Partido Comunista Internacional

El Partido Comunista N.22 - Julio 2021
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actualizado el 9 de julio de 2021

órgano del partido comunista internacional
Lo que distingue a nuestro partido: – la línea de Marx a Lenin a la fundación de la III Internacional y del Partido Comunista de Italia a Livorno 1921, a la lucha de la Izquierda Comunista Italiana contra la degeneración de Moscú, al rechazo de los Frentes Populares y de los bloques partisanos – la dura obra de restauración de la doctrina y del órgano revolucionario, en contacto con la clase obrera, fuera del politiqueo personal y electorero

Contenido:

Las mercancías nunca podrán curar al hombre

– Ningún “Gran Hombre” resolverá la mortal crisis de la potencias imperialista

1º de Mayo: Mientras la crisis económica exacerba las tensiones entre los Estados y acelera la carrera hacia el rearme, en este Primero de Mayo de 2021, marcado por la pestilencia y los vientos de miseria y de guerra, el proletariado internacional, unido por encima de todas las fronteras, lanza de nuevo su desafío al moribundo mundo burgués: ¡COMUNISMO!

Palestina. Una guerra en nombre de los Estados Burgueses. Una opresíon nacional. Una unica solución de la clase y revolucionaria

El oportunismo se apresura a colocarse como opcion politica en la administracion de los intereses de la burguesia desde los differentes gobiernos en Latino America: Chile - Perú - Colombia - Venezuela - Ecuador - Brasil - Argentina - Uruguay - Bolivia - Paraguay - Resumen

Venezuela: con el cinismo de todos los demagogos el TSJ sobre explota a los trabajadores y los somete al contagio del Covid 19, solo para cumplir sus metas

La catastrofíca trayectoria del Capitalismo mundial. Informe a las reuniones generales de mayo y septiembre 2020, tercera parte: Crece la deuda - El viejo topo

Vida de Partido:

El comunismo vive en nuestra ciencia revolucionaria incorrupta y en el trabajo tenaz y orgánico del partido, junto a la clase obrera, que se reconocerá en las batallas de hoy y en su insurrección emancipadora internacional. Reunión General de los días 29-31 de enero 2021: Introducción del Centro - Historia de la Internacional Sindical Roja - Aspectos militares de la revolución alemana - Cuestión militar: la guerra civil en la revolución rusa - La revolución húngara de 1919






Las mercancías nunca podrán curar al hombre

Todos los estados han respondido al Covid-19 con lo que solo puede ser definido como negligencia criminal, anteponiendo los intereses de los capitalistas y de las finanzas a cualquier preocupación por la población, sacrificando cientos de miles de vidas, en primer lugar las de los trabajadores, comenzando por los de la salud y asistencia. El indigno mercado de aprovisionamiento trae más infamias al sistema capitalista frente al gran trabajo en todos los países de científicos, técnicos y obreros por la puesta a punto, el desarrollo y la producción de las vacunas.

La pandemia, y cómo los Estados capitalistas del mundo la están combatiendo, muestra una vez más el carácter bandolero y antihumano del capitalismo, orientado a la ganancia, a la defensa de las empresas nacionales y completamente refractario, incluso hostil, a la colaboración internacional para salir de la dificilísima situación que afecta a las poblaciones de toda la Tierra.

A pesar de los enormes avances tecnológicos que han hecho posible el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus, la pandemia se presenta como otra clásica catástrofe del capitalismo: los burgueses se apoderan de cada dólar como ratas que huyen de un barco que se hunde, dejando que el proletariado se ahogue allí. Eventualmente recuperan los restos del naufragio, revenden la chatarra y presumen de su gran ingenio al hacerlo. Este es el capitalismo, que siempre ha actuado así en todas las ocasiones.

A pesar de los cientos de miles de muertes que marcan el avance de la epidemia, los propagandistas del capitalismo están condenados a sostener que el rápido desarrollo de las vacunas demuestra que este es el mejor de los sistemas posibles. Pero el capitalismo es el sistema de producción, acumulación y consumo que se basa en la explotación, producción de mercancías y la realización de su valor en el mercado. No puede violar esta regla, que implica la necesidad de competencia entre empresas y entre burguesías nacionales. Así toma forma su comportamiento hacia remedios y acciones comunes y, sobre todo, hacia la realización de la ganancia que estos remedios comportan. Al capitalismo solo le importan las ganancias.

Cuando se anunció la eficacia de la vacuna de Pfizer y el precio de sus acciones se disparó, su director ejecutivo las vendió por $ 5,6 millones, mucho más de lo que un trabajador ganaría en toda su vida. Los ejecutivos de Moderna, un fabricante de otra vacuna, han vendido más de 100 millones de dólares de las acciones de su empresa.

A fines de diciembre Estados Unidos administró solo el diez por ciento de las dosis de vacuna Covid-19 que había prometido para fin de año: el gobierno federal había prometido que se administrarían 20 millones de dosis para fin de año, pero al 28 de diciembre eran solo 2,1 millones. Nadie ha indicado el motivo de este retraso, que seguramente costará miles de vidas.

A pesar de la presencia de un organismo internacional que debería supervisar el control de enfermedades y la gestión de los remedios, la OMS, la presión de la competencia ha impedido que se haga un esfuerzo supranacional para producir una vacuna única, haciendo colaborar a todos los institutos de investigación y uniendo esfuerzos para su producción.

Por un lado, las empresas han mantenido bien cerrado el acceso a las patentes, condicionando así al mercado, por otro lado, los Estados han comprado y distribuido cada uno por su cuenta, sin ninguna coordinación en la gestión de los planes de vacunación. Este miserable mercado también ha excluido a gran parte del mundo que no tiene los recursos financieros para la vacunación masiva.

De la misma forma con la que se desata la competencia entre las empresas farmacéuticas productoras de las vacunas, una suerte de guerra de las vacunas también se combate entre los Estados.

El viernes 29 de enero la Unión Europea anunció que bloquearía la exportación de vacunas a Irlanda del Norte. A principios de esa semana, el gigante farmacéutico AstraZeneca (AZ) informó a la UE que no podía cumplir su promesa de entregar 100 millones de dosis para marzo, sino solo 31 y esperaba más retrasos en la entrega de los otros 200 millones pedidos, aduciendo “problemas” en su planta de producción en Bélgica. La UE exigió entonces que AZ desviara parte de su producción de dos plantas británicas. El Reino Unido respondió que había firmado un acuerdo con AstraZeneca tres meses antes que la UE. Todo esto ha desatado una ola de chovinismo en los medios británicos contra la “burocracia de Bruselas”.

Sin embargo la sospecha es que la empresa está vendiendo en otros lugares a precios más altos que los destinados al mercado europeo. De hecho el Reino Unido había acordado comprar las vacunas a un precio más alto que la UE. Otros países están pagando aún más. Según el British Medical Journal, “un alto funcionario de salud de Sudáfrica reveló que 1,5 millones de dosis de la vacuna de Oxford y AstraZeneca cuestan 5,25 dólares por dosis, más del doble de lo que paga la Unión Europea, 2,15 dólares”. La cifra de la UE se conoce porque el secretario de presupuesto de Bélgica reveló inadvertidamente en Twitter el precio negociado por la UE. La UE se comprometió a no comunicar el precio acordado a cambio de descuentos”.

Pfizer también anunció en diciembre que no podrá entregar las 12,5 millones de dosis de vacunas prometidas a la UE para finales de año. Y a finales de enero Moderna, que habría entregado un 20% menos de dosis de vacunas de lo acordado con Italia.

Hungría luego se dirigió a China y Rusia rompiendo las filas de la política europea común de suministro.

Los retrasos e interrupciones y las consiguientes tensiones entre los Estados nacionales, son inevitables a medida que estas empresas negocian, compiten y acuerdan ajustar los precios. Habrá vencedores y vencidos, entre los proveedores y los compradores.

Toda esta contienda, toda esta mezquindad nacionalista frente a una epidemia global, de tal manera que nadie estará a salvo hasta que toda la población mundial esté a salvo.

Desde fuera de la industria farmacéutica, quienes disponen de capitales esperan con ansias el día en que se reanude la explotación “normal” del trabajo. El alto precio de los futuros a corto plazo indica que la burguesía está apostando al retorno de las ganancias. Los capitalistas también pueden obtener enormes beneficios con la expectativa de una recuperación post-pandemia.

La vacuna se presentará como la panacea, la cura no solo para el Covid 19 sino contra cualquier fracaso del capitalismo. Pasado el luto nacional, sepultados los cadáveres, se nos dirá que olvidemos todo esto y seamos felices de estar vivos y contentos con lo que tenemos: puestos de trabajo (con salarios más bajos que antes), libertad (para ser explotados libremente) y nuevas riquezas (para los burgueses). Esto es lo que sucedió después de la matanza de las guerras mundiales.

El comunismo es la única cura para todas las heridas que el capitalismo inflige al mundo. Así como el cuerpo humano se cura de la enfermedad eliminando un patógeno, el cuerpo social se curará con la abolición de la clase burguesa y de su Estado.

Por eso, con todas las limitaciones que hemos dicho, saludamos las nuevas vacunas, producto del trabajo humano y no del capital, no porque queramos volver al capitalismo “de antes”, sino porque queremos vivir para combatir y ver mañana realizado nuestro futuro comunista.

 

 

 

 

 


Ningún “Gran Hombre” resolverá la mortal crisis de la potencias imperialista

El cambio de gobierno que tuvo lugar en los Estados Unidos el pasado mes de enero ha llevado a los comentaristas burgueses a reflexionar sobre las consecuencias que la sustitución del “gran timonel”, o de un “timonel loco”, podría tener en la política exterior de la mayor potencia imperialista en el mundo.

De hecho durante los cuatro años de presidencia de Trump, con el lema “Norteamérica primero”, prevaleció la sinceridad de los capitalistas estadounidenses, obligados a admitir que tenían que cerrarse al resto del mundo, que tenían que defender sus empresas con una política proteccionista imponiendo derechos de aduana sobre los productos de la competencia, principalmente de China; proclamaron, en lugar de hacerlo, cerrar las fronteras a los inmigrantes; se han retirado de muchos organismos internacionales que podrían haber aprovechado las políticas económicas estadounidenses con pretextos ambientales. A nivel diplomático, comercial y militar, han tratado de establecer relaciones unilaterales con Estados por separado para aprovechar al máximo su superioridad, ya que no están en condiciones de imponerse contra todos juntos.

Esta política no fue inventada por Trump y sus igualmente excéntricos colaboradores, es un reflejo de la relativa pérdida de poder de la economía estadounidense, que hace tiempo ya no es la mayor potencia industrial del mundo, ni la mayor potencia comercial, aunque continúe manteniendo un predominio militar indiscutible.

Pero la línea “moderadamente aislacionista” seguida durante algunos años, así como la retirada militar parcial de algunas zonas y escenarios bélicos, debe entenderse como un “recurso” para intentar nuevos retornos e intervenciones en el escenario internacional: el nuevo presidente no podrá más que continuar el trabajo del predecesor. Quienes esperan, en una actitud fideísta, que el demócrata Joe Biden renunciará a la disputa económica con las otras potencias y adoptará una política “más pacífica” que la del republicano Trump, no recibirán más que amargas negaciones.

El nuevo presidente Biden ya había indicado las líneas de la nueva administración en un artículo publicado en Foreign Affairs de marzo-abril de 2020. Esos temas formaron la base de la Plataforma 2020 aprobada en agosto por el Partido Demócrata. El título ya era muy explicativo: “Por qué Estados Unidos debe liderar de nuevo - Restauración de la política exterior de Estados Unidos después de Trump”. Biden resumió así su programa de política exterior: “El presidente Trump ha menospreciado, debilitado y abandonado a aliados y socios y ha abdicado del liderazgo estadounidense; como presidente tomaré medidas inmediatas para renovar las alianzas de Estados Unidos y hacer que norteamérica, una vez más, lidere al mundo”. Por lo tanto para la nueva administración sería una cuestión de devolver a Estados Unidos el papel de primera potencia mundial, de restaurar su papel dominante.

¡Fácil de decir! La nueva administración se enfrenta a una compleja situación internacional en la que USA ya no está exento de desafíos. Beijing se opone ahora a la dominación estadounidense en grandes áreas del mundo, en una situación que se ha vuelto más tensa por la crisis económica cruzada con la de la pandemia.

Es evidente que la política exterior de Estados Unidos, pero podríamos extender este juicio a muchos Estados, demuestra una continuidad sustancial en el largo plazo, que va más allá del color político de los gobiernos.

Se puede afirmar que la política exterior de Washington es la expresión de un partido “transversal” a los partidos oficiales, cuya existencia se demuestra por el hecho de que las decisiones fundamentales de política exterior, sobre todo las relativas a las guerras, se toman de común acuerdo entre Demócratas y Republicanos.

Cabe señalar también que Trump en los últimos días de su mandato ha obtenido éxitos diplomáticos de cierto relieve minimizados en la caricatura “liberal” del presidente trastornado animado por la furia destructiva. El reconocimiento de Israel por parte de los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein (a los que luego se unieron Sudán, Marruecos y Qatar) en el contexto de los Acuerdos de Abraham, ve un relanzamiento de Estados Unidos como árbitro regional, una función en los últimos años eclipsada por el activismo de Rusia. Es difícil pensar que Biden en este campo deshará lo que ha logrado su predecesor.

Pero la restauración del dominio estadounidense en el “mundo libre” del que habla Biden tendrá un alto costo, sobre todo para el gasto militar, que pesa cada vez más en el presupuesto estatal. La revista Defense Analysis señala que “en la política internacional de los USA juega un papel importante el Pentágono, la fábrica de armas más grande del planeta. Una industria que representa uno de los componentes de su desarrollo económico: indirectamente por la supremacía militar que asegura y por los incrementos del PIB. Y esto no pertenece ahora a la conciencia estratégica de los grupos dirigentes. Ya en 1950 la administración Truman teorizó no solo la total compatibilidad entre la mantequilla y las armas, welfare state y warfare state, sino su estrecha interdependencia: el crecimiento del segundo alimentaría al del primero, en una espiral virtuosa potencialmente ilimitada”.

Pero si es cierto que el gasto estatal en armas contribuye al aumento del PIB, Estados Unidos, a pesar de ser el primer productor de armas y el país que más vende, es quizás el único industrializado del mundo donde la esperanza de vida se está reduciendo, un claro signo de la decadencia de su “welfare state”.

Es evidente que no podrán seguir dominando el mundo entero por mucho tiempo y tendrán que hacer elecciones y sacrificios, algo para lo que ningún Estado burgués está preparado.

Esto nos lleva a afirmar que la política exterior de Estados Unidos en sus líneas sustanciales no sufrirá grandes variaciones.

En su primera entrevista con el New York Times como presidente electo, Joe Biden dijo, por ejemplo, con respecto a la política hacia China, que no eliminará los aranceles impuestos por Trump por el momento. Los puntos clave que informarán la estrategia de Estados Unidos hacia China en los próximos años serán dos: evitar que Beijing le robe la primacía del poder mundial a Estados Unidos y establecer coaliciones en su contra. Biden dijo además: “Quiero asegurarme de que combatiremos hasta la última sangre invirtiendo primero en Estados Unidos. No celebraré ningún nuevo acuerdo comercial hasta que no hayamos hecho importantes inversiones aquí en casa y en nuestros trabajadores”.

