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LAS GRANDES CUESTIONES HISTÓRICAS DE LA REVOLUCIÓN EN RUSIA
(1955)
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Resumen aparecido en el n° 15 y 16 de 1955 de
"Il
Programma Comunista", entonces órgano de expresión de
nuestro partido.
Este resumen recoge el informe de la reunión de Génova (6
y 7 de agosto
de 1955), y la síntesis de los informes de las reuniones
anteriores de
Bolonia y de Nápoles.
Después de la reunión de Génova (6 y 7 de agosto de 1955) se decidió el inicio de la Estructura Económica y Social de la Rusia Actual en nuestra revista quincenal: El relator, como siempre se hace, volvió a exponer el entrelazamiento que debía realizarse con las exposiciones verbales precedentes de otras reuniones y con la publicación en el periódico de los extensos y regulares resúmenes. Recordó como, después de una serie de estudios orgánicos sobre las cuestiones del movimiento y de su teoría, bajo los perfiles económicos, históricos, sociales y políticos, en los cuales, sin embargo, habían sido planteados otras veces en toda su extensión los problemas ligados a la situación y al desarrollo de Rusia, y a continuación de la publicación de una serie de "Fili del Tempo" ["Hilos del Tiempo"] aparecidos en 1953 bajo el título de Dialogato coi Stalin, se había querido dedicar sistemáticamente una serie de reuniones interregionales a Rusia.
En la reunión de Bolonia del 31 de octubre y 1 de noviembre 1954 el tema fue: Rusia y Revolución en la teoría marxista, y el extenso resumen (que luego, como se ha dicho otras veces, es una nueva elaboración, posterior a la exposición verbal y madurada después de la reunión con los oyentes, de sus impresiones y peticiones de desarrollo) fue publicado en "Il Programma Comunista" en 11 capítulos, entre el n° 21 de 1954 y el n° 8 de 1955. Históricamente tal exposición abarca hasta la fecha de la primera guerra mundial. En la reunión de Nápoles, 24-25 de abril de 1955, el tema fue Estructura Económica y Social de la Rusia Actual y comprendió una exposición de las vicisitudes de la revolución en Rusia durante las fases de 1917, en síntesis, y por consiguiente un examen de la estructura social de la Rusia presente, demostrando nuestra tesis central: allí estaba vigente una economía capitalista con su ya bien preparada edificación en todo el territorio.
El relator declaró que en la reunión de Génova habría repetido lo expuesto en Nápoles, en particular a partir del nivel alcanzado en el extenso balance publicado en 5 capítulos de "Il Programma Comunista", desde el n° 10 al 15 del año en curso (1955); por lo que el resumen será único, en su continuación, para las reuniones de Nápoles y Génova. Por tanto anunció, fiel al método de las repeticiones de los temas básicos, que volvería a hacer una introducción o breve recapitulación de las tesis expuestas en Bolonia y de las expuestas en Nápoles y en los 6 capítulos más arriba indicados, desarrollando luego con toda amplitud cuanto ya se dijo en Nápoles sobre la historia de la revolución soviética (a partir de las tesis de abril de 1917 de Lenin, presentadas a su retorno a Rusia) y sobre el desarrollo de las formas económicas, partiendo por tanto de abril, tratando octubre y la victoria política bolchevique, y el largo período de guerra civil; y finalmente el contenido de la obra de gobierno en sus diversos períodos, desde el "Comunismo de guerra" a la "NEP" y al tercer período, definido con la blasfemia doctrinal de construcción del socialismo, lo que nosotros definimos período de formación de toda la economía y estructura social capitalista, sobre las ruinas de la estructura feudal y asiática.
En un próximo número del periódico daremos el resumen completo, que bien podrá tomar el nombre de Nápoles-Génova 1955, que partiendo de las tesis de Abril volverá a ser elaborado detalladamente. En estos dos números, 15 y 16 de 1955, publicamos una síntesis sucinta de todo el curso de exposiciones sobre el tema ruso, desde Bolonia a Nápoles y Génova, que creemos pueda ser útil para la buena orientación de cuantos siguen con gran interés el trabajo en profundidad que todo el partido en su conjunto ha decidido sostener tenazmente.
Así estamos seguros de responder a la esperanza de todos los
compañeros,
y sobre todo, de aquellos que no han podido estar presentes, y a la
satisfacción
mostrada por todo el concurrido e interesatísimo auditorio, por
el modo
sistemático y sólido de poner sobre el tapete y enfocar
hacia
soluciones,
todas las grandes y vitales cuestiones propias del tema, sin el
más
mínimo
miramiento tanto para los prejuicios, que también les lanza la
sociedad
ambiente a los óptimos marxistas una y otra vez entre sus pies,
como,
y sobre todo, ante las míseras y demagógicas
especulaciones de las
bandas
adversarias, e incluso – last but not least – las piadosas
desbandadas
de pequeños grupitos que, aunque golpeados en el subconsciente
por el
apabullante hedor del oportunismo triunfante, reaccionan de modo
insuficiente
y destructivo, tropezando, a través de elucubraciones
intelectuales de
personas, o de dudosos cenáculos y círculos de
"discusión libre", con
resbalones teóricos ciertamente más perniciosos que el
grosero chapoteo
en el vil comercio de principios que distingue al "comunismo"
oficial
de estos amargos tiempos.
Una vez fundado el sistema unitario marxista, en el doble inseparable aspecto de ciencia de la economía moderna mercantil capitalista (Inglaterra, Europa occidental y central) y de teoría del desarrollo histórico, según la cual, las formas y las luchas políticas dependen de la infraestructura económica y del cambio de los modos de producción típicos, incluso sus seguidores ante una Rusia en la que tardaba la revolución liberal, y con ella el gran traspaso del modo de producción feudal al burgués de economía, se pararon ante esta cuestión: ¿es también válida la doctrina del marxismo histórico para explicar el desarrollo de la historia rusa, o este es un caso original, peculiar y extraño a los esquemas de clase y al modelo de sucesiones históricas fundado por Marx de acuerdo a los datos de la historia de los países que llegaron en el s. XIX a la plena forma capitalista?
Nuestra respuesta es que la teoría materialista de la
historia y la
ley de la ciencia económica son, para la escuela marxista,
aplicables
a Rusia y Europa. Tiene valor para todos los lugares y en todos los
tiempos
del devenir social humano, así como, para todos los traspasos de
un
modo
a otro de producción y tanto para los pueblos más
desarrollados como
para los más atrasados.
2 - REVOLUCIÓN EUROPEA BURGUESA Y PROLETARIA
Al inicio del movimiento obrero moderno, después de las grandes revoluciones burguesas en Inglaterra (s. XVII) y Francia (s. XVIII), y en la época del gran incendio revolucionario de la mitad del s. XIX, que debe extender la revolución liberal a la Europa continental, y en la que existe un proletariado que ya esta dotado de connotaciones organizativas y teóricas, también para todo el subsiguiente período que llega hasta la Comuna de París (guerra franco-prusiana de 1870-71) ¿como valora el naciente movimiento internacionalista y su doctrina marxista el papel de Rusia?
La respuesta es que en tal fase histórica y en tal campo geográfico (área), los marxistas, aun teniendo el claro fin de hacer estallar la revolución socialista y erradicar la forma capitalista allí donde este madura, apoyan todo movimiento por la sistematización liberal y nacional-independentista de Europa como inseparable condición para liquidar la reacción feudal, y por consiguiente, defienden las guerras de liberación nacional de alemanes, italianos, húngaros, polacos, etc.. El Estado ruso es considerado como inmaduro para la revolución interna incluso burguesa liberal, y definido como "reserva de la contrarrevolución". Previamente al estudio de sus formas internas, es tesis marxista segura la de favorecer la derrota militar en todo choque con potencias europeas, al igual que la tesis de que el Estado ruso sea un aliado sistemático de la reacción, cuando una capital europea se levanta contra el absolutismo feudal, y mucho más, cuando la clase obrera, como fuerza nueva y distinta, se lanza a las barricadas.
Por lo tanto, con rigurosa coherencia teórica, la Primera Internacional y su maestro Carlos Marx están por la victoria contra Rusia tanto de los insurrectos de Polonia, como de los ejércitos europeos aliados con los turcos, y de Turquía sola (también más que feudal), como en la futura y prevista gran guerra de Alemania contra eslavos y latinos. De aquí todas las mentiras acerca de la postura antieslavista de Marx por pretendidas razones nacionales y raciales.
Desde 1871 en adelante, caído Napoleón III, aliado de
Rusia, y
sublevado
heroicamente el proletariado de París, el marxismo está
por la victoria
del proletariado contra todos los ejércitos europeos,
comprendido el
ruso,
contra él confederados, aun aplaudiendo todavía en 1877
la derrota en
Plevna de las tropas zaristas.
3 - PARTICULARIDADES SOCIALES DE RUSIA
Desde dentro del inmenso país llegan ya los ecos insuprimibles de una lucha revolucionaria entre las clases, y de la rebelión contra el régimen del zar y de los feudales. ¿Cómo se desarrollará este curso? ¿Dará lugar a una revolución liberal, al poder parlamentario de la burguesía y al desarrollo económico capitalista que hará nacer un potente proletariado, parejo al europeo? Una teoría revolucionaria amarxista sostiene una perspectiva muy distinta, esta quiere apoyarse en la supervivencia en Rusia de la forma primitiva de la aldea agrícola comunista, aunque este sujeta a la nobleza y al estado autocrático, y traza la vía de un pasaje a la economía colectiva "saltándose" la fase capitalista. ¿Cómo ven Marx y Engels una tesis tal, que eleva al rango de clase revolucionaria a los campesinos en lugar de a los obreros asalariados?
La respuesta de Marx es que el apoyo de una economía comunista sobre los residuos del comunismo primitivo es admisible solo sí la revolución rusa se produce al mismo tiempo que una revolución europea victoriosa del proletariado moderno, que tome posesión a escala totalitaria de los medios de producción capitalistas.
Aunque muy pronto, Marx declara que una ocasión histórica tal está perdida para Rusia: el zarismo mismo introduce la industria urbana; la reforma agraria de 1861 en realidad más que liberar a los siervos, ha transformado a los antiguos cultivadores en común en pequeños agricultores propietarios o aspirantes a tal condición, que los convierte no en revolucionarios sino en cavernícolas.
El análisis interno sobre Rusia es realizado después
por Engels con
los estudios de 1875-1894. Conduce a excluir la conjunción
histórica
entre el antiguo mir comunitario y el socialismo, la capacidad
revolucionaria
del campesino si no tiene como fin una revolución puramente
burguesa,
en la que aún no están presentes los protagonistas, y
constata la
potente
instalación de formas de pleno capitalismo en la industria de
las
ciudades,
en la red ferroviaria moderna, y en instalaciones mecánicas para
fines
guerreros de primer orden. Por lo tanto, le asigna a Rusia el mismo
desarrollo
de las naciones de Europa más avanzadas, y remacha la tesis
central del
marxismo: Rusia puede acelerar la carrera hacia el socialismo,
aprovechar
las ocasiones que las revoluciones antifeudales dan
históricamente al
proletariado, sobre una sola base, el apoyo de una revolución
social
triunfante
en Europa.
