sindicales, es importante acotar que la existencia de organizaciones de lucha económica de los trabajadores es de más vieja data. Fue bajo la figura de sociedades benéficas o de Asociaciones de Mutuo Auxilio que llegaron a unirse los obreros venezolanos en las primeras décadas del siglo XX, particularmente con el desarrollo de la naciente industria petrolera.
Al iniciarse el siglo XX Venezuela tiene centrada su economía en la exportación de productos agrícolas. Y en el principal puerto para la exportación e importación, el Puerto de La Guaira, se produce una huelga. Fue en el año 1907 cuando el Presidente Cipriano Castro quiso organizar el trabajo en el puerto y los trabajadores no lo aceptaron. El gobierno ofrece cinco bolívares diarios a los capataces y cuatro a los caleteros, lo cual es rechazado por la fuerza laboral. A falta de entendimientos los obreros van a la huelga y Castro dispone que los soldados se encarguen de la caleta. El conflicto dura cuatro días, hasta que los capataces líderes son embarcados en un vapor de guerra con destino al Castillo de Puerto Cabello para ser allí encarcelados.
En 1908 Juan Vicente Gómez llega a la presidencia de Venezuela a través de un golpe de Estado contra su compadre Cipriano Castro. El gobierno dictatorial de Gómez se va a extender durante el período de 1908 a 1935. Aún bajo la represión de este período los trabajadores constituyen organizaciones de lucha económicas y asumen importantes conflictos. Un aspecto muy importante va a ser el surgimiento del proletariado petrolero, que va a plantear el clásico conflicto obrero – patronal y la confrontación con las trasnacionales.
En 1909 se funda la Asociación de Obreros y Artesanos del Distrito Federal, que edita el periódico Unión Obrera. Por todo el país comienzan a brotar organismos similares. Los trabajadores del gremio de tipógrafos aprobaron sus estatutos en 1909.
En 1911, se produce una huelga en una fábrica de cigarrillos en Valencia.
En 1914 se produce la primera huelga en un sector estratégico y con carácter nacional, la de los telegrafistas. La Dirección General de Telégrafos había acordado una rebaja de los salarios. Inmediatamente protestaron los telegrafistas de Caracas, a los cuales se sumaron los compañeros de Oriente, Valencia, Trujillo Maracaibo y otras ciudades. El movimiento huelguista exigió aumento de sueldos y destitución del Director General de Telégrafos.
Hubo medidas de prisión contra líderes de la huelga.
En 1918, tuvo lugar la huelga en el ferrocarril Bolívar.
Durante los años 1919 y 1920 fueron a la huelga en Caracas los zapateros de la Casa Boccardo, los gráficos, los tranviarios, telefónicos y los trabajadores de las minas de cobre de Aroa; en éste año fue fundada una Confederación General Obrera que agrupaba a los tranviarios de Caracas, del Gran Ferrocarril de Venezuela, del Ferrocarril Caracas-La Guaira, de Electric Light Co., y de Teléfonos de Caracas. La Confederación General Obrera publicó el periódico “El Obrero”, de muy corta duración. Aunque este embrión de central sindical fue constantemente reprimido, permitió centralizar conflictos y organizar movimientos de solidaridad. Para estos años había alguna influencia anarco-sindicalista traída por trabajadores españoles (principalmente militantes de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT española) fundada en 1910) e italianos, pero esta influencia fue mermando pocos años después. Sin embargo, en sus inicios el movimiento sindical venezolano no contó con un referente ideológico específico, como en otros países de la región donde fue clara la influencia socialdemócrata o anarquista.
«… Con el fin de evitar medidas punitivas del gobierno de Gómez, los panaderos, carpinteros, zapateros, albañiles y otros gremios se organizaron en “Sociedades de Socorros y Mutuo Auxilio” que llevaban nombres de santos, como “Sociedad de la Virgen del Carmen” y “Divino Redentor”…».
La huelga de los gráficos por aumento salarial logró la firma de una nueva tarifa, pero el presidente fundador de este gremio fue acusado de subversivo y encarcelado en la prisión de La Rotunda hasta su muerte. La huelga en las minas de cobre de Aroa concluyó con un aumento de salario de 15 céntimos y medio diarios. La huelga de los tranviarios se planteó por mejora de los salarios-hora y algunas otras condiciones de trabajo, teniendo que pelear en la calle contra la policía y contra los esquiroles.
La aparición del petróleo introduce cambios sustanciales en la realidad del país. A partir de los años 1920 la economía venezolana pasó de agroexportación de café y cacao, al modelo centrado en la actividad petrolera y la renta generada por ésta. La economía venezolana continuaba integrada al circuito internacional capitalista hegemonizado entonces por Europa - básicamente Inglaterra- y engranada por tanto a la división internacional del trabajo que el desarrollo capitalista generaba. La explotación del petróleo presupone y exige una acentuada división social del trabajo y recursos tecnológicos.
Es con la expansión de la industria petrolera, cuando se produce el verdadero desarrollo de la clase obrera. A pesar de que miles de campesinos iniciaron un éxodo hacia las regiones petroleras creyendo en las posibilidades de un nuevo “Dorado”, lo cierto es que las condiciones de trabajo, el mal trato de las compañías petroleras extranjeras, los cinturones de miseria alrededor de las nuevas ciudades, claramente diferencias: una en la que habitaban los gerentes petroleros que gozaban de todos los servicios, y la otra ciudad, la de los obreros, en las peores condiciones. El número de habitantes en las ciudades y poblaciones ubicadas en las áreas de influencia de las explotaciones petroleras creció significativamente entre 1920 y 1926. Por supuesto que no toda la población rural que migró a estos centros urbanos fue absorbida por las empresas petroleras y fueron incorporándose a diferentes oficios en las ciudades.
Y es de las filas del campesinado de donde comienza a fluir mano de obra hacia las empresas petroleras, las cuales para 1925 tienen ya diez mil trabajadores que devengan salarios regulares y pasan a formar parte del circuito mercantil organizado en torno al ingreso petrolero. En este contexto se produce en 1925 la primera huelga de trabajadores petroleros, en el campo La Rosa, distrito Bolívar del estado Zulia. Es la primera huelga petrolera. Esta fue una huelga espontánea, aupada por un obrero fogonero llamado Luís Augusto Malavé, en la que los trabajadores pedían que su salario se aumentara de cinco a diez bolívares diarios, que
la jornada de trabajo fuera de ocho horas, en toda clase de labor, y que la compañía no despidiera a ningún trabajador durante 90 días después de finalizado el conflicto. La huelga duró nueve días en protesta por las condiciones infrahumanas a que eran sometidos los obreros petroleros, quienes trabajaban doce horas diarias incluyendo el domingo, vivían en barracas cercadas y vigiladas y no tenían condiciones sanitarias de ninguna índole.
Las luchas reivindicativas de los obreros petroleros habían comenzado por el año 1922. En la década del 20, existían en el país más de 10 mil obreros en la industria de los hidrocarburos. Las empresas extranjeras del crudo gozaban de una muy alta autonomía. Tenían reglamentos y cuerpos de policía propios. El tránsito por las carreteras construidas por ellas, para comunicar los campos entre sí, era restringido. Los trabajadores vivían en precarias condiciones, en casitas de bahareque con techos de enea.
«Las empresas imperialistas crearon los campos petroleros, debidamente cercados, y los convirtieron en pequeños estados autónomos dentro del Estado, regidos por reglamentos y cuerpos de policía propios que tenían por finalidad asegurar la más exhaustiva explotación de los trabajadores venezolanos. El libre comercio de esos “campos” y la entrada de ellos a quienes no portaran la ficha de enrolamiento de la compañía respectiva estaban prohibidos, así como también el tránsito por las carreteras construidas por las compañías para comunicar entre sí a los campos petroleros o con los poblados más cercanos».
Los trabajadores, amparados en las uniones mutualistas, los clubes de obreros, los centros culturales con las que trataban de burlar la persecución del gobierno de Gómez hacia las organizaciones sindicales, se reunían en las noches, en sus casuchas, para discutir sobre sus condiciones de vida. Primero lucharon por tener casas decentes, agua y servicios sanitarios; luego vino la reclamación salarial y el planteamiento de un cambio en el trato que le brindaba el patrono extranjero.
Durante la huelga – y así quedó finalmente – los patronos ofrecieron un jornal de siete bolívares diarios, un día de ocho horas para cuadrillas de turno y uno de ocho horas y media para trabajadores por día.
Al llegar 1931 los trabajadores petroleros son ya veinte mil y a su interior se mueven fuerzas políticas organizadas. En Cabimas es fundada la Sociedad de Auxilio Mutuo de Obreros Petroleros (SAMOP), mediante la cual son organizados núcleos político-sindicales. Se constituyó con cinco mil afiliados. Era una organización semiclandestina, que se extendió a Lagunillas y Mene Grande. La SAMOP, a pesar de su fachada de organización mutualista, fue en verdad el primer sindicato petrolero.
Después de haber constituido comités de empresa en cada centro petrolero, la SAMOP resolvió presentar un pliego de peticiones y crear un fondo de resistencia. Tres días antes de lo acordado para iniciar la ofensiva, fueron despedidos de las compañías todos los directivos de la SAMOP. El presidente de la SAMOP fue detenido y encarcelado y el movimiento fue quebrado.
El contingente obrero que se fue conformando en Venezuela en la primera mitad del siglo XX es producto de una imposición determinada por la articulación del circuito productivo del país al proceso de acumulación internacional capitalista, uno de cuyos resultados fue una clase obrera proveniente mayoritariamente del campesinado convertido en obrero industrial sin tradiciones de organización clasista. Pero la organización clandestina de los obreros petroleros se constituyó en un importante factor en el desarrollo del sindicalismo a partir de la muerte de Juan Vicente Gómez.
Con la muerte de Gómez, en 1935 se presenta una situación de movilización de las masas que va a ser canalizada por la burguesía, pero con la limitante de que no se cuenta con un partido burgués bien estructurado. La organizaciones sindicales que habían venido funcionando en la clandestinidad y que estaban vulneradas por la represión se comienzan a reestructurar y es cuando se constituyen los grandes sindicatos a nivel nacional, no solamente petroleros si no de las primeras industrias en el área manufacturera.
En 1936 muchas eran las mejoras que los trabajadores venezolanos deseaban obtener del patronato, ya que durante los veintisiete años de dictadura no había sido posible hacer reclamos abiertos y generalizados.
La jornada de trabajo era de doce horas diarias, en la mayoría de las industrias. En otras hasta de catorce y dieciséis horas. No existían leyes de protección al trabajador, ni derecho de organización sindical, menos aun de huelga.
Una de las primeras tareas que se planteó el nuevo gobierno y las organizaciones políticas durante 1936 fue la de constituir los sindicatos de trabajadores. En toda Venezuela se inició un febril trabajo de organización sindical, que desembocó, al poco tiempo, en una serie de huelgas de carácter económico.
En el estado Zulia se realizó una huelga de trabajadores de teléfonos, que exigían mayores salarios y menor jornada de trabajo. Dicha huelga tuvo, un carácter espontáneo, dirigida por los empleados de la compañía, pero contó con el respaldo solidario de todos los trabajadores de la ciudad de Maracaibo, expresado en manifestaciones callejeras.
Fue también importante la huelga de los trabajadores del Gran Ferrocarril del Táchira (sección lacustre), influida en su dirección por los estalinistas de entonces. Desde hacía tiempo los trabajadores ferroviarios de Encontrados (localidad del estado Táchira) habían planteado el problema de sus reivindicaciones y realizado una huelga. Sin embargo el movimiento no tuvo éxito debido a la falta de experiencia de los mismos trabajadores, y a las falacias y promesas incumplidas de la empresa explotadora.
Nuevamente se plantearon las reivindicaciones, pero en el sector de los buques que hacían el tráfico entre Encontrados (terminal ferroviario) y la ciudad de Maracaibo (estado Zulia). Previamente se había constituido el sindicato en la ciudad capital del estado Zulia. Elaborado el pliego de peticiones, fue introducido en la Inspectoría del Trabajo del Zulia, organismo recién creado por el gobierno burgués de la época para tramitar los innumerables conflictos de trabajo que se suscitaban. Las discusiones con la empresa para un arreglo pacífico resultaron infructuosas, como de antemano lo esperaba la dirección del movimiento. Agotadas las conversaciones pacíficas, la asamblea del sindicato votó por la huelga, barco que llegaba al puerto de Maracaibo, era barco que se sumaba a la huelga. Se cursaron órdenes estrictas de impedir el acceso a toda persona que no fuera huelguista, de igual manera se informó a los obreros que no debían acatar orden alguna que no emanara directamente del comité de huelga.
La compañía del Gran Ferrocarril del Táchira se mostraba inflexible, y así se mantuvo por varios días, esperando que los trabajadores se desmoralizaran. Sin embargo tal cosa no ocurrió, sino todo lo contrario; la moral de los huelguistas fue subiendo de punto, en la medida en que su experiencia de lucha iba aumentando. La dirección de la huelga había organizado el sostenimiento económico de los huelguistas y la solidaridad de todos los trabajadores.
Por la prolongación del conflicto, muchas mercancías a bordo empezaron a descomponerse. Cuando los comerciantes exigían a la empresa la entrega de sus mercancías, ésta los enviaba a parlamentar con el sindicato. Los trabajadores demostraron una disciplina admirable, como si fuesen veteranos de la lucha huelguística. Montaban guardia día y noche; y cuando las autoridades de policía o los militares se acercaban por allí, escondían bajo la arena las armas que poseían.