Un discurso que sin duda se hace eco del lema trumpiano “Norteamérica primero que todo”, incluso Biden está preocupado por ganarse a los trabajadores estadounidenses para un nacionalismo estrecho que justifique el constante empeoramiento de sus condiciones, atribuyendo la responsabilidad a los trabajadores de otros países, a los chinos, en vez de a sus patronos.

En consonancia con estas palabras de Biden están las posiciones asumidas por el nuevo secretario de Estado Anthony Blinken y sus recientes declaraciones sobre temas fundamentales de la política internacional, en particular sobre las relaciones con China. “Creo que el presidente Trump tenía razón, no estoy de acuerdo con la forma en que trató la cuestión china en una serie de sectores, pero el principio de base era el correcto y pienso que es útil para nuestra política exterior”, y agregó que China es el principal adversario con el que “es necesario asumir una posición de fuerza”.

Por tanto China seguirá siendo el principal enemigo de los Estados Unidos en el plano comercial, diplomático y militar. En el Pacífico EEUU seguirá desplegando su enorme potencial militar, una estrategia ya marcada por Obama, para no perder la ventaja que tiene en la zona e intentará fortalecer el bloque anti-chino a través de una reafirmada alianza con Taiwán, Japón, Corea del Sur, India y Australia, así como con algunos países menores de Indochina, Filipinas, etc., como también lo hizo la anterior administración republicana.

Las relaciones entre EEUU y la Unión Europea también podrán ser más “cordiales” y marcadas por el “respeto mutuo”. Pero la Unión Europea sigue siendo un importante competidor comercial de los USA, mientras que una traducción en el plano político de su poder económico sería una amenaza global. Washington seguirá valiéndose de la falta de una política exterior europea única, para privilegiar las relaciones con países por separado. Esta divide et impera podría llevarse a consecuencias extremas, como sucedió con dos guerras mundiales disputadas sobre el tema de la unificación europea, mientras que una constante en los últimos años ha sido el intento de contrarrestar la cohesión de la UE, una política que ha visto un primer éxito sustancial con el asunto del Brexit.

Objeto de la clara condena de Blinken fue también el acuerdo comercial entre Pekín y la Unión Europea alcanzado a finales de 2020, que facilitará las inversiones industriales europeas en China.

El principal instrumento para mantener bajo control a los Estados europeos es la OTAN y la nueva administración estadounidense tendrá como objetivo reforzarla, también para oponerse a los débiles intentos europeos de constituir un ejército supranacional. A tal fin Biden ha prometido que hará las inversiones necesarias para que Estados Unidos mantenga “la más poderosa fuerza militar del mundo” y, al mismo tiempo, se asegurará de que “nuestros aliados de la OTAN aumenten su gasto en defensa”, según el compromiso asumido bajo la presión de Estados Unidos durante la Cumbre de Cardiff en 2014, en plena presidencia de Obama, de dedicar al menos el 2% del PIB a la Defensa y al menos el 20% del presupuesto de Defensa a la investigación, desarrollo y adquisición de nuevos sistemas de armas.

En la lista de los adversarios, Rusia viene después de China, pero es un adversario mucho menor, opuesto como el segundo mayor exportador de armas del mundo después de los USA y como exportador de hidrocarburos, especialmente hacia Europa.

Pero las relaciones con Rusia son ambivalentes, de hecho podrían tener una función de contención de una Europa bajo hegemonía germánica, mientras que los desacuerdos con China llevan a no excluir una distención de las relaciones entre Washington y Moscú. Por ahora, para los USA se trata de impedir la colaboración entre Alemania y Rusia, un punto firme de la diplomacia estadounidense también en la nueva administración. Los esfuerzos para evitar la construcción del gasoducto North Stream 2 en el Mar Báltico, que permitirá a Rusia abastecer de gas a Alemania, se enmarcan en este cuadro.

Gran Bretaña, fuera de la Comunidad Europea y en una crisis económica y social, solo puede refugiarse bajo el paraguas estadounidense ofreciéndose como primera línea en la oposición a las infiltraciones rusas y chinas hacia el Atlántico a lo largo de la ruta ártica, pero también contra cualquier intento de una unión más estrecha de Europa, sobre todo en el plano militar.

Los acuerdos que pusieron fin a la guerra en Nagorno Karabak entre Azerbaiyán y Armenia mediante la fuerte intervención de la diplomacia de Moscú pusieron de relieve la debilidad de la estadounidense por un lado y el creciente papel militar de Turquía por el otro.

La agresividad mostrada por Turquía será otro de los expedientes con los que tendrá que lidiar el presidente Biden. En los últimos años las relaciones de Washington con Ankara se han vuelto más tensas no solo en el frente sirio, donde Turquía lucha contra las milicias kurdas aliadas de Estados Unidos, sino también porque Ankara, sorda a los reclamos estadounidenses, se ha dotado del sistema antimisiles ruso S400. Además el presidente Erdogan acusó a Estados Unidos de haber participado en la organización del golpe que intentó derrocarlo. Los crecientes compromisos militares, desde Siria hasta Libia y el Mediterráneo oriental, sin duda están pesando mucho sobre el presupuesto del Estado turco mientras el país atraviesa una grave crisis económica: la lira turca está en caída libre y los desempleados, que son el 30% de la fuerza de trabajo, recibe la mísera asignación diaria de 38 liras turcas, unos 4 dólares. El gobierno busca aumentar aún más la presión sobre los trabajadores mediante la aprobación de una nueva ley que favorece el trabajo flexible y los contratos temporales.

En esta situación, Ankara, que tiene el ejército más numeroso de la OTAN después del de Estados Unidos, no puede permitirse renunciar al apoyo de Washington, pero las contradicciones son muchas, empezando por el choque abierto con Grecia, también miembro de la OTAN y un aliado de hierro de los Estados Unidos.

En el Medio Oriente es probable que, a diferencia de lo que ha hecho Trump, la nueva administración intente restablecer relaciones con Irán, reformulando el acuerdo de energía atómica Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA), pero también revisando las relaciones de fuerza en Irak y en Siria, ante la necesidad, que preocupa tanto a Washington como a Teherán, de tener una fuerte presencia militar en esa zona en defensa de las clases dominantes y prevenir los trastornos sociales provocados por la fuerte crisis que atraviesa toda la región hasta Líbano.

Blinken por su parte ha demostrado que no cree demasiado en la posibilidad de dar vida a un nuevo pacto sobre la energía nuclear iraní poco después de que Trump en 2018 saliera del acuerdo de 2015. Según el secretario de Estado, un posible regreso a la mesa de negociaciones con Irán estará precedido por una ronda de conversaciones con Israel y los países del Golfo. Además cualquier negociación sobre energía nuclear también deberá incluir el programa misilístico iraní y el fin del apoyo a las milicias aliadas activas en muchos países del Medio Oriente.

Ahora Irán puede estar más cerca de dotarse del arma atómica y esto podría empujar a Biden a tratar de reducir las aspiraciones de esta potencia regional, continuando con el asedio y reforzando la red de sus alianzas de geografía variable. Moscú vuelve a entrar en juego gracias a que, más allá de la alianza estratégica con Siria y de la menos orgánica, pero aún de larga data, con Irán, centrada sobre todo (pero no solo) en la guerra de Siria, también mantiene buenas relaciones con Israel y con algunas de las llamadas “petromonarquías” del Golfo. Biden hereda una situación en la que los resultados de la diplomacia trumpiana lo colocan en un camino ya iniciado de renovado protagonismo estadounidense en el Medio Oriente del que no será fácil retirarse. Se intentará impedir que se afirme el predominio de una única potencia regional.

Pero la dificultad será contener las inevitables explosiones sociales en un Medio Oriente golpeado por la crisis.

En Asia central los Estados Unidos han disminuido su influencia sobre Pakistán, a favor de China, y han sido derrotados militarmente en Afganistán, de donde probablemente continuarán su retirada. En los últimos meses han estado intentando forjar una alianza sin precedentes con India en una función anti-paquistaní y sobre todo anti-china y anti-rusa. Un proceso que no podrá más que continuar.

En el continente africano los Estados Unidos parecen estar en una posición débil y rezagada con respecto a la iniciativa de Francia, pero también de China y de Rusia. Durante la administración Obama se reforzó la presencia militar, a través del Africa Command (Africom), en el Sahel -la construcción de una base de drones en Agadez, Níger se remonta a 2015- y en el Cuerno de África, pero “en los cuatro años de la administración Trump, el desinterés de los Estados Unidos por África parecía evidente”, escribe la revista Analysis Defense. Es de esperar que la nueva administración intente recuperar la iniciativa en ese continente, tan importante sobre todo por las materias primas.

Incluso en América Latina, en su “patio trasero”, los Estados Unidos se ven obligados a sufrir la invasión de China. Según datos reportados por Limes, Beijing invirtió poco más de 7 millardos de dólares en América Latina entre 1990 y 2009, pero entre 2010 y 2015 pagó más de nueve veces esta cantidad, 64 millardos. Empresas chinas han construido centrales hidroeléctricas en la Patagonia y en la selva amazónica, minas en los Andes, refinerías en Costa Rica, Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, una central nuclear muy moderna en Argentina y vías férreas entre Brasil, Argentina, Paraguay y Chile.

Pero es evidente que Washington no puede renunciar a reafirmar su influencia en América Central y del Sur, incluso si su presencia “física” se ha reducido en los últimos años. La necesidad de controlar los flujos migratorios es un claro ejemplo de ello, al igual que la necesidad de aprovechar las materias primas.

La crisis económica que está sacudiendo los cimientos de la economía capitalista, agravada por la pandemia, aumenta las tensiones entre los grandes Estados imperialistas por la conquista de nuevos mercados, la adquisición de materias primas baratas, la ocupación de posiciones estratégicas importantes para la defensa de las vías de comunicación, etc.

En los próximos años estas tensiones están destinadas a intensificarse, allanando el camino para un enfrentamiento militar general.

Le Monde Diplomatique observa justamente que “el traspaso de la hegemonía mundial rara vez se realiza sin una guerra general”.

El sistema capitalista está conduciendo a la humanidad hacia un nuevo gran matadero, que podría marcar un paso del testigo entre Estados imperialistas, o, si la fuerza revolucionaria del proletariado, bajo la dirección de su partido, es capaz de intervenir para evitarlo, puede conducir a un pasaje diferente: el paso de una clase burguesa dominante a la afirmación comunista de una clase proletaria finalmente victoriosa.


1º de Mayo

Mientras la crisis económica exacerba las tensiones entre los Estados y acelera la carrera hacia el rearme, en este Primero de Mayo de 2021, marcado por la pestilencia y los vientos de miseria y de guerra, el proletariado internacional, unido por encima de todas las fronteras, lanza de nuevo su desafío al moribundo mundo burgués: ¡COMUNISMO!

La guerra en el comercio de vacunas que se ha desatado entre los Estados les impide afrontar la crisis sanitaria. Esto también demuestra que el régimen del Capital, basado en la explotación del trabajo asalariado y la ganancia, es el de una sociedad moribunda y ahora incapaz de saber y hacer.

La pandemia, que en una sociedad ya no más mercantil habría unido los esfuerzos de la ciencia y de la técnica en torno al objetivo común de su contención, por el contrario es un nuevo motivo de antagonismos y enfrentamientos entre las burguesías nacionales, por encima de frentes y alianzas.

Cada Estado no ha dudado en sacrificar a sus propios trabajadores para defender la “economía nacional”, que significa sólo el Capital nacional, en un intento de aprovecharla para imponerse a sus competidores.

Las vacunas, que deberían estar a la libre disposición de la humanidad, se convierten en un arma de guerra, de la burguesía rica contra las clases pobres de los países menos industrializados, o en un instrumento de presión diplomática o militar.

La crisis económica de sobreproducción de mercancías, exacerbada por la pandemia, está provocando en todas partes el crecimiento del desempleo. En esta situación, la clase obrera ve que en todas partes sus condiciones empeoran.

En todos los países se ha acelerado la ruina de la pequeña y mediana burguesía, la mayor parte de sus actividades comerciales y de pequeña producción están cerradas, mientras las ganancias y rentas del gran capital continúan creciendo.

Los salarios inferiores al monto necesario, la jornada de trabajo tan prolongada que no deja espacio para ninguna otra actividad humana, los ritmos cada vez más frenéticos, el desempleo, la precariedad e inseguridad permanente, la doble explotación de la mujer proletaria, estas son las armas de chantaje contra la clase obrera, impuestas por el privilegio económico de una burguesía inepta y condenada por la historia.

Frente a este ataque a escala internacional por parte del régimen burgués, igualmente compacta debe ser la respuesta de la clase obrera.

Ya se han registrado intentos dispersos de verdadera lucha de clases en todo el planeta. Se manifiestan en algunas categorías, muchas veces las más oprimidas, y demuestran con su lucha que ya saben que son explotadas pero se rebelan contra el yugo del capital, aunque todavía no puedan unirse, para ponerse a la cabeza de la gran mayoría de los proletarios, a menudo sometidos todavía a las ilusiones del reformismo.

El régimen del Capital se hace cada vez más despótico y militarista, incluso en Estados que se proclaman democráticos. En todas partes se fortalecen las leyes contra las huelgas y contra las organizaciones sindicales clasistas y se están gestando movimientos populistas, racistas, nacionalistas y del extremismo religioso, todos prestos a apoyar al aparato represivo del Estado contra cualquier intento de rebelión proletaria.

Pero el proletariado no tiene nada que esperar, ni mucho menos, de la defensa de la democracia burguesa, que es sólo una máscara de su implacable dictadura.

La crisis económica, agravada por la pandemia, repercute en los presupuestos de los Estados, el producto de los impuestos se ha derrumbado mientras la deuda pública crece a causa de las intervenciones para acudir en ayuda de los capitalistas.

Si bien se deben hacer grandes esfuerzos para reforzar el sistema mundial de salud, para reducir drásticamente la loca sobreproducción de mercancías inútiles, para defender esos recursos naturales que permiten la reproducción armoniosa de especies animales y vegetales, se observa que en el régimen del Capital nada cambia, ni puede cambiar, en el destino de las fuerzas y en los recursos sociales.

El crecimiento de los gastos militares se acelera, los grandes Estados adoptan actitudes agresivas para asegurarse el control de regiones y de puntos estratégicos, preparándose para una nueva guerra general. En 2020, el gasto militar mundial superó la enorme cifra de 1.800 millardos de dólares, unas unidades porcentuales más respecto al año anterior.

La crisis económica no se detendrá con el fin de la pandemia. Y golpeará con violencia a las clases trabajadoras y las clases medias. Pero también abrumará a sectores financieros, industriales y comerciales enteros. La tensión entre las principales economías y entre los imperialismos seguirá aumentando: Estados Unidos de América, China, Alemania, Japón, Gran Bretaña, Francia, Rusia...

En esta crucial situación el proletariado -clase siempre internacional, de hecho y en los destinos históricos- debe mirar atrás y redescubrir la gran fuerza de sus poderosas organizaciones económicas y políticas, aquellas que, hace siglo y medio, intentaron “El asalto al cielo” de la Comuna de París y hace un siglo hicieron temblar a todas las clases dominantes del mundo, logrando tomar el poder en Rusia y establecer allí su propia dictadura.