4 - NOMADISMO Y SOCIEDAD FIJA EN EL ÁREA "GRAN ESLAVA"
Escritos de los grandes marxistas europeos y rusos nos han servido, con el fin de enjuiciar las más recientes formas y fases sociales y políticas de Rusia, para combatir la afirmación de que en la historia rusa desde los orígenes caiga en contradicción la potente teoría de Marx-Engels-Lenin sobre la sociedad y el Estado. El Estado no aparece más que en sociedades ya establemente fijadas sobre un territorio. Pero no hace su aparición necesaria y repentinamente, sino más bien solo cuando tales primeras sociedades, debido principalmente a la poca tierra disponible en relación a la fuerza numérica humana, se descomponen en clases y en choques internos y externos. Densidad humana, naturaleza del suelo en cuanto a posibilidades de movimiento, a clima y a fertilidad, han dado lugar por tanto a diversos tipos de desarrollo, en los que el Estado se ha presentado en estadios muy diversos.
Una aplicación paralela de la teoría del materialismo histórico, desarrollada en nuestro estudio, nos permite asistir al nacimiento del Estado en las diversas grandes áreas. En la asiática rala el Estado surge cuando en las luchas entre gentes comunistas independientes demasiado cercanas, un pueblo militar somete a otros y forma clases de esclavos "personales", masas de fuerza de trabajo rural y urbana al servicio de capitanes, monarcas y familias señoriales. En el área asiática densa el Estado central se funda en el tributo y el sometimiento colectivo de aldeas agrícolas estables, en los que trabajo y consumo son comunes y colectivistas; forma especialmente estática durante milenios. En el área grecorromana clásica el Estado es democrático para una clase de libres, diversamente propietarios de tierras y de esclavos, poseídos no como colectividad sino como posesiones individuales (hombres y suelo) por individuos de la clase libre. Estado tardío, pero avanzado y de desarrollado derecho. Este Estado convertido en imperio se disolverá en el feudalismo, con la liberación del esclavo – por ser demasiado costoso – con el fin de la gran producción y del comercio general, y la molecularización periférica de los poderes. En el área germánica el pueblo nómada se establecerá en las tierras del caído o decadente imperio y el Estado no surgirá más que como poder feudal disperso. En esta Europa, en sus dos áreas mediterránea y norte-central, el Estado reaparecerá cuando las naciones burguesas, una vez suprimida como fue la esclavitud y también los siervos de la gleba, sustituyan al poder de la nobleza, ya reducido por el Estado central monárquico nacional.
¿Qué diferencia hay en el área rusa? Ponderados los elementos físicos de clima, distancias, comunicaciones, articulaciones entre los mares, llanuras y montes, los elementos históricos del establecimiento de diversísimas razas en borrascosas vicisitudes de invasiones y exterminios de pueblos no nutridos por la esterilidad del terreno, nos surge la premisa precoz con el nacimiento del Estado-máquina, que la leyenda dice que fue requerido por gentes sin paz, no hace doscientos sino hace mil años al conquistador y explorador vikingo Rurik. Este Estado político y militar no se disolvió en el feudalismo; este gobierna sobre los mir libres, a los que convirtió en tributarios. Los nobles autóctonos y de importación no someterán a las aldeas más que paralelamente y más o menos en paridad estadística (hasta 1861) con el Estado (la Corona) y en parte con los monasterios.
La conclusión del esquema, reclamada aquí de manera descarnada, es que por razones extraídas solamente de elementos materiales y deterministas se ve claramente que en Rusia el feudalismo no fue nunca antiestatal, y fue un verdadero feudalismo de Estado; lo que sin sorpresa nos permite ver un capitalismo que nace estatal y vence en la forma estatal, "directamente", sin la aparente forma privada individual. Esta constituye, en nuestra doctrina, una variante jurídico-política, no social, porque el advenimiento primero del capitalismo es advenimiento de la producción social; que a la sociedad productora y consumidora se oponga, como en la teoría dialéctica de Engels, la clase dominante, o el Estado, no es más que una expresión con palabras distintas del mismo factor histórico.
Todo comunismo de los pueblos primitivos, desde cuando surgieron las
clases, y con ellas un Estado extraño y central a la comunidad
de
productores,
dejó de ser comunismo, y acabó en la esclavitud, en la
servidumbre de
la gleba, o en la clásica pequeña propiedad de los
libres, según el
área, pero en la lectura de una misma ciencia de la historia
humana.
Desde 1800, la formación con el apoyo del Estado de una industria en Rusia, iniciada históricamente mucho antes por los zares guerreros, brotando con fuerza de las primeras formas de industria con la utilización de siervos, genera en la ciudad al proletariado asalariado, en cuyas filas la desastrosa reforma servil, creadora solamente de depauperados, demuele nuevos ejércitos de trabajo. Surge el marxismo teórico con grandes nombres, el grandísimo Jorge Plejanov, maestro de Lenin, que hace suya la teoría de la revolución obrera realizando una crítica inexorable del populismo campesino. Nuestra exposición ha mostrado que en un largo curso el marxismo ruso se libra de las mismas formas deterioradas que para Occidente denuncia el capítulo final del Manifiesto de 1848. El "marxismo legal" de Struve, el "economicismo", las cien escuelas campesinas, populistas y libertarias, tienen la presentación del socialismo feudal, reaccionario, burgués, pequeño burgués, que en largas batallas Carlos Marx había desbaratado para siempre. Los marxistas rusos se organizan finalmente en el Partido Socialdemócrata, que tiene por base la declaración de la falsedad de la siguiente tesis: la revolución rusa tiene su propia vía especial, no tendrá como protagonista a la burguesía ni a los obreros, sino solo a los campesinos. Y efectivamente una revolución campesina puede darse en la historia, pero únicamente como contrafigura de la mas baja revolución burguesa.
Pero sobre las perspectivas de esta revolución antifeudal, que los campesinos no harán por si solos, y que aún menos – si la hiciesen – llegaría a ser por ello no capitalista sino socialista, nace muy pronto en el partido marxista una divergencia fundamental.
La historia del movimiento nos dice que el viejo Engels como persona y dirigente político, se dedicó a sanar tal divergencia e incluso la que tenían con los "socialistas revolucionarios", escuela que se derivó del populismo agrario. Los motivos son obvios.
Sin embargo, la versión de Lenin de la perspectiva
histórica,
tenemos
el derecho de decir y hemos demostrado en la segunda parte de Bolonia
(Partido
Proletario de clase y espera de la revolución doble), es hija
primogénita
de la clásica posición de Marx-Engels, y nos adherimos a
ella al mil
por mil.
6 - BOLCHEVIQUES Y MENCHEVIQUES
Aparecía claro, en la época de la gran polémica de 1903-1912, y a caballo del grandioso período revolucionario de 1905, que la Rusia de principios de 1900 no estaba todavía a la altura de la Alemania de 1850, en la que Marx y Engels habían afirmado la unión entre la revolución burguesa y la obrera, donde el estado reaccionario alemán-prusiano hubiese vacilado. Si entonces la burguesía alemana fue definida vil como fuerza clasista y nacional, no eran ciertamente nulas sus tradiciones antes y después de la reforma: urbanas, municipales, civiles y culturales; y no era subestimable la herencia de preparación histórica trasmitida al naciente proletariado, incluso antes de que la difusión de la industria alcanzase el ritmo arrollador de la segunda mitad del siglo, añadida a la proximidad e influencia de Francia e Inglaterra.
En Rusia, fue casi solamente Trotski quién se enamoró de la teoría de la revolución permanente, fundada – no despreciable herencia teórica y política – en la época gloriosa de la Liga Comunista Europea, cuyos dos puntos de vista opuestos fueron estos. Para los Mencheviques la Revolución que habría derrocado al Zar, habría fundado una república parlamentaria y burguesa dándole un potente desarrollo al capitalismo. Aun batiéndose por una revolución tal, el partido proletario en esta república habría dejado gobernar a la burguesía convirtiéndose en un partido de oposición, evidentemente "legal". Habría seguido una fase histórica burguesa, de tipo europeo.
Muy distinta es la visión de Lenin. En dos palabras, y remitiendo a los innumerables documentos recogidos, la tesis es que la burguesía rusa no puede por si sola dirigir el poder, y ni siquiera la burguesía aliada con los partidos campesinos, sin sucumbir ante la contrarrevolución feudal (volviendo a darle vida a la reserva reaccionaria europea de la que ansiosamente desde decenios se invocaba su fin). No basta, pues, con derrocar al poder zarista o contribuir a derrocarlo, es necesario que el partido proletario tome el poder. No se convertirá en partido de oposición, y ni tan siquiera de gobierno parlamentario, sino que en la revolución planteará este objetivo: ¡Al poder, sin los partidos burgueses y contra ellos! ¡Al poder revolucionario, teniendo como aliados a los partidos campesinos e incluso menchevique, siempre SI están por la exclusión de la burguesía! Esta dictadura de la alianza de obreros y campesinos se llama democrática porque no servirá para fabricar socialismo (desvarío populista), sino para conjurar la contrarrevolución despótica y feudal; se llama dictadura porque el poder será tomado en la lucha revolucionaria y denegado a los partidos burgueses: su contenido, en cien declaraciones de Lenin, es la vigilancia a los campesinos para el momento inevitable en el que se pasarán a la conservación burguesa y a la resistencia al socialismo.
Esta dictadura gobernará para acelerar la transformación capitalista del país, y democrática, en sentido estricto, de los ordenamientos jurídicos. en ESPERA de la revolución socialista de occidente, libres ya del espectro de que lleguen a Varsovia, a Viena y Berlín, y a lo mejor a París, los cosacos.
Esta tesis ha sido válida para Lenin durante toda su vida, es
valídisima
todavía para la historia actual, dialécticamente
verdadera aunque se
han invertido las vicisitudes por las que se esperaba la
insurrección
del proletariado de Europa, e invertidas la teoría y la
política del
poder dominante en Rusia.
7 - DOS ETAPAS DE LA REVOLUCIÓN RUSA
Nuestro enfoque va dirigido a destruir la siguiente tesis: que la primera revolución rusa de febrero de 1917 haya sido la revolución burguesa, en la que vencieron los socialistas; y que en la segunda de octubre se haya superado la vieja fórmula bolchevique de ir al poder con el único objetivo de "vigilar a la democracia y al capitalismo" hasta la revolución occidental, para pasar sin más a una revolución socialista integra, del nivel que habría podido tener, pongamos, la revolución alemana si no hubiese sido aplastada.
Nosotros demostramos que la revolución de febrero representó la fórmula menchevique con la ulterior caída de populistas y socialdemócratas en el oportunismo, por la entrada en el gobierno provisional burgués y por el sometimiento a este de los Soviets obreros, surgidos como en 1905 a la cabeza de la lucha revolucionaria. La revolución de octubre volvió a conducir a la fórmula bolchevique: alianza con los campesinos, expulsión de la burguesía del poder, aplazamiento del socialismo en Rusia hasta la revolución europea, erradicación de los mil residuos feudales, todo esto, incluso para los marxistas que niegan a la "democracia" todo valor absoluto, se consigue recorriendo rápidamente las fases de la democracia impulsándola hasta el fondo: solo después se la desecha verdaderamente.
En la parte de la reunión de Nápoles, ya desarrollada en resumen, hemos querido remachar por qué negamos que sea justo decir que Octubre fue una revolución burguesa. Revolución burguesa es aquella en la que la burguesía gobierna, dejando claro que lo hace como clase nacional e incluso extra-nacional y mundial.