Un día informaron a los huelguistas que la empresa estaba contratando rompehuelgas, se movilizó a los trabajadores petroleros y de otras ramas de la producción, y, en pocas horas, se dispuso de un impresionante contingente de hombres. Por tierra y por la vía lacustre vinieron cientos de trabajadores petroleros a hacer causa común con los huelguistas. En las calles de la ciudad se organizaron manifestaciones y hubo protestas durante todo el día, de forma que nadie hubiese podido acercarse a los malecones con el propósito de romper la huelga. La esperanza de los huelguistas aumentó después de estas jornadas de solidaridad. Para terminar de vencer la obstinación patronal, los huelguistas resolvieron organizar una manifestación en las calles de la ciudad, con participación de distintos sindicatos. Resultó un éxito clamoroso que finalmente quebrantó la resistencia patronal.
Tras las discusiones la compañía terminó por aceptar las demandas de los obreros en su totalidad de modo que sobre la base del acuerdo se procedió a redactar un Contrato Colectivo de Trabajo. La empresa reconoció al sindicato como representante único de los trabajadores de la compañía, con quien en el futuro debía entenderse. En una palabra, los trabajadores se anotaron un triunfo de primera magnitud; como que aquel contrato colectivo era el primero que se firmaba en Venezuela, antes de que el Congreso lopecista dictase la Ley del Trabajo.
Fue también importante en el Zulia, la huelga de los trabajadores del Central Azucarero “Venezuela”, en Bobures. Más de tres mil cortadores de caña, “transportistas”, obreros de las máquinas productoras de azúcar, embarcadores, tractoristas y empleados de oficina, resolvieron interrumpir sus labores para obtener satisfacción de sus justas demandas. Mejoramiento de las viviendas, aumento de salarios, reducción de la jornada de trabajo, mejoramiento del servicio médico y hospitalario. La huelga duró poco, y los trabajadores vieron satisfechas, al menos parcialmente, sus peticiones.
En los primeros meses de 1936, el movimiento sindical venezolano carecía de dirección nacional propia y mucho menos de orientación clasista. Inspiradas por la incipiente conciencia de clase del proletariado, discurrían las luchas. La mayoría de los líderes obreros, no habían leído siquiera un folleto sobre conflictos colectivos, menos aun de orientación política.
En Caracas y en cada una de las principales ciudades del país se había organizado la Asociación Nacional de Empleados (ANDE), bajo la presidencia de Alejandro Oropeza Castillo.
En el Zulia, la sección de ANDE, en la que militaban los oficinistas de las compañías petroleras, de los bancos y del comercio, conjuntamente con algunos dirigentes estalinistas, actuó en los primeros meses de 1936 como dirección sindical suprema, encargada de prestar ayuda solidaria a los nacientes sindicatos, que hizo extensiva a los obreros que a ella acudían en demanda de orientación para organizarse.
Más tarde se constituyeron, además de los sindicatos industriales y profesionales, las federaciones sindicales, como la Unión de Trabajadores del Zulia (UTZ) y la Federación Sindical Petrolera de Venezuela.
Pero la huelga más importante ocurrida durante el año 1936 fue la gran huelga petrolera, cuyas repercusiones nacionales sobrepasan las de cualquier otro movimiento huelguístico.
El 27 de febrero de 1936 se organizó en Cabimas el primer Sindicato de Obreros y Empleados Petroleros (SOEP). Luego, en Maracaibo se organizó la Unión de Trabajadores del Zulia (UTZ) integrada por 18 sindicatos.
Esa considerable masa de trabajadores petroleros comienza a hacer
acto de presencia en
el ámbito nacional y el 14 de diciembre de 1936
declara una huelga que pone en tensión al país.
Las empresas petroleras eran The Venezuelan Oil Concessions Ltd., The
Venezuelan Gulf Oil, Co., y The Lago Petroleum Co. Los reclamos de los
trabajadores se centraban en tres aspectos fundamentales: a)
reconocimiento del sindicato; b) reconocimiento de trabajadores
despedidos por un conflicto anterior y c) mejoras
socioeconómicas que incluían salario igual
para trabajo igual, independientemente de la nacionalidad del
trabajador, ya que para ese año
la tabla de salarios era así:
Profesion | Extranjeros |
Venezolanos |
SOLDADOR | 35,75 | 14,00 |
PERFORADOR | 42,25 | 18,00 |
OFICINISTA | 22,75 | 15,00 |
DIBUJANTE | 32,60 | 15,00 |
MECÁNICO | 32,60 | 15,00 |
ENCUELLADOR | 32,60 | 16,00 |
TOOL-PUSHER | 45,60 | 18,00 |
La huelga petrolera de 1936 duró 47 días y fracasó, aunque fue apoyada por varios sectores de la población.
Un nuevo reparto del mundo por las potencias capitalistas viene a marcar esta nueva etapa. Efectivamente, la Segunda Guerra Mundial introduce los elementos primarios para un proceso de industrialización que la propia coyuntura bélica acelera. 1936 fue un año de gran agitación de masas pero signada por el policlasismo. Tanto Acción Democrática (AD) como el estalinista Partido Comunista de Venezuela (PCV) presentaron reivindicaciones policlasistas, exigiendo libertades democráticas y nuevas formas de control y redistribución de la renta petrolera, lo que reflejaba las posiciones de la pequeña burguesía.
En 1939 el gobierno venezolano firma el Tratado de Reciprocidad Comercial con el gobierno de los Estados Unidos. Para ese momento no había en Venezuela un sector industrial con desarrollo suficiente en base al que se conformara una amplia representación de la burguesía industrial, que quedaba en desventaja ante los exportadores norteamericanos. Las posibilidades de industrialización estaban limitadas. Pasada la guerra mundial y normalizado el comercio internacional, la burguesía industrial presionó y logró una primera modificación de aquel Tratado a favor del desarrollo manufacturero que, inexistente o muy precario antes de 1939, se había visto forzado a avanzar por la emergencia de abastecimiento en tiempos de guerra.
El proceso de industrialización cumplido en Venezuela entre los años 1940 y 1945 se caracterizó por la gran utilización de mano de obra como compensación de la escasez de equipos y bienes de capital. En 1944 el gobierno otorga ayuda financiera a sectores de la producción interna no petrolera, poniendo énfasis en producir materia prima necesaria para la industria nacional. Esto va a fortalecer el crecimiento de la clase obrera.
La clase obrera estaba fuertemente influida por la pequeña burguesía y en su atraso político influía el hecho de que esa masa trabajadora se había conformado por campesinos que habían migrado a las ciudades y centros de producción, con su carga de apego a la propiedad y al individualismo. Esto facilitó que la dirección política de la clase obrera venezolana y de sus sindicatos estuviera en manos de la versión tropical de la socialdemocracia, que movilizó a los trabajadores en maniobras con fines ajenos y contrarios a sus intereses.
El 18 de octubre de 1945 se realizó un nuevo golpe de estado y por tanto se estableció un nuevo gobierno. La incipiente burguesía industrial entra entonces a la lucha por la hegemonía apoyada en dos palancas: el ejército y el partido Acción Democrática, que prácticamente copaba la escena de la dirección de las principales organizaciones de masas. Pero en noviembre de 1948, el socio militar del golpe, Marcos Pérez Jiménez, encabeza una acción militar que desaloja a Acción Democrática del gobierno.
La coyuntura internacional favorece la sustentación del nuevo gobierno y de los sectores por él representados: el conflicto de Suez, que se traduce en más concesiones petroleras a las trasnacionales e ingresos extraordinarios volcados a un sector productivo. Destacan en este sentido: a) El aumento del ingreso fiscal, el cual pasó de un promedio de 925 millones de bolívares por año en la década 1940-1950, a 3.467 millones de bolívares en la década 1950-1959, cifra que prácticamente cuadruplicó la anterior y que no es otra cosa que un reflejo del aumento de la renta petrolera a partir de la post-guerra. b) La política industrial en esta década fue solo un reflejo de la política del gasto público y no el resultado de un proyecto de desarrollo de la manufactura. Todavía operaban fuerzas sociales que frenaban el desarrollo capitalista, pero ya no era solo la oligarquía terrateniente sino la relación de dependencia que se establecía con Estados Unidos y las trasnacionales, que necesitaban mercados para la colocación de sus mercancías. El sector económico que más se fortaleció en esta década fue el de la construcción y las industrias vinculadas. Paralelamente se acentuó la importación de tecnología, maquinarias y equipos que, al no tener un mercado interno garante de consumo, se convirtió en capacidad instalada ociosa, subsidiada por las finanzas públicas, por lo cual la burguesía industrial también era subsidiada. Se incrementó la burocracia estatal mientras la industria petrolera, por la alta concentración de capitales y la virtual impunidad de sus beneficios pudo practicar una política salarial privilegiadora en relación con el resto de la masa asalariada y esto le permitió obstaculizar el acceso de sus trabajadores a la conciencia clasista proletaria y mantener la paz laboral.
Y a la explotación del recurso petrolero se unió ahora el de las minas de hierro, que fueron entregadas a la voracidad capitalista desde 1947.
En 1950 se desencadena una huelga petrolera de proyecciones nacionales. El gobierno actúa rápidamente en una acción que incluye el cierre de la universidad y la ilegalización de los partidos políticos. Para 1955 el dominio estadounidense en la economía venezolana era indiscutible. Entre 1951 y 1959 la agricultura pasa de 789.000 personas ocupadas a 777.000; la construcción de 96.000 a 157.000; comercio, transporte y comunicaciones se incrementa de 221.000 a 339.000; los otros servicios de 368.000 a 505.000. El petróleo disminuye de 44.335 empleados y obreros en 1950 a 43.331 en 1959.
Es el sector terciario de la economía (servicios) el que va creciendo linealmente: comercio, transporte y comunicaciones absorben 13.000 personas por año, mientras los restantes se incrementan a razón de 15.000 por año.
Para finales de 1957 el gobierno de Pérez Jiménez está a punto de caer por una jugada de factores de poder militares y civiles convenientemente disfrazada de “unidad popular cívico-militar”, solo que luego del hecho los representantes de la burguesía importadora pasaron de los ministerios del gobierno derribado a los puestos de control de la nueva Junta de Gobierno mientras las masas que habían tomado parcialmente las calles, eran desmovilizadas y llamadas a volver a sus casas.
Y bajo la consigna de “unidad” y utilizando el chantaje del “peligro golpista” fue firmado el infame Pacto de Avenimiento Obrero-Patronal, suscrito por el Comando Sindical Unificado y FEDECÁMARAS, el gremio patronal. Todo fue producto de acuerdos entre las direcciones de los partidos políticos, quienes decidieron la “composición unitaria” de todos los equipos de dirección de los organismos de masas, independientemente de su importancia y nivel.
La década 60-69 es de explosivo crecimiento urbano y las ciudades reciben corrientes migratorias orientadas por la búsqueda de puestos de trabajo mientras el campo declina pues la penetración del capital convierte a pequeños propietarios rurales y campesinos en proletariado y semiproletariado rural.
El año 1961 comienza con la división de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV). Ese mismo año el gobierno rebaja en un 10% los sueldos de los empleados públicos, medida rápidamente imitada por la empresa “privada” para, con los mismos argumentos, congelar los salarios. Los cuerpos represivos y las bandas armadas partidistas de adecos y copeyanos asaltan sindicatos y detienen a los dirigentes.
Formación del movimiento sindical: A diferencia de Chile, Argentina y Uruguay, en Venezuela se comenzaron a formar los sindicatos desde principios del siglo XX sin una subordinación clara a los partidos políticos. En la etapa previa a 1936 se llegó a mantener una confusión entre lo que era un partido y lo que era un sindicato, alcanzando algunas organizaciones sindicales el equivalente a secciones de partidos. A partir de 1936 los sindicatos adquirieron un carácter legal, pero desde principios del siglo XX esas organizaciones funcionaron en la clandestinidad o semiclandestinidad bajo la dictadura de Gómez, arribando a 1936 con una experiencia organizativa y con cuadros experimentados en la lucha reivindicativa. A partir de 1936, con el gobierno de Eleazar López Contreras, se inició una campaña por parte de las organizaciones políticas y del propio gobierno, tendente a lograr la sindicalización masiva de los trabajadores. Esto respondía a la estrategia de constituir sindicatos amarillos, sometidos al gobierno y a los patronos e incapaces de propiciar la huelga y la movilización obrera.
También el gobierno pretendía cumplir con lineamientos de la OIT sobre libertades sindicales. La importancia de unirse en sindicatos cobró fuerza entre los obreros llegando a lograrse la estructuración de una federación obrera de Venezuela, cuyo objetivo era extender su acción a todo el país. El I Congreso de Trabajadores de Venezuela se comenzó a organizar a mediados de 1936 y sus promotores fundamentalmente fueron la Confederación Sindical Obrera de Venezuela y la Asociación Nacional de Empleados (ANDE), que invitaron a todos los sindicatos del país a que formaran federaciones regionales y eligieran sus delegados para este evento nacional. Su instalación se llevó a cabo el 6 de diciembre de 1936 en el teatro Bolívar de Caracas, al cumplirse 12 días de la huelga de trabajadores petroleros. Asistieron 219 delegados en representación de 94 sindicatos y de 150 mil trabajadores. Su temario comprendía la discusión sobre la huelga petrolera entonces a punto de estallar, la Ley del Trabajo, los estatutos de las ligas campesinas y la creación de una central sindical. El 31 de diciembre, se aprobó la creación de la Confederación Venezolana del Trabajo (CVT). El Congreso no solo fue de trabajadores asalariados sino que también participaron campesinos. La huelga petrolera no era el único conflicto del momento; se registró una huelga de tabaqueros en Cumaná y otra de alpargateros en el estado Lara.