El primer Estado proletario fue destruido desde dentro por la traición estalinista; aún queda un largo camino por recorrer desde esa derrota, pero ese momento llegará.

El proletariado rechazará entonces cualquier cierre nacionalista, cualquier solidaridad nacional con su propia burguesía. Rechazando la vía de la colaboración de clases a la que lo invitan los partidos socialdemócratas y los sindicatos colaboracionistas, reforzará, contra ellos, sus organizaciones, sus verdaderos sindicatos, necesarios para la defensa de sus condiciones cotidianas, y su partido, órgano indispensable para dirigir la lucha contra los Estados burgueses por la revolución comunista mundial.

 

 

 

 


Palestina
Una guerra en nombre de los Estados Burgueses
Una opresíon nacional
Una unica solución de la clase y revolucionaria

La violencia de la guerra burguesa se está desplegando una vez más en Palestina, sembrando sufrimiento y luto. Una nueva vuelta de tuerca en el régimen de opresión nacional y de segregación étnica de los palestinos es visto por la burguesía israelí como el medio para sofocar los efectos de la crisis económica.

Encendieron la mecha los desalojos de viviendas habitadas por familias palestinas en el barrio de Sheikh Jarrah en Jerusalén Oriental, justificados legalmente mediante la recuperación fraudulenta de títulos de propiedad que datan del Imperio Otomano, que lleva muerto más de un siglo. El proyecto es derribar esas casas para construir nuevos edificios para judíos. Tal proyecto responde al objetivo de reforzar el régimen de segregación étnica de los palestinos y la exaltación del nacionalismo israelí.

En las últimas semanas ha crecido un fuerte clima de tensión en las calles de Jerusalén. Por un lado hubo protestas de los residentes palestinos para oponerse a la limpieza étnica del Estado israelí, por otro lado las manifestaciones de la extrema derecha judía entraron a la ciudad vieja al grito de “muerte a los árabes”.

A las provocaciones policiales en la Explanada de las mezquitas de Jerusalén, coincidiendo con los últimos días del mes de Ramadán, sagrado para los musulmanes, siguieron por disturbios de la población palestina, que pronto se extendieron a toda Cisjordania y, cosa en gran parte inédita, a las ciudades de Israel en las que el componente palestino-israelí ha convivido con el judío desde 1948.

Aquí se ha manifestado un fenómeno perverso, utilizado durante siglos por regímenes sociales moribundos como válvula de escape y distracción del descontento social, el más probado históricamente, bajo todos los meridianos y paralelos, para garantizar la conservación social y por ello el más apreciado por las clases dominantes: el pogromo.

Elementos de los dos componentes étnicos llevaron a cabo redadas en los barrios habitados por el otro, incendiaron edificios religiosos, saquearon comercios, llegando a aplicar palizas a individuos. Estos son los frutos esperados de la política nacionalista seguida tanto por el gobierno de la capital israelí, como por los Estados vecinos, como por los de todos los imperialismos mundiales, en un crecimiento de incesantes provocaciones.

Hamas, el partido burgués que se viste de extremismo religioso, que ha dominado indiscutiblemente la Franja de Gaza durante 15 años, por su parte controla el movimiento de los palestinos desposeídos para orientarlos hacia el nacionalismo y para ganar influencia en Cisjordania sobre su rival Fatah.

Miles de cohetes disparados contra ciudades israelíes desde Gaza, que había estado sitiada por Israel durante muchos años, causaron muertos y heridos entre la población civil judía y mataron a dos beduinos árabes en el desierto del Negev. La obvia reacción de Israel fue inmediata, iniciando las redadas en Gaza, provocando muchas víctimas, también entre la población civil, esta vez palestina. Mientras tanto, las tropas israelíes se cobran numerosas víctimas entre los que en Cisjordania se manifestaron contra la exacerbación del régimen de ocupación, mientras que también en Jerusalén continúan las protestas de la comunidad palestina, intolerantes al régimen de apartheid impuesto por el Estado de Israel y rebeldes ante el régimen de odiosa opresión nacional y de clase a la que está sometido.

Pero entre el Estado de Israel y Hamas, aunque “asimétrica”, hay una guerra entre Estados burgueses, que se libra en representación de otros Estados más grandes y potencias imperiales mundiales.

Los cohetes disparados contra ciudades israelíes también son parte de esta guerra. ¿Cómo consiguió Hamás estas armas, dado que todo lo que entra en la Franja está bajo el estricto control de las autoridades israelíes?

Estarían equivocados los proletarios palestinos al confundirla y confiar en una guerra nacional “anticolonial”, de liberación, que nunca podrían ganar porque las grandes potencias mundiales lo impedirían, pero también porque la propia burguesía palestina nunca estará dispuesta a disolver su abrazo mortal con la israelí. Esa imposible guerra nacional ya fracasó hace décadas por la traición de todas las burguesías árabes, estrechamente ligadas al imperialismo.

No se trata de una lucha anticolonial. Israel no es la continuadora de la dominación colonial que se manifestó en Palestina en los tiempos del mandato británico. Israel es un país de la cadena imperialista donde dominan el capital y las finanzas mundiales.

Hoy la dominación capitalista dentro del Estado de Israel y en los territorios ocupados se basa en la colaboración efectiva entre la burguesía israelí y su hermana menor palestina, más débil y por tanto muy servil con la primera, pero no menos codiciosa, cínica y despiadada. Estas burguesías unidas se apoyan mutuamente y, a través de la guerra burguesa, como las dos mordazas de una prensa, aprietan su control sobre la clase proletaria tanto judía como palestina.

El mantenimiento y agravamiento de esta guerra burguesa, en la que mueren casi exclusivamente los proletarios, es útil para arrojar tanto a los trabajadores de Israel como a sus hermanos de clase palestinos en los brazos de sus respectivas burguesías.

A medida que avanza la crisis económica, con el ataque a las condiciones de vida de los proletarios, que se hará sentir cada vez más en los salarios y en la creciente precariedad, la clase dominante israelí ofrece a los trabajadores judíos el escaso consuelo de una ficticia unidad de la Patria que exigirá que se le pague a un precio cada vez mayor de miseria y de sangre.

Los comunistas internacionalistas sabemos lo difícil que es para el proletariado volver a la senda de la lucha de clases en un momento como este, cuando, gracias a la guerra burguesa, la contrarrevolución se manifiesta aún con más fuerza. Pero también sabemos que la burguesía no podrá conservar por mucho tiempo la paz social entre las clases.

El camino hacia la lucha de clases requiere el hermanamiento del proletariado israelí con el palestino. Los trabajadores de estos dos sectores de la clase obrera mundial romperán entonces toda solidaridad con su propia burguesía.

A los proletarios judíos damos la consigna de sabotear la infame opresión nacional que la burguesía israelí impone a los palestinos. A los proletarios palestinos la de romper con su dirección nacionalista que los arrastra al matadero del conflicto armado burgués y luego entregar a los sobrevivientes al mercado de la esclavitud asalariada, fuerza de trabajo para vender a bajo costo.

Nuestra consigna a los proletarios palestinos e israelíes es su unidad de clase, para el derrocamiento de la respectiva burguesía nacional, la instauración de la dictadura del proletariado, en la perspectiva de la revolución proletaria en toda la región y en el mundo entero, y de la superación de todas las fronteras nacionales en la futura humanidad liberada del capitalismo y de sus patrias infames.

Sólo el proletariado puede romper la cadena infernal de las guerras y de las no menos infames “paces” burguesas. Solo el proletariado puede poner fin hoy a la opresión nacional de los palestinos y de todos los pueblos oprimidos. Sólo el proletariado puede poner fin al racismo, el último mal del capitalismo de cualquier clima. Sólo el proletariado internacional, organizado en sus sindicatos de clase y dirigido por su partido, puede apoyar la lucha de sus hermanos de clase en Palestina, saboteando la guerra burguesa y retomando junto a ellos el camino de la guerra de clases para la revolución mundial, que es la única que podrá poner fin a las miserias del presente.

 

 

 

 


El oportunismo se apresura a colocarse como opcion politica en la administracion de los intereses de la burguesia desde los differentes gobiernos en Latino America

Aunque las medidas de control de la pandemia del Covid 19 ayudaron a los diferentes gobiernos de América Latina a meter la conflictividad social en la hielera, la crisis capitalista siguió avanzando y aumentando la presión sobre las masas asalariadas y explotadas en general y sobre la pequeña burguesía venida a menos. Países como Uruguay, Paraguay, Argentina, Colombia, Brasil, Bolivia y Perú muestran los índices más altos en número de muertes por Covid 19 por millón de habitantes.

Según el director regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “mientras millones de personas caen a la pobreza, el número de multimillonarios se ha disparado en Latinoamérica desde el inicio de la pandemia”. El responsable del PNUD para América Latina y el Caribe pone sobre la mesa la última lista de multimillonarios de la revista Forbes, en la que figuran todos aquellos individuos con un patrimonio de más de 1.000 millones de dólares, indicando que entre marzo de 2020, justo cuando arrancaba la pandemia, y mediados mayo de 2021, el número de fortunas de este tamaño en la región pasó de 76 a 107. Esta profundización de las desigualdades de clase, que es una derivación de la crisis mundial del capitalismo, es una de las causas resaltantes del aumento de la conflictividad social en la región y es lo que ha motivado a los representantes del oportunismo político a plantear el aumento de impuestos a las corporaciones y en general para impulsar políticas de “protección social”.

Según la ONU la pandemia llegó a América Latina en un momento en el que ya sus países estaban sufriendo fuertes dificultades económicas, sociales y políticas. Como consecuencia, han salido a la luz y se han visto agravadas una serie de desigualdades estructurales fuertemente arraigadas, por ejemplo, entre los trabajadores formales e informales, o entre las mujeres y los hombres. Han desaparecido millones de empleos, especialmente en el sector informal, donde la mayoría de los trabajos requieren de un fuerte contacto físico. “Los grupos de población más afectados han sido las mujeres, los jóvenes y los trabajadores con una educación más limitada, quienes constituyen la mayor parte de los empleos en sectores como el comercio al por menor o la hostelería”. “Las pérdidas de empleo e ingresos han provocado que millones de personas de América Latina y el Caribe se hayan visto obligadas a caer en la pobreza, lo que ha acabado con cualquier progreso alcanzado en estos últimos 15 años”. “Las actividades de inversión de toda la región se han visto fuertemente afectadas, y probablemente de forma prolongada, debido a la pandemia”. “La disminución del 13 % en la inversión de 2020 eclipsa la caída experimentada en 2009. Mientras que las inversiones se recuperaron rápidamente tras la crisis financiera mundial, esta vez parece poco probable”. “La amenaza de otra posible década de pérdidas en términos de crecimiento económico y avances en el desarrollo acecha a América Latina y el Caribe”.

Según el Banco Mundial (BM) la economía de América Latina avanzará un 5,2% este año, por encima del 3,2% previsto en enero, aunque su crecimiento dependerá del “moderado progreso en la vacunación, la relajación de las medidas de restricción y un aumento de los precios de las materias primas”. Pero de ocurrir tal tasa de crecimiento solo sería realmente una relativa compensación a la caída de los últimos años. De hecho el BM pronosticó que el producto interno bruto (PIB) de la región latinoamericana disminuirá un 2,9% en 2022. “La región continúa severamente afectada por la pandemia de la COVID-19, y los casos han aumentado de forma abrupta tras haberse ralentizado a principios de 2021”, indicó en informe semestral de perspectivas económicas el BM. Pese a estas circunstancias, las dos grandes economías regionales mostrarán sólidas expansiones: Brasil crecerá un 4,5% este año, gracias a una nueva ronda de pagos directos; mientras que México lo hará un 5%, impulsado por el esperado auge en la demanda de Estados Unidos en el sector manufacturero y de servicios. A su vez, el crecimiento en Argentina se estima que repuntará un 6,4% en 2021, mientras que se anticipa que la economía de Colombia se expandirá un 5,9% este año. Por su parte, Chile crecerá un 6,1% y Perú lo hará en un 10,3% este año, convirtiéndose en el país de la región con un mayor ritmo de crecimiento. Todas estas proyecciones del BM lo que no dicen es que este crecimiento económico sólo será posible sobre la base de la sobre-explotación de los trabajadores. Pero incluso parte de los resultados positivos que exhiben algunas economías de la región han sido el resultado de haber lanzado a los trabajadores a la enfermedad y la muerte a cambio del sostenimiento de la actividad económica de las empresas. Así mismo, es de esperar que todas las políticas de recuperación económica impulsadas por los gobiernos burgueses necesariamente agudizarán las contradicciones de clase, creándose las condiciones para la movilización de los asalariados y de todos los estratos sociales afectados por la crisis.

Latinoamérica fue en el 2020 la región del mundo donde las inversiones extranjeras cayeron un 45%, por encima del 35% de media mundial, según un informe de la ONU. Casi todos los países de esta región vienen de una contracción económica y recesión, caída de los precios de las materias primas y desaparición del turismo. En países como Brasil, la recepción de inversiones cayó un 62 %, para totalizar 25.000 millones de dólares, afectada esta economía por la menor entrada de capital en extracción de petróleo y gas, suministro de energía y servicios financieros. Especialmente dramático fue el caso de Perú, donde una de las peores recesiones económicas del mundo, combinada con la inestabilidad política, provocó que las inversiones se desplomaran: de 8.000 millones de dólares en 2019 se cayó a 982 millones en 2020. Todos los gobiernos latinoamericanos andan a la casa de las inversiones trasnacionales y esta búsqueda se transformará en un factor de competencia entre países; y para obtener ventajas competitivas en la atracción de capitales trasnacionales siempre la flexibilización laboral y los bajos salarios serán utilizados entre los principales atractivos. El otro gran atractivo para la inversión extranjera será la paz social en la que los oportunistas de la llamada “izquierda” y las diferentes corporaciones sindicales están llamados a jugar un papel destacado, desmovilizando, dividiendo y desorganizando las luchas de los trabajadores y desviándolas hacia reivindicaciones inocuas para los capitalistas y hacia el electoralismo.

Toda la agitación social, de signo básicamente pequeño burgués, que se ha venido presentando en Sur América desde 2019 y que sufrió alguna desaceleración en el 2020 por el efecto del Covid 19, ha venido siendo canalizada por el electoralismo. Toda la gama de partidos, desde los que se proclaman de derecha hasta los que se proclaman de izquierda y hasta comunistas, en conjunto con el aparataje mediático, han ido encausando el descontento de las masas hacia las elecciones de parlamentos, de gobiernos locales y de presidentes, como si el cambio de gobernantes, de diputados, de senadores y de tecnócratas fuera a cambiar la realidad de explotación de las masas asalariadas. Precisamente las masas asalariadas, empobrecidas y sin acceso a servicios y productos básicos, son siempre las receptoras de promesas demagógicas, siempre incumplidas y lo único que siempre se cumple es la continuidad de la explotación capitalista, el aumento de las ganancias de los empresarios y la caída del salario real de los trabajadores, empujados a la pobreza, la marginalidad y la delincuencia.

Pero en esta coyuntura de agitación social que no logra ser controlada por partidos y sindicatos y que a duras penas es conducida hacia el cauce democrático, el oportunismo levanta la mano para presentarse ante la burguesía y el imperialismo como la alternativa ideal para tomar la dirección de los diferentes gobiernos en América Latina y garantizar que todos los cambios aseguren la continuidad de la explotación capitalista.