Hemos dado tres caracteres radicales de la revolución
bolchevique,
que la separan en principio de toda revolución burguesa. Los
recordamos
resumidamente:
- Primero: condena de la guerra imperialista desde 1914,
condena
de los socialistas traidores que se adhieren a ella; consigna del
derrotismo
en cada país incluso individualmente, como única
vía para el
hundimiento
del capitalismo. Toda revolución burguesa fue por el contrario
nacional,
patriótica y defensora de la guerra, como intentaron hacer los
oportunistas
rusos después de febrero.
- Segundo: liquidación despiadada y extra-legal, en la
lucha
interna en Rusia, de todos los partidos oportunistas incluso campesinos
y obreros, y su puesta fuera de la ley. Esto siguió (con la
dialéctica
propia de aquella fase histórica) al descontado rechazo, en la
teoría
de Lenin, de aquellas fuerzas para gobernar en forma dictatorial sin y
contra la burguesía; con lo que, incluso en un cuadro social en
el que
al socialismo le faltaban sus bases económicas, se
afianzó el gobierno
revolucionario y totalitario del partido único del proletariado:
lección
de alcance y de fuerza mundial, golpe al oportunismo no inferior que el
asestado al socialpatriotismo de los renegados.
- Tercero: Restauración de la teoría del Estado y
de la
revolución
según Marx, y de la dictadura del proletariado como
transición hacia
la desaparición de las clases y del Estado mismo;
restauración de la
teoría del partido de clase como la establecieron Marx y Lenin –
contra
la desviación obrerista, y tradeunionista, o
incluso
"demoproletaria"
– por lo que es solamente el partido el que, sin consultas del tipo de
los engaños burgueses, representa a la clase y dirige la
revolución,
el Estado y la abolición sucesiva del Estado. Resultados de
alcance
mundial,
que en los años gloriosos que siguieron a Octubre fueron
flanqueados
con
la construcción de la nueva Internacional y su
denominación de
Comunista.
El reclamo de toda la lucha de los marxistas radicales al estallido de la guerra no solo era indispensable para la comprensión de la fases de la revolución en Rusia, sino también para establecer el valor exacto de la posición de Lenin. El dominante oportunismo estalinista de hoy, de hecho, tiene como fin atribuir a Lenin la falsa paternidad de la hipócrita fórmula: se puede y se debe construir el socialismo en un solo país. También ha especulado con la fórmula leninista sobre el derrotismo en la guerra imperialista, que tenía otro alcance muy distinto.
Tal fórmula no era nueva, y lo hemos probado con las mismas citas que Lenin usa en los escritos, a las que se ha recurrido, para apoyarse en la autoridad de Marx y Engels.
Los oportunistas dijeron: El partido socialista no puede dejar de
sostener
la guerra de su país, porque si se rechaza puede provocar la
invasión
por parte de un país menos avanzado en el que el veto socialista
no
pudiese
funcionar. A pesar de esto, dijo Lenin, es necesario sabotear aunque
sea solos y unilateralmente: mientras el ejército enemigo
avanza,
el proletariado derrotista tenderá a tomar el poder y
pondrá en
práctica
medidas revolucionarias. Le seguirá, o la revolución
también en el otro
país, o una nueva guerra que será, ésta sí,
guerra socialista y
revolucionaria.
Este punto difícil fue desarrollado por Lenin con el fin de
oponerse a
la forma pacifista de aversión hacia la guerra, basada
en las
consignas
pequeño burguesas de desarme universal y paz general, en el
"estamos
contra
todas las guerras porque se derrama sangre", sobre la
predicación del
rechazo individual al servicio militar, etc. El pacifismo,
estableció
Lenin en sus tesis siguiendo los fieles ejemplos de Marx, no es menos
contrarrevolucionario
que el nacionalismo: nosotros marxistas, hemos estado a favor de muchas
guerras y estaremos casi con certeza a favor de futuras guerras:
apoyamos
las guerras de liberación y sistematización nacional,
deberemos
sostener
las guerras revolucionarias de los países que hayan avanzado
más
allá
del capitalismo contra los países que sigan siendo
capitalistas
o que aún no lo sean. Aborrecemos esta maldita guerra del
período
imperialista
y todas las similares del futuro.
9 - REVOLUCIÓN EN UN SOLO PAÍS
¡Esta enseñanza básica es vergonzosamente falseada, precisamente por aquellos que la han olvidado, con las más bajas campañas de hoy sobre la posibilidad de paz universal, afirmada por Marx y Lenin como imposible entre estados capitalistas, y a cerca de la posible convivencia y alianza perpetua entre estados burgueses y socialistas!
Con esta amplia referencia de hechos y de datos documentados hemos podido clarificar las distintas fórmulas entre las que se crea la deseada y horrible confusión.
La primera confusión se produce entre la fórmula "socialismo en un solo país" y "socialismo en un país no capitalista", o sea "socialismo solamente en Rusia".
La fórmula marxista es que el socialismo es históricamente posible sobre la base de dos condiciones, ambas necesarias. La primera es que la producción y la distribución se realicen generalmente bajo la forma capitalista y mercantil, o sea, que se haya alcanzado un amplio desarrollo industrial, incluyendo empresas agrícolas, y un mercado nacional general. La segunda es que el proletariado y su partido consigan derrocar el poder burgués y asumir la dictadura.
Dadas estas dos condiciones, no se debe decir que es posible comenzar a construir el socialismo, sino que sus bases económicas ya están construidas, y se puede y debe iniciar inmediatamente la destrucción de las relaciones burguesas de producción y propiedad, so pena de que la contrarrevolución lo impida.
Donde la condición técnica y económica del primer tipo existe con certeza, ningún marxista ha afirmado nunca que la conquista del poder político por parte del partido proletario este condicionada a la simultaneidad en todos los países civilizados, como dice la fórmula estalinista ciegamente, o en un grupo de los mismos. En determinadas condiciones históricas de fuerza del proletariado es admisible la conquista del poder político en un solo país. Y si existe la condición del primer tipo, como se ha dicho, esto quiere decir que comienza enseguida la transformación socialista, como hecho destructivo mas que constructivo, para lo que en la avanzada Europa (y América) desde hace mucho tiempo las fuerzas productivas son suficientes, e incluso excesivas.
Si por el contrario, hablamos de un país en el que falta la primera condición de desarrollo productivo y mercantil, entonces la transformación socialista no será posible. Esto no quiere decir que, en determinadas condiciones históricas y relaciones de fuerza, no sea posible intentar y alcanzar la conquista proletaria del poder político (Octubre rojo) sin programa de transformación socialista hasta que la revolución triunfe en otros países que posean la primera condición, la del desarrollo económico.
Por lo demás, en la situación de un guerra imperialista (como lo era para Europa y Rusia), todo partido proletario debe dirigir la acción derrotista interna, aunque lo haga él solo, y si puede hasta la conquista del poder.
Por lo tanto, la tesis condenada desde el punto de vista marxista no es: También en un solo país es posible la conquista proletaria del poder – y – También en un solo país de pleno capitalismo es posible la transformación socialista. La tesis condenada es que en un solo país no capitalista sea posible, con la conquista del poder político, la transformación socialista.
La falsa tesis estalinista dice: es posible la construcción del socialismo (expresión incorrecta, la correcta sería transformación socialista) incluso en un solo país, atrasado y feudal, como Rusia, sin el apoyo de la transformación socialista de algunos países capitalistas ya desarrollados.
Lenin, como marxista ortodoxo, ha enunciado correctamente la tesis: del derrotismo y del poder en un solo país; de las medidas que "liberan" la transformación socialista del país capitalista avanzado, aun si esto conduce a una guerra, que será la guerra de clase. Con esto no se ha soñado nunca decir o escribir: con el derrotismo de la guerra y la conquista del poder sin la burguesía se puede dar curso en Rusia aisladamente, a la transformación socialista de la economía.
Por el contrario, en las tesis de 1915, corroboradas en los famosos dos artículos contra las ideologías de los Estados Unidos de Europa y contra el rechazo de toda guerra, una vez más está escrito que era lo que sucedía en Rusia, después del derrotismo y la liquidación de la guerra, y después de la conquista del poder: la fundación de una república democrática, en todos los sentidos.
Este falseamiento colosal se clarificará mejor más
adelante.
10 - LA LLEGADA DE LENIN A RUSIA
A los pocos meses de la caída del gobierno zarista en Rusia, había un gobierno provisional de kadetes, socialistas revolucionarios y mencheviques, y el Soviet de los diputados obreros y campesinos había reconocido que un gobierno tal debía conservar el poder hasta la convocatoria de una asamblea constituyente.
Este gobierno simpatizaba abiertamente con aquellos que habían sido aliados del zar en la guerra mundial, estaba influenciado por el apoyo de las burguesías occidentales, que por si solas le habían dado a la rusa la fuerza para subir al gobierno, se orientaba hacia la continuación de la guerra antialemana "democrática y nacional" ¡E incluso no había lanzado la consigna republicana tendiendo a una monarquía constitucional con un hermano del zar!
El partido bolchevique no había participado, es verdad, en un gobierno tal, pero no le había opuesto ni siquiera una oposición feroz, le concedía una benévola espera, solo invitándolo a trabajar por negociaciones de paz general, y aún menos había avergonzado a los oportunistas por su sometimiento a la burguesía nacional y extranjera y a su desvalorización y desautorización de los Soviets.
La llegada de Lenin abre una dura reprensión contra estas posiciones del partido bolchevique y de sus dirigentes rusos, entre los que Stalin y Kamenev estaban en primera fila.
Con amplias referencias que son recientes y no volvemos a resumir, hemos probado que la despiadada puesta en practica de la acusación ínsita en las tesis de Abril no tiene el alcance: "Habéis dejado de pasar de la revolución democrática a la revolución comunista que hoy la guerra pone al orden del día".
El contenido de la reprensión es muy distinto, no es tan amplio, y sólo a los pobres de espíritu les pareció temerario y alocado. Se limitó a la ardiente censura: ¡Allí donde la teoría del partido os señalaba claramente el camino, habéis dudado y desviado! De las "dos tácticas en la revolución democrática", en lugar de aplicar la justa, habéis seguido la menchevique, o al menos os habéis dejado sugestionar por ellos, creyendo en el famoso "valor absoluto" de la democracia, que para nosotros es solamente un obligado pero contingente pasaje, un puente que a nuestras espaldas debemos quemar. Habéis violado la enseñanza sobre la guerra: allí donde esta estableció que era imperialista y a sabotear desde todas partes, francesa, alemana, rusa, etc..; habéis hecho concesiones a la política que afirma que la caída del zar y la subida al poder de los burgueses han convertido la guerra en justa, y estáis a punto de pasar al "defendismo".
Las tesis de Lenin, deslumbraron reconstruyendo toda la política revolucionaria del partido: capacidad no ínsita en el hombre, por excepcional que fuera la máquina de su cerebro, sino en la preventiva teoría internacional y rusa del partido, pasada por el examen de tremendos pasajes históricos.
Contra la guerra y a favor del derrotismo siempre. Contra el
gobierno
provisional, denunciándolo enseguida como agente del capital.
Contra
sus
aliados populistas-campesinos y contra los mencheviques que han
condenado
en los congresos no solo la toma del poder sino la participación
en él.
Para que pase todo el poder a los Soviets. No hay que luchar contra el
Soviet, mayoritariamente derechista, sino penetrar y conquistarlo hasta
desenmascarar a los mencheviques y a sus socios. No a las alianzas con
la Asamblea parlamentaria, sino dictadura de los Soviets, o sea, del
proletariado
y de los campesinos. No a la payasada de proponer la instauración
del
socialismo, sino la preconización del socialismo,
que le
será
dado a Rusia solo por la revolución europea. Acción legal
hoy, ilegal
e insurreccional en un mañana no lejano. Inmediata
nacionalización de
la tierra, control industrial, nueva Internacional, y nombre de
comunista
al partido, para destruir internacionalmente la guerra y el capital.