Pero esta etapa de creación y legalización de sindicatos también dio inicio a una era de control de los sindicatos por el estado burgués a través del control político de los partidos oportunistas, ya sea demócrata burgueses (como AD, COPEI y URD) o de izquierda reformista (PCV y luego MIR, MEP, etc.). Estas fracciones político partidistas se mantendrán en lucha por el control de los sindicatos.
Durante esos años (1936-1937) se produjeron 15 conflictos huelguistas en defensa de la contratación colectiva.
En febrero de 1937, el gobierno del presidente López Contreras disolvió los partidos políticos de izquierda y expulsó del país a 47 dirigentes entre los cuales estaban la mayoría de la directiva de la recién creada CVT.
Los sindicatos pasaron de ser perseguidos por los gobiernos dictatoriales (básicamente durante el gobierno de Gómez) a ser controlados por los democráticos que se establecieron después de 1936.
El 1 de mayo de 1938, se celebró en Caracas una Conferencia Sindical Nacional a la cual asistieron 99 delegados, que agrupaban a 49.000 trabajadores. Sus alcances fueron muy limitados ante el acoso policial y las restricciones impuestas por el gobierno.
En 1941, se reunió un grupo de sindicatos petroleros y crearon la Unión Sindical Petrolera de Venezuela bajo la presidencia de Jesús Farías. Esta organización fue revitalizada en 1943 con la organización del I Congreso de Trabajadores Petroleros y fueron ratificados en su directiva Jesús Farías, Luis Tovar, Vicente Gamboa, Manuel Taborda y Luis Beltrán Hernández.
El Partido Comunista (estalinista) ilegalizado controlaba la mayoría de los Sindicatos hasta 1944. En ese año, la Unión Sindical Petrolera de Venezuela, la Unión de Trabajadores del Zulia y la Federación Sindical del Distrito Federal convocaron una Convención Sindical Nacional a celebrarse en el Nuevo Circo de Caracas el 22 de marzo de ese año. La convención contó con la asistencia de 370 delegados en representación de 150 sindicatos, de los cuales 41 eran dirigidos por Acción Democrática (AD) y el resto por el Partido Comunista de Venezuela (PCV). El temario de la Convención era: situación económica de los trabajadores y la guerra, el proletariado venezolano y los problemas de la postguerra, la legislación venezolana y la organización y unidad de los trabajadores.
El Gobierno de Medina Angarita, en alianza con los partidarios de AD y otros demócrata burgueses, decretó la suspensión de la Convención y disolver la Confederación Venezolana de Trabajadores, declarando ilegal a
la mayoría de sindicatos ligados al PCV. Para lograr esto Ramón Quijada (de AD) calificó el evento como “comunista” y, aprovechando esa situación, el 24 de marzo, la Gaceta Oficial publicó una resolución ejecutiva en la que se disolvía la Confederación Venezolana de Trabajadores y se declaraba ilegales a 91 sindicatos y federaciones de trabajadores que representaban, aproximadamente, a 10.192 de los 23.346 trabajadores afiliados a los sindicatos existentes en todo el país.
Antes de la disolución de la convención se había acordado la afiliación de la CVT a la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) y a la Federación Sindical Mundial. En diciembre de 1944, delegaciones de ambos partidos asistieron en Colombia al II Congreso de la CTAL y llegaron a acordar la unificación del movimiento sindical venezolano, creándose en 1945 la Federación de Trabajadores de Venezuela que, a pesar de estar integradas en su seno todas las corrientes políticas, nunca tuvo vida real.
Luego del golpe de Estado de 1945, se constituye la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) en 1947, que terminaría siendo dominada principalmente por Acción Democrática y el Estado Burgués, perdiendo su fuerza sindical y convirtiéndose en un organismo burocrático e ineficiente, aliado del estado y la burguesía. Como es de suponerse, en el gobierno dictatorial (1948-58) los sindicatos y la protesta fueron prohibidos. El último gran enfrentamiento entre las organizaciones sindicales y el gobierno militar fue la huelga petrolera de 1950.
A partir de 1960, con el retorno de los gobiernos democráticos, se van a ir desarrollando y consolidando las principales centrales sindicales que capitalizarán la afiliación sindical de los trabajadores en Venezuela. Todas estas centrales sindicales garantizaron el control social de los trabajadores por parte de la burguesía. Las confrontaciones y divisiones que se manifestaron en el desarrollo de las centrales sindicales en Venezuela fueron principalmente el reflejo de la guerra fría entre EEUU y la URSS. El choque entre “comunistas” (revisionistas y oportunistas influenciados por varias corrientes estalinistas) y anticomunistas (demócratas y socialdemócratas influenciados por la política norteamericana y trasnacionales) va a determinar en lo fundamental el curso de la conformación de los sindicatos en Venezuela. Ambas fuerzas políticas no presentan programas muy diferentes. La izquierda oportunista toma el camino de la lucha armada durante la década del 60 y no logra ampliar su influencia sindical, lo que le permite a AD, con el apoyo gubernamental y la represión, consolidar la CTV. Adicionalmente en Venezuela se observa la presencia de un sindicalismo cristiano que se quiso presentar como organización de lucha económica al margen de la guerra fría, pero que no alcanzó una influencia significativa.
Desde su surgimiento la CTV no se limitó a organizar trabajadores asalariados, sino que agrupó también a campesinos y algunos pequeños propietarios o trabajadores por cuenta propia. Esto se correspondía con los programas policlasistas que presentaban tanto los llamados partidos de derecha como los supuestos partidos de izquierda. Al final de la década de los años sesenta el PCV y el MIR abandonan la lucha armada y aunque algunos grupos mantienen el planteamiento guerrillerista, todas las organizaciones que se autoproclaman de izquierda mantienen programas reformistas, patrióticos, nacionalistas y demócrata burgueses. Al final de la década de los ochenta todas las organizaciones de izquierda hacen vida en el parlamento o buscan conquistar curules en éste. Con mayor o menor presencia en los sindicatos estas organizaciones, que predicarán el “sindicalismo clasista” y la “democracia sindical”, van a fortalecer el papel conciliador de los sindicatos y su subordinación a la legislación burguesa, a la politiquería electoralesca y a la defensa de la economía nacional. Van a destacar entre 1970 y 1998 los partidos Movimiento al Socialismo (MAS), Partido Comunista de Venezuela (PCV), Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Causa R, Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), Partido Revolucionario de Venezuela (PRV-Ruptura), Organización de Revolucionarios (OR – Liga Socialista), Bandera Roja, Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y otras organizaciones políticas, autoproclamadas de izquierda pero realmente oportunistas y reformistas. Estos partidos reformistas no lograban controlar la CTV que se mantenía como la central sindical con mayor influencia entre los trabajadores, pero lograron posicionarse en algunas luchas importantes de los trabajadores, aportando también su cuota de traición al movimiento obrero. Las huelgas más destacadas de entre 1970 y 1998 son protagonizadas por obreros siderúrgicos y de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), textileros y trabajadores tribunalicios; también se cumplen luchas reivindicativas de trabajadores de la salud y educación. En esta etapa se consolida la desmovilización de los trabajadores petroleros, cuyos bonzos sindicales lanzan de vez en cuando amenazas de conflicto que no concretan.
La dirección de los partidos de derecha (AD y COPEI principalmente) sobre los movimientos sociales y el control político que venían ejerciendo sobre las masas comenzó a declinar como reflejo de la crisis mundial del capitalismo a finales de la década del 70 y la caída de los precios petroleros en las décadas de los ochenta y los noventa. El descontento que se venía acumulando entre las masas explotadas no lograba ser canalizado por las organizaciones de la izquierda reformista. En 1989 se produce el “Caracazo”, un estallido de masas espontáneo que dejó como saldo más de 3.000 muertos y que obligó al gobierno de turno a aplicar un “toque de queda” para poner freno a los saqueos y la anarquía de las masas. En 1992 dos intentos de golpe militar protagonizados por un Movimiento Bolivariano del Ejército, no lograron tomar el poder, pero indicaron la ruta que comenzaba a tomar la burguesía para implantar un recambio político en el gobierno ante la debacle de AD y COPEI. El movimiento golpista capta la simpatía de las masas y la burguesía va a dar espacio político a Hugo Chávez, un militar carismático que funda el Movimiento V República (MVR) y que participará en las elecciones presidenciales de 1998 derrotando a los candidatos de AD y COPEI. Este proceso de recambio político promovido por la burguesía va a tener un impacto en el movimiento sindical. Todas las organizaciones de la izquierda reformista se van a nuclear en torno al movimiento bolivariano y así mismo se iniciará el proceso de alineamiento de viejos y nuevos dirigentes sindicales con lo que luego se denominará “el chavismo”. A partir de 1998 se abrirá una nueva etapa política en Venezuela, permitiendo retomar la paz social, evitando que las masas asalariadas se salgan del control de la burguesía, que logra mantenerse en el poder apoyándose en su nuevo interlocutor bolivariano.
Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV): Cuando ocurre el golpe cívico-militar de octubre de 1945, ya Acción Democrática ha logrado convertirse en una fuerza que disputa con el PCV la preeminencia en el campo sindical, situación que se veía facilitada por la propia división en el seno del PCV. Es Acción Democrática la que impulsa la convocatoria del II Congreso Sindical Nacional, instalándose el 14 de noviembre de 1947 en el teatro Nacional de Caracas; estaban representadas en este congreso 15 federaciones regionales y 7 profesionales. El Congreso decide reconstituir la CVT, bajo el nuevo nombre Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y cuyo Comité Ejecutivo lo conformaron en su totalidad militantes de Acción Democrática. El gobierno militar que había derrocado al presidente Rómulo Gallegos prohibió en 1948 las asambleas sindicales. El movimiento sindical, en respuesta, convocó en febrero de 1949 a una huelga general de carácter indefinido. La Junta Militar disolvió entonces la CTV, así como 24 federaciones regionales de acuerdo con el decreto núm. 56 de fecha 25 de febrero de 1949. El III Congreso de la CTV se instaló el 13 de noviembre de 1959 y sesionó en Los Caracas, con la asistencia de 900 delegados en representación de 59.761 obreros cotizantes según cifras oficiales, organizados en 9 federaciones nacionales y 22 regionales, que agrupaban 685 sindicatos urbanos y 1.250 organizaciones campesinas. La correlación de fuerzas a lo interno del congreso arrojaba un neto balance a favor de Acción Democrática con 470 delegados (52,2%), frente a 210 (23,3%) del PCV, 130 (14,5%) del Partido Socialcristiano COPEI y 90 (10%) de Unión Republicana Democrática (URD). El congreso resolvió organizar nuevamente la CTV y aprobó una extensa declaración de principios que sirvió de base política para su actuación futura.
Las contradicciones entre el PCV, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), por una parte, y los partidos Acción Democrática y COPEI, por la otra, se habían intensificado con motivo de la línea de lucha armada asumida por los primeros a partir de 1960, por lo que los miembros socialcristianos y adecos, del Comité Ejecutivo decidieron, el 18 de diciembre de 1960, pasar a tribunal disciplinario a todos los directivos de la izquierda y convocar para enero de 1961 un congreso extraordinario de la CTV. El evento contó con la asistencia de 195 delegados de Acción Democrática y 85 de COPEI y se acordó una doble afiliación internacional, correspondiente por una parte, a la Oficina Regional Interamericana del Trabajo (ORIT) de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) y a la Confederación Latinoamericana de Sindicatos Libres (CLASL) por la otra, aunque en realidad sólo se hizo efectiva la afiliación a la primera de estas organizaciones regionales, además de la afiliación a la CIOSL. Las discusiones giraron en torno al afianzamiento de la democracia en Venezuela y a la estrategia para enfrentar a la izquierda. El Comité Ejecutivo allí designado se integró exclusivamente por afiliados a los partidos AD y COPEI, con lo cual se consagró nuevamente la división del movimiento sindical venezolano, y la consolidación de la CTV como sindicato del régimen. La CTV se mantuvo holgadamente como la central hegemónica del movimiento sindical venezolano. La dirigencia de la CTV recibió prebendas y cuotas de poder de los diferentes gobiernos y constantemente se vinculó a la estructuración de políticas antiobreras tanto en el parlamento como en los ministerios.
Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV): Surge como consecuencia de las diferencias y enfrentamientos entre AD y COPEI con el PCV y el MIR. Las diferencias políticas generales y las contradicciones en los tipos de lucha y oportunidad de ciertas acciones habían determinado desde 1936, una relación difícil y conflictiva entre las diferentes tendencias sindicales. La CUTV como tal nació cuando los directivos de AD y COPEI en la CTV decidieron pasar a tribunal disciplinario a los militantes políticos del PCV, MIR y URD y convocar un congreso extraordinario para 1961. En el III Congreso de la CTV (1959), se sancionó la expulsión definitiva de estos sindicalistas de la izquierda reformista y de URD y se constituyó un Comité Ejecutivo con exclusiva representación de AD y COPEI. El 31 de marzo de 1963, se instaló públicamente en el teatro Anauco de Caracas el IV Congreso de Trabajadores de Venezuela, convocado por los dirigentes sindicales del PCV, MIR y URD. Los delegados totalizaban la cifra de 1.050, en representación de 23 federaciones y 380 sindicatos que eran la expresión de 246.000 trabajadores afiliados. En su «Declaración de principios» y con el conjunto de tesis aprobadas, la naciente central ratificó su compromiso con la “transformación estructural de Venezuela” que no era otra cosa que un programa reformista en la línea de la democracia y la independencia nacional. La actividad sindical de la CUTV se vio limitada debido a que en la década del sesenta tanto el PCV como el MIR implementaron una táctica de la lucha armada guerrillera que los llevó a descuidar los sindicatos. En la parte final de la década del sesenta tanto el PCV como el MIR se reincorporan a la actividad legal y parlamentaria, pero el MIR decide incorporarse a la CTV y el PCV se divide y de esta división surge el MAS (y también los cuadros que luego fundaron Causa R y Vanguardia Comunista), que también va a inclinarse por la integración a la CTV. De esta manera la CUTV y la influencia del PCV entre los sindicatos se debilitaron significativamente, no logrando consolidarse como una alternativa importante ante la CTV y básicamente se consolidará como una expresión del PCV y un canal para la expresión de la política de los estalinistas de la URSS. Está afiliada a la Federación Sindical Mundial (FSM) y su brazo regional, el Congreso Permanente de Unidad Sindical de los Trabajadores de América Latina (CEPUSTAL). Luego de la crisis de la URSS y de la Perestroika la CUTV perdió un importante soporte internacional.
Confederación de Sindicatos Autónomos de Venezuela (CODESA): Desde 1941, en pequeños grupos vinculados a la iglesia católica y en especial a la Compañía de Jesús, así como al partido COPEI, se discutía acerca de la necesidad de construir un sindicalismo inspirado en la doctrina social de la Iglesia católica. El sacerdote jesuita Manuel Aguirre Elorriaga se convierte en el promotor de la idea y organiza un programa de cursillos de capacitación social que inicialmente eran dirigidos a obreros y posteriormente se incorporaron a ellos profesionales, estudiantes, políticos e industriales. Esta actividad estaba acompañada de retiros espirituales en la iglesia San José del Ávila, lo que le imprimió una orientación marcadamente religiosa a todo el proceso. Esta etapa inicial concluye con la fundación, en una asamblea realizada el 5 de julio de 1945, del Círculo Obrero de Caracas. El círculo continuó su trabajo de capacitación y se crearon 2 organizaciones católicas que van a participar, de diversa manera, en el surgimiento posterior de CODESA; ellas son: Fraternal Unión de Dirigentes de Acción Católica (FUDASC) y Juventud Obrera Católica (JOC). Durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, algunos jóvenes, influidos por la JOC, se incorporan a la Unión Venezolana de Empleados y Obreros (UVEO) y este sindicato, junto al Círculo, van a ser los promotores de la Confederación de Sindicatos Autónomos de Venezuela (CODESA). La existencia de un organismo funcional en COPEI para el área sindical, el Frente de Trabajadores Cristianos (FTC), junto con esta nueva organización social de trabajadores, obligó a buscar un mecanismo de coordinación. Para ello fue creado el Comité Unitario de Sindicalistas Cristianos (CUSIC) en 1959. Entre el 20 y 21 de agosto de 1964, se reúne el I Congreso Nacional de CODESA. Asistieron delegados de 5 federaciones con 60 sindicatos y 80 ligas campesinas. La ponencia central versaba sobre la reforma agraria como medio para impulsar el desarrollo autónomo del país. Al igual que las demás centrales sindicales CODESA es un sindicato del régimen, con muy baja influencia entre los trabajadores y que en la práctica es el brazo sindical del partido COPEI.
Confederación General de Trabajadores (CGT): La participación en el seno de CODESA de militantes del partido Socialcristiano COPEI, que jugaban un rol decisivo en los organismos de dirección, suscitó discusiones y enfrentamientos con los sectores partidarios de la “autonomía sindical” frente a una estructura de carácter partidista. En 1971, un importante grupo de dirigentes y militantes de CODESA, tras criticar la excesiva injerencia de COPEI en el seno de la Central, decidieron crear otra organización sindical, y a tal efecto, el 24 de abril de 1971, se instaló el I Congreso Nacional de la CGT en el Palacio de los Deportes de Caracas, con representación de 5 federaciones regionales que agrupaban 30 sindicatos y 15.000 afiliados. Se ratificó la afiliación de esta nueva Central Sindical a la Confederación Mundial del Trabajo (CMT) y a la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT).
Alianza Sindical Independiente (ASI) y Sindicatos No Confederados: El 16 de marzo del 2002 se constituye la Alianza Sindical Independiente (ASI), a raíz de la impugnación de los resultados de las elecciones en la CTV en octubre del 2001 por lo que sus directivos no forman parte del Comité Ejecutivo de la CTV.
La ASI actúa al interior de la CTV y en otras organizaciones no confederadas aunque se plantea la construcción de una nueva central sindical que debe caracterizarse por ser “autónoma, solidaria e independiente”.
La Alianza Sindical Independiente funciona a través de la adhesión de sindicatos, grupos de trabajo, asociaciones o federaciones. Esa práctica les ha permitido acercarse a diversas organizaciones de trabajadores, mayoritariamente en el sector público; además, tienen presencia en la economía informal teniendo su mayor presencia en el estado Aragua. Otro sector en el cual ASI ha logrado tener presencia es en el gremio del transporte de pasajeros teniendo en sus filas dirigentes de FEDETRANSPORTE.
ASI plantea que su prioridad política es la información, la formación y la capacitación de sus cuadros y militantes teniendo como base “el humanismo integral y social”, declarándose “pluralista, solidaria, autónoma e independiente de partidos, gobiernos y patronos”.
ASI, como todo el movimiento sindical en Venezuela, no ha logrado capitalizar el descontento de los trabajadores. Sus acciones están limitadas a ruedas de prensa, presencia muy débil en alguna que otra escaramuza que grupos de trabajadores llevan a cabo en reclamo de alguna reivindicación incumplida sin mayores incidencias.
La ASI declara que “está cada día más convencida que el camino va por el fortalecimiento y desarrollo de las organizaciones de base; los sindicatos. Y desde el propio trabajador junto a su organización local o profesional, implantar el camino de una nueva respuesta orgánica de ámbito nacional que incluya a todas las fuerzas sindicales posible en sus estructuras. Que respetando la militancia partidista del trabajador o del dirigente, su visión ante el gobierno o su independencia política, avance en una alternativa sobre bases de autonomía, libertad, independencia política, solidaridad combativa y pluralidad ideológica”.
La ASI no desarrolla agitación, organización y movilización de trabajadores con llamados a la huelga indefinida y sin servicios mínimos, no plantea la lucha por aumentos salariales significativos ni por la reducción de la jornada de trabajo. En ese sentido su práctica legalista y desmovilizadora la coloca en el mismo plano de las otras centrales sindicales patronales y pro sistema.
La ASI participa en la CLAT en el plano latinoamericano y del Caribe y en la CMT en el ámbito mundial.
INSIDENCIA DE LAS INTERNACIONALES SINDICALES
Finalizada la Primera Guerra Mundial, los agrupamientos sindicales europeos sufrieron rupturas y reordenamientos. Se conforman cuatro tendencias:
a) Con el triunfo de la revolución rusa y la creación de la Internacional Comunista (IC) se impulsa la formación de la Internacional Sindical Roja (ISR), con sede en Moscú.
b) Se reconstituye la FSI en 1919, con 20 millones de miembros y con hegemonía de sindicalistas socialdemócratas, con sede en Amsterdam.
c) El anarcosindicalismo queda prácticamente reducido a España.
d) La Iglesia católica reconoce la necesidad de un movimiento sindical cristiano: nace en 1922 la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC), que se disuelve durante los años del fascismo.
Hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial las relaciones de las internacionales sindicales con las organizaciones sindicales venezolanas fueron débiles, por diversos factores.
Desde esa fecha fueron incrementando su presencia organizaciones y corrientes sindicales internacionales como: la CIOSL-ORIT, la CMT-CLAT y la FSMCPUSTAL. Todas estas internacionales sindicales oscilaban entre el sindicalismo amarillo y las posiciones oportunistas de reformitas y revisionistas que solo en el verbo reivindicaban las posiciones clasistas de los sindicatos rojos y que en su práctica aplicaban la conciliación de clase y perseveraban en el sometimiento de los sindicatos a los patronos, al Estado Burgués y las leyes.
La CIOSL logró alcanzar la mayor influencia, particularmente por la actividad de apertura del sindicalismo socialdemócrata europeo. Pero su filial ORIT, hegemonizada por la AFL-CIO (EEUU) no logró alcanzar suficiente prestigio en América Latina.
La CLAT, socialcristiana, es débil por sus vínculos ideológicos y políticos con los partidos democratacristianos. El sindicalismo cristiano europeo tiene su origen a fines del siglo XIX, por la influencia de la encíclica “Rerum Novarum”, del 15 de mayo de 1891, y por la acción de grupos de católicos y protestantes en el mundo social. A partir de 1951 la
Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC) inició un proceso de contactación y afiliación de sindicatos en América Latina que comenzó con Argentina, Chile y Ecuador.
En medio de esta situación emergió en América Latina el sindicalismo socialcristiano. Existían antecedentes aislados en América Latina del sindicalismo católico. Pero ahora, la presencia del sindicalismo socialcristiano era consecuencia del intento de reformular a nivel mundial el sindicalismo socialcristiano sobre bases menos confesionales. La CISC, reorganizada en 1946, se transforma en Confederación Mundial del Trabajo (CMT) (1968). La base de la CMT eran varias centrales minoritarias europeas.
En América Latina, la Central Latinoamericana de Sindicatos Cristianos (CLASC) fundada en 1954, dependiente de CISC y luego de CMT, se transforma en 1971 en Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT).
La CLAT trata de perfilarse como una tercera vía entre CIOSL-ORIT y FSMCPUSTAL, pero en esencia su programa no presenta diferencias de fondo. Este intento no logrará grandes éxitos. Al principio, el nuevo discurso atrajo a sectores sindicales nacionalistas y cristianos progresistas. En algunos países la CLAT jugó y juega un papel “destacado” en luchas de los trabajadores enrumbándolas siempre hacia la conciliación de clase. Pero, no logró transformarse en un gran movimiento de masas trabajadoras, por dos causas:
a) la estrecha relación y subordinación a partidos democratacristianos de tendencia conservadora y a iglesias católicas nacionales conservadoras (como en Venezuela y Centroamérica) condujo a políticas sindicales extremadamente conciliatorias con los bloques sociales dominantes.
b) el extremo debilitamiento de la CMT en Europa y su desaparición en Africa y Asia; lo cual dejó a la CLAT sin sustento internacional importante.
Lo dicho anteriormente explica porqué la CLAT, que tiene una importante presencia en Argentina o Chile, no ha logrado convertirse en aglutinadora de sindicatos importantes. Al mismo tiempo, también ello explica por qué en Centroamérica las filiales de CLAT apoyan a fuerzas políticas conservadoras (como en El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela y otros).
La CPUSTAL, de orientación oportunista estalinista prosoviética, es, salvo en Cuba, Nicaragua y Perú, también débil.
La ORIT logró la mayor influencia en América Latina, como representación de la CIOSL. Pero la vinculación abierta de la ORIT con la política exterior de los gobiernos norteamericanos y su apoyo a gobiernos dictatoriales le generó un rechazo entre los movimientos sindicales influenciados por los discursos nacionalistas y “antiimperialistas”. Sin embargo el sindicalismo socialdemócrata europeo, afiliado a la CIOSL, logró desarrollar una imagen más aceptable que se acopló mejor con los sindicatos de la región.
CONCLUSIONES PRELIMINARES
• En Venezuela el movimiento obrero ha cumplido el mismo recorrido histórico que se vivió en Europa en el desarrollo de las organizaciones de lucha económica, ya que estas pasaron por una etapa de prohibición, tolerancia y sometimiento. A lo largo de su desarrollo las organizaciones sindicales fueron constituyéndose como organizaciones sometidas al Estado Burgués, como ocurre en todo el mundo capitalista.
• Toda la variedad de partidos que controlaron la dirección de los sindicatos en Venezuela, desde los partidos demócratas burgueses, socialdemócratas y socialcristianos hasta la izquierda reformista, estalinista, trotskista, maoísta y guerrillerista, todos sin excepción, levantaron las banderas del policlasismo. Este planteamiento policlasista se reflejó en la práctica de la conciliación de clases en la lucha sindical y en la incorporación en todas las centrales sindicales de agrupaciones de movimientos de no asalariados como los campesinos, los dueños de unidades de transportes, los buhoneros y demás expresiones de la pequeña propiedad, que aunque sufren la opresión del capital no están llamados a formar parte de los sindicatos y centrales sindicales, que solo deben agrupar a los asalariados.
• Las luchas obreras en Venezuela desde sus inicios tuvieron tanto una orientación anti-patronal como antiimperialista. Esto se debió por un lado a la evidente presencia de las empresas trasnacionales y de gobiernos burgueses abiertamente pro-imperialistas; pero además esto fue una expresión de la debilidad de los partidos demócratas burgueses, socialdemócratas y estalinistas, que estaban en proceso de surgimiento y consolidación. Una vez que estos partidos se fueron consolidando (y que incluso los gobiernos militares de turno les permitieron actuar con libertad) introdujeron en el movimiento sindical los planteamientos de la defensa de la patria y la economía nacional y de la paz laboral y la conciliación con los patronos. A partir de la década de los sesenta se aceleró el control político de la burguesía sobre los sindicatos. Los sindicatos pasaron a ser correa de trasmisión de los partidos burgueses y oportunistas, de manera de garantizar el control social de la clase obrera.