Veamos,


CHILE

Interclasismo, conciliación de clases y continuidad de la explotación capitalista en las nuevas condiciones impuestas por las protestas de las masas: hacia allá conducen los planes de gobierno de la “izquierda” chilena. El Comité Central del Partido Comunista de Chile presentó su candidato a la Presidencia para las próximas elecciones en 2022. Declaran que el programa de gobierno será fruto de una discusión desde todos los rincones de Chile, de todos los sectores sociales y políticos que adhieran a esta propuesta de cambios”, es decir que su oferta electoral se adecuará para abarcar las exigencias de la burguesía, de la pequeña burguesía y aquellas que tomaron fuerza por la presión social de las masas en la calle. El partido comunista de Chile: una opción burguesa más.

Ya el candidato del PC y sus asesores se han encargado de dejar muy claro que no atentarán contra la propiedad privada y que no habrá expropiaciones. El foco de la discusión de los tecnócratas en Chile, vinculados a diferentes partidos (y el PC no escapa a esto), es cómo aumentar la recaudación de impuestos estatales para dar respuesta a las exigencias de mejora de la seguridad social y rechazo a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). En un país donde las políticas públicas han estado dominadas por el enfoque neoliberal esto significa un cambio significativo, pero solo en el modelo de gestión estatal, más no está planteado en ningún momento acciones orientadas a cambiar las relaciones de producción y de propiedad. El Partido Comunista es partidario de eliminar las AFP y de pasar a un Sistema Público de Seguridad Social. El PC también plantea “el impuesto a los súper ricos y el royalty a la extracción del cobre y el litio, nuestras principales riquezas nacionales”. Todas las respuestas a las masas y particularmente a la pequeña burguesía estarán enfocadas en fortalecer la capacidad del Estado de financiar pequeñas y medianas empresas y actividades productivas, facilitar el acceso a los servicios de salud y a la educación. El policlasismo y la inclinación democrático burguesa se resume en su consigna “¡Vamos por un gobierno popular!”.

En esa misma línea policlasista y democrático burguesa se moverá la Asamblea Constituyente en cuanto a la forma que tomará la nueva Constitución.

Por supuesto que existen un conjunto de aspirantes a la presidencia en Chile, pero destacamos la del Partido Comunista por ser claramente democrático burguesa, aún pretendiendo diferenciarse de las demás opciones electorales como una opción más a la izquierda.


PERU

Con más de 200 muertos diarios por la pandemia del Covid 19, el aumento del desempleo con 2,3 millones de trabajadores adicionales y estadísticas que indican que 3 millones de personas se sumaron a los 9 millones que ya estaban en condiciones de pobreza en el 2019, en el Perú se realizaron elecciones presidenciales. Pese a finalizarse el 6 de junio el conteo de votos, al final del mes de junio no se había proclamado como Presidente a Pedro Castillo que ganó las elecciones por un pequeño margen. El virtual nuevo presidente Pedro Castillo y sus asesores económicos ya dejaron claro que no habrá expropiación o nacionalización de empresas, no habrá control de cambios, no habrá control de precios, no habrá subsidios, mantendrán la autonomía del Banco Central. Es decir, un gobierno burgués más que, como era de esperar, manifiesta que atenderá la pobreza de las masas en la provincia y lo referente al acceso a los servicios de salud y la educación. Por supuesto se observa el discurso policlasista y principalmente enfocado en la pequeña burguesía, más que todo entre los pequeños y medianos productores en el medio rural. Cuestionan al empresariado que no paga impuestos y abogan por aumento de impuestos a las grandes empresas para fortalecer el presupuesto del gobierno. Aunque los medios de comunicación se encargaron de proyectar la idea de que Pedro Castillo era un político de izquierda y hasta comunista, es evidente que el nuevo presidente es tan demócrata burgués, capitalista y antiobrero como los anteriores o como su adversaria Keiko Fujimori. Para “cambiar” el modelo económico Castillo plantea formular una nueva Constitución Política, “que dote al Estado de un activo rol empresarial y regulador del mercado”, es decir, Castillo se inclina por el capitalismo de Estado o como lo indica su Plan de Gobierno “Economía Popular con Mercados”.


COLOMBIA

Aunque las organizaciones que dirigen las movilizaciones han denunciado más de 60 asesinatos, más de 2.200 heridos y más de 1.200 detenidos, el gobierno colombiano reconoce solo 25 muertes y le indica a la ONU que asuma estas cifras. El Comité Nacional de Paro (CNP) convocó a una nueva jornada de protesta para el 20 de julio. El gobierno acentúa la represión argumentando que las protestas están infiltradas por el narcotráfico y la guerrilla. El presidente de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (FECODE) y uno de los portavoces del CNP, Nelson Alarcón, abandonó Colombia tras haber recibido amenazas contra su vida. Pero este bonzo sindical declaró: “Defender la democracia y el Estado social de derecho son mi delito”. Y defender la democracia y el estado de derecho no es otra cosa que defender el orden capitalista.

Gustavo Petro el principal exponente de los oportunistas que aspiran a la presidencia de Colombia, ha dejado clara su posición democrático burguesa, oponiéndose a la paralización de actividades económicas, que han traído consigo algunas de las acciones del movimiento de protesta que se expandió en todo el país desde el 28 de abril. Petro que representa al Movimiento Colombia Humana, ha venido abogando por respeto de la propiedad privada, cumplimiento de los acuerdos de paz, mejora de los salarios, acceso a la salud y a la educación, sistema público de seguridad social, aumento de impuestos a los grandes capitales, financiamiento a la pequeña y mediana empresa, son aspectos de un programa de gobierno que trata de dar continuidad a la explotación capitalista, en el marco de las restricciones que impone la presión social de las masas, lideradas por estratos de la pequeña burguesía que se ven golpeados por la crisis económica. Pero pudiéramos tomar los planes de gobierno de cualquiera otro de los aspirantes a la presidencia en Colombia y no encontraremos más que capitalismo y más capitalismo.

Ni siquiera el Comité Nacional de Paro (CNP) es capaz de presentar un pliego de reivindicaciones que priorice la exigencia de aumento salarial, reducción de la jornada de trabajo y mejora de las condiciones y medio ambiente de trabajo. Esto es imposible porque el movimiento de protesta se enfoca en reaccionar a los efectos de la crisis económica sobre la pequeña y mediana empresa. Existe un pacto tácito entre el gobierno y el CNP para dejar que el movimiento de protesta actual se desgaste y las exigencias sociales drenen hacia las próximas elecciones presidenciales. Movimientos como el trotkista PST de Colombia plantean que la lucha debe continuar bajo la consigna “¡Abajo Duque!” con lo cual coinciden con el resto de los oportunistas, de buscar como salida a la crisis un cambio de un gobierno burgués por otro. El PST llama a continuar la lucha sin diálogo con el gobierno y ha convocado a la organización de una asamblea nacional de emergencia que integre a todos los sectores sociales descontentos, terreno fértil para el policlasismo y todo esto lo engloban en la consigna “¡Por un Gobierno Obrero y Popular!”, conocida consigna oportunista, aparentemente “radical” pero impregnada completamente de conciliación de clases y de continuidad de la explotación capitalista.


VENEZUELA

La economía venezolana arriba a su séptimo año de recesión y su cuarto año de hiperinflación. Según el “Informe de Coyuntura Venezuela Junio 2021”, del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica, se estima que la inflación oscilará entre 2.000% y 2.500% este año, con un crecimiento económico de 2%, con una leve recuperación de la actividad petrolera y un aumento de los ingresos por exportaciones; todo esto en un contexto de depresión de la actividad económica y con indicadores que no superan ni los resultados del 2019 ni el promedio de las variables económicas 2015-2018. “No se espera un boom de las exportaciones petroleras venezolanas, aunque se levanten las sanciones y se recupere la demanda internacional en 2021 y 2022”. En el sector manufacturero se estaría utilizando un 18% de la capacidad instalada. El tamaño del mercado se ha reducido, por el bajo nivel de empleo, por los bajos salarios y por la emigración. Sin embargo, las remesas enviadas por los emigrantes se han convertido en un factor que ha contribuido a mantener una mínima actividad económica. Los diferentes bonos, emitidos por el gobierno a través del “Sistema Patria”, representan el 50% del gasto público.

Los oportunistas que controlan el gobierno maniobran para mantenerse en el poder y han venido rompiendo con varias de las políticas que componían su programa de gobierno cuando los precios del petróleo favorecían su economía: eliminación del control de cambio, aceptación del dólar como moneda de cambio dominante en el comercio local, eliminación de subsidios en productos alimentarios y servicios, aumento de la gasolina, privatización de empresas que antes habían expropiado y colocado como propiedad del Estado, usando la figura jurídica de “alianzas comerciales o estratégicas”, acceso del capital trasnacional a áreas que en el pasado se consideraban no negociables por su valor estratégico y mantenimiento de una política salarial hambreadora. Así mismo las tierras que se habían entregado a pequeños y medianos campesinos y a cooperativas agrícolas, luego de haber expropiado algunos latifundios improductivos, ahora comienzan a regresar a nuevos terratenientes y empresas capitalistas, retomándose la concentración de las tierras en pocas manos con el apoyo del gobierno. Los opositores que se definen de izquierda, que tienen entre sí diversos matices, pugnan por presentarse como una opción electoral alternativa pero su programa no se apartará mucho del capitalismo y lo máximo que aspirará será a la famosa “soberanía nacional”. La opción de derecha por supuesto también busca posicionarse como una opción ante las masas y cuentan con sus tecnócratas para presentar su programa de recuperación económica. Ninguno de estos programas es o será anti-capitalista y esto incluye el programa de gobierno del Partido Comunista de Venezuela. De hecho la Alianza Popular Revolucionaria (APR), que es un frente de partidos y movimientos de “izquierda”, muchos de los cuales vienen de romper con el chavismo, y donde participa el Partido Comunista de Venezuela, ha iniciado la conformación de sus listas de candidatos a gobernadores, alcaldes y demás cargos regionales, sin un programa que no sea la reivindicación de parte de los postulados de capitalismo de Estado planteados por el difunto Hugo Chávez y que él llamó “Socialismo del Siglo XXI”.


ECUADOR

“La voluntad del gobierno será la voluntad del pueblo”, anunció Guillermo Lasso, un ex banquero que el 24 de mayo asumió la presidencia de Ecuador. Su principal objetivo en política pública es el plan masivo de vacunación, pero también subrayó la protección de los más vulnerables, la generación de empleo, la expansión comercial, la creación de alianzas público privadas, la atracción de inversiones, la transición ecológica y el combate a la corrupción. El gobernante explicó a sus interlocutores que su gobierno buscará, además, impulsar una economía participativa en la que el sector privado sea el motor de la expansión económica y del empleo.

El Estado ecuatoriano dispone de 550 millones de dólares, suficientes para cumplir con la primera meta del plan de vacunación contra la Covid 19, que contempla alcanzar 9 millones de personas vacunadas en los primeros cien días de gobierno. La aceleración de la vacunación contra el Covid 19 se ha convertido es parte de las estrategias de todos los gobiernos burgueses, como parte de sus acciones para reactivar la economía. La economía ecuatoriana en 2020 decreció 7,8 % y la pobreza se elevó al 32,4 %. Estos indicadores son terreno fértil para las ofertas demagógicas de todos los gobiernos burgueses y este no será la excepción. No habrá recuperación de la economía sin la sobre-explotación de los trabajadores.


BRASIL

Vacuna antiCovid-19 urgente para todos, ayuda de emergencia de 600 reales (108 dólares mensuales), crédito de emergencia para salvar a pequeñas y medianas empresas y una política de inversiones para generar puestos de trabajo, están entre las propuestas de Lula da Silva para gobernar Brasil. De allí que los oportunistas de la “izquierda” que se encuentra en la oposición sea “¡Fuera Bolsonaro!” que no es otra cosa que el llamado a abandonar todo intento de lucha de clase y someter las luchas y las exigencias de los trabajadores a la campaña electoral para la elección del nuevo presidente de Brasil. Todas las movilizaciones de calle pasan a ser acciones subordinadas a la campaña electoral y distraen las energías de la clase obrera. Y en esta estrategia oportunista destacan el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Por supuesto que estos movimientos aprovecharán el desprestigio alcanzado por Bolsonaro en el manejo de la pandemia del Covid 19 (que ya mató a más de 450.000 brasileños) y por sus posiciones racistas. Pero en lo que no se diferenciarán de Bolsonaro será en la implementación de políticas a favor de los intereses del empresariado brasileño.

Las movilizaciones contra Bolsonaro, organizadas por las centrales sindicales, movimientos sociales y los partidos de la llamada “izquierda”, además de exigir un plan efectivo de vacunación contra el Covid 19 y la salida de Bolsonaro del gobierno, han manifestado su rechazo a la política de privatizaciones adelantada por el Ejecutivo Nacional. Las centrales sindicales reclaman los 600 reales (120 dólares) de ayuda de emergencia, rechazan el hambre y la carestía de la comida, pero no exigen ni aumento salarial, ni reducción de la jornada de trabajo. Otra demanda de las organizaciones obreras es la interrupción del proceso de privatizaciones que promueve el Gobierno de Bolsonaro en el marco de su agenda económica liberal, que tiene como próximo paso la empresa Eletrobras, la mayor generadora de energía de Brasil y una de las principales distribuidoras de electricidad. La privatización de Electrobras ya fue aprobada por el Senado. La tasa de desempleo alcanza el 14% y no se estima su reducción sin el control de la pandemia.


ARGENTINA

La inflación sigue avanzando, los salarios reales y las jubilaciones siguen bajando, la pobreza sigue creciendo, la pandemia sigue golpeando a la población y el gobierno, en alianza con las centrales sindicales, implanta medidas que buscan cumplir con el Fondo Monetario Internacional. Partidos como el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) en Argentina, de orientación política trotkista, hablan de “un giro hacia la izquierda del movimiento de masas” en América Latina. Pero en Argentina el MST forma parte de un Frente que participa en las elecciones con candidatos a todos los estamentos previstos en la democracia burguesa y con esto contribuye con la canalización de las luchas de las masas hacia la salida capitalista (¿de esta manera pretenden mover a las masas hacia la izquierda?).


URUGUAY

La economía marcha hacia la recesión y la rebaja de los salarios.

Pese a que el último aumento salarial en el 2020 estuvo por el orden del 3% y la inflación está por el orden del 7% el gobierno mantiene que no realizará un ajuste salarial porque la economía cayó en un 5%. Es decir que los trabajadores tienen que cargar con el peso de la caída de los negocios de los capitalistas, porque la economía nacional no es otra cosa que el compendio de los negocios de los capitalistas. La brecha entre el salario y los precios de las mercancías seguirá aumentando y por lo tanto igual crecerá la pobreza y el desempleo al que serán arrojados los asalariados. Y los trabajadores no deben ilusionarse esperando que cuando se reactive la economía nacional se recuperarán los salarios y el empleo; nada de eso, la reactivación de la economía nacional solo dará paso a una época de mayor explotación del trabajo asalariado. El gobierno frena los salarios, aumenta las tarifas de los servicios públicos, aumenta el precio de la gasolina y el gasoil y elimina o disminuye partidas presupuestarias para varios programas sociales. Las centrales sindicales, aunque cómplices del gobierno, comienzan a anunciar movilizaciones como una vía para liberar la presión del descontento de los trabajadores. El 6 de junio Uruguay pasó a ser el país con mayor número de muertes por Covid 19 por millón de habitantes en América, alcanzando un promedio de 17,56 muertes diarias. Los contagios continuaron luego de tres meses de vacunación y con 55,38% de la población inoculada con al menos una dosis de una vacuna contra el coronavirus y más de 30% con dos.