11 - TEORÍA E HISTORIA. DE ABRIL A JULIO DE 1917
Existen pocos ejemplos de una unión tan precisa de los acontecimientos con un curso que reclamó ser conducido por un potente e incansable trabajo de decenios, en el que encuentra sus fundamentos. ¿Fue quizá Lenin el que plegó los acontecimientos a su plan genial, o diabólico para sus enemigos, o no es más bien una inmensa deuda del movimiento hacia él en la afirmación de que la doctrina de partido debe guiar los movimientos, y no las oportunidades y las conveniencias de las situaciones especiales que se van determinando y en las que, observando bien, se podrían, si creyéramos a los bobalicones y según el jactarse de todo politicastro dirigente, discernir las fisuras en las que apoyar la pálida palanca de la acción? Todos elevaron contra Lenin sus reprimendas, le reprocharon su reciente llegada y el omitido estudio de los nuevos hechos de una Rusia original e imprevista. Pero Lenin descendió del tren, entró en la reunión, y habló "con los ojos cerrados", según su línea inflexible: después los oyentes supieron que los idiotas, en su casi totalidad, eran precisamente ellos.
Pocas semanas después, en la Conferencia de Abril, Lenin repitió sus conceptos y volvió a escribir más difusas fórmulas lapidarias, precisando la futura tarea: los trabajadores y el partido sienten que están sobre la vía segura y avanzan en frente compacto.
Muy pronto los acontecimientos demostraron que ruina se habría engullido a la revolución sin aquel decidido golpe de timón.
Se celebra en toda la Rusia libre el Primero de Mayo, y en
aquella
fecha el ministro de Asuntos Exteriores, Miliukov, compromete al pueblo
ruso con la promesa a los aliados de continuar la guerra. El 3 de mayo
los bolcheviques protestan con manifestaciones armadas contra el
comunicado
de Miliukov. El 14 de mayo el Soviet vota aún por el gobierno de
coalición.
El 15 dimite Miliukov. El 16 llega Trotski y ante el Soviet, con su
discurso,
se adhiere totalmente a la política de Lenin, que el 17 en una
carta
abierta
al Congreso de los Campesinos incita a la guerra despiadada contra la
burguesía
imperialista y los "social-compromisistas" que la apoyan. Se forma el
gobierno
de coalición, con el socialrevolucionario de derechas, Kerensky,
como
ministro de la guerra. Este, el 20 de junio ordena la ofensiva en el
frente:
los oportunistas preparan manifestaciones contra Kerensky y la guerra.
Mientras, el 19 de julio fracasa la ofensiva en el frente y los
alemanes
irrumpen por Tarnopol, estalla en Petrogrado la insurrección
armada, si
bien los bolcheviques intentan retrasarla. Lenin y Zinoviev, son
buscados
como agentes alemanes por la policía de Kerensky, convertido en
primer
ministro. Muchos dirigentes bolcheviques, entre ellos Trotski, son
detenidos:
el partido por obra de Stalin esconde a Lenin.
12 - DE JULIO A OCTUBRE. LA REVOLUCIÓN ESTALLA
En agosto el sexto Congreso del partido bolchevique, con la ausencia de muchos compañeros en situación ilegal, elige al nuevo comité central (los 32 de Octubre) y confirma totalmente la línea de las Tesis de Abril.
El 31 de agosto el frente se rompe y cae Riga. Kornilov, que había sustituido a Brusilov a la cabeza del ejército es destituido por Kerensky, que teme haber promovido a las fuerzas reaccionarias: Kornilov avanza sobre Petrogrado. Reacción de las masas de todos los partidos obreros, predominio en la lucha de las fuerzas bolcheviques que han ofrecido tempestivamente el frente único. Kornilov es detenido en el cuartel general, los dirigentes bolcheviques excarcelados. El 18 de septiembre en el Soviet (el plan se cumplió matemáticamente) pasa la primera resolución de la fracción bolchevique: el presidium menchevique-eserista (socialistas-revolucionarios) dimite.
24 de septiembre: para la presidencia del Soviet de la capital, Trotski arroja fuera del escaño al mal afamado menchevique Cheidre. Mientras, el Soviet invoca una conferencia democrática al Congreso Panruso de los Soviets, de la que desconfiaban los bolcheviques, y elige un Consejo de la República o Preparlamiento. Lo abandonan enseguida los bolcheviques y los socialrevolucionarios de izquierda, que cierran un pacto de acción.
El 22 de octubre el Soviet elige un comité militar, presidido por Trotski. El 23 de octubre el Comité Central del partido bolchevique vota la insurrección. La propone Lenin, votando en contra Zinoviev y Kamenev. El 29 de octubre el comité los deplora a los dos, los cuales responden en la prensa. Los mencheviques consiguen posponer del 2 al 7 de noviembre el Congreso panruso de los Soviets. Al Soviet de Petrogrado se adhieren las fuerzas de la fortaleza de San Pedro y San Pablo.
El 7 de noviembre el gobierno de Kerensky, que se ve perdido, ordena la detención del Comité Militar del Soviet: es el final; caerá después de dos días de batallas en las calles. Lenin hace su aparición en el Congreso panruso. El gobierno es detenido.
En la segunda etapa la Revolución ha vencido, por el camino
que la
potencia de la doctrina revolucionaria había señalado.
13 - TOTALIDAD INEXORABLE DE LA REVOLUCIÓN POLÍTICA
Realizada el 25 de octubre - 7 de noviembre de 1917, la conquista del poder político con el derrocamiento del Gobierno Provisional de coalición burgués menchevique populista, se abre en toda su amplitud la cuestión de las tareas de esta revolución, nueva y original en la historia. A los historiadores idealistas les gustará identificar la Revolución con un burguesísimo "telefonazo" de Lenin, pero nosotros no nos perderemos detrás de tales banalidades, a las que hoy podría seguir la hipótesis que se les lanza como alimento a millones de conformistas, de otro telefonazo de Stalin: ¡Construyase el socialismo! Una revolución plantea ella misma las tareas, no las recibe. Nadie en un momento similar piensa en "poner en vigor el comunismo". La serie histórica es muy distinta.
Por claridad de exposición distinguiremos (aquí para consumados dirigentes) las tareas políticas, o mejor político-militares, y las sucesivas tareas socioeconómicas.
Una primera tarea es completar la revolución. La Revolución como relación de fuerzas políticas es algo que tiene dos únicas eventualidades: Nada o Todo. Una segunda tarea (todas en realidad se presentan agolpadas, inseparables) es la lucha para aniquilar la guerra internacional y la guerra nacional. Una tercera es la de rechazar la ola feroz de vientos contrarrevolucionarios: la guerra civil. Estas tareas que todavía no son económicas en sentido de máxima, ocuparán, las dos primeras, el 1° año; la primera y la tercera, al menos otros dos años.
Cuando el partido comunista llega al poder, después de la fase de conquista pacífica del Soviet, y después de la insurrección armada, los partidos burgueses y social-oportunistas son puestos fuera de la ley, pero quedan aún dos cosas: el bloque de gobierno con los socialrevolucionarios de izquierda; las elecciones en curso para la Asamblea Constituyente a la que, teóricamente, se le debiera atribuir el poder. La primera en desaparecer es esta segunda posición espuria. "Por fortuna" se está en minoría en la Constituyente, y el 19 de enero de 1918, Lenin debe ordenar (Su fuerza está aquí, y es la fuerza de partido: para hacer esto no debe superar ningún obstáculo teórico) su disolución por un pelotón de marineros rojos. Unos días después, el Tercer Congreso Panruso de los Soviets se declara depositario único del poder, nombra al Comité Ejecutivo permanente (no es Parlamento ni Antiparlamento: es la negación histórica, el fin de los Parlamentos, porque es la dictadura de clase contra la ficción de la verbena interclasista) y este designa al Consejo de Comisarios del Pueblo, que es el gobierno. La palabra Pueblo nos demuestra que se tiene en cuenta que no se trata de una revolución proletaria pura, incluso socialmente.
En estos tres órganos están también los eseristas de izquierda. Los echará fuera (una vez más, decisión no contradicha ni embarazosa en teoría, impuesta no por dirigentes sino por la historia) solo el curso de la segunda tarea: destrucción de la guerra nacional.
Debiendo seguir la alta función doctrina-historia, la cronología no es de rigor. Después de Brest-Litovsk (rápidamente), los eseristas, que eran la expresión del bloque campesino con la revolución, hasta entonces, rompen duramente: en Marzo de 1918 habían salido del gobierno, en julio denuncian a los bolcheviques como enemigos, asesinan al embajador alemán Mirbach para desencadenar la guerra nacional antialemana, y se sublevan armados en Moscú, mientras que por otros frentes avanzan los alemanes y los primeros ejércitos contrarrevolucionarios. El 30 de agosto dispararán contra Lenin, matan al gran compañero Uritsky.
Es la hora en la que, y que revienten los autores de escritos de pacotilla, la revolución finalmente se presenta como es: la Dictadura de Partido se integra en Terror de Partido. Antes que tantísimos enemigos señalasen otras ventajas, el 17 de julio ya había sido suprimida la familia imperial. La burguesía mundial chilla y se escandaliza, olvidándose sus orígenes (igual que sus encubridores Kautskianos), por la fundación de la policía roja, el sistema de los rehenes de clase y de la represalias contra los "inocentes". ¿Pero hay culpables para el marxismo en la historia? No, como no hay ni beneméritos ni taumaturgos.
Las grandes cuestiones de la dictadura y del terror están
resueltas,
una vez más, como todo marxista sabía. El
entusiasmo de los
revolucionarios
de todo el mundo sube como una marea.
14 - DESTRUCCIÓN DE LA GUERRA IMPERIALISTA
Desde abril a octubre los bolcheviques se dedicaron a explicar su consecuente y poderosa fórmula histórica de la revolución rusa, la situación internacional y la guerra imperialista. Se trata de una revolución burguesa antifeudal; que le interesase al proletariado ya se sabía desde el ABC de 1848. En aquella situación de capitalismo naciente (lo que, en el determinismo histórico equivale a socialmente útil, benéfico, incrementador – insustituible – de productividad del trabajo e intensidad de consumos, propulsor hacia delante de las capacidades proletarias de clase) existía alianza abierta, lucha común, solidaridad, más allá que el derrocamiento de la servidumbre feudal y del absolutismo, incluso para la fundación del estado nacional y para las guerras con tal fin. En la época de la Revolución Rusa, en el mundo hay un capitalismo parasitario, desarrollado hasta llegar a quedarse sin impulso, empachado por la economía productiva, generador de guerras no de sistematización en mejores formas modernas, sino de puro bandidaje explotador.
En este caso es necesario trabajar también por una revolución antidespótica que puede quedarse en la fase capitalista, pero no puede hacerse una alianza con la guerra de la burguesía, una solidaridad que no solo sea en guerra civil (antizarista) sino en guerra exterior. De forma cruda, no nos cansamos de decirlo, el proletariado se encarga de la revolución burguesa, se encarga de la dirección de los campesinos en la misma, pero no se alía con los partidos burgueses, tiende a tomar todo el poder contra la burguesía local y todos sus aliados oportunistas, y sus asociados internacionales.