• La escisión y paralelismo sindical es una práctica que ha sido constante en el sindicalismo venezolano. En principio esta práctica fue el reflejo de la lucha de fracciones políticas que pretendieron resolver su pugna por el control de la masa de los asalariados, pero principalmente por el control de aportes patronales y prebendas, principalmente en gremios como los de los trabajadores petroleros, de educación y salud. Posteriormente también observamos sindicatos paralelos promovidos por los patronos, principalmente del sector público, cuando se consolidaba alguna directiva sindical que dificultaba acuerdos en negociaciones reivindicativas y conflictos. De esta manera en Venezuela nos encontramos en muchos sectores y ramas de industria (como petróleo, educación y salud) varias centrales, federaciones y sindicatos de base que agrupan a los trabajadores.
• A comienzos de la década de los ochenta las diferentes centrales, federaciones y sindicatos de base comienzan a sufrir un proceso de pérdida de control sobre los trabajadores. Por un lado esto era expresión del descenso del número de trabajadores afiliados, pero la causa fundamental fue que los sindicatos oficiales (todos) se vieron en la obligación de reforzar la desmovilización del movimiento obrero en medio de una situación de crisis económica en la que la burguesía aplicaba la receta de bajos salarios y aumento del desempleo. Aún así, y aunque surgieron algunos nuevos sindicatos “alternativos” las principales centrales sindicales continuaron manteniendo su estatus de “representantes” de las masas asalariadas ante los patronos y el gobierno.
• Las expresiones de lucha clasista como las huelgas sin preaviso y sin servicios mínimo sucedieron de manera aislada y breve, cuando núcleos de trabajadores descontentos se salieron del control de los sindicatos. El partido comunista internacional no logró tener presencia en estas luchas ni contó con fuerzas suficientes para poner a beligerar la política revolucionaria en el seno de la clase obrera.
RECAMBIO BURGUES Y RECAMBIO SINDICAL
En las elecciones presidenciales de 1998 fue electo Hugo Chávez con lo cual se rompió definitivamente con la etapa del bipartidismo AD-COPEI que ya estaba agotado y que no le garantizaba a la burguesía el control social de los asalariados. El movimiento bolivariano de los militares liderados por Hugo Chávez se convirtió en el nuevo representante de la burguesía, que garantizaría la administración de sus intereses desde el gobierno en un ambiente de paz social y con un discurso centrado en la crítica al bipartidismo, identificado como representante de la IV República y como responsable de la corrupción y de todo el deterioro de las condiciones de vida de las masas. El “chavismo” impulsa en 1999 una Asamblea Constituyente para establecer una nueva Constitución y promover una “revolución bolivariana” que es la nueva fachada a través de la cual se dará continuidad a la dictadura de clase de la burguesía. El chavismo con su “revolución” levantó las banderas de la democracia participativa, la inclusión social, la soberanía e independencia nacional y el socialismo del siglo XXI. El chavismo, montado en la ola de la popularidad y el carisma de su líder y con un fuerte soporte de publicidad y mercadeo, logra pasar a controlar el gobierno, la Asamblea Constituyente, el nuevo parlamento y las diferentes instituciones de los nuevos poderes públicos.
Se fue conformando un frente de partidos opositores al chavismo, conformado principalmente por los grupos que habían perdido sus privilegios y cuotas de poder de la época bipartidista. El chavismo y sus aliados (“Polo Patriótico”) se encontraron con la resistencia de las centrales sindicales controladas por AD y COPEI, principalmente la CTV, que era la central sindical más grande y que agrupaba al mayor número de federaciones y sindicatos. En las primeras de cambio el chavismo afrontó esta situación paralizando negociaciones con los representantes de la CTV a nivel nacional y en muchas empresas e instituciones del Estado y desarrollando una campaña de crítica a las centrales sindicales como organismos antidemocráticos, corruptos y alineados con las posiciones del frente opositor.
Una vez que el Chavismo arribó al gobierno; el 3 de marzo de 1999, decretó la suspensión de todas la negociaciones colectivas de trabajo y convocó a un referéndum sindical el 3 de diciembre de 2000, que contó con poca participación de electores; desde entonces el Chavismo, empezó a fortalecer al Frente Bolivariano de Trabajadores (FBT), para participar en las elecciones de la CTV, realizadas en el año 2001; donde resultó triunfadora la formula presentada por el Partido Acción Democrática (AD), y donde el Chavismo, recibió un revés del cual, no pudo recuperarse; optando luego por la constitución de una nueva Central Sindical paralela a la CTV.
En Octubre de 1999 el Consejo Nacional Electoral (CNE) solicita a la CTV la postergación de las elecciones, alegando las elecciones nacionales para aprobar la nueva Constitución de la República en el mes de Diciembre.
En Febrero de 2000, una vez que la nueva constitución facultaba al CNE para organizar las elecciones sindicales, el CNE suspende las elecciones sindicales a todos los niveles, alegando que era el año de la legitimación de los poderes. (Elecciones del Presidente, Asamblea Nacional, gobernadores, etc.).
Marzo de 2000, la Asamblea Nacional Constituyente suspende por decreto la contratación colectiva de los empleados públicos, obreros al servicio del Estado, los trabajadores petroleros y los trabajadores tribunalicios.
En Diciembre del 2000, al realizarse las elecciones municipales, el gobierno ordena la realización de un referéndum sobre elecciones sindicales. De 11 millones de electores, solo unos 300.000 aprueban la propuesta del presidente.
Concluido el año 2000 la inmensa mayoría de las organizaciones sindicales tenían el período vencido. Dificultad para discutir contratos colectivos. La Juntas Directivas con períodos vencidos no son reconocidas por el gobierno como representantes de los trabajadores. Conocidos los resultados del referéndum, se suspenden en sus funciones a todos los directivos de las centrales, federaciones sectoriales y regionales.
El 5 de Abril del 2003, se proclamó en un acto en Caracas, la creación de una nueva central sindical, formada por la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT), Autonomía Sindical (AS) y el Bloque Sindical Clasista y Democrático de Carabobo. Y, entre el 1 y 2 de agosto del 2003, también en Caracas se realizó el Congreso Fundacional de la Unión Nacional de Trabajadores de Venezuela (UNT), naciendo así una central sindical totalmente afecta y vinculada al gobierno.
Entre las principales corrientes que convergieron en el sindicalismo chavista destacan: La Fuerza Socialista Bolivariana de
Trabajadores (FSBT), Autonomía Sindical Socialista (ASS), Colectivo de Trabajadores Revolucionarios (CTR), la Corriente Cruz Villegas; Movimiento Revolucionario Alfredo Maneiro, Marea Socialista (producto de una división de la ex corriente sindical chavista Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (CCURA), ahora alineada con el frente de oposición al gobierno) y el Frente de Educadores Bolivarianos.
De esta manera, en el nuevo cuadro de centrales sindicales en Venezuela encontramos a la CTV, la UNT, CODESA, CUTV, ASI y CGT. Todas son centrales sindicales del régimen, todas practican la conciliación de clases con el patrón. La diferencia entre estas centrales es que unas hacen un frente junto a los partidos de oposición al chavismo y otras asumen la defensa del gobierno de los chavistas y del “socialismo del siglo XXI”.
La UNT no logró consolidarse como un instrumento de control social de los trabajadores por parte del chavismo. Las corrientes integrantes de la UNT se han mantenido en una constante pugna por la hegemonía.
Sin embargo la CTV, que venía desgastada desde mediados de la década de los ochenta, aceleró su declive cuando participó en la dirección del paro nacional y los acontecimientos políticos que se produjeron en Venezuela entre los años 2002 y 2003, orientados hacia el derrocamiento del gobierno y golpe de Estado, como expresión de pugnas interburguesas.
El movimiento “Alianza Sindical Independiente” (ASI) ha venido planteando recientemente la necesidad de crear una nueva Central Sindical “autónoma”, en la búsqueda de una organización nueva que no tenga que cargar con el desprestigio de la CTV.
La Central Bolivariana Socialista de Trabajadores y Trabajadoras de la Ciudad, el Campo y el Mar (CBST) nació en 2011 y contó desde su nacimiento con el respaldo del gobierno. En noviembre de 2013 realizó su primer Congreso y su presidente declaraba entonces que agrupaba a más de 1,3 millones de trabajadores.
De esta manera se completa el cuadro de las organizaciones sindicales que controlan a los asalariados en Venezuela. Se trata de una situación de división del movimiento sindical y de múltiples corrientes políticas que actúan en su seno. Pero todas estas organizaciones sindicales y corrientes (que en casi todos los casos se autodenominan “clasistas”) practican la subordinación a la ley burguesa, la defensa de la patria, de la empresa y de la economía nacional y el dialogo conciliador con el patrón. Algunas de estas centrales, como la CBST, se definen como “anti-imperialistas” pero son fieles defensores de la democracia parlamentaria y de la libre empresa. Por lo general cada central u organización sindical hace frente común con determinados movimientos políticos que se disputan puestos en el parlamento y el gobierno. El resultado de esta situación es de relativa paz laboral y de continuidad de la explotación capitalista.
Cuatro centrales obreras controlan hoy la actividad sindical en Venezuela. Además de la CTV y la CBST también tienen influencia la UNT (chavista) y el FADESS (Frente Autónomo de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato, constituido a finales de 2010 e integrado por dirigentes de la CTV y sindicalistas disidentes del chavismo). La CBST ha ganado terreno con el apoyo del Gobierno en su condición de ser el principal empleador del país, lo que se refuerza con el hecho de que históricamente la mayoría de los sindicatos están en el sector público.
La presencia de sindicatos de la CBST en el sector privado es minoritaria porque los mismos patronos, especialmente de las pequeñas empresas, han frenado su desarrollo.
En general en Venezuela hay muchos sindicatos y pocos afiliados. El número de organizaciones sindicales creció más del doble desde finales de 2001, fecha en que 2.974 organizaciones se registraron en el padrón del Consejo Nacional Electoral para los comicios sindicales. Pero esa cifra llega actualmente a 6.200. Esto sin embargo no es un reflejo del aumento de la sindicalización de los trabajadores sino que es el resultado del paralelismo sindical impulsado por el gobierno para debilitar la hegemonía de la CTV, que tradicionalmente controlaban los burós sindicales de Acción Democrática y Copei.
Pero mientras la cantidad de sindicatos aumentó, la tasa de sindicalización (números de afiliados) cayó de 40% en 1974 a 11% en la actualidad. De todas maneras, los empleados activos del sector formal que pueden ingresar en las filas de los sindicatos en los centros de trabajo, representan 25% (3,5 millones de personas, de las cuales 2,3 millones están en el sector público) de la población económicamente activa o fuerza de trabajo.
En las empresas básicas de Guayana, el FADESS y la CBST tienen la presencia más fuerte. La primera controla los sindicatos de Alcasa, Carbonorca y Ferrominera del Orinoco. La CBST controla las directivas del Sindicato Único de Trabajadores Siderúrgicos y Similares (SUTISS), que opera en Sidor, y del sindicato de Venalum.
En Carabobo, importante polo industrial del país con empresas privadas, hay una buena presencia del FADESS en la industria textil, cauchos, metalmecánica y de alimentos y bebidas (especialmente Empresas Polar, Cargill y Monaca), mientras que las ensambladoras de automóviles (Ford y General Motors) las controla la CBST, que tiene una importante presencia en el Zulia, sobre todo en la industria petrolera y otros sectores como la petroquímica y Carbones del Guasare y de la Guajira a través de los directivos de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela, Futvp, que preside Wills Rangel, también presidente de la CBST, la cual también es mayoritaria en el oriente del país. FADESS tiene presencia en los sindicatos del sector petrolero y en la Futvp, con su secretario general José Bodas.
En el sector eléctrico, con operaciones en todo el país, la situación es más confusa porque dirigentes sindicales, otrora chavistas, se declararon independientes, pero sin identificarse con la oposición, mientras que otra ala se mantiene fiel a la CBST.
Con respecto a la UNT o Unete, el gobierno ha preferido quitarles el apoyo y dárselo a la CBST. Las críticas al gobierno realizadas por sus dirigentes de la UNT, como Marcela Máspero, a lo que ellos denominan tecnoburócratas gubernamentales, trajo consigo que fuera execrada por el llamado “chavismo duro”; pero aún así la UNT sigue agrupando a sindicalistas del chavismo que no aceptan el control del gobierno. No obstante, la UNT mantiene su influencia en las plantas de la industria del cemento de varios estados, en el sector salud (Barrio Adentro), empleados universitarios, Petrocasa, la industria farmacéutica y las empresas estatizadas como Agropatria (que comparte con FADESS), Venepal y Lácteos Los Andes.
En el sector educación y los empleados públicos, la CBST es la fuerte aunque hay presencia de la CTV con organizaciones como Fetramagisterio, Fedeunep y las federaciones regionales (gobernaciones y alcaldías especialmente del interior entre ellas Fetrabolívar y Fetrapure) y sindicatos sectoriales en los ministerios de Salud y Finanzas.
La CTV tiene una presencia importante en la industria de la construcción donde convive con más de 400 sindicatos del chavismo.