BOLIVIA

El ministro de Economía y Finanzas Públicas del gobierno boliviano manifestó que “Al mes de abril, la tasa de variación del índice de actividad económica está creciendo al 5,3%. Recordaremos que el año pasado hemos terminado con -8,8% de variación negativa de la actividad económica y ahora estamos en una senda de recuperación gradual”. El ministro también indicó que la inflación se mantiene controlada, en un nivel acumulado de 0,45% en el mismo periodo. Los sectores que más aportan al crecimiento de la economía son los minerales (metálicos, no metálicos, petróleo, gas natural), la industria manufacturera, el comercio, la construcción y las comunicaciones. Los sectores que generaron más empleo fueron comercio, construcción e industria manufacturera. En el primer cuatrimestre de 2021 3.995.000 tienen un trabajo en Bolivia. Según el ministro “en enero la tasa de desempleo estaba en 9,7%, en febrero 8,9%, en marzo 8,1%, en abril llegó al 7,6%”. “En valor, las exportaciones por cuatro meses consecutivos están mostrando un incremento de más o menos alrededor de USD 750 millones. De la misma forma las importaciones se recuperaron de abril de 2020 a abril de 2021, donde teníamos USD 240 millones, ahora tenemos USD 767 millones, tres veces más”, agregó respecto a los volúmenes y valores de las exportaciones. Pero los indicadores macroeconómicos de toda economía capitalista implican necesariamente las mayores desigualdades sociales y el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores; cuando a la economía le va bien a los trabajadores les va mal.

El gobierno burgués de Luís Arce, apenas inició su gestión, implementó medidas dirigidas específica y directamente hacia 7 sectores, los cuales son los siguientes: el impuesto a las grandes fortunas patrimoniales, la importación de vehículos usados a Bolivia, la igualdad de remuneración en la diferencia salarial entre hombres y mujeres, el incentivo interno al turismo, la eliminación de la violencia contra la mujer, el pago del bono contra el Hambre de 1.000 bolivianos (145 dólares) y la creación del Régimen de Reintegro en efectivo del Impuesto al Valor Agregado, denominado también como RE-IVA.

La tercera ola de la covid-19 está golpeando a Bolivia y empuja al país a un colapso sanitario. Los hospitales están llenos, el oxígeno escasea para los enfermos graves, los intentos para imponer cuarentenas en varias ciudades no están funcionando y las vacunas se están acabando. Con 65.685 positivos, mayo ha sido el peor mes, en cuanto a contagios, desde que empezó la pandemia en Bolivia. También ha sido el mes de mayor letalidad en lo que va de 2021. El sistema de salud del país, que es débil pero ha intentado adecuarse a las necesidades, está desbordado. La Sociedad Boliviana de Terapia Intensiva informó a la prensa que existen unos 20 pacientes esperando por una de las 4.000 camas que hay en todo el país para atender enfermos críticos. Hasta ahora, 14.472 personas han muerto en Bolivia por la covid.​

Al cierre de mayo Bolivia había vacunado, con una dosis, al 11% de su población de alrededor de 11 millones, pero solo el 2% estaba completamente vacunada. Al cierre de mayo al país habían llegado algo más de 1,5 millones de dosis de la china Sinopharm y cantidades menores de otros laboratorios.

El presidente Arce, como buen representante de la burguesía, manifestó que quiere enfrentar la pandemia sin perjudicar la reactivación económica. A causa de los cierres por la pandemia, en el año 2020 se perdieron cerca de un millón de empleos. Cada muerte causada por la falta de oxígeno o de medicamentos, o de camas en centros de salud, es responsabilidad del gobierno y los capitalistas, que tienen los recursos, pero no están dispuestos a sacrificar las ganancias empresariales.


PARAGUAY

Paraguay atraviesa una crisis política y social por la gestión del gobierno ante la pandemia. La falta de vacunas y el posible colapso de los hospitales, con las crecientes infecciones por coronavirus ha servido de espoleta, para un estallido social. El descontento de la población va en aumento. Las protestas en Paraguay de 2021, popularmente denominadas como el “Marzo Paraguayo”, se ha expresado en una serie de manifestaciones y disturbios a nivel nacional, desencadenados tras el colapso sanitario del sistema público por la pandemia de COVID-19, debido a la falta de inversión suficiente y reiteradas denuncias por corrupción, por parte del Gobierno Nacional.

Como consecuencia inmediata de esta crisis interna el presidente Mario Abdo Benítez decidió, el día 6 de marzo, remover del cargo al Ministro de Educación, Eduardo Petta, al Jefe de Gabinete Civil, Juan Ernesto Villamayor y a la Ministra de la Mujer, Nilda Romero. Un día antes, el 5 de marzo, renunció al cargo de Ministro de Salud, Julio Mazzoleni. En los días siguientes, se darían más cambios dentro de los ministerios. Las protestas se concentraron en las calles de la capital del país y otros puntos del interior entre el 5 y el 26 de marzo de 2021, fecha en que empezó a regir la cuarentena de semana santa para frenar la expansión de la COVID-19. Sin embargo, las protestas se volvieron mayormente “virtuales”, a través de las redes sociales. También se han realizado protestas aisladas después de la fecha mencionada, por varios sectores.

Paraguay es un país más agrario que sus vecinos, con alta concentración de la propiedad de la tierra, en el que destacan la producción de soja, la madera y la ganadería. Presenta un bajo desarrollo industrial y una clase obrera estadísticamente poco numerosa.


RESUMEN

Los partidos y movimientos de la llamada izquierda latinoamericana y lo que se ha dado en llamar el “progresismo”, que abarca también a trotkistas y a los llamados partidos “comunistas” e incluso algunos movimientos guerrilleristas, vienen planteando que la “revolución” en Latinoamérica está en proceso de recuperación y de acumulación de fuerzas y dicen que esto queda demostrado por el resultado de las elecciones presidenciales en Argentina, Bolivia y Perú y por los resultados electorales en Chile y Colombia y las protestas de calle que se retomaron en el 2021. Pero lo que se está recuperando, lo que está acumulando fuerzas es el oportunismo como una opción más con la que contará la burguesía para que le administren sus intereses desde los gobiernos y para que promuevan la conciliación de clases, la desmovilización y la desorganización de la clase obrera. La situación de agitación social que se ha podido observar en varios países de América Latina ha mostrado la beligerancia de la pequeña burguesía. La depauperación o ruina que sufre un sector de la pequeña burguesía la hace más activa políticamente y tiende a liderar muchos de estos movimientos de protesta que se enfrentan a los gobiernos burgueses, pero no por eso se debe esperar que la pequeña burguesía asumirá las posiciones políticas del proletariado. Toda la reacción de la pequeña burguesía descontenta es de orientación democrático burguesa.

Luego de una ola de fortalecimiento del papel del Estado en la economía en países cuyos ingresos se lo permitieron, vemos cómo se comienzan a implementar políticas de privatización y de libre mercado y así mismo, en países donde las políticas públicas se han venido basando en el neoliberalismo estamos viendo cómo se comienzan a considerar políticas públicas que implican la participación directa del Estado en servicios sociales a las masas. Ambas corrientes se encuentran y se mezclan buscando un punto de equilibrio en el marco de la dura crisis del capitalismo mundial y el impacto adicional que ha significado la pandemia del Covid 19. En la búsqueda de salidas a su crisis económica, la burguesía de cada país trata de recomponer su andamiaje político para afrontar el descontento de las masas con nuevas caras en sus gobiernos. Y la gama de movimientos políticos que se autoproclaman de “izquierda”, se presentan como una opción alternativa ante liderazgos que se han venido desgastando al frente de algunos gobiernos.

Es por eso que en el plano político todos estos movimientos pregonan miles de reformas y tratan de embaucar a las masas con sus promesas. Destacan los planteamientos de aumentar los impuestos a los ricos y a las grandes empresas para financiar programas sociales, pero ya la experiencia deja claro que estos regímenes fiscales nunca van en contra de las ganancias de los capitalistas y los programas sociales solo organizan el reparto de migajas que además se usan para ampliar segmentos de negocios, para el populismo y el clientelismo electoralista. Por otro lado todos estos regímenes tributarios terminan poniendo a los asalariados a costear buena parte de los gastos de la burocracia de los gobiernos burgueses.

Todas las supuestas mejoras a los salarios de los trabajadores o a la generación de “empleos dignos”, dependen de políticas de apoyo a pequeños, medianos y grandes empresarios o a programas de inversión en infraestructuras o a la captación de inversiones extranjeras o al fomento de las exportaciones, es decir, la tesis de todos estos aspirantes a gobernantes y de los gobernantes burgueses en general, es que el beneficio de las masas será el resultado de la reactivación de la economía nacional, pero esa reactivación no podrá ocurrir sin el aumento de la explotación del trabajo asalariado y de las ganancias de los capitalistas.

A través de su aparataje mediático y de sus partidos (de derecha o de izquierda) la burguesía pregona la tesis de que toda estatización o expropiación de empresas es una medida socialista. Nada más lejos de la realidad. Los medios de producción que pasan a ser propiedad del Estado no pierden el carácter de capital. El Estado es el capitalista colectivo ideal. Y para esto todas las estatizaciones pregonadas como “socialistas” se basan en el sostenimiento de las mismas relaciones de producción, de explotación del trabajo asalariado, de apropiación del plusvalor extraído de la fuerza de trabajo aplicada a diferentes procesos. En estos casos el Estado, como capitalista colectivo, es el patrón al cual se deben enfrentar los trabajadores al igual que lo deben hacer contra los patronos privados. Las estatizaciones aplicadas por algunos gobiernos burgueses, por lo general han respondido a la necesidad de salvar a empresarios capitalistas en quiebra, o dar respuestas a reclamos de las masas en el área de servicios cuyos costos operativos y precios no pueden ser asumidos por los privados y no generan ganancias. Por eso recurrentemente vemos gobiernos que durante un tiempo estatizan empresas y en otros momentos, según el comportamiento de la economía, las privatizan y las devuelven al sector privado. Por otro lado, los movimientos que llaman a los trabajadores a enfrentar las privatizaciones caen en una posición errónea impulsada por los partidos oportunistas. Para los trabajadores, no importa si el patrón es público o privado, la lucha unitaria de la clase obrera debe enfocarse en la exigencia de aumento salarial, reducción de la jornada de trabajo y rechazo a los despidos.

Los medios de comunicación impulsan la matriz de opinión de que en todos los países de América Latina se está ante el dilema de la lucha entre “el comunismo y la libertad”, entre “capitalismo y socialismo”, entre “democracia y dictadura”. Pero realmente las confrontaciones que observamos, principalmente en el terreno electoral, son expresión de las pugnas entre fracciones burguesas y pequeño burguesas por el control de los gobiernos y del Estado y de los negocios asociados y un choque de las diversas corrientes de las tecnocracias burguesas sobre el abordaje de la crisis económica para recuperar las actividades empresariales y las ganancias.

Cada vez que la burguesía, sus medios de comunicación y sus partidos logran movilizar a las masas hacia el voto y a las elecciones propias de la democracia, logran una victoria sobre la clase obrera. Refuerzan las esperanzas de soluciones a la pobreza, el desempleo y los bajos salarios con cada cambio de gobierno o de integrantes del parlamento. Pero la ebullición social está allí presente en todo momento y brotará inevitablemente. Una y otra vez el Estado burgués deberá sacar a relucir las balas y el garrote para frenar la reacción de los explotados, aunque a veces esta reacción sea ciega o manipulada por las fuerzas políticas del oportunismo. Una y otra vez la democracia perderá su careta y quedará expuesta como lo que es: la dictadura de la clase burguesa sobre el proletariado.

Mientras tanto la clase obrera se mantiene ausente no solo desde el punto de vista de la beligerancia de sus posiciones históricas, sino desde el punto de vista de la lucha reivindicativa consecuente y unitaria. Los asalariados no cuentan con sindicatos de clase o con organizaciones de base que asuman la lucha económica fuera del control de los sindicatos actuales, que en todos estos países, aun con los bajos porcentajes de afiliación, operan como barreras de contención de las luchas obreras. Chile y Colombia son los ejemplos más claros en los últimos dos años, ya que en un ambiente de conflictividad social los sindicatos se han mantenido silentes y no han movilizado a los trabajadores hacia la huelga unitaria y sin servicios mínimos. Por lo general los conflictos obreros surgen de forma espontánea y la dirigencia sindical se pone a la cabeza para ir canalizándolos hacia la desmovilización y el acuerdo con el patrón.

Queda por delante el camino de la organización unitaria y de base de los trabajadores, enfocada en sus reivindicaciones de aumento de salarios, reducción de la jornada de trabajo, mejora de las condiciones y medio ambiente de trabajo, reducción de la edad de jubilación, liberación de dirigentes obreros detenidos. Necesariamente el movimiento obrero deberá levantarse al margen de los sindicatos actuales y construir organizaciones de lucha que abarquen a todos los asalariados, sin importar la raza, nacionalidad, oficio o credos religiosos o políticos; organizaciones que necesariamente deberán forjarse más allá de los límites de las empresas e incorporando a trabajadores desempleados, jubilados y pensionados en un solo movimiento compacto que asuma luchas reivindicativas unitarias y efectivas y rescate la huelga, la movilización y la solidaridad obrera como práctica cotidiana para enfrentar las arremetidas de los patronos y sus gobiernos. Y para esto los trabajadores en lucha deberán apartarse de los llamados al voto, a la defensa de la economía nacional y a la conciliación de clases.

En paralelo es de gran importancia que todo compañero o compañera dispuesto a asumir la lucha de los trabajadores y a ir más allá, hacia la transformación revolucionaria de la sociedad, adhiera al partido comunista internacional y se integre al trabajo revolucionario, aún en las difíciles circunstancias actuales, llenas de mucha confusión política y de una amplia manipulación mediática e ideológica de los trabajadores.

 

 

 

 

 


Venezuela
Con el cinismo de todos los demagogos el TSJ sobre explota a los trabajadores y los somete al contagio del Covid 19 solo para cumplir sus metas

El Presidente del gobierno burgués venezolano anunció la conformación de una “Comisión Presidencial para la Revolución del Sistema de Justicia”, cuya misión será “descongestionar los centros de reclusión que existen en el país” (cárceles y áreas utilizadas por cuerpos policiales para retener detenidos) y con dos funciones principales: “reducir el hacinamiento carcelario y acelerar los procesos penales y de otra índole que involucren a los privados de libertad”.

Rápidamente el presidente del TSJ (Tribunal Supremo de Justicia) Maikel Moreno anunció que “Los tribunales que lleven causas judiciales con detenidos trabajarán 60 días hábiles continuos. Mientras que los tribunales que lleven causas sin detenidos laborarán en las semanas flexibles”.