El bolchevismo asumió esta dura tarea, por muy tremenda que fuese la apuesta. Una breve invitación a las negociaciones mundiales; los aliados callan: enseguida la oferta unilateral a los alemanes, que apremian en la frontera.
Primera delegación Joffe en diciembre de 1917. Condiciones inaceptables. Segunda delegación Trotski en enero de 1918. Durísimas condiciones, que comportan anexiones de pueblos eslavos. Tres fórmulas: Lenin (enemigo feroz de las anexiones activas): aceptar y firmar la paz; Bujarin: guerra revolucionaria contra los alemanes; Trotski: ni paz ni guerra, no firmar.
El Congreso de los Soviets está por la última fórmula. La delegación se retira sin firmar tratados. El ejército alemán avanza. En el Comité Central, Trotski liquida el llamamiento a los aliados para ayudas militares. El 23 de febrero, Berlín dicta un ultimátum agravado: En el Comité Central, siete votos a favor de Lenin (aceptación), cuatro a favor de Bujarin (rechazo), que dimiten, y se abstienen cuatro con Trotski. El 3 de marzo, firma del tratado. El Congreso del Partido lo aprueba, condenando a los "comunistas de izquierda" de Bujarin; como se ha dicho, el partido comunista rompe con los eseristas, últimos aliados.
El partido está solo. La guerra es destruida.
Baste este apunte de portada tan grande. Hacemos notar solamente que la izquierda revolucionaria del partido socialista italiano hizo suya todas las posiciones de Octubre: conquista del poder, dictadura, disolución de la Constituyente, ruptura con los Socialistas Revolucionarios (S.R.), estrategia terrorista; bastaría con disponer de una serie de la revista "Avanguardia" de los jóvenes socialistas, con los comentarios, diríamos excitados, semana a semana. En el "Avanti" un artículo del mismo origen, incondicionalmente por las tesis de Lenin: "La Revolución Rusa en una Fase Decisiva", dirigido a combatir las incertidumbres de los compañeros que consideraban la posición demasiado a la derecha, conciliante.
Y un único comentario a tanta distancia: Trotski es acusado
hoy de
haber sido entonces un "agente del imperialismo alemán"
¡evidentemente
para el honor de esta rancia censura burguesa, conocida por todos los
revolucionarios
de aquella época, era Lenin quien tenía el mayor derecho!
Pero él había
visto anticipadamente el efecto sobre las ulteriores vicisitudes y
sobre
el hundimiento alemán, que no podía seguir si no hubiese
llegado a
hacerse
evidente la antitética posición del imperialismo
germánico y de la
revolución
rusa: contra la que los imperialismos del otro campo se arrojaron al
mismo
tiempo.
15 - TRITURACIÓN DE LAS CONTRARREVOLUCIONES
Sigue una tremenda fase de luchas, choques, y guerras realizadas para defender el poder conquistado. Ni las únicas dificultades son las militares en el sentido técnico: la economía y la producción van decayendo cada vez más, cae por debajo del desastroso nivel de la época zarista, del de la época del gobierno provisional: carestía y epidemias en amplio territorios, hambre en las ciudades, falta de armas, municiones, divisas etc.
Baste por el momento el descarnado elenco de los frentes de ataque contrarrevolucionarios y de contraataque bolchevique.
Ya el Tercer Congreso, en enero de 1918, se declara en guerra con la Rada Ucraniana, ligada a los alemanes y a las fuerzas de los generales: Alexeiev (sudeste), Kaledin (Don), Kornilov (Kuban). Pero otros frentes "estallan". Abril: los japoneses en Vladivostok. Mayo: avance de Mannerheim en Finlandia. Revuelta de los checoslovacos en el Volga. Junio: los Blancos (zaristas) amenazan Zaritsin. Agosto: los aliados desembarcan en Arkángel. Los ingleses marchan a través de Persia sobre Bakú. Los Blancos en Jassy (Rumania), proclaman al general Denikin dictador de Rusia. Kolchak toma el poder en los Urales, derrocando al "gobierno de la Constituyente", burgués oportunista. Diciembre: los franceses en Odessa.
1919 será el año de los contraataques. Después del armisticio y de la caída de la monarquía alemana, los bolcheviques anulan el tratado de Brest y abaten en Ucrania al hetman Skroropadsky, filo-germánico.
En marzo de 1919 Kolchak aún avanza sobrepasando los Urales. Los franceses avanzaban desde Odessa: pero en abril la evacuan. Mayo: el ejército rojo rechaza a Kolchak, pero entretanto desde occidente Judenich, criatura de los ingleses, amenaza Petrogrado. Vuelve a ser rechazado, pero Denikin toma Jarkov en Ucrania y en septiembre está en Kiev. En octubre ocupa Orel y apunta hacia Moscú. Pero el 21 de octubre los rojos derrotan a Judenich en Pulkovo, y a Denikin en Orel. En noviembre una gran ofensiva rechaza a Kolchak más allá de los Urales; en diciembre los tres ejércitos de la contrarrevolución están en disolución, perseguidos con energía y sin cuartel. En febrero de 1920 Kolchak entregado por los franceses, es ajusticiado.
Pero 1920 es el año de la guerra ruso-polaca, que
suscitó tantas
ilusiones
en vano. Estonia, Lituania y Polonia, sostenidas por los ingleses y
franceses,
se preparan para invadir Rusia: solo la primera acepta la paz: En mayo,
en el sur el barón Wrangel forma un nuevo ejército
blanco, después de
la derrota de Denikin, y avanza desde Crimea. En junio es rechazada la
ofensiva polaca. Tukachevsky dirige a los rojos a Vilno, a Brest y
junto
a Varsovia, pero la maniobra defensiva guiada por el general
francés
Weygand
rompe el cerco rojo, y en septiembre, fracasa el plan de apuntar al
corazón
de Europa, se firma la paz con Polonia. En noviembre también
Wrangel es
aplastado. Georgia y Armenia son ya rojas. La guerra civil ha
terminado:
en marzo de 1921 estalla una revuelta de la guarnición de
Kronstadt,
sofocada
rápidamente, y cuyos orígenes no están hoy
todavía claros. Toda Rusia,
después de más de 4 años desde la victoria de
Octubre, está finalmente
controlada por el partido comunista. Hasta entonces la pregunta: ¿Qué
debe hacer el partido llegado al poder? En el fondo ha tenido una
sola
repuesta: ¡Combatir para no perderlo!
16 - EL TRÁGICO CAMINO DE LA REVOLUCIÓN EUROPEA
Si bien el tema, cuyo desarrollo está aquí resumido, nos empuja hacia las cuestiones de estructura económica, aún queda un aspecto político fundamental del gran acontecimiento, y este se refiere a la Internacional proletaria.
En sustancia no había "nada que hacer" transformando socialmente a Rusia, porque haciendo la guerra no quedaba tiempo, y porque ya se sabia lo que se debía hacer, más allá de asistir a la germinación de formas capitalistas liberadas – por el proletariado – de trabas feudales: se debía hacer palanca sobre el movimiento proletario exterior, para la liquidación de la guerra, por la revolución socialista. Punto central este de la perspectiva de Lenin, identificado con el de la separación de Rusia del engranaje imperialista.
Movimientos contra la guerra como desprecio hacia la traición de tantos dirigentes socialistas no habían faltado en todas las naciones de Europa, y en las vicisitudes del final de la guerra les hacían presentirlos más amplios. Desgraciadamente la revolución no puede surgir solo del cansancio y de la desesperación, sino que tiene necesidad de la defensa de la línea continua de clase, que la traición de 1914 había roto en casi todo el frente mundial.
Los episodios más relevantes de la postguerra fueron los del movimiento spartakista entre 1918 y 1919 en Alemania, aplastado por el gobierno de la recién nacida república burguesa socialdemócrata y de las grandes acciones de masa en Italia en 1919 y 1920, ahogados por la orgía democrático parlamentaria, que también fue aceptada por los socialistas que se jactaban de no haber aceptado la guerra, de los caducos intentos en Hungría y en Baviera, que luego de breves éxitos cedieron a la represión burguesa.
La Internacional Comunista invocada desde 1914 por Lenin, fue fundada en el primer congreso de Moscú del 2-19 de marzo de 1919. Fue consolidada en el segundo, del 21 de julio al 6 de agosto de 1920, que definió la base teórica y organizativa, quizás ya con retraso sobre la ola revolucionaria. Desde este congreso en adelante fue cada vez más evidente que a pesar de la gran victoria de Rusia, el oportunismo de occidente tenia todavía notable incidencia sobre la clase obrera, y que la enfermedad de 1914 no podía tener tan rápida curación.
Las cuestiones sobre la actitud a tomar ante esta situación, y sobre la divergencia que surgió con grupos de izquierda, y especialmente con el Partido Comunista de Italia, fundado en enero de 1921, vendrá tratada en un próximo informe en otra de nuestras reuniones, sobre la base de la notable documentación de la que se dispone; y se pondrá en evidencia como nuestra total adhesión a la perspectiva de Lenin y de los rusos de entonces sobre la vía de la revolución en Rusia, deviene abierto desacuerdo acerca de la estrategia de la revolución europea, que no debía, por razones evidentes, volver a calcar las mismas vías de incitación a clases y partidos no proletarios, siendo ya otro el grado de desarrollo de las formas sociales – y con la denuncia de peligros de degeneración revolucionaria que por desgracia el futuro debía confirmar.
Antes de pasar a la parte que trata la naturaleza económica y social, y en las tres fases en las que se la suele considerar, ahora conviene todavía recordar qué valoración siguió el comunismo mundial, pasada la primera postguerra, ante las siguientes cuestiones: ¿Cuál es el curso de la revolución internacional? ¿Nos espera una larga estabilización del sistema capitalista? ¿En tal caso, cual es la tarea del partido y del poder rojo?
Surgió ante tal escollo el problema que hoy se discute. Hasta 1924 todos sabemos, a pesar de las falsificaciones sistemáticamente organizadas, que solo se interrogaba como se podría suscitar la revolución alemana y occidental. Pero es desde 1926 cuando surge el problema de la conducta a tener en la hipótesis de que la insurrección de la clase obrera en Europa (esperada en vano durante nueve años) debiese faltar.
El choque de las opiniones en este terreno volvió a resultar
particularmente
sugestivo en la reunión del Ejecutivo Ampliado de la
Internacional, que
tuvo lugar en noviembre-diciembre de 1926, sucesiva a la de
febrero-marzo;
y en el informe nos hemos detenido en dicho punto; antes de tratar de
la
sociedad rusa bajo el perfil económico, de los cursos que
presentó y
presenta; puesto que el debate es el mismo que hoy, los problemas
fueron
expuestos claramente – y es solamente ahora cuando resulta mucho
más
fácil para todos verificar la confirmación del
planteamiento marxista
integral, y ortodoxo.
17 - LA INSUPERABLE ALTERNATIVA HISTÓRICA EN 1926
Haremos uso – en su lugar más ampliamente – de tres discursos: Stalin, Trotski, y Zinoviev, y de un cuarto con imitación servil, pero extrañamente expresivo, del italiano Ercoli. Es conocido que las divergencias rusas habían comenzado antes: ya en vida de Lenin existía la oposición obrera; desde 1924 estaba ya en clara oposición Trotski, pero su voz no había pasado de los congresos del partido a los de la internacional: le atacaban fieramente, Zinoviev y Kamenev, ligados a Stalin. En 1926 Zinoviev y Kamenev habían pasado a la oposición: quien conocía bien las cuestiones rusas les colocaba desde febrero junto a Trotski, a pesar de las recientes y violentas polémicas ¡Pero esta era la primera vez que se discutía públicamente la cuestión rusa, que era evidentemente la más alta cuestión del comunismo mundial! En febrero había sido obstaculizada. Por primera vez se plantea la cuestión: dado que la revolución europea no se ha producido, dediquémonos a convertir en socialista a Rusia. Esta es la fórmula de Stalin. Bujarin, que comprenderá más tarde, y siempre demasiado tarde, esta con él.