CONTROL OBRERO - COGESTIÓN - CONSEJOS DE TRABAJADORES VS. SINDICATOS
Desde su arribo al gobierno los chavistas adelantaron una campaña de cuestionamiento a la CTV, apoyándose en su desprestigio como central patronal. La misma campaña emprendieron contra los sindicatos en general, denunciándolos como organismos corruptos que no representaban a los trabajadores. En el fondo el cuestionamiento del chavismo, como el de todo movimiento burgués, es contra el sindicato en general y contra toda acción de lucha reivindicativa de los trabajadores que atente contra la producción y el proceso de apropiación de plusvalía.
La política antisindical no ha podido ser desarrollada de manera lineal porque el chavismo ha tenido que dar espacio a múltiples corrientes (todas oportunistas) para sumar fuerzas en la búsqueda de la hegemonía en el movimiento sindical.
De allí que hemos visto prosperar diferentes posiciones oportunistas barnizadas con un discurso izquierdoso, sobre el control obrero, la cogestión y los consejos de trabajadores.
El control obrero y la cogestión se ha planteado en el caso de las llamadas “empresas recuperadas”, que no son otra cosa que empresas quebradas que fueron expropiadas por el gobierno y entregadas a los trabajadores o asumidas bajo una administración en la que participan los trabajadores. Estas expropiaciones que fueron propagandizadas por el gobierno como pasos hacia el socialismo no fueron otra cosa que auxilio a capitalistas quebrados. Más allá del éxito productivo de estas empresas lo relevante es que los cambios en el modelo de gestión, incorporando a los trabajadores, no cambiaron el hecho de que se producen mercancías que se venden al mercado, que se busca una rentabilidad y que por lo tanto se explota a los trabajadores. Eso es lo que los chavistas llaman socialismo del siglo XXI.
Por otro lado, en muchas empresas del Estado se promovió los consejos de trabajadores con la finalidad de desplazar a los sindicatos que obstaculizaban las políticas de la empresa. Con los consejos de trabajadores no han logrado desplazar a los sindicatos, que siguen siendo ante la ley los representantes reconocidos para discutir contratos colectivos y hacer reclamos. Pero igual los sindicatos a todos los niveles han venido colaborando con el gobierno y los patronos públicos o privados.
LA CLASE OBRERA A LA COLA DE LA BURGUESIA
Al igual que en la denominada “IV República”, en la época dominada por el bipartidismo de AD y COPEI, en la época de la hegemonía política del chavismo continuó la clase obrera sometida a la política burguesa. La confrontación entre el chavismo y sus aliados (Polo Patriótico) y el frente de los partidos opositores (Coordinadora Democrática y Mesa de la Unidad Democrática) se presentó ante las masas, como en otros países, como choque entre izquierda y derecha o entre socialistas y capitalistas. De esta manera las fracciones burguesas que se disputan el control del gobierno y demás instituciones burguesas, han puesto a las masas obreras a marchar tras banderas anti-proletarias como la defensa de la patria. Particularmente el chavismo y los autodenominados partidos de izquierda que lo respaldan han impulsado los clásicos planteamientos oportunistas que definen al socialismo como un régimen que respeta la propiedad privada, la producción de mercancías y la explotación del trabajo asalariado y que practica la democracia burguesa parlamentaria perfeccionada por ellos con la demagogia del protagonismo y la participación.
Las principales movilizaciones con participación de los asalariados de manera masiva se han cumplido en este contexto, al que se suma la participación electoral para elegir presidente, diputados, etc.
Aún así los asalariados han terminado planteando el clásico enfrentamiento entre obreros y patronos. Las principales motivaciones de los conflictos obreros desde 1999 hasta el 2014 han sido los siguientes:
Defensa del salario: Esta lucha se ha expresado en la exigencia del cumplimiento de las clausulas de los contratos colectivos o la protesta por contratos colectivos vencidos. Esto abarca la exigencia de mejoras salariales a través de la firma de nuevos contratos. El gobierno burgués de los chavistas ha decretado aumentos anuales del salario mínimo y las centrales sindicales se han limitado a rumiar algunas críticas en los medios de comunicación. Las centrales sindicales no convocaron a la movilización unitaria por aumento salarial, pero la verdad es que tampoco cuentan con una verdadera capacidad de convocatoria para la protesta. La capacidad de movilización de las centrales obreras la han empleado para usar a los asalariados como peones en la lucha por el control del gobierno, pero no para asumir una confrontación real con los patronos. De esta manera, las luchas por incremento salarial, a través de la exigencia de mejoras en los contratos colectivos, han sido luchas aisladas, formalmente dirigidas por sindicatos de base que han tenido que ceder ante la presión y el descontento de sus afiliados. En las luchas por exigencias de aumento salarial y de otras reivindicaciones, a través de los contratos colectivos, los sindicatos mantuvieron en general la complicidad con los patronos y el gobierno no solo por dejar pasar el tiempo con contratos vencidos sin promover la movilización y la huelga, sino porque además no propiciaron acciones unitarias de agitación y de lucha contra la política del gobierno de poner obstáculos a la discusión de los contratos colectivos al no reconocer a las directivas de los sindicatos que no habían realizado elecciones. En el marco de la firma de contratos colectivos con varios años de retraso también prosperó la práctica de acordar con el patrón el pago de bonos a los trabajadores que solo beneficiaron a los empresarios que han terminado reduciendo costos salariales. También se ha venido usando la figura de la “cesta ticket” que es un bono alimentario que no se contabiliza dentro del salario y que se ha usado como arma para desestimular la protesta obrera y mantener a los trabajadores en la pasividad ante el deterioro de sus salarios. La lista de conflictos obreros por aumento salarial y firma de contratos colectivos en los últimos 15 años es larga y en todos los casos los sindicatos han actuado como barreras de contención de la lucha de clase, actuando en la mayoría de los casos como verdaderas mafias gansteriles.
Por la estabilidad laboral y defensa del puesto de trabajo. Por el rescate, reestructuración y nacionalización de empresas e instituciones: Ante la situación de empresas quebradas que dejaban a los trabajadores en la calle algunos movimientos de trabajadores levantaron banderas de rescate y nacionalización de dichas empresas. Estos planteamientos eran promovidos por corrientes oportunistas principalmente de orientación trotskista. El gobierno burgués de los chavistas, que se encontraba favorecido por la coyuntura de aumento de los precios internacionales del petróleo, implementó una política de “salvataje” y apoyo a los capitalistas en quiebra, que encubrió tras un discurso en el que anunció expropiaciones supuestamente orientadas hacia la transformación socialista. De allí que se planteara demagógicamente a los trabajadores asalariados que asumieran el “control obrero” y la cogestión. Casos emblemáticos fueron los de Sanitarios Maracay, Venepal (ahora Invepal), Aceite Diana, las empresas pesqueras como CAIPE, Lacteos Los Andes, SIDOR, Agroisleña (ahora Agropatria) y Venezolana de Valvulas. El gobierno burgués aprovechó la coyuntura para promover su imagen “socialista” y para avanzar en su política antisindical y de conciliación de clases a través de los consejos obreros, el “control obrero” y la cogestión. Estas también fueron luchas aisladas pero en este caso fueron objeto de atención y apoyo mediático por parte del gobierno burgués porque se alineaban directamente con los intereses de la burguesía. Por otro lado se presentaron luchas en instituciones del Estado que el gobierno de los chavistas decidió liquidar o reestructurar y dejar a los trabajadores sin empleo.
Contra la criminalización de la protesta: El Estado Burgués durante la etapa de gobierno del chavismo ha venido perfeccionando su aparataje represivo, amparándose en la existencia de conspiraciones, amenazas terroristas y planes de golpes de estado. En ese sentido, a lo largo de los últimos 15 años ha mejorado el marco jurídico de manera de facilitar la represión no solo a las huelgas sino incluso a las acciones de protesta más tímidas y conservadoras, perfeccionando leyes y decretos y equipando a sus cuerpos represivos y de inteligencia. Todo ese aparataje se ha venido volcando sobre los trabajadores y dirigentes obreros cada vez que el gobierno lo ha considerado necesario. Luego de las guarimbas y barricadas de la oposición, protagonizadas por la clase media descontenta, el gobierno aprovechó de crear un conjunto de zonas de seguridad adicionales a las ya existentes, principalmente en el entorno de zonas industriales, donde toda alteración del orden público (léase protesta obrera) es rápidamente atacada por los cuerpos represivos. Así mismo en las ciudades los alcaldes son los que aprueban la realización de marchas o concentraciones de personas. De la protesta obrera ha venido quedando una numerosa lista de dirigentes pasados a tribunales y a la cárcel. Y cuando los trabajadores han pasado por encima de estas restricciones el gobierno no ha dudado en reprimir violentamente. Ante todo esto se han venido levantando pronunciamientos sindicales “contra la criminalización de la protesta”, que es una consigna de contenido demócrata burgués porque deriva de la ilusión democrática de los derechos humanos y de los derechos como una expresión de la perfección de las leyes. La nueva Ley del Trabajo, promulgada en el 2012, ni siquiera le permite a los sindicatos establecer libremente sus estatutos y sus objetivos; esto no ha sido enfrentado por ninguna central o federación.
Pese al apoyo de las mayorías asalariadas a Chávez y pese al efecto adormecedor y distorsionante de su discurso oportunista, se presentó en los últimos 15 años un crecimiento de las luchas obreras. Y en muchos de estos casos las acciones de los trabajadores entraron en contradicción con el llamado de Chávez a la desmovilización del movimiento obrero en sus exigencias reivindicativas.
Las iniciativas de integración de sindicatos y de frentes por la base para la lucha reivindicativa y la solidaridad todavía son incipientes. Los frentes y coordinadoras que han surgido localmente reflejan las contradicciones propias de la situación actual y las posiciones clasistas, cuando son asumidas, generalmente son acompañadas de posturas contradictorias legalistas, nacionalistas e influenciadas por el discurso de alguno de los bandos burgueses en pugna.
CONCLUSIONES GENERALES
• Durante los últimos 15 años el control social de los trabajadores ha sido realizado por la burguesía a través del discurso oportunista del socialismo del Siglo XXI de los chavistas, distrayendo sus energías hacia banderas burguesas y antiproletarias. Esto se ha expresado en sindicatos subordinados a la falsa contradicción entre “socialistas” y capitalistas.
• Se ha profundizado la división del movimiento sindical, y las centrales y frentes nacionales que mantienen un control formal de sectores del movimiento no cuentan con suficiente capacidad de movilización.
• Los sindicatos actuales en Venezuela son sindicatos del régimen, están alineados con los patronos y el gobierno.
• En muchos sindicatos de base no existe un pleno control por parte de las federaciones y centrales o por los partidos que las dirigen. El surgimiento de frentes o coordinadoras se sindicatos de base que actúen relativamente al margen de centrales y federaciones para realizar luchas o agitación todavía es incipiente y es un proceso donde tienen mucha influencia diferentes posiciones oportunistas.
• La movilización de los trabajadores en Venezuela tras banderas burguesas presentadas por los oportunistas como supuestas banderas “socialistas” y “revolucionarias” ha demostrado una vez más que en el seno de la clase obrera reposa una gigantesca energía revolucionaria. Esta energía es usada hoy por la burguesía para su beneficio y para la conservación del capitalismo. Y en ese contexto los sindicatos actuales operan como la correa de trasmisión de la política burguesa en el seno de la clase obrera.
• En la medida que ocurra la reanudación de la lucha de clase será posible que los asalariados se integren en organizaciones de lucha económica fuera y contra los sindicatos actuales y que funcionen como correa de trasmisión de la política revolucionaria.
MEXICO
HUELGA DE OBREROS AGRICOLAS DE SAN QUINTIN
El 17 de marzo se realizó la más grande movilización de obreros agrícolas del Valle de San Quintín de que se tenga memoria en los últimos años. Algunas estimaciones hablan de 30 mil los jornaleros movilizados.
La acción consistió en paro de labores y bloqueo de la carretera transpeninsular para el día martes 17 de marzo. Esta carretera es la única vía que conecta las ciudades más importantes de la península de Baja California como Tijuana, Ensenada, La Paz y Los Cabos.
Luego de más de 15 horas de tensión y protestas, los dirigentes de los jornaleros agrícolas fueron convocados por representantes del gobierno estatal a las instalaciones del centro de gobierno para discutir sus demandas con las autoridades, pero esto simplemente fue parte de una estrategia de represión.
Mientras los dirigentes del conflicto se encontraban dentro del inmueble, de pronto se empezaron a escuchar detonaciones y gritos, eso provocó que ni siquiera terminaran de sentarse en la supuesta mesa de negociaciones. Lo que el gobierno hizo fue emboscarlos y dejar a la masa de manifestantes sin liderazgo para atacarla a mansalva.
Los jornaleros agrícolas se reorganizaron y dieron continuidad a las manifestaciones y los bloqueos de carretera. Continuaron los enfrentamientos con la policía.
El gobernador de Baja California hablaba de diálogo, pero se reunió con los empresarios en Tijuana, mientras a los trabajadores solo los había visto desde vuelos en helicóptero.
Las razones de este levantamiento se explican en una hoja volante,
con las exigencias de los trabajadores, que redactó la Alianza
de Organizaciones del Valle de San Quintín, mismos que
convocaron al paro generalizado:
– Revocación del contrato colectivo firmado por la C.T.M.
y
C.R.O.M. con la Asociación de Agricultores por las graves
violaciones a nuestros derechos laborales y humanos.
– Que se respete el derecho de antigüedad.