¿Es que de repente el Estado burgués ha determinado que el llamado retardo procesal y el hacinamiento carcelario es una consecuencia de las medidas de control preventivo ante el COVID 19? Para cumplir con metas de un show electorero, detrás del que se esconden motivos más terrenales (reacomodo de mafias, fortalecimiento de la represión, etc.), el Estado lanza a los trabajadores tribunalicios a un ambiente laboral que propicia el contagio del virus. Pero la muerte de los asalariados no es importante para los capitalistas, que siempre tienen la opción de reemplazarlos con el ejército de trabajadores desempleados.

¿En qué condiciones laboran los trabajadores tribunalicios?

Los trabajadores no cuentan con transporte, realizan largas caminatas para poder llegar a los centros de trabajo. A veces parte del recorrido lo realizan en el transporte público, donde no se cumple con el distanciamiento social.

Los trabajadores no disponen de alcohol, antibacterial o mascarillas adecuadas. El salario de los trabajadores no alcanza para comprar estos insumos; pero en los centros de trabajo tampoco se les suministra estos insumos, que están contemplados en las medidas preventivas del virus.

Las instalaciones donde se labora (los tribunales o circuitos judiciales) no tienen ventilación adecuada, muchos no cuentan con aire acondicionado y el ambiente de trabajo se hace caluroso y sofocante. Además en muchos casos no hay baños limpios, con agua y artículos de limpieza (papel higiénico y jabón). En este contexto se somete a los trabajadores tribunalicios a laborar en pequeños espacios donde no es posible cumplir con el distanciamiento social. De manera tal que los centros de trabajo de los trabajadores tribunalicios se han convertido en centros de contagio del virus.

Tampoco en los tribunales o circuitos judiciales existe algún personal sanitario que controle el ingreso de las personas a estos espacios y verifique la temperatura corporal y determine si hay quienes no deben ingresar.

Las jornadas extendidas de trabajo, el sobretiempo, no es pagado a los trabajadores. Pero además ante cualquier jornada extra de trabajo el patrón no brinda apoyo a los trabajadores con comida, refrigerios y transporte para el retorno a sus casas.

¿Se quiere acabar con el hacinamiento carcelario, pero a cambio del hacinamiento de los trabajadores tribunalicios? Antes del surgimiento de la pandemia del Covid 19 ya existía el hacinamiento carcelario y el retraso procesal, pero ahora alegremente el patrón capitalista (Estado - TSJ) da la orden de que los trabajadores tribunalicios laboren 60 días hábiles continuos. Para esos trabajadores no habrá 7x7. A esos trabajadores se les inmola para cumplir las metas electoreras y demagógicas y para que funcionen los engranajes del aparato represivo de la burguesía.

Los grandes cómplices del patrón (el TSJ y la DEM) son los diferentes sindicatos que se mantienen en silencio, que no convocan asambleas, que no promueven la unidad y la lucha de los trabajadores activos, jubilados y pensionados. El movimiento de trabajadores deberá reaccionar organizándose en comités de trabajadores de base, sin la sujeción a ninguno de los sindicatos actuales.


     Contra el hacinamiento laboral en espacios que impiden el distanciamiento social!!
     Por la dotacion de implementos de seguridad y prevencion para los trabajadores!!
     Por la vacunacion a todos los trabajadores activos, jubilados y pensionados!!
     Dotacion de alcohol, antibacterial y tabapocas a trabajadores activos y jubilados!!
     Dotacion gratuita de suplementos de vitaminas que contribuyan a reforzar el sistema inmunologico para trabajadores activos, jubilados y pensionados!!
     Por la reduccion de la jordana de trabajo y eliminación del trabajo en horas extras!!

 

 

 

 

 


La catastrofíca trayectoria del Capitalismo mundial
Informe a las reuniones generales de mayo y septiembre 2020
(tercera parte)


CRECE LA DEUDA

Del 2002 al 2007, la frenética acumulación de capital se produjo a costa de una colosal deuda pública y privada. Como mínimo durante este período la deuda mundial ha crecido un 73%. El endeudamiento privado es generalmente superior al público. El endeudamiento también se ve agravado por la especulación, que eleva los precios de las materias primas, los inmuebles y todos los títulos valores en general. Además en tiempos de saturación de los mercados la única forma de continuar la acumulación de capital era el crédito y, por tanto, el endeudamiento.

Después de la crisis de 2009-10, la montaña de la deuda ha continuado creciendo, más lentamente, pero aún a tasas elevadas, tanto que a finales de 2019 se habrá triplicado con respecto a principios de la década del 2000. Sobre la mesa vemos que la deuda mundial ha pasado de 74.000 millardos de dólares en 1997 a 280.806 millardos en 2019!

Si miramos el endeudamiento de los principales países imperialistas del sector no financiero, que incluye la deuda de empresas, hogares y Estados, expresada como porcentaje del PIB, notamos tres grupos: en la cima está Japón con una deuda de 381% del PIB anual, seguido de Francia con 327%, luego Inglaterra, China, Italia y Estados Unidos, cuyo endeudamiento ronda el 260% del PIB. Mucho más abajo tenemos, como era de esperarse, Alemania con una deuda de sólo, por así decirlo, 180%: la virtuosa Alemania está endeudada por casi el doble de su PIB. Hoy, debido al agravamiento de la crisis, estas deudas han sido superadas con creces.

En términos absolutos, obviamente, todo cambia: Estados Unidos a la cabeza con una deuda de más de 54.000 millardos de dólares, seguido de China con 37.000 millardos, luego Japón con más de 19.000. El endeudamiento de estas tres naciones representa más de la mitad de la deuda mundial, lo que significa que su parte de la deuda es mayor que su peso en la producción. Para los otros grandes países industrializados, la deuda varía de poco menos de 9.000 millardos de Francia a poco más de 1.700 millardos de Bélgica. Dadas las tasas actuales de acumulación asmática del capital, es absolutamente imposible que estas naciones puedan alguna vez esperar pagar su deuda, especialmente porque esto tiende a estallar con la crisis.

Nuestra solución es muy sencilla, en los países de capitalismo maduro, apenas tomemos el poder, con la expropiación de la burguesía y el paso a la gestión física de la producción y de la distribución, anularemos todas las deudas públicas y privadas. Esto conducirá a la disolución del capital financiero internacional, ¡que es nuestro propósito!

Lo que llama la atención, si se mira la Tabla en términos absolutos, es el crecimiento casi exponencial de la deuda de China desde el 2007, que ha pasado de 5.384 millardos de dólares a 36.765 millardos de dólares, ¡siete veces! Este es el efecto de la crisis, es a este precio que el capitalismo chino ha logrado mantener el crecimiento. Pero el capitalismo chino está al final de su impulso juvenil y una crisis de sobreproducción, ligada a la demencial acumulación de capital, toca a la puerta para poner fin al juego, una crisis que hará palidecer la trágica crisis del Gran Salto Adelante de los años Sesenta!

El gráfico del endeudamiento como porcentaje del PIB de las empresas no financieras muestra que en el 2019 las más endeudadas son las de China, Bélgica y Francia, con un 150%. Japón y Corea del Sur ocupan el segundo lugar con un 104%, seguidos de Inglaterra, Italia y Estados Unidos con alrededor del 75% del PIB. Por último Alemania con un “modesto” 59%. Lo que hubiera parecido enorme antes de la crisis de 1974-75, hoy parece modesto si se compara con los niveles de endeudamiento de las empresas de otros países.


DEUDA MUNDIAL
Instituto Internacional De Finanzas
  1997 2002 2007 2012 2018 2019
PIB MUNDIAL 31.601 34.730 58.082 75.097 85.304 87.752
Deuda: miliardes de Dólares 74.000 96.000 166.000 212.000 246.000 280.806
Deuda: porcentaje del PIB 234% 276% 286% 282% 288% 320%
Incremento   29,7% 72,9% 27,7% 16,0% 14,1%

En los valores absolutos todo cambia: el endeudamiento de las empresas chinas, en crecimiento desde el 2007 como el total, se dispara, pasando de 3.000 millardos de dólares a más de 21.000, nuevamente con un aumento de siete veces. A este precio, el capitalismo chino logró mantener la acumulación de capital y evitar una grave recesión.

Para las empresas francesas el endeudamiento no se deriva tanto de inversiones, que son bastante pequeñas, al menos en el país, sino de la recompra de acciones. Las empresas se endeudan para recomprar sus acciones con el fin de mantener el precio y pagar dividendos sustanciales a los accionistas.

En cuanto a los déficits públicos el peor no es Italia sino Japón que, con una deuda del 204% del PIB, está batiendo todos los récords. Luego está Italia con el 135%, no tanto como Japón, pero sigue siendo impresionante. Le siguen Francia, Inglaterra, Bélgica y Estados Unidos con algo menos del 100%. Finalmente Alemania con el 60%.

En el fondo tenemos a Rusia que, tras su quiebra en 1989, reinicia con un minúsculo 14,5%: gracias a los ingresos obtenidos por las exportaciones de gas y petróleo ha conseguido reducir drásticamente su deuda. Pero con la crisis que está provocando el colapso del precio de las materias primas, especialmente del petróleo, la deuda del Estado ruso solo puede volver a crecer y pronto se encontrará en compañía de todos los demás.

En comparación, en 1978, después de la crisis de 1975, ¡la deuda del gobierno francés era del 21%! Podemos medir con este orden de magnitud los efectos de las sucesivas crisis de sobreproducción y el declive de la acumulación de capital.

Tras el fuerte empeoramiento de la recesión a causa del coronavirus, la relación deuda/PIB ciertamente ha aumentado, pero es demasiado pronto para tener datos actuales. Sin embargo, se espera que la relación deuda/PIB del Estado francés pase del 100% en 2019 al 120% en 2020, la de Estados Unidos del 100% al 137%, la italiana del 136% al 150%.

Sin embargo, pudimos construir una Tabla a partir de los datos del IIF que muestra que la relación deuda/PIB de los países industrializados pasó de 380% del PIB en 2019 a 392% en el primer trimestre de 2020, todavía un aumento modesto, pero no hay duda de que en los meses de marzo, abril y mayo la deuda haya aumentado de forma pronunciada.


EL VIEJO TOPO

Después de detener la “flexibilización cuantitativa” en el 2014, la Fed en 2015 subió tímidamente el tipo de interés en un 0,25% y nuevamente en el 2016: las dos tasas base pasaron así del 0% y 0,25% al ​​0,50% y 0,75%. Con la recuperación económica de 2017-18 tomó coraje, con posteriores ajustes de 0,25%, a principios de 2019 llegó a 2,25% y 2,50%. Desde octubre de 2017 incluso ha comenzado a reducir su deuda, esperando volver a una situación “normal” dentro de 5 años. Esto parecía razonable. En ese momento predijimos que no tendría tiempo para hacerlo porque la crisis vendría primero. Y los hechos nos han dado la razón.

En Europa el BCE a partir de abril de 2018 comenzó a reducir gradualmente la “flexibilización cuantitativa”, para finalmente detenerse en diciembre de 2018. Incluso planeó comenzar a aumentar el interés a partir del verano de 2019.

La desaceleración a mediados de 2018, luego la recesión en el 2019 desmiente todos estos buenos planes. Como leemos en “Les Échos”, «La esperanza de un retorno a la “normalidad” que había aparecido en los dos últimos años, después de los violentos choques de 2008-2009 y de 2011-12, se ha desvanecido». Ya en marzo de 2019 las tasas de los bonos y obligaciones comenzaron a caer como los valores bancarios en los mercados financieros, sin hablar del mini-crash del mercado acionario en el invierno de 2018-19.

La señal de marcha atrás la dieron los Bancos Centrales de Australia y Nueva Zelanda, que han comenzado a bajar sus tipos de interés oficiales ante la nueva amenaza de recesión. Pronto le siguieron los Bancos Centrales de India, Turquía, etc., y finalmente la FED.

“Una docena de bancos centrales han bajado las tasas en los últimos meses en un intento por estimular un crecimiento lento y debilitar la inflación en un contexto de guerras comerciales y tecnológicas. Al igual que en el 2008, la ola tomó forma por primera vez en el Pacífico y ganó fuerza y ​​altura. Estos son indicios de un movimiento que continuará entre los bancos centrales”, dijo Christopher Dembik, economista del Saxo Bank, en junio.

INCREMENTOS DE LA DEUDA DEL SECTOR NO FINANCIERO
BRI Millardos
$
Millardos
$
Incre-
mento
% del 2000
Millardos
$
Incre-
mento
% del 2007
2000 2007 2007 2019 2019
Estados Unidos 19.094 33.124 73% 54.460 64%
China 1.634 5.384 228% 36.765 583%
Japon 14.338 14.601 2% 19.438 33%
Francia 2.751 6.375 132% 8.899 40%
Reino Unido 2.978 7.146 140% 8.038 12%
Alemania 3.722 6.733 81% 6.965 3%
Italia 2.213 5.166 133% 5.168 0%
Corea del Sur 761 2.043 168% 3.934 93%
España 1.079 3.855 257% 3.647 -5%
Bélgica 631 1.317 109% 1.763 34%
Rusia 234 843 260% 1.414 68%

Luego la FED comenzó a recomprar los bonos del Tesoro. Hasta ahora los bonos del Tesoro y las hipotecas vencidas no habían sido reemplazados, lo que permitió a la FED reducir su propia deuda. A mediados del 2019, además de sustituir las obligaciones vencidas por nuevas compras, se utilizó la amortización de los títulos hipotecarios vencidos para la compra de un monto equivalente en letras del Tesoro. Por tanto, se modificó la composición del estado patrimonial a favor de las letras del Tesoro. Se implementó así una normalización de la política monetaria; los tipos de interés eran apenas positivos en términos reales y la deuda era casi cinco veces superior a la anterior a la crisis del 2008-2009.

El BCE ha pospuesto la subida de tipos de interés prevista para el verano de 2019 y desde junio de 2019 ha comenzado a “hablar” de una nueva flexibilización cuantitativa. Desde el 2020, con el cierre de las fronteras en marzo-abril y el confinamiento médico tras la epidemia, la situación económica se ha vuelto particularmente desoladora.

Podemos preguntarnos cómo este modo de producción logra mantenerse en pie, habiendo cumplido su papel histórico de socializar las fuerzas productivas y habiéndose vuelto totalmente obsoleto y parasitario. Como hemos dicho varias veces, el capitalismo monopolista funciona mejor que el capitalismo liberal de la época de Marx. No es que las leyes económicas del modo de producción capitalista hayan cambiado, no, son exactamente las mismas. La fase suprema del capitalismo, el imperialismo, es decir, la era de los monopolios, como la llamó Lenin, no es más que una superestructura. Pero eso le permite superar los límites impuestos por la propiedad privada utilizando una pequeña parte de los medios que ofrece la socialización de las fuerzas productivas.

Es así como los bancos centrales del sistema del euro, de Inglaterra, Estados Unidos, Japón y China, con sus intervenciones convencionales y no convencionales, evitan el colapso de todo el sistema manteniendo la circulación de los capitales, del crédito y a su vez recomprando los bonos del tesoro y las obligaciones societarias y bajar las tasas de interés que de otro modo serían insostenibles para muchos Estados y empresas.