El primer desacuerdo es sobre los hechos: hasta 1924, hasta que Lenin estuvo vivo, esta divergencia no existió, todos eran del parecer de que la tarea era la de mantener el poder bolchevique y acelerar la revolución europea, y no veían un camino distinto que este para llegar al "socialismo" en Rusia. Stalin y los suyos sostienen por el contrario, como ya sabemos, que la tesis del "socialismo en su solo país" – como ellos malamente enuncian la pretensión de "socialismo en la sola Rusia" – habría sido enunciada por Lenin en 1915 y en 1917, y varias veces después de Octubre.
La contradicción es plena y potente. Stalin presenta su tesis todavía con prudencia. Trotski no pudo hablar hasta el final, perdió tiempo en la defensa de conocidos ataques personales, luego fue interrumpido por haber consumido el tiempo. Queda el discurso de Zinoviev, completo y teóricamente impecable. Por primera vez, el conciliador, el acomodante Zinoviev hace notar que se han hecho demasiadas concesiones, y vuelve como fuerte marxista sobre el plano revolucionario de los principios, que enuncia sin dudar y con demostración eficientísima. El concluirá diciendo: no estoy con vosotros, mayoría, no puedo aceptar vuestra linea, liberarme del cargo de Presidente de la Internacional, mantenido durante tantos años. Este discurso es lo mejor del viejo compañero de Lenin: más adelante, el se arrepentirá, pero formalmente; después morirá por su línea de oposición, y a su lado, irreductible acusado, estará el otro marxista, Bujarin que – aquí – fieramente le combate.
Stalin. Plantea la cuestión de la edificación del socialismo sobre la base de las solas fuerzas internas de la Unión Soviética. Luego se pregunta qué significa esto; y explica: ¡Significa la victoria de las fuerzas proletarias sobre la burguesía rusa! Si esto no fuese posible, afirma, deberíamos dejar el poder y convertirnos en un movimiento de oposición. Tenemos el desplazamiento completo de la cuestión económica al plano político. La victoria política, dice Stalin, con la dictadura del proletariado la tenemos, o sea, tenemos la base política para el camino hacia el socialismo. Por tanto ahora podemos "crear una base económica del socialismo, los nuevos fundamentos económicos para la edificación del socialismo".
Hasta este punto Stalin domina su conversión teórica. Lenin había definido como ceguera la "construcción del socialismo". Stalin habla de edificar no el socialismo, sino sus bases económicas. La fórmula era todavía aceptable.
¿En qué consiste la base económica del socialismo? Simple: en el capitalismo industrial.
Para ir más allá: nosotros negamos que el socialismo se edifique y que pueda surgir en Rusia sin la revolución socialista internacional. Nosotros no negamos que se pueda edificar en Rusia la base económica, que antes faltaba, para el futuro socialismo, o sea, la industria capitalista. En Rusia, precisamente, se está construyendo capitalismo, lo que está claro y es lógico, y es también en el sentido histórico un hecho revolucionario. Pero todo iría bien si no se pretendiese que las relaciones económicas y sociales surgidas desde 1926 hasta hoy (1955) sean propias de una sociedad socialista.
Zinoviev, al que se unió con mucha claridad y vigor Kamenev. Su documentación, sobre todo basada en Lenin, de que antes de 1924 nadie había previsto la transformación socialista integral en la sola Rusia, es definitiva. El le demuestra a Stalin que también este razonaba así. Su reconstrucción, sobre Marx, Engels, y Lenin, de las tesis sobre la internacionalidad de la revolución socialista y sobre el desarrollo desigual del capitalismo en el mundo, está en absoluta línea teórica con la expuesta por nosotros hasta aquí, o sea la única proponible. Finalmente la cuestión campesina es planteada por Kamenev en toda su claridad. Alianza del proletariado con el campesino en la revolución rusa es distinto a la utilización del campesino con fines socialistas. Luego, Kamenev, reivindica luminosamente tal tarea para el partido de la clase obrera asalariada, y demuestra haber identificado siempre la dictadura de clase con la del partido, rechazando las acusaciones de liberalismo organizativo y fraccionismo. No menos decidido está sobre la cuestión del pesimismo u optimismo sobre la revolución mundial. Finalmente su posición llega a ser la que en vano tantas veces le presentamos: el modo de dirigirse como revolucionario no depende de las situaciones, no se deforma según el viento.
Trotski. Es aún más decisiva, en un discurso no por su culpa incompleto, su perspectiva sobre la revolución socialista y su confutación con el adocenado expediente polémico de Stalin: Entonces dejemos el poder.
Nosotros no admitimos una estabilización del capitalismo más que como ola precaria insertada entre las inevitables crisis, y creemos en su hundimiento ¿A qué distancia? lo hemos esperado desde 1917 a 1926 cuando parecía más cercano que ahora. El partido proletario en Rusia, aun sin disimular que por sí solo no puede llegar a la sociedad socialista, defiende el poder revolucionario, y puede si es necesario defenderlo durante otros decenios, luchando contra las fuerzas de la burguesía mundial y contra sus tentativas de volver a tomar el poder en Rusia. Trotski opone un limite de 50 años, haciendo reír animosamente a los duendes de la mayoría.
En la exposición resumida aquí, el relator desarrolló este dato, ilustrando el difícil punto de la previsión histórica. Osó decir que la tercera oleada contrarrevolucionaria estaba entonces justamente descontada, que 30 años han pasado desde aquel debate, y que otras cuantas de nuestras inducciones, que quizás muchos creen que no conviniese arriesgar, coinciden en una fecha sobre 1975 para una tercera guerra universal, y para el nuevo curso revolucionario proletario. Esto entona con el largo medio siglo del discurso de Trotski.
Para acabar. El elaborado comentario de esta discusión de
1926, todo
él dirigido a sostener la irritante tesis de que pueda
convertirse en
obra científica marxista del futuro, se detuvo en el discurso de
Ercoli,
que quiso darle al amordazado León el golpe de gracia. Este
embistió
contra el pesimismo oportunista, afirmo que ellos – los "centristas",
decimos nosotros – tenían mucha más prisa, y
habrían retornado mucho
antes sobre el desencadenamiento intransigente de la revolución
europea.
Ya que Ercoli es Togliatti, será divertida la
confrontación de aquellas
palabras con sus posiciones actuales, en el hecho y en la
palabrería,
la prueba es que Togliatti ve el curso de la sociedad italiana y
europea,
hoy que Trotski ha sido suprimido, refractario como entonces, con una
medida
no de 50 sino de 500 años, poniendo a una distancia de
años simplemente
la entrada de su partido en un gobierno con los clericales, y
prometiendo
durante el medio siglo et ultra el respeto integral de la
Constitución
burguesa.
18 - ECONOMÍA: PRIMER PERIODO. EL LLAMADO "COMUNISMO DE GUERRA"
Desde 1917 a 1921 el cañón de la carabina no dejó de escocer en las manos. ¿Cuál fue la fórmula económica? Deberíamos recordar innumerables episodios de casi 40 años, para sostener la incansable campaña contra la insidiosa pretensión de que fuésemos a Rusia a ver lo que era el socialismo. El marxista no imita a Tomás que quiso introducir los dedos en la herida del costado. Sabemos lo que será el socialismo, sin haberlo visto, y sin la pretensión de verlo. En la reunión, también fue expuesto un tema similar: el carnet de militante, no es una entrada para el cine; no se devuelve el dinero por la falta de espectáculo.
Sin embargo, era hermoso oír en Moscú que no se pagaba el pan, el tranvía, o el tren, y no ver comercios verdaderos y propios (hoy brillan más luces que en Nueva York), salvo algún puestecillo de miel, oír bromear entre limón y millón, que se dicen allí más o menos como aquí [en Italia], oír que no se pagaba la casa (¡contra Engels!) y otras medidas. Esta situación ha sido descrita, otras veces, como comunismo de guerra, con evidente alusión a la guerra civil, dado que la mundial había acabado unos meses después, para Rusia, y aquí se hace referencia a todo el año 1920.
¿Quizá se entiende al decir con la expresión comunismo de guerra, que se hubiese considerado posible adoptar enseguida medidas comunistas, y que solo en un cierto punto se haya constatado que se trataba de una anticipación ilusoria, y que pasada la primera exaltación se haya comenzado a definir mejor el fondo económico de la situación? Nunca jamás: el comunismo de guerra no es un hecho original de Rusia o de 1917: es universal y viejo. Tenía vigencia en toda ciudad asediada: al igual que el mantenimiento del ejército especialmente moderno, se lleva a cabo con la fórmula no de economía individual, sino colectiva, y el soldado que en la Edad Media tenia un sueldo, en la época burguesa no tiene salario, también en las ciudades asediadas el mercado es sustituido por el racionamiento: los ratones capturados en las alcantarillas de París en 1870-71, no se cotizaban en la bolsa, sino que se repartían en especie.
Comunismo de guerra: no porque en el poder estuviesen los
comunistas,
y se desazonasen por poner en práctica a Marx o a Moro, sino
porque
Rusia,
reducida en un cierto momento a un cerco de 200 km. de diámetro
en
torno
a Moscú, era como una ciudad asediada. Soldados y ciudadanos
tenían que
comer: grupos de obreros comunistas o de soldados rojos iban al campo y
tomaban
el grano donde lo encontrasen, dejando o no un papel. Hitler, en la
última
guerra, ha hecho algo no muy distinto, y en forma más
hipócrita lo han
hecho los americanos, imprimiendo papel moneda. La fórmula: la
guerre
est la guerre, vale como esta otra: je prends mon bien
oú je le
trouve.
19 - SEGUNDO PERIODO: LA NUEVA POLITÍCA ECONÓMICA
Este período, tanto en la reunión de Nápoles como en la de Génova, fue tratado utilizando como guía el famoso opúsculo de Lenin sobre el Impuesto en Especie de 1921, y de un discurso de Trotski sobre la NEP y sobre el capitalismo de Estado
Estos y otros textos bastan para probar que no existió, como puede parecer habitualmente según la versión popular y abreviada, ninguna "rectificación de tiro", sino que se aplicaron datos y normas conocidos y reconocidos desde hacia tiempo.
Pasar de la requisición del grano por la fuerza armada a la tasación de un porcentaje que los campesinos debían entregar al Estado, solo expresa la diferencia contingente entre la situación en la que el Estado se dispone esencialmente para una defensa militar también contra los enemigos de clase del campesino que trabaja, siembra y recolecta, aunque las urgencias de la guerra no den tiempo para tantas explicaciones; y una situación de menor emergencia en la que el Estado revolucionario comienza a hacer comprender al campesino que por un lado le paga también con servicios civiles y públicos, que le hacen falta, por otro lado puede dejarlo libre de vender a la luz del sol todo cuanto no es para su consumo directo, como lo hacia antes a la insuprimible red de los "especuladores". Insuprimible, por una revolución económica no socialista, como era aquella.