– Que todos los trabajadores estén afiliados al IMSS desde
el
primer día de su ingreso a una empresa para que tengan servicio
médico con sus dependientes.
– Que se paguen todas las prestaciones de ley a los trabajadores,
el
séptimo día y
festivos.
– Que se paguen las horas extras doble y triple.
– Que a las madres trabajadoras se le respeten sus derechos, de
seis
semanas antes y seis semanas después del parto.
– Que a los hombres que vayan a ser padres de familia se les
otorgue
los 5 días correspondientes con goce de sueldo.
– No más tolerancia al acoso sexual por parte de los
mayordomos de cuadrilla, o mayordomos generales y/o ingenieros
encargados de los ranchos.
– No represalias en contra de los trabajadores que están
participando directa o indirectamente a este evento.
– Que el salario mínimo estatal sea de $300 pesos (moneda
nacional) por día.
– Que se pague a $30 pesos por caja de fresa ya que desde el 2001
se
está pagando a $10 pesos y a $12 pesos. Y los domingos y
días festivos que se paguen doble.
– Que se pague a $17 pesos por jarras de mora y los domingos y
días festivos que se paguen doble.
– Que las cubetas de tomate se paguen a $8 pesos.
– Que el resto de lo que se produce en Baja California se
dé
un pago justo, para una buena convivencia social entre los trabajadores
y el patrón.
Luego de sobrevolar la zona el gobernador de Baja California prefirió permanecer en las instalaciones del 67 Batallón de Infantería, donde en conferencia de prensa dijo que si tanta gente vive en San Quintín es porque es una zona llena de oportunidades. Pero hasta ahora las oportunidades han sido para los capitalistas agrícolas que han amasado fortunas en base a la explotación de los jornaleros asalariados.
El gobernador de Baja California prefirió poner en marcha un operativo que integró a 1.200 elementos de distintos cuerpos represivos: agentes federales, policías estatales, municipales y ejército mexicano; el objetivo: restablecer el orden público aplastando con la violencia la protesta obrera.
Así continuó el segundo día de enfrentamientos: trabajadores heridos de bala y perdigones, mujeres golpeadas, familias enteras atropelladas en sus propias casas, estuvieran o no participando en el conflicto.
En medio de este panorama también se registraron saqueos a distintos comercios, escases de alimento, agua potable y combustible.
El saldo hasta el viernes 20 era de aproximadamente de 200 personas detenidas de las cuales 25 eran menores de edad. Y todavía los trabajadores seguían esperando el diálogo con el gobernador y los dueños de los ranchos productores, pero estos nunca se presentaron a escucharlos y prefirieron mandar a la policía para reprimirlos, incluso dentro de sus casas y desbloquear las carreteras.
Se estima que en San Quintín hay unos 70 mil jornaleros y la mayoría son migrantes originarios de Oaxaca y Guerrero, aunque este número varía según los ciclos de cosecha.
EL VALLE DE SAN QUINTIN: ASIENTO PARA EL DESARROLLO CAPITALISTA
En San Quintín se producen tomates, calabazas, zanahorias, cebollas, ajo, lechuga, brócoli, fresa y otros tantos productos, todos con calidad de exportación, en su mayoría a grandes corporaciones estadounidenses.
Durante las últimas tres décadas del siglo XX, en el Valle de San Quintín, con grandes inversiones de capital, sofisticadas técnicas de cultivo, un innovador sistema de riego y el empleo masivo de trabajadores temporales, se desarrolló una moderna región agrícola productora de hortalizas y frutas frescas de exportación. A pesar de las adversas condiciones climáticas y de suelos inadecuados para la agricultura por su bajo contenido de materia orgánica, su alto contenido de sales, poca capa arable y altamente susceptible a la erosión, a pesar de que los mantos freáticos de los que se extrae agua para el riego son muy limitados, la expansión progresiva de la actividad empresarial hortofrutícola transformó esta región semidesértica y hasta mediados del siglo XX escasamente poblada, en la segunda por su aportación a la producción agrícola del estado de Baja California y en una de las dos de mayor atracción migratoria por su creciente demanda de mano de obra.
El desarrollo agrícola de la región y su constitución en un polo de atracción para miles de trabajadores desencadenaron un acelerado crecimiento poblacional y un progresivo asentamiento de asalariados agrícolas, que a la par han generado demandas de servicios públicos al gobierno local. Aunque los jornaleros agrícolas son asalariados temporales que contantemente se mueven hacia las zonas donde se les requiere para cumplir labores en diferentes cultivos y con diferentes empresas, en el transcurso del tiempo se ha notado una tendencia a una estancia permanente en asentamientos en el Valle de San Quintín.
Ya en 1998 nueve empresas organizaban la producción agrícola del Valle de San Quintín, controlando todas las fases de la producción, desde el desarrollo de semillas, la siembra, la cosecha, empaque y transporte de los productos hasta su exportación al mercado estadounidense. En una superficie de 14 mil hectáreas cultivables, el tomate y la fresa son dos de los cultivos más importantes por la extensión ocupada, el volumen y el valor de la producción.
Esta nueva región permitió a los inversionistas de Sinaloa, Baja California y California expandir su influencia y la siembra de hortalizas y frutas frescas. De allí que comenzara a observarse la presencia masiva de trabajadores agrícolas contratados desde Sinaloa, Oaxaca, Guerrero y Veracruz, muchos de ellos inmigrantes indígenas, genéricamente llamados mixtecos. La gran mayoría de los inmigrantes se empleaban como jornaleros temporales.
Sin embargo, como era predecible, la limitada capacidad de los mantos acuíferos fue agotándose como resultado de la intensiva explotación capitalista que impuso un bombeo de agua a tasas insostenibles en el tiempo, sin dejar espacio para la recarga de dichos acuíferos. Ya en el año 2000 la superficie sembrada se redujo a la mitad y a pesar del desarrollo de invernaderos de alta tecnología y de un sofisticado sistema de riego por goteo, ni la producción ni el empleo han alcanzado los volúmenes que mantuvieron en las décadas anteriores. El traslado de los empresarios a otras tierras agrícolas y el cierre de empresas o su venta a grandes capitales, han suscitado el cierre definitivo de campamentos donde habitaban trabajadores temporales. A fines del año 2003 solo 20 campamentos continuaban utilizándose y en varios de ellos sólo se ocupaba la mitad de su capacidad instalada.
Los jornaleros agrícolas son asalariados que viven en precarias condiciones y con altos niveles de explotación por parte de los capitalistas agrarios.
LA LUCHA DE LOS OBREROS AGRICOLAS ES PARTE DE LA LUCHA DE TODA LA CLASE OBRERA
Irónicamente a los asalariados de San Quintín se les ha brindado el derecho burgués a elegir presidentes, gobernadores y diputados, pero no se les ha permitido organizar un sindicato.
A los 15 días de duración de la huelga planteada por los jornaleros agrícolas de San Quintín los patronos capitalistas de las granjas agrícolas (principalmente las que producen para la exportación) ofrecieron un aumento salarial de un 15% para que pusieran fin a la huelga.
Sin embargo, líderes de los trabajadores dijeron que la oferta era inaceptable. Los trabajadores exigieron ser asegurados, salarios más altos y el fin de los abusos de los patronos en su contra.
Como era de esperarse los representantes del gobierno y de los patronos plantearon que no podían ofrecer más de 15% de incremento, porque algo mayor que eso sería "insostenible" comercialmente.
Los representantes patronales plantearon que al 27 de marzo un 45% de los cultivos había sido afectado por la huelga, lo cual generó pérdidas por entre 80 y 100 millones de dólares.
Los trabajadores denunciaron que son forzados a trabajar horas extras sin pago y que reciben amenazas de que si se quejan no los volverán a contratar.
Independientemente del desenlace de este conflicto, éste nos muestra la importancia que tiene el proletariado agrícola y la necesidad de trabajar por la integración de sus luchas con el proletariado urbano.
El gobierno burgués, los partidos oportunistas y la prensa han definido en muchos casos esta lucha como un conflicto de campesinos o de indígenas mixtecos. Pero independientemente del origen étnico de estos trabajadores, éstos deben ser vistos como obreros agrícolas. Pero esta matriz de opinión que quiere imponer el poder del capital solo busca evitar que tomen conciencia de clase y trata de evitar que la huelga propicie la unidad y solidaridad con otros asalariados.
Las reivindicaciones que plantean los asalariados rurales o agrícolas son esencialmente las mismas que plantea el proletariado asentado en los centros urbanos y que labora en la industria y otras áreas de la economía.
La lucha por el aumento y defensa del salario, por la reducción de la jornada de trabajo, por la mejora de las condiciones y medio ambiente de trabajo, contra la represión, son entre otras, reivindicaciones comunes a toda la clase obrera, independientemente de las diferencias de oficios.
En ese sentido el partido comunista llama a los trabajadores urbanos a unirse en las luchas con los asalariados rurales, impulsando sindicatos de clase que integren en un mismo territorio a todos los trabajadores sin distingos étnicos, raciales o de nacionalidades.
Así mismo se debe practicar la solidaridad clasista con las luchas de los asalariados agrícolas y rurales.
Debe evitarse la integración de los asalariados rurales en las mismas organizaciones de los campesinos.
Los trabajadores agrícolas deben organizarse en sindicatos de clase, integrados con asalariados de todas las ramas de actividad económica en el campo y la ciudad. Así mismo se debe aprender que gobierno, diputados, iglesia y la prensa hacen un solo frente contra los trabajadores cuando se movilizan para luchar por sus reivindicaciones.
VIDA DE PARTIDO
Puntos tratados:
1. Curso de la crisis
económica: el congestionamiento del mercado mundial
2. Análisis del gasto en
armamentos en el mundo
3. Los conflictos en curso en
el Medio Oriente y en Ucrania
4. La cuestión militar: la
guerra ruso-japonesa de 1905
5. La
sociedad de la India antigua: hasta los sultanatos
árabes-pérsicos
6. Historia del movimiento
obrero en USA: a la primera guerra mundial
7. La sucesión de modos de
producción: el comunismo primitivo
8. Informe sobre la actividad
sindical del partido
9. Historia de los sindicatos
en Venezuela: la primera parte, 1812-1998
10. El concepto de Estado y la
dictadura antes de Marx
Historia del movimiento obrero en los Estados Unidos de América
A principios del siglo XX, la economía estadounidense, ahora completamente recuperada de la Gran Depresión de los años 90, se dirigía hacia un largo período de expansión destinado a concluir con el boom de los años de la primera Guerra Mundial. Mientras que el gran capital conducía esta era avanzada, en las ciudades se aglomeraba una clase obrera de reciente formación, cuyas características eran continuamente modificadas, e incluso sacudido por las sucesivas oleadas migratorias provenientes de Europa. En el curso de aquella, que fue llamada Era Progresista, todos los sectores de la sociedad sufrieron una rápida evolución.
El gran capital tendía a sus objetivos de siempre: la estabilidad del sistema financiero, la previsibilidad de las tendencias del mercado, la eliminación de los efectos nocivos de la competencia, eliminación o reducción de los conflictos laborales. Para ello la mayoría de las reformas, sobre todo a nivel federal, terminaron por ser apoyadas y, a menudo escritas y gestionadas, por los propios exponentes políticamente más iluminados del capital financiero e industrial.
Con el advenimiento de la presidencia de Wilson el proceso tuvo una aceleración, ya que pronto se dio cuenta de que los Estados Unidos debía tarde o temprano participar en la Gran Guerra, que lo haría consagrarse como potencia económica y militar de primera magnitud. El poder central tomó sobre sí la tarea de regular las relaciones con la clase obrera, con la agrupada en sindicatos amarillos, fueran o no de la AFL, y con aquella, más combativa, que la AFL no representaba ni quería representar, y en la cual la IWW había encontrado el terreno más fértil.
Por el lado proletario la novedad, ya anunciada por los acontecimientos de las décadas anteriores, fue la completa conversión en feudo, de hecho, de la AFL y los sindicatos reaccionarios y aristocráticos en la estructura del estatal. La AFL escribió la plataforma electoral del Partido Demócrata para la campaña de Wilson, tuvo sus representantes nombrados para ocupar cargos importantes en ministerios, tratando todas las leyes de los años siguientes referidas a las condiciones de la clase obrera.
El resultado fue que, en un período de crecimiento y grandes ganancias, la burguesía fue capaz de contener la lucha de clases, haciendo concesiones marginales y de fachada, mientras que el "talón de hierro" de los patronos no redujo su presión. El único resultado fue el reconocimiento de los sindicatos colaboracionistas, lo que trajo beneficios sólo a las camarillas gobernantes; el objetivo principal era mantener una capa de funcionarios bien pagados entre la burguesía y la clase obrera, los funcionarios mejores empleados en dividir a la clase y de desgastar de mil maneras sus energías. En sustancia, si no en la forma, que prefiguraba el corporativismo de los regímenes absolutistas que se establecieron unos pocos años después de la guerra en algunos países europeos, y la relación Estado / sindicatos que se estableció en todos los países después de la Segunda Guerra Mundial.
La sucesión de los modos de producción: el comunismo primitivo
El trabajo del domingo fue iniciado por la exposición del informe sobre las formas de la producción primaria.
Es la infancia del género humano, que se caracteriza por la ausencia de los antagonismos de clase y de las superestructuras coercitivas, de la unión inmediata de la producción y la distribución. Para ello definimos una forma orgánica. Pero las limitaciones naturales siguen dominando a los hombres en la producción y reproducción; de ahí el adjetivo primitivo.