Durante la crisis de finales del 2008 al 2009, tras el colapso de Lehman Brothers y AIG, la FED inundó el sector financiero con 1.100 millardos de dólares y prestó 600 millardos de dólares a los bancos centrales de otros países que lo necesitaban. Luego vino la “flexibilización cuantitativa 1”, que recompró 600 millardos de dólares en bonos del Tesoro y bonos hipotecarios. Como esto no fue suficiente, una “flexibilización cuantitativa 2” repitió la operación, esta vez con 1.100 millardos, luego se lanzó una tercera, precedida de la “operación twist”, que consistió en el canje de valores de corto plazo y muy solventes con valores a largo plazo, más difíciles de cobrar. Como resultado, el balance de la FED pasó de $ 929 millardos a fines de 2007 a $ 4.500 millardos a fines de 2014.

A modo de comparación, desde 1945 a 1985, el balance de la FED en dólares constantes 2011 fluctuó alrededor de poco más de 400 millardos. De 1985 a 2007 se duplicó para llegar a 800 millardos en 2007, antes de la crisis. Y desde entonces ha explotado.

Interesante es el mecanismo de estas compras que muestra cómo el capitalismo monopolista logra, en cierta medida, superar los límites de la propiedad privada. Un banco convencional para prestar dinero abre una cuenta en la que registra una deuda, que devenga intereses y, a cambio, un crédito por la suma prestada. Para prestar este dinero utiliza el apalancamiento financiero: el banco tiene un capital propio muy pequeño, de solo el 4-5% de sus activos más los depósitos de los clientes y préstamos de otros bancos. El crédito que pone a disposición de los clientes es un simple juego de escritura, en otras palabras, es dinero puramente virtual que el banco acaba de crear. Siempre que el flujo de caja saliente no exceda el flujo de entrada todo está bien. Los bancos que necesitan dinero prestado recurren al mercado interbancario de aquellos que tienen demasiado. Se dice que los depósitos hacen los créditos y los créditos hacen depósitos. Así es como los bancos crean dinero. Así es como se crea un “esquema Ponzi”. Todo está bien siempre que los intereses sean pagados regularmente. ¡Pero toda esto lleva a la ruina con el advenimiento de la crisis y el aumento de las insolvencias!

Los bancos centrales operan de la misma manera, con el añadido del derecho a acuñar dinero por cuenta propia. Además del capital propio, que está compuesto por monedas y oro, pero que sigue siendo limitado, tienen los depósitos de sus clientes, es decir, los depósitos de todos los demás bancos. Para el BCE estos son los depósitos de los bancos centrales de la zona del euro, que juntos conforman el Eurosistema. Pero naturalmente, como en un banco convencional, estos depósitos son mucho menores que el total de préstamos. En Francia, por ejemplo, los depósitos totales en los bancos en 2020 ascendieron a 2.487 millardos de euros, mientras que los activos de solo los seis principales bancos alcanzaron los 8.684 millardos, o 3,5 veces los depósitos. Y cuanto mayor es el balance de la banca, mayor es el apalancamiento financiero: el efecto de apalancamiento puede ser hasta 30 veces mayor, como en el caso de Lehman Brothers antes de la quiebra. Desde los acuerdos de Basilea II y III se ha intentado mitigar estos efectos de apalancamiento financiero, en particular mediante la imposición de un requisito de capital del 7% del balance. ¡Pero el acuerdo no tiene en cuenta las partidas fuera del balance!

Cuando los bancos centrales ponen dinero en circulación, ya sea prestando directamente a los bancos o recomprando bonos gubernamentales y corporativos en los mercados financieros, ganan intereses. En el caso de la FED, los intereses que recibe de la compra de letras y bonos del tesoro van directamente al tesoro. En otras palabras en el caso de Estados Unidos el gobierno estadounidense se presta dinero a sí mismo. Esto no es posible para todos los Estados. El Banco de Japón hace lo mismo, a su manera. En Europa los bancos centrales del Eurosistema no pueden pagar intereses a su propio Estado, ni pueden comprar letras del tesoro directamente a los Estados, tienen que recomprarlas “en el mercado secundario”, a bancos e instituciones financieras. Este es uno de los límites impuestos por el Consejo europeo a la Zona Euro, que a muchos soberanistas les resulta angustioso, pero que es el resultado de un compromiso entre burguesías.

Volviendo a la FED este mecanismo significa que, junto a los Fondos de inversión estadounidenses, sea el primer tenedor de títulos del Tesoro, 4.445 millardos de dólares en mayo de 2020, el 63% de su colosal balance, que hoy supera los 7.000 millardos de dólares. La cantidad en manos de los Fondos de inversión estadounidenses, en particular de los Fondos de pensiones, es del mismo orden de magnitud. China está muy por detrás con 1.185 millardos, luego Japón con 1.061 millardos y Rusia muy por detrás con 102 millardos, menos de un tercio de lo que tiene el Estado irlandés. Los montos en poder de China y Japón son muy estables en el tiempo.

Por colosal que sea el presupuesto de la FED, en relación con el PIB de Estados Unidos sigue siendo uno de los más bajos en comparación con el del BCE y especialmente el de Japón. El balance del BoJ a finales de 2018 superó el 100% del PIB y hoy el 116%.

El Banco Central Suizo es uno de los pocos bancos centrales que puede permitirse ese privilegio. La pequeña-gran Suiza no sólo disfruta de un cómodo superávit comercial, sino también, y sobre todo, de un superávit muy elevado en los flujos financieros (de la “cuenta corriente”). ¡Esto está bien lejos de ser el caso, por ejemplo, de Francia, que se parece a Grecia en esto!

Algunas corrientes “soberanistas”, especialmente en Italia, sueñan con un retorno a una llamada soberanía nacional, donde el Banco Central podría otorgar préstamos al Estado y a las empresas nacionales a tasas muy bajas. Olvidando un punto importante, a saber, que el Banco Central italiano no tiene el tamaño y el peso del Eurosistema. En caso de salida del euro y vuelta a la moneda nacional los fondos especulativos, como los “hedge funds”, atraídos por el olor a dinero a bajo precio, atacarían la lira especulando sobre su devaluación. Y con medios muy superiores a los de que dispone el BCI. Después de una hemorragia de divisas extranjeras, el BCI sería eliminado.

Esto es lo que le iba a suceder al Banco de Francia en 1992. Los distintos Estados europeos, incluido el Reino Unido, acababan de llegar a un acuerdo para mantener sus monedas en una relación de paridad fija con una pequeña banda de fluctuación; este fue el SME (Sistema Monetario Europeo), el preludio de la moneda única. Pero luego Europa entró de nuevo en recesión y Alemania, para atraer capital, elevó las tasas de interés. Inmediatamente, los “fondos de cobertura” se precipitaron hacia la brecha, arrojando marcas contra otras monedas. Partieron del eslabón más débil, la lira, que pronto tuvo que ceder. Luego pasaron a la libra esterlina: el ataque fue tan violento que una mañana el Banco de Inglaterra cayó de rodillas y la libra esterlina tuvo que salir del SME. Luego se volvieron hacia el franco. Después de difíciles negociaciones con los dirigentes de la BuBa, el banco central alemán, los funcionarios del gobierno francés lograron bajar las tasas de interés en Alemania mientras que Francia subió las suyas. Esto cortó a los especuladores y los arruinó. Finalmente, el ataque terminó, pero el Banco de Francia se vio obligado a hacer un gran desembolso de sus reservas. Estuvo a punto de ceder: en opinión de su gobernador en ese momento, si los especuladores hubieran continuado durante una hora o dos, se habría encontrado sin divisas y habría tenido que abandonar la lucha. Y quizás ya no habría una moneda única.

Mientras los soberanistas de todo tipo siguen soñando, mientras tanto la burguesía italiana, pragmática y acostumbrada a venderse al mejor postor, ha abierto los puertos de Trieste y Génova al imperialismo chino y no pasará mucho tiempo antes de que uno de estos dos puertos caiga completamente en manos de Beijing.

Todavía en los bancos centrales. El BCE, ante la falta de recuperación económica, después de dos préstamos masivos a bancos europeos, se ha embarcado a su vez en una campaña de “flexibilización cuantitativa”. En cuatro años, de marzo de 2015 a diciembre de 2018, compró bonos del Estado por valor de 2.550 millardos de euros y algunos bonos corporativos. El objetivo de la operación fue doble: bajar las tasas de interés y obligar a los bancos e instituciones financieras a otorgar préstamos a empresas y hogares. El resultado fue una caída espectacular de las tasas de interés, incluso para los Estados fuertemente endeudados. Durante este período recompró alrededor de 3/4 de las emisiones gubernamentales. En consecuencia, al final de su expansión cuantitativa, poseía alrededor del 21% de la deuda pública europea. Después del Covid 19, debería estar por encima del 30%.

DEUDA EN PORCENTAJE DEL PIB
(Instituto Internacional de Finanzas)
  2019 2020
Países Industrializados 380% 392%
Francia, Canadá, Noruega 220% 230%
Por su parte el BoJ está haciendo lo mismo pero a una escala aún más amplia, por lo que hoy las tasas de interés son muy bajas, incluso negativas. Hoy en día alrededor de 10.000 millardos de bonos en el mundo están a tasas negativas, es decir, los inversores pagan por prestar, para ellos es más económico que pagar comisiones de gestión. De estos financiamientos con tasas de interés negativas se benefician principalmente los gobiernos de Japón, Alemania y Francia.

Entonces ¿el capitalismo en la era de los monopolios funciona mejor? Sí, de cierta manera logra hacer retroceder un poco los límites que impone la propiedad privada, manteniendo las tasas de interés en niveles muy bajos o incluso negativos, manteniendo vivos a los Estados y las empresas financieras, comerciales e industriales, que de otra manera se verían obligadas a declararse en quiebra. Pero, como dijo Lenin, en la era de los monopolios, ¡el capitalismo se está pudriendo de pié! Y esto es lo que hoy presenciamos de manera espectacular. Porque este mantenimiento artificial en un estado de supervivencia es al precio de una deuda cada vez más colosal, de un enorme crecimiento de los balances de los bancos, que tarde o temprano solo puede colapsar.

Mostramos aquí el balance de los bancos centrales:

BALANCE DE LOS BANCOS CENTRALES
EN PORCENTAJES DEL PIB
  sep-18 may-18
FED 20,8% 32,0%
BCE (zona euro) 40,4% 46,0%
Banca C.le del Japón 99,8% 116,0%
Banca C.le del Suiza   122,0%

¿Y todo esto con qué resultado? ¿Por qué el capitalismo no salió de la crisis que comenzó a fines de 2007? ¿Por qué, en lugar de una crisis aguda, como en 1929, hay una larga agonía?

Porque no basta bajar las tasas para reiniciar la acumulación de capital. Los emprendedores no invierten según la tasa de interés, sino según la cartera de pedidos. Y en tiempos de sobreproducción, los pedidos languidecen.

Los bancos centrales pueden inundar el mercado financiero y los bancos con dólares o euros, pero esto no cambia el problema fundamental, que es que este modo de producción ya no tiene más sentido histórico, sino que se mantiene artificialmente en un estado de supervivencia. Es sólo en interés de la gran burguesía, que obtiene inmensos privilegios de la explotación del proletariado, es decir, de los empleados.

¿Qué pasa con esta montaña de dinero, que no se invierte en producción? En países como Turquía o Argentina, el exceso de liquidez se traduce en hiperinflación. En Argentina, por ejemplo, la base monetaria pasó de 200 millardos de pesos en 2012 a 1.250 en 2019 y el tipo de cambio en el mismo período de 5 pesos por dólar a 58: una tasa de inflación de 1.160%.

En los países imperialistas no hay inflación por dos motivos: en primer lugar, la sobreproducción y la consecuente guerra comercial están ejerciendo una fuerte presión deflacionaria, que es contrarrestada, por el momento, por vagones de liquidez que mantienen artificialmente el valor de los títulos y de los precios. En segundo lugar gran parte de este dinero es esterilizado por la burguesía que invierte en los denominados valores seguros, como inmuebles, oro, valores indexados en oro, etc. Así, del 2012 al 2019 el precio de los inmuebles residenciales aumentó del 33% en los países de la OCDE al 44% para las propiedades comerciales (oficinas, negocios). Y eso es solo un promedio, pero los precios de la vivienda en ciudades como París, Londres, Nueva York, Berlín, etc. se están disparando.

La situación actual recuerda el fin del Imperio Romano, una agonía que duró siglos. Afortunadamente en la era del capitalismo todo va mucho más rápido. La crisis en curso dura ya medio siglo a partir de la primera gran crisis internacional, la de 1975.

Fue necesaria la violencia revolucionaria de los bárbaros alemanes para liberar a Europa de la podredumbre en la que el Estado romano y la sociedad de los esclavos se habían convertido, y así permitir el paso al modo de producción feudal que, en su momento, abrirá un nuevo desarrollo a las fuerzas productivas.

La fuerza revolucionaria hoy es la del proletariado, cuyo papel es derrocar a la burguesía, abolir las relaciones capitalistas de producción y permitir el nacimiento de la sociedad comunista. Tenemos los primeros indicios de una futura reanudación de la lucha de clases con las explosiones sociales en todo el mundo, pero aún estamos lejos de una verdadera recuperación y con una vanguardia del proletariado que tiende a adherir al partido.

¿Cuánto tiempo puede durar en semejante estado? Hasta que la situación se vuelva incontrolable e insoportable.

Con el dramático empeoramiento de la crisis debemos esperar para fin de año una explosión de precariedad y de fracasos empresariales. Actualmente lo vemos con el aumento del desempleo y de los que se ven obligados a recurrir a los comedores para los pobres. Y las quiebras corporativas y el aumento del desempleo irán acompañadas de una explosión de deudas no pagadas.

En el 2016 los créditos dudosos de los bancos de la Zona Euro ascendieron a 1.180 millardos de euros. Los de los bancos italianos eran 360; se redugeron a 680 millardos en 2019. Los bancos italianos los estaban vendiendo mezclados con valores de mejor calidad y haciéndolos pasar por buenas inversiones. Otra parte bajo la presión del BCE se ha vendido a “fondos de cobertura”, que los vuelven a comprar a precios muy bajos y piensan en sacar lo que puedan.

La consecuencia será el colapso de muchas instituciones financieras y grandes bancos, como Deutsche Bank, que ha estado en pésimas condiciones durante años. Sin olvidar a los gigantes bancarios chinos, plagados de estos préstamos incobrables. ¿Y qué hay de las “finanzas en la sombra”, que están fuera de control y han adquirido proporciones gigantescas?

Para mostrar la fragilidad del sistema recordamos aquí un episodio significativo en septiembre de 2019. Los precios en las bolsas de valores mundiales habían estado cayendo desde fines de septiembre de 2018, luego de la desaceleración, después la recesión económica, el aumento de las tasas de interés y la reducción del balance de la FED, lo que había encarecido el dinero. Otra consecuencia fue que la contracción del balance de la FED significaba que el dinero se volvía menos abundante. En el 2014, al final de la flexibilización cuantitativa, los bancos estadounidenses tenían 3.000 millardos de dólares en efectivo depositados en la FED, que posteriormente se redujeron a fines de 2019, tras, entre otras cosas, el retiro de la FED y la reducción de su balance a 1.300 millardos de dólares.

En este contexto ocurrió un incidente que obligó a la FED a intervenir. Las instituciones financieras y en particular los bancos se refinancian diariamente, como ya se mencionó, en el mercado interbancario de acuerdo con sus necesidades de liquidez. En el 2008 este mercado se estancó tras la recesión y el colapso del banco Lehman Brothers, lo que obligó a la FED a intervenir para restablecer la circulación interbancaria y el crédito.