Lenin, tan paciente como explícito, diseña el histórico cuadro, ante todo, con palabras que retoma de un escrito suyo de 1918, por tanto inmediatamente sucesivo a la toma del poder ¿qué es ahora socialmente Rusia? En eso estamos.
En el lugar del análisis completo, ahora se necesitan pocos apuntes. La acostumbrada explicación a los impacientes. "República Socialista Soviética" significa la decisión del poder soviético de realizar el pasaje al socialismo y no significa efectivamente que ya sean socialistas los ordenamientos actuales. (Hoy, está claro, que no significa ya ni siquiera la primera cosa).
Si pasamos al capitalismo de Estado sería un gran salto a delante, aun sin ser todavía efectivamente el socialismo. Luego la famosa serie de elementos sociales del macrocosmos ruso: 1) Economía campesina patriarcal natural. 2) Pequeña producción agrícola mercantil. 3) Capitalismo privado. 4) Capitalismo de Estado. 5) Socialismo. La lucha en 1921, establece Lenin, no está entre los escalones 4 y 5, sino entre el 2 y el 3 contra el 4 y el 5. El campesinado está con el capitalismo privado contra el capitalismo estatal y el socialismo.
Luego viene la aclaración de la naturaleza del capitalismo de Estado, con el ejemplo de Alemania. Lenin dice, si nosotros sumásemos el poder político que tenemos en Rusia, con el desarrollado capitalismo de Estado alemán, solo entonces estaríamos en el camino del socialismo. Pero si esto no existe, nuestra meta es solo un capitalismo de Estado, que llegue (largo camino) a asemejarse al alemán. Lenin demuestra haber escrito todo esto en 1918.
El Estado revolucionario ruso no puede, pues, impedir el comercio privado de los productos agrarios. El intercambio, enuncia Lenin, es la libertad de comercio, es el capitalismo. Nada de asustarse.
Al lado de las industrias ya entonces controladas por el Estado, y
con
vistas a pasar a la directa gestión estatal las más
grandes empresas,
o sea de llegar al gran capitalismo de Estado, está, en ese
tiempo,
todavía
permitida además del artesanado, también la
pequeña industria y ambas
admitidas para acceder al mercado libre, con intercambio monetario
¿Existe
el peligro económico de una reacumulación de capital
privado?
Ciertamente.
¿Se le puede hacer frente con la fuerza del poder
político, y esto
incluso
en la hipótesis de concesiones de gestión industrial a
empresas
privadas
extranjeras? Ciertamente, siempre para Lenin.
Una defensa de esta certeza política aparece en el citado discurso de Trotski. Este afirma que el Estado soviético controla fábricas con un millón de obreros (1922), contra solo 60 mil de empresas libres menores. En los dos casos, en efecto, los obreros son asalariados, adquieren su consumo con moneda en el mercado libre, y las empresas estatales están sometidas jerarquicamente, pero con balance autónomo; o sea, deben observar la famosa, aún hoy reivindicada por los estalinistas, rentabilidad activa: deben entregar una ganancia, un beneficio, como regla, a las cajas estatales.
Económicamente le pareció a Trotski que esto era una concesión a la contabilidad, a la teneduría de libros capitalista. Pero era y es, por el contrario, una plena concesión a la economía capitalista. Donde hay salario, moneda, beneficio de las ventas sobre los gastos, allí hay capitalismo, ya sea privado o de Estado.
Es en el plano político donde Trotski tiene razón. La
gran industria
en manos del Estado, significa la fuerza política y sobre todo
militar.
Según Lenin, el capitalismo de Estado, económicamente,
solo es el
último
escalón, desde el cual se puede pasar al socialismo cuando en
todo el
campo se hayan superado los escalones pequeño-campesinos,
mercantiles,
y privados. Pero es muy distinto que el Estado capitalista sea
políticamente
burgués, o que sea proletario. En el segundo caso la gran
industria (y el comercio exterior) mantenidos en monopolio (Lenin) son un factor
(Trotski)
político de primer orden. Significa tener el ejército,
las armas, y la
posibilidad de parar las revueltas y la contrarrevolución. La
posibilidad
de esperar, dirá el Trotski de 1926, al socialismo de occidente.
Son
todo
esto, y con un gran peso histórico: pero no son el socialismo,
como no
lo es la estatalización de Bismarck, de Ebert, o de Hitler.
21 - TERCER PERIODO: LUCHA CONTRA EL KULAK
La NEP significaba campo libre para el comercio de los productos agrarios. Si la tierra estaba nacionalizada y estaba prohibida su adquisición, no se impedía sin embargo que se formase, con la ganancia de las ventas de los productos, un capital de ejercicio en la agricultura: aperos, simientes, abonos, ganado, y también, casas dentro de unos límites.
El capitalista rural o campesino rico podía resurgir y convertir en sus asalariados a los campesinos faltos de capital, aunque tuviesen un usufructo de tierra estatal. Se llegó hasta la teoría: esto no importa, si del capitalismo privado agrario pudiésemos pasar también a la agricultura del Estado (entonces representada por raras empresas modelo), y fue lanzada la consigna de Bujarin: ¡Enriqueceos pues! Fue en 1928 cuando se reanudó la lucha contra los Kulaks y se apunto a expropiarles. el sistema de los "Koljoses" fue ocupando su lugar. Se dijo que el Kulak había sido destruido: el Estado había podido hacerlo sin temer la revuelta en los campos tanto por la presión de los campesinos pobres como por la fuerza que les daba el desarrollo de la industrialización (planes quinquenales). Estudiada la estructura social de los Koljoses convendrá preguntarse: ¿Qué precio se ha pagado por la derrota de los Kulaks? ¿Ha sido verdaderamente una subida del escalón de la agricultura mercantil y del capitalismo privado agrario al capitalismo estatal en la agricultura?
Efectivamente, el sentido social del tercer período es este.
En la
producción de manufacturas y en los servicios generales,
difusión del
capitalismo de Estado con potente ritmo, pero siempre sobre la base del
asalariado y del intercambio monetario incluso en un sector de comercio
de Estado. En la producción agrícola, coexistencia de
estas formas: 1)
cierto grado de capitalismo de Estado, limitado a las empresas
soviéticas.
2) cooperativismo privado, en las tierras comunes del Koljos. 3)
economía
mercantil en el pequeño campo individual del koljosiano, y junto
a
este,
aún uno inferior de economía natural familiar ¿Es
esta forma – en
la que el escalón socialista está ausente – más
evolucionada que las
agriculturas de los países burgueses? También esto es
discutible.
22 - LAS DOS CONSTITUCIONES. 1918 Y 1936
Especial relieve le damos a la confrontación entre las dos constituciones de la República de los Soviets, la de 1918, inmediatamente después de la revolución bolchevique, y de la de 1936, ya declarada como correspondiente a una consolidación de las formas sociales soviéticas, a las que se dio la definición de socialismo. La Constitución de 1918 se fundamenta en la "declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado" formulada por el partido el 3 de enero de 1918 y ratificada por el III Congreso de los Soviets en el mismo mes; el texto entero fue adoptado por el V Congreso el 10 de julio 1918.
La diferencia dialéctica entre los dos textos es esta: en 1918 el socialismo es el objetivo que debe ser alcanzado por el Estado proletario, y esta es la constitución de la dictadura, la constitución verdaderamente revolucionaria. En 1936 el "socialismo" se considera conquista ya realizada, la constitución deviene un hecho estático, se declara establemente democrática, cuando por el contrario es la expresión histórica y jurídica de una situación conservadora. El análisis completo demuestra hasta la evidencia esta antítesis insuperable, de la que aquí se dan solo algunos apuntes.
En 1918 se declara, en epígrafe, que el trabajador está todavía explotado. Se definen las tareas del Estado político que los trabajadores han fundado: supresión de la explotación (que existe) y de la división de la sociedad en clases (que existen) – victoria del socialismo y organización de la sociedad socialista "en todos los países" (que todavía no existe) – exterminio de los explotadores (que aún existen).
Las medidas económicas inmediatas no son socialistas: nacionalización de la tierra, de las aguas, del subsuelo – control obrero y estatal en la industria con el fin de asegurar el poder de los trabajadores sobre los explotadores" (que por lo tanto existen) – anulación de las deudas del Estado – banca de Estado – trabajo obligatorio – armamento de los trabajadores y desarme de las clases poseedoras (que por lo tanto aún existen). El capítulo tercero establece la condena de la guerra imperialista, de la opresión colonial y de la opresión nacional. El IV proclama que los explotadores no pueden de ningún modo participar en el poder.
Toda la parte acerca del engranaje de los Consejos se basa en la posición diferente entre proletarios urbanos y campesinos. En la composición de los Soviets de distrito, y por consiguiente en la del Soviet central, un voto obrero equivale a cinco votos campesinos: esto establece que la dictadura, aun apoyándose en dos clases, le da totalmente el puesto de clase dominante a los asalariados auténticos su sentido es el de que durante toda la fase histórica – que no podrá cerrarse más que después del triunfo de una revolución internacional – de la supresión de las formas burguesas, los estratos pequeño burgueses están sometidos al proletariado asalariado, a quien en una dictadura plenamente socialista pertenecerá todo el poder, hasta la desaparición de las clases y del Estado.
En 1936 la constitución, bajo el pretexto de que la transformación social está mucho más avanzada y la explotación abolida, llega a ser totalmente desnaturalizada. En su momento desarrollaremos la descripción de la sociedad soviética, como una sociedad fundada en dos únicas clases: obreros y campesinos (no son considerados como una verdadera clase los intelectuales, cosa que es correcta). Ahora bien, una de dos: o no existen ya clases burguesas, y entonces la dictadura debe continuar solamente en manos de los obreros, o existen, y la dictadura contra los burgueses debe continuar, y también la mayor participación en ella de los obreros respecto a los campesinos. Por el contrario, con el pretexto de que las clases explotadoras han sido abolidas, el sufragio es extendido a todos, en total conformidad con el modelo jurídico burgués: es proclamado universal, igual, directo y secreto, jactándose de haber promulgado la constitución más democrática del mundo actual (lo que es verdad).
Dictadura significa sufragio no universal, sino de clase. En la república de Lenin el sufragio era plural, no igual: un proletario verdadero vale como cinco cultivadores pobres. Era indirecto, no directo: de la aldea al distrito, a la provincia, al Estado; única forma en la que la separación burguesa entre poder legislativo y ejecutivo es abolida: El voto era público, no secreto, como en las reuniones de la Comuna de París elevada a modelo por Marx y Lenin. La constitución de 1936 es plenamente democrática porque es la de una república burguesa.
En su momento trataremos sobre el pretendido compromiso de Lenin de
volver a dar, a corto plazo, el voto a todos. La dictadura debía
durar,
según Lenin, hasta la república socialista en Europa:
después, esta
será abolida porque se abolirá el Estado, y cuando quede
abolido el
Estado,
con el desaparecerá toda democracia, y todo sufragio.
23 - DERECHO CIVIL SOVIÉTICO ACTUAL
El estudio de la nueva constitución en relación al código civil sirve para señalar cuantas formas sobreviven, cuyo contenido es de plusvalía y no de trabajo, y por tanto de la "explotación" que se afirma que ya está suprimida.
Los artículos básicos declaran que, después de la liquidación del sistema capitalista de la economía, está vigente una doble forma de "propiedad socialista" (conocemos una sola forma socialista: la no-propiedad): una estatal; la otra, cooperativa-koljosiana (de los koljoses individuales).