El relator utilizó el trabajo sobre la teoría del conocimiento publicado en el número 126 de 1994 de nuestro periódico “Il Partito Comunista”, asociándolo a las correspondientes definiciones contenidas en los "Grundrisse" de Marx, en el "Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado" de Engels, en "Rusia y revolución en la teoría marxista" en Programma Comunista de 1954, en "Ardua sistematización del programa comunista revolucionario entre el hedor de la putrefacción burguesa y la pestilencia oportunista" y "Revoluciones históricas de la especie que vive, trabaja y conoce" de 1960.
El análisis marxista del comunismo inferior afronta el llamado problema del origen, el punto en que la historia de la humanidad se convierte en un área particular de la historia del reino animal y en general de la historia natural. "Si podemos distinguir a los humanos de los animales por la conciencia, por la religión, por todo lo que queramos; pero comenzaron a distinguirse de los animales cuando produjeron sus medios de subsistencia, un progreso que está condicionado por su efectiva organización. Produciendo sus medios de subsistencia los hombres produjeron, indirectamente, su propia vida material" (Marx-Engels, La ideología alemana).
Omitiendo la descripción precisa de las dos primeras eras en que la ciencia burguesa suele dividir la llamada pre-historia, se pasó a la exposición de las líneas fundamentales del neolítico, en la que el desarrollo de la agricultura y la introducción de nuevas técnicas de manufactura, como tejido y el procesamiento de la cerámica y del cobre, junto a la intensificación de la cría, permitieron – por primera vez – la provisión de un excedente alimentario. Esto trae consigo el agrandamiento de las casas y su menor dispersión en el territorio, así como la apertura de los vínculos entre los poblados, que sin embargo todavía son efímeros.
La teoría marxista subdivide el comunismo primitivo en dos grandes épocas, el salvajismo y la barbarie, además divididas en tres etapas cada una. La forma de la producción primaria cesa con la etapa media de la barbarie cuando, a costa de un gran derramamiento de sangre, se establece lentamente la división de la sociedad en clases, es decir, la forma secundaria.
Para la teoría marxista en el comunismo en sus orígenes está ausente la propiedad, que se reduce a la posesión por parte de la comunidad, no del individuo o de la familia, de las condiciones naturales de su propia reproducción. El productor existe de dos maneras, como miembro de la comunidad de origen y en relación con las condiciones materiales de producción. Su existencia sólo es posible como miembro de la comunidad. Antes de la disolución de la comunidad primitiva no tiene sentido hablar de la propiedad porque el fabricante es uno con las condiciones objetivas de su existencia personal.
La comunidad es la base de la producción. Dado el bajo nivel de las fuerzas productivas, los vínculos naturales de sangre son factores determinantes; por lo tanto, el papel de la mujer no ha sufrido todavía el proceso de pauperización que conducirá hasta el sufrimiento burgués de hoy. La atención a fin de mover en la evolución de la familia – Informe de la producción antes de la moral sexual y sentimental – de matriarcal al patriarcal, y del matrimonio de grupo a la monogamia; proceso que ha tenido un peso fundamental en la disolución de la forma primaria. El estudio materialista y dialéctico de la evolución de los lazos de sangre, entonces, no puede prescindir de buscar la relación entre ellos y el mecanismo por el cual la comunidad original reproduce las condiciones de su propia existencia. Los primeros grupos, estrechamente consanguíneos, son grupos-familia. Son de la misma manera grupos-trabajo, es decir, su "economía" es una respuesta colectiva al ambiente físico; con el que cada individuo tiene la misma relación: hay bienes personales, no clases sociales, ni poder político ni Estado. La familia debe ser tratada como una relación de producción determinada por la infraestructura.
Al mismo tiempo, la importancia de las relaciones de producción no es absoluta, ya que cambia en función del desarrollo de las fuerzas productivas: más que para ampliar estas relaciones más directamente vinculados con la sangre pierden jerarquía. El fin del matriarcado sancionó la subyugación de la mujer, relegada ahora entre las condiciones orgánicas de la producción al igual que los esclavos. Nace la primera división social del trabajo, aunque eso no significa que no había en el comunismo ninguna división del trabajo y ninguna jerarquía.
El concepto de modo de producción es cercano al de las formaciones sociales libre de antagonismos entre las clases; en estas comunidades orgánicas la producción está inseparablemente unida a la distribución, pretende ser una división de sus miembros entre las ramas productivas y la repartición del producto; el ciclo completo abarca la reproducción de la comunidad y las formas de la distribución; son colectivos porque están condicionados por la principal fuerza productiva, la comunidad; ni siquiera tiene el consumo privado individual porque el productor es tal sólo en cuanto miembro de la comunidad auto-reproduciéndose y sólo en consecuencia deviene su capacidad de producir.
En el comunismo primitivo no existen superestructuras de coerción de clase de tipo político o jurídico, ni mucho menos ideológico. La comunidad primitiva ignora los antagonismos y conflictos de intereses, las desigualdades en la posición social, si bien existe la necesidad de confiar, a veces, la realización de ciertas tareas a los individuos o grupos apropiados.
Sin embargo, se les somete a un antagonismo externo a menudo mortal, estallando en violentos enfrentamientos con otras unidades siempre que la multiplicación de los seres humanos hace estrechar el intercambio con la naturaleza externa. Generalmente el triunfo de una comunidad significa la destrucción de la otra. Si bien las estructuras de comunismo primitivo eran tales que los perdedores fueron acogidos al interior de la comunidad siempre que las condiciones ambientales permitieron la supervivencia de todos, la eliminación de los prisioneros mantenía el equilibrio entre el número de hombres y las condiciones ambientales existentes.
Será la guerra, convertida en plaga endémica de la era infantil del género humano, la destructora de la forma primaria. En la época de la disolución del comunismo inferior las tribus perdedoras serán cada vez más relegadas a las condiciones orgánicas de reproducción, como el ganado.
La fase final del comunismo natural verá un grandioso aumento de las fuerzas productivas y la agitación social de tal magnitud que imponen la expansión, luego de la destrucción de la comunidad natural.
Con el estallido de las relaciones de propiedad entre los miembros de la comunidad entramos a la fase de disolución violenta del comunismo inferior, es decir, en el estadio superior de la barbarie. En este punto le faltaba “solo una cosa; la institución que no sólo asegurase las nuevas riquezas de los individuos contra las tradiciones comunistas de la constitución gentil, que no sólo consagrase la propiedad privada antes tan poco estimada e hiciese de esta santificación el fin más elevado de la comunidad humana, sino que, además, imprimiera el sello del reconocimiento general de la sociedad a las nuevas formas de adquirir la propiedad, que se desarrollaban una tras otra, y por tanto a la acumulación, cada vez más acelerada, de las riquezas; en una palabra, faltaba una institución que no sólo perpetuase la naciente división de la sociedad en clases, sino también el derecho de la clase poseedora de explotar a la no poseedora y el dominio de la primera sobre la segunda. Y esa institución nació. Se inventó el Estado” (Engels, Origen...).
El concepto de Estado y la dictadura antes de Marx
En la Revolución Francesa y en su ideología, Diderot tiene un lugar prominente, incluso si los revolucionarios de la época no pudieron darse cuenta de ello. Esto se debe a que algunas de las obras más importantes del autor fueron impresos firmados por otros con el fin de evitar la censura, y otros fueron publicados décadas después. A Diderot fue en cambio atribuido el "Código de la naturaleza" de Morelly, publicado sin firma en 1755 y claramente comunista. Asimismo los jacobinos, abiertamente rousseaunianos, desconfiaban de los enciclopedistas, considerados ateos y materialistas, e inspirados en las posiciones políticas más moderadas, de los monárquicos constitucionales girondinos.
Además de su materialismo, que podemos llamar dialéctico, y el ateísmo declarado, Diderot nunca fue partidario del despotismo ilustrado, ya en el primer volumen de la Enciclopedia, publicada en 1751, había una voz, "la autoridad política" muy criticada que establece que el poder, aunque sea legítimo, de la monarquía debe estar sujeto a limitaciones, por lo que pide una Constitución y el fin del absolutismo.
El "Espíritu de las Leyes" de Montesquieu de 1748, con su concepción de la división de poderes, tuvo una gran influencia sobre el autor como en casi toda la Ilustración. Lo vemos en su defensa del parlamento parisino, amenazados en sus prerrogativas por la monarquía. A Diderot no escapó el carácter reaccionario de tal parlamento, pero defendió el papel del organismo intermedio, de equilibrio de poder en contra del absolutismo.
En el prefacio a la "Investigación sobre el origen del despotismo oriental" de Boulanger, 1761, Diderot, o su estrecho colaborador, propusieron que el Estado le quitara a la Iglesia la función de institución pública y que el gobierno se aliase con los filósofos. Hay que decir que el anticlericalismo del autor nunca fue un fin en sí mismo, sino una parte integrante de una concepción de lucha contra el absolutismo.
En 1770 Diderot escribió "Apología del abad Galiani", pero cercano a las ideas de libertad del mercado propias de los fisiócratas. Al darse cuenta, sin embargo, que el libre mercado no pudo evitar la carestía y el hambre, con el consiguiente riesgo para la estabilidad social, escribió y publicó en 1769 el "Diálogo sobre el comercio de granos", criticando las ideas de los fisiócratas. Por lo tanto, fue considerado por ellos un traidor y atacado duramente. Diderot, mientras que comparte las ideas de los fisiócratas sobre libre mercado, defendió ahora a Galiani que mostraba como la libertad burguesa no resuelve todos los problemas y no aseguraba entonces la felicidad pública. Respondiendo al abad Morellet, que atacaba a Galiani anteponiendo el sagrado derecho de propiedad a los derechos humanos, Diderot escribió: "Este principio es un principio de tártaros, de caníbales y no del hombre civilizado. Tal vez el sentido de la humanidad no es sagrado derecho a la propiedad, que se rompe en la paz, en la guerra, en una multitud de circunstancias, y para el cual el Señor Abad predica el respeto hasta exponemos a que nos maten, para matar, para morir de hambre?”. Es aquí evidente la grandeza de Diderot, que acepta y sostiene la importancia y la necesidad del desarrollo capitalista, pero también se da cuenta de los límites de un sistema económico y social que todavía daba sus primeros pasos.
En 1773 Diderot fue a Petersburgo y allí permaneció cinco meses, invitado por la zarina Catalina II, interesada en modernizar a Rusia, pero no estaba dispuesta a aceptar el consejo para dar al país una constitución, para poner fin a la servidumbre de la gleba y al absolutismo. En 1774, de vuelta en Francia, hizo una parada en Holanda, una república en la que se apreciaba la división de poderes, aunque no evadía las limitaciones debidas a el dominio de la burguesía mercantil, como se lee en su "Viaje a los Países Bajos", "El comerciante es un mal patriota, dejará morir de hambre a sus ciudadanos para ganar más terreno". "No hay patria para los que no tienen nada, o puede cargar con todo lo que tiene".
En 1774 Turgot se convirtió en Contralor General, suscitando el entusiasmo de todos los filósofos que veían ahora posible una verdadera reforma del estado inspirado en sus principios. Con la dimisión del mismo Turgot en 1776 tomó el control una gran desilusión, y Diderot comenzó a considerar la ruptura revolucionaria como única solución. Otro evento fundamental fue la Revolución Americana, demostración práctica de la posibilidad de una república democrática en un estado de grandes dimensiones. Ahora también Montesquieu y Rousseau podían ser vistos en una óptica diferente, y constituir la base de una concepción revolucionaria.
En 1782 se publicó el "Ensayo sobre los reinados de Claudio y Nerón" en el que leemos: "Una vez me preguntaron cómo se puede restituir las costumbres a un pueblo corrupto. Respondí: de la manera en que Medea restituyó la juventud a su padre, haciéndolo pedazos y poniéndolo a hervir”. Ahora: "¿El esclavo tiene derecho a la vida y la muerte de su amo? ¿Quién puede dudarlo?”. Esta publicación también contiene un “Apóstrofe a los insurgentes de América”, en el que leemos: "Un millar de hombres que no temen por sus vidas, son más temibles que diez mil que temen por su fortuna. Cada uno de ellos tiene en su propia casa, por el campo, cerca del bastidor, al lado del arado, su fusil, la espada y la bayoneta. Son todos soldados”.
Gran importancia tuvo la Historia de la India del abad Raynal, cuya tercera edición de 1781 fue en gran medida obra de Diderot. En el mismo año el Procurador General Seguier lo calificó como un libro "que aspira levantar a los pueblos”. Leemos: "Es necesario que tarde o temprano se haga justicia. Si sucedió lo contrario me dirijo a la multitud y digo: pueblos, sus rugidos han sacudido muchas veces a sus amos, ¿qué están esperando? ¿Hasta cuando preservar las antorchas y las piedras que pavimentan sus calles? Tómalas”.
El libro tuvo una crítica feroz, para defenderse de la cual Diderot escribió una Apología de Raynal donde leemos: “El libro que me encanta es el libro que da origen al Brutus”. Este escrito fue muy leído y conocido por los revolucionarios del 89 y del 93. Robespierre dijo de los enciclopedistas, en el discurso sobre el ser supremo del 18 floral del año II: “Esta secta, en política, siempre estuvo por debajo de los derechos del pueblo”. No podía saber que, a través de la Historia de Raynal la mejor parte del enciclopedismo, estaba representada por Diderot, había entrado a constituir, con Rousseau, el núcleo de su ideología como de gran parte de los revolucionarios.