A finales de septiembre de 2018 se repitió el mismo incidente, trayendo recuerdos desagradables para los ejecutivos de la FED. Tras una mayor demanda de liquidez de lo habitual, las tasas de interés comenzaron a subir al 6% y luego al 10%, paralizando el mercado día a día. Para restablecer el flujo de dinero entre instituciones financieras la FED se vio obligada a intervenir durante cuatro días consecutivos inyectando dinero por un total de 278 millardos de dólares.

Este “incidente” demuestra la debilidad del sistema bancario y la falta de confianza mutua entre los bancos. Todos saben que pocos de ellos podrían enfrentar una recesión severa, dada la pequeña cantidad de capital propio. Esto es cierto en los Estados Unidos y quizás incluso más en Europa, Japón y China. En Europa los bancos del norte prefieren pagar comisiones elevadas depositando su excedente en el BCE en lugar de prestarlo a bancos italianos, españoles y portugueses. En los últimos años los bancos franceses y alemanes han pagado 7 millardos de euros en comisiones al BCE por sus depósitos. ¿Y qué pasa con los financieros italianos, españoles y portugueses que prefieren depositar su dinero en bancos alemanes y luxemburgueses en lugar de en una cuenta bancaria en su propio país?

Todo esto demuestra una vez más que este sistema se mantiene en vida artificial. ¡Sin la intervención de los bancos centrales todo colapsaría!

Entonces, si nuestro incansable y viejo topo hace bien su trabajo, podemos esperar, a medida que empeora la crisis, el colapso de las grandes instituciones financieras, como en el 2007 con AIG y Lehman Brothers. El colapso del Deutsche Bank también será un duro golpe para el Estado alemán. Si colapsan dos o tres grandes instituciones, todos los diques cederán.

Será entonces la clásica gran crisis, con deflación, a la que seguirá la reanudación de la lucha de clases. Sólo cuando se mueva el proletariado un aura de vida volverá a soplar sobre esta podrida sociedad.

 

 

 

 

 


VIDA DE PARTIDO
 
El comunismo vive en nuestra ciencia revolucionaria incorrupta y en el trabajo tenaz y orgánico del partido, junto a la clase obrera, que se reconocerá en las batallas de hoy y en su insurrección emancipadora internacional

(Reunión General de los días 29-31 de enero 2021)

 

 

SESIÓN DEL VIERNES 29
Organización y preparación de la reunión
 
SESIÓN DEL SÁBADO 30
Historia de la Internacional Sindical Roja
Aspectos militares de la revolución alemana
Sobre el concepto y la práctica de la dictadura: Lenin
Informe de Venezuela
Cuestión militar: la guerra civil en la revolución rusa
La actividad sindical del partito
La revolución húngara de 1919
 
La revolución húngara de 1919
SESIÓN DEL DOMINGO 31
Introducción del Centro
Curso de la crisis económica mundial
El origen del Partito Comunista de China en 1922
Para una discusión sobre las luchas de clases en Turquía
Historia de la esclavitud en los EE. UU.
Resumen, acuerdos organizativos, conclusiones


El marxismo es la presentación de una teoría de la historia que, a partir de la descripción de cómo nace y evoluciona la sociedad del capital, con su aproximación material al comunismo y con sus crisis cada vez más vastas y profundas, arriba a la hipótesis de la inevitable revolución política de una clase obrera, numéricamente creciente, que en todos los países llegue a derrocar el poder de los poseedores de los medios de producción.

Esto seguirá siendo sólo una hipótesis, mientras no sea confirmada empíricamente por la historia. Incluso los burgueses admiten ahora que su sociedad está en problemas, si no en ruinas, que no tiene futuro ni puede imaginarlo sino catastrófico. Sin embargo, niegan que el movimiento mismo de la historia conduzca al comunismo.

Los comunistas, por el contrario, trabajan sobre esta hipótesis. Lo hacen sobre una base científica desde el Manifiesto de 1848, e incluso antes, sobre las generosas intuiciones de los utopistas.

Pero el Partido Comunista no puede dar a nadie, ni a sus militantes ni a la clase, la garantía del comunismo dentro de un plazo determinado.

Sin embargo, da la certeza y la demostración probada de que por el comunismo se puede luchar. Da a sus militantes este privilegio, la gran satisfacción y alegría de poder luchar por él. Esto ya nos transporta a la dimensión del comunismo, seguros de que podemos unirnos con ese propósito en un cuerpo militante que sabe lo que quiere y cuál es la vía para obtenerlo, el programa ahora secular del marxismo revolucionario.

Unido estrechamente, como un monolito, al bloque único de una doctrina social definitiva en todas sus partes, que es el marxismo, el pequeño partido de hoy aspira a inscribirse fielmente en el flujo incandescente de la serie de partidos formales de la clase obrera, surgidos sucesivamente del sub-suelo social, aunque a veces sea por poco tiempo: desde la Liga de Comunistas de Marx hasta la Tercera Internacional. Hoy reivindicamos y nos comprometemos a defender toda la tradición histórica de nuestro partido.

Esa tradición se yergue delante de nosotros con la imponencia de una cadena montañosa y podría intimidar a nuestras pocas fuerzas especialmente frente a las de nuestros grandes maestros, las de un Marx, de un Engels, de un Lenin.

Pero sabemos que esas cimas de ciencia, de conocimiento, de experiencia no son inviolables para el partido: en el sano ambiente del partido, cualquier grupo de compañeros de capacidad normal, con pasión, tiempo y diligencia, puede llegar a la cima. Ciertamente para lo que Marx podía escribir en una noche o Lenin en una tarde a nosotros nos lleva tres camaradas y tres años de trabajo, pero al final el partido, habiendo hecho este paciente viaje hacia atrás en la historia, podemos saber tanto como Marx y como Lenin. Y quizás, con cierto detalle, más que Marx y más que Lenin. Obviamente nunca contra Marx o contra Lenin.

Porque de toda esta ciencia revolucionaria necesitará de la clase obrera para derrocar al moribundo, pero astuto, pérfido y venenoso, poder burgués, como sucedió en el Octubre de Rusia, donde los insurgentes proletarios, contra un múltiple frente de reaccionarios, encontraron pronto en el partido comunista a todas las correctas respuestas, todas las enseñanzas sobre sus enemigos y sobre cómo vencerlos para despejar el camino hacia el comunismo.

Este es el significado del trabajo comunista que todos nosotros continuamente aprendemos juntos a hacer cada vez mejor y que en nuestras reuniones generales encuentra un punto de conexión. Después de todo, los comunistas, representantes de la clase obrera, también se caracterizan por saber trabajar más y mejor que todos los demás.

* * *

Esta reunión general también se realizó a través de videoconferencia, tanto por las precauciones contra la propagación de la epidemia como por la mayor extensión geográfica del partido. Esta es una herramienta que resulta útil para conocerse y trabajar en conjunto con grupos e individuos distantes.

Algunos compañeros se dedicaron en las semanas y en los días previos a la elaboración de las traducciones de los informes al italiano, inglés y español, que luego fueron leídos simultáneamente, y a anticipar a todos las instrucciones detalladas para el funcionamiento técnico de la reunión.

Pero es la comunidad de los fines y la identidad de principios y de programa lo que nos facilita superar las barreras del lenguaje y de experiencias que se fusionan espontáneamente en estos encuentros nuestros.

Hemos tenido tres sesiones. La del viernes, de 17 a 23 horas, hora de Roma, dedicada a la preparación de la reunión y a los informes de los compañeros comprometidos en las diversas actividades del partido. Las del sábado y el domingo para la exposición de los informes, a las que les hemos dado una duración aproximada de 30 minutos cada una. Al final de la reunión volvimos a una recapitulación general de nuestros compromisos con la investigación, la propaganda y la intervención externa y en el movimiento sindical.


Historia de la Internacional Sindical Roja

Una de las cuestiones más importantes que agitaron al Congreso de fundación del Profintern fue la referida a las relaciones con el movimiento sindical italiano.

En junio de 1920 tuvieron lugar en Moscú las primeras reuniones sindicales internacionales con el objetivo de fundar una Internacional Sindical revolucionaria, para oponerse a la colaboracionista de Amsterdam. Como primer paso para la constitución de la futura organización se constituyó el “Soviet Internacional Provisional de los Sindicatos Obreros”.

Al encontrarse en Moscú, los dirigentes italianos de la CGL firmaron todas las deliberaciones, confiados en que, al regresar a Italia, las habrían rechazado.

El primer paso para liberarse de los compromisos adquiridos por los bonzos de la CGL fue afirmar que haber firmado el compromiso de salir de Amsterdam no significaba que el desprendimiento tuviera que ser inmediato, y luego ellos decidirían el momento.

Luego dejaron claro a Moscú que la CGL ya había salido de Amsterdam por el mismo hecho de estar ligada, con un pacto de acción, al PSI, adhiriéndose luego al Komintern. En ese momento, la dirección maximalista del PSI declaró que el boicot a la Internacional amarilla era algo que “se daba por descontado” tanto para el Partido como para la Confederación sindical.

A las solicitudes de Moscú de romper con Amsterdam y poner fin a sus tácticas ambiguas, los jefes de la CGL respondieron que los compañeros rusos no estaban informados de la realidad italiana, y que siempre se habían opuesto a la Internacional amarilla, pero ellos que no saldrían de un organismo de tanta importancia, sin intentar formar en él una minoría combativa que propugnase el método de la lucha de clases y la instauración del socialismo. Llegaron a afirmar que estaban poniendo en práctica las directivas de Moscú que establecían el criterio según el cual las minorías combativas deben intentar penetrar en los organismos más reacios a aceptar los principios y métodos revolucionarios.

Naturalmente la cosa no fue en estos términos: una cosa era la táctica de trabajar y penetrar en todos los sindicatos, incluso en los encabezados por los peores reformistas, organizando grupos comunistas para ganar la dirección. La cosa cambiaba cuando se trataba de una Internacional Sindical, estrechamente ligada a la imperialista Sociedad de las Naciones y, por tanto, no conquistable.

En noviembre la CGL participó en el congreso de Londres de la International amarilla, donde presentó un documento en el cual era evidente que reconocía a Amsterdam como la legítima unión sindical mundial. Naturalmente en Londres los italianos se hicieron pasar por “izquierda”, fueron “oposición” al espíritu chovinista que reinaba en el congreso y se abstuvieron de votar una resolución contra la Internacional Sindical Roja.

En febrero de 1921 la CGL celebró su Congreso Nacional. Los dirigentes sindicales intentaron presentarse al proletariado italiano como los verdaderos revolucionarios proclamando su adhesión a Moscú, pero bajo ciertas condiciones. Si ningún representante del Soviet de los Sindicatos Rojos estuviera presente en el congreso, el delegado de la Internacional de Amsterdam ocuparía su lugar en la presidencia. Este último, como consumado oportunista, se presentó como el portavoz de los millones de trabajadores de todos los países, muchos de ellos revolucionarios, organizados en la Internacional de Amsterdam y concluyó su intervención diciendo: “y ustedes y nosotros marcharemos juntos hacia el fin común por el bien del proletariado”.

La moción presentada por los comunistas en ese Congreso Nacional reafirmó la importancia de los sindicatos en la acción revolucionaria y la tarea de las minorías comunistas de trabajar y luchar dentro de ellos, para conquistar la dirección. Reconoció como indispensable la creación de una Internacional de sindicatos revolucionarios; y pregunto:
     a) adscripción inmediata del Sindicato Internacional de Ámsterdam;
     b) la ruptura del pacto de alianza con el Partido Socialista Italiano;
     c) adhesión incondicional a la Internacional de Sindical de Moscú;
     d) inspirar en estas directivas sus relaciones con el Partido Comunista de Italia, única sección italiana de la Tercera Internacional.

Dada la forma fraudulenta de repartir los votos, el Congreso de la Confederación deliberó por amplia mayoría:
     “1. Adhesión incondicional a la iniciativa para la creación de la Internacional de Sindicatos Rojos, con el compromiso, sin embargo, de mantener las relaciones de la Confederación con el Partido Socialista y siempre que sea reconocido para Italia el principio de la unidad sindical confederal.
     “2. El destacamento de la Internacional de los Sindicatos de Amsterdam, tras las deliberaciones que se tomarán en el Congreso Sindical de Moscú”.

Se trata sólo de dos breves frases en las que, sin embargo, se condensa toda la malicia del oportunismo para engañar al proletariado.

La moción no hablaba de adhesión a la Internacional Sindical Roja, sino solo de la iniciativa para su creación y, en todo caso, conservando los vínculos con el PSI, es decir: o ambos en Moscú, o ninguno. Además, en el caso, reivindicaba el principio de unidad sindical, de modo que Moscú habría tenido que desautorizar a la USI.

Además, el distanciamiento de la Internacional de Amsterdam se pospuso hasta después del congreso de Moscú, y solo si aceptaba las condiciones dictadas por los bonzos italianos.

No solo eso, por parte de los jefes confederales no había intención de abandonar la Internacional amarilla, del Comité directivo del que formaba parte el italiano Baldesi. Comité directivo que, reunido en mayo, tras acusar a la III Internacional de representar el peligro reaccionario y divisionista del proletariado internacional, aprobó la expulsión de su Internacional de cualquier sindicato que se hubiera afiliado a la Internacional Roja. Al declarar incompatible la presencia comunista en sus filas, expusieron efectivamente la hipocresía de los jefes de la CGL que fingían querer organizar en el seno de la Internacional de Amsterdam una fracción de izquierda encabezada por Moscú.

En Italia esta purga ya había comenzado, y en un orden del día del Comité de Directivo de la CGL, aprobada por unanimidad, declaraba que quería sacar los cuadros a aquellas organizaciones y grupos que habían actuado en contraposición a las directivas sindicales; o sea liberar a los sindicatos de los comunistas.

Pero ahora llegamos al congreso fundacional del Profintern.

En julio de 1921, simultaneamente con el III Congreso de la I.C., se celebró en Moscú la fundación de la Internacional Sindical Roja. Pero la CGL ya había solicitado a principios de junio que se pospusiera su fecha y que el congreso no se celebrara en Moscú, sino en Estonia o en Suecia. Esto cuando las tres cuartas partes de los delegados sindicales ya habían llegado a Moscú.

Naturalmente, esta solicitud provocadora, era un claro intento de sabotaje, que fue respondido negativamente.

No podemos relatar aquí las falsas justificaciones dadas por los dirigentes sindicales en apoyo de sus afirmaciones. Baste decir que Baldesi admitió que la CGL no tenía ninguna intención de dejar la internacional amarilla: “Nuestros representantes fueron a Rusia con el mandato preciso de invitar a todas las organizaciones representadas a sumarse a la internacional de Amsterdam, para librar allí la batalla socialista”. Así que la CGL fue a Moscú con la intención específica de sabotear el nacimiento de la Internacional sindical roja.

Los bonzos italianos Bianchi y Azimonti, que habían llegado al congreso, fueron cuestionados por el comportamiento de la CGL: el año anterior habían firmado un acuerdo para la organización de la Internacional roja de los sindicatos, pero luego no habían participado en el trabajo del “Soviet internacional provisional” mientras habían participado en todos los trabajos de