Son propiedad del Estado la tierra, el subsuelo, las aguas, las fabricas y las oficinas, los bancos, las grandes empresas agrarias estatales (sovjoses) y "el complejo fundamental inmobiliario en las ciudades y en las áreas industriales". Son (se explica) "patrimonio del pueblo entero". Ahora bien, mientras que exista el Estado obrero, existirá un patrimonio del Estado; pero no será patrimonio del pueblo, sino de clase. Cuando no haya clases no habrá propiedad ni patrimonios. Las palabras tienen su peso: donde encuentres pueblo, encuentras sistema burgués.
La tierra incluso del koljos es estatal; la propiedad del koljos es la empresa cooperativa, con los aperos y provisiones vivas o muertas y con los inmuebles sociales. A esto se le llama propiedad socialista, cuando por el contrario es propiedad, de un capital, y además de los inmuebles (y fabricas), que ni siquiera es estatal, sino de una cooperativa privada.
Además cada familia perteneciente al koljos no tiene la tierra en propiedad sino en usufructo. Tiene luego en propiedad personal (art. 7) la empresa auxiliar implantada en su parcela: la vivienda, el ganado productivo, los animales de corral, y un pequeño inventario agrícola.
No basta: en el art. 8 está ratificada la propiedad privada personal de los pequeños campesinos y de los artesanos, con exclusión del trabajo ajeno.
Detengámonos ahora sobre el peso de la propiedad estatal, aunque sea con forma no socialista, sino de capitalismo de estado. Se admite que en la industria de los productos manufacturados (con grave reserva para la construcción en general) ésta sea total, omitiendo todo lo que pueda haber de pequeñas industrias privadas, y admitiendo también que en Rusia la producción artesanal no ha tenido nunca un peso relevante.
¿Pero cuál es la verdadera propiedad estatal en la agricultura, entendiendo que aquí se habla no de la tierra-patrimonio sino del capital invertido en la tierra? solo es el sector de los sovjoses y de las estaciones o depósitos de máquinas. Ahora bien, se admite que este (los sovjoses) tiene una pequeña parte, quizás la décima, respecto al sector "Koljoses".
Otra décima parte está en forma de pequeña propiedad campesina, entre natural y mercantil, también en propiedad personal, y naturalmente debe todavía elevarse a capitalismo, también estatal.
Queda el imponente sector de los koljoses ¿Cuánta tierra es de las unidades koljoses y cuánta de las empresas familiares libres? Pongamos (en este breve estudio) la mitad, mitad el trabajo y mitad el capital móvil. Evidentemente mucha más de la mitad de la fuerza de trabajo agraria de la población se utiliza todavía en formas que son o naturales o mercantiles libres, y menos de la mitad en la forma cooperativa del koljos, que es siempre una forma de empresa privada capitalista aunque sea colectiva, y que aun pagando impuestos al Estado, dispone de su producto y tiene su balance fundado en el beneficio de empresa.
Así pues, más de la mitad de la agricultura rusa está por debajo del nivel del capitalismo privado, menos de la mitad está en ese nivel, y una décima parte quizás al nivel de capitalismo de estado. Como además todos los productos se comercializan en moneda, (ver Dialogato con Stalin [Diálogo con Stalin]) no está en ningún sentido en el escalón "socialista".
Añadamos la relación entre población industrial
y agraria y veremos
lo alejada que está Rusia del capitalismo integral de Estado:
escalón
desde el cual se puede – salvo condiciones políticas ya
falsificadas
– pasar al socialismo. En su momento daremos la confrontación
entre
estos índices y los de países capitalistas, como Alemania
o América.
24 - INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCIÓN
Este es un punto delicado. Como en todo país moderno la parte más viva del potencial capitalista se dirige hoy a la construcción privada y pública, entendiendo que ésta no solo comprende los edificios habitables, sino todo producto y servicio público (carreteras, ferrocarriles, canales, centrales, presas, etc.) ¿cómo funciona en Rusia tal mecanismo? ¿a través solo de órganos estatales, y de empresas que responden de sus ganancias al Estado?
Para resolver esta cuestión debemos revelar que en todo el mundo, en este campo, la empresa privada capitalista ya está totalmente mimetizada No tiene propiedad inmobiliaria titular, no tiene establecimientos ni fábricas, no tiene sede fija, no tiene titulares conocidos, tiene talleres de obras volantes y maquinaria relativamente insignificante respecto a los colosales movimientos de negocios. No tiene ni siquiera capital financiero, capital que el Estado y en su nombre la banca pone a su disposición sobre la única base del "proyecto". Aquí tiene lugar el idilio moderno más dulce entre la iniciativa privada y el monopolismo estatal. En sus nueve décimas partes es de esta forma, tanto en la paz como en la guerra, como el capital, más que nunca anónimo tal como Marx lo describió, infecta a la humanidad.
Debemos hacer notar que en el derecho civil ruso, mientras el Estado concede la tierra en usufructo incluso perpetuo, cuando se trata de los suelos urbanos y de las manufacturas urbanas, la forma es más compleja. Hay un sector municipalizado, que coincide con la vieja forma capitalista de reforma urbanística. Pero también desde este sector se hacen amplias concesiones de construcción que, como los burgueses en los bienes del Estado, costas, puertos, etc., conllevan una lejana restitución a la administración pública después de una larguísima "amortización".
Un examen más amplio de este punto establecerá que en este campo, que absorbe las máximas inversiones del capital que amasa el Estado industrial, librador de trabajo a costa de un proletariado con escaso consumo, tiene lugar una amplia generación de plusvalía y beneficio privado subterráneo.
Por otro lado, el derecho civil consiente la posesión privada
de
toda
una vasta gama de bienes individuales: casas, villas, aparcamientos,
objetos
de arte, mobiliario, colecciones, y además títulos
fructíferos de
Estado,
cuentas corrientes de ahorro, dinero líquido acumulado y
así
sucesivamente.
Cuando el Estado tiene la propiedad titular y el control de la tierra, los suelos, las fábricas, las manufacturas de todo género, y los yacimientos, etc; y le concede a diferentes niveles el usufructo conservando la propiedad teórica y simbólica, no tenemos de ningún modo un sistema socialista.
Incluso en el derecho común y en la economía financiera es fácil demostrar que propiedad y usufructo coinciden: el hecho real es el segundo, y se vuelve a llegar al primero con un simple proceso cuantitativo.
La explotación respecto a la propiedad es lo que el rendimiento respecto al capital, el interés respecto al dinero puesto en movimiento. La propiedad, el capital, y el dinero representado en un título y guardado bajo una campana de vidrio no quitan el hambre a nadie. Son apetecibles siempre que tengan un uso: renta, plusvalía, interés. Tienen un valor estimable en la medida en que el cálculo parta de un cúmulo de usufructos adquiribles en un futuro cierto. ¿Recordáis a Petty? ¿Por qué vale la tierra veinte rentas (capitalizando la renta al menos un 5%)? Porque – decía – este es el tiempo de vida entre dos generaciones de trabajadores manuales. Hoy con las habituales fórmulas de interés compuesto sabemos que el capital cien deriva del interés cinco no porque se tengan veinte años de interés, sino porque los años son tantos y tantos, a vista de ojo, y la tasa de cinco liras vale tanto menos cuanto más lejanos: todas sumadas tenemos cien.
Esto quiere decir: mantened la propiedad y dadme el usufructo, lo
habré
obtenido todo. Con la "desnuda propiedad" vosotros donantes, o el
Estado
donante, permanecéis a cero. Todo esto es verdad incluso para el
usufructo
"vitalicio": para un hombre joven con las tablas de probabilidad se
estima
que vale más del 90%: el resto es lo que se atribuye al goce de
la
propiedad.
Quitar la propiedad y distribuir el usufructo es burlarse del
socialismo.
Explicamos que abolir la propiedad de los medios de producción,
como
los
rusos se jactan de haber hecho, no tiene otro sentido que el de abolir
la propiedad de los productos. Pero los medios son propiedad, los
productos
goces. El socialismo es la abolición de la propiedad
jurídica en tanto
en cuanto sea verdaderamente abolido el disfrute físico
en el
momento
en que es proyectado hacia el futuro. Disfrute no es más
que
consumo
sin trabajo. Queremos quitarles la propiedad a los explotadores para
que
no la disfruten. En 1918 escribimos algo aún mejor: los
teníamos
que exterminar. Hoy los tratamos con disfrute... socialista.
Ella que se jacta de estar en el socialismo, va precipitadamente al capitalismo. Tiene que volver a ganar siglos. Solamente podemos reclamar dos cifras en esta síntesis: en plena guerra civil estaba aún a un tercio de su eficiencia de 1914; en 1936, se declaraba que había aumentado unas siete veces con respecto a 1914. Por lo tanto, en dieciséis años, aproximadamente, el capital había aumentado veintiuna veces desde su comienzo. Es decir, un 2100%, un ritmo (desconocido por la historia) de acumulación progresiva que indudablemente se ha mantenido y acrecentado hasta la guerra de 1939-45, e incluso posteriormente. Este capital de estado invierte tanto más, cuanto menos consume una burguesía que nos presentan ahora como ausente. La plusvalía no se divide entre el consumo de la clase poseedora y la reinversión en la producción; Todo es nueva inversión, salvo aquellas villas, cuadros, y colecciones. Por tal motivo, permanece clavado el nivel de vida y la jornada de trabajo del proletariado. Construir, armar, reconstruir, industrializar, engullen todo. Al sacrificio de su nivel de vida, el proletariado ruso ha añadido el de la vida misma, que es una plusvalía potencial descontada al banco de la guerra, regalado a los aliados del imperialismo democrático.
En los años heroicos matábamos a los burgueses, pero no para hacer socialismo: para hacer más y más velozmente capitalismo. La historia sabe cuáles son sus vías. Si hubiésemos sabido que la revolución rusa debía ser así, en su curso futuro, igualmente la hubiéramos propugnado y aplaudido.
El fenómeno, hoy contrarrevolucionario, no es esta carrera hacia la industrialización y esta tremenda velocidad de acumulación; no es menor su relanzamiento hacia Asia. El fenómeno contrarrevolucionario está en la máscara de conquistado socialismo por encima de todo, está en la destrucción de la potencialidad proletaria mundial hacia la auténtica conquista socialista, está en la posibilidad dada a todos los capitalismos de persistir bajo las oleadas de los terremotos históricos y remachada en las campañas pacifistas, en las vergonzosas disputas emulativas.
Deberemos y deberán las generaciones proletarias venideras, afrontar el capitalismo de occidente en una batalla que deberá ser teórica, antes que militar. Mientras el de Oriente se jacta de "pleno empleo" en ciudades y campos semihambrientos, los sátrapas de Occidente y de la otra parte del Atlántico se jactan, robándonos el secreto y el lenguaje marxista, de haber llegado, multiplicando la productividad del trabajo hasta el automatismo (que ellos descubren hoy en nuestras páginas de hace un siglo, donde fue sinónimo de capitalismo), y multiplicando aún más con necesidades artificiales y superfluas el volumen de consumo, a base de crédito y no pagadas por nadie, para exaltar el bienestar y el nivel de vida, para reducir la jornada de trabajo. El "boom" que conduce al día negro.
Pero no es demasiado una generación, para que la clase obrera reivindique de nuevo todo el campo de la exaltada productividad, de una producción orgánica con un consumo racional, de una muy drástica disminución del trabajo, y venza a las monstruosas máquinas de Oriente y Occidente. No es demasiado una generación de validez laborable, los veinte años del viejo Petty, desde ahora, 1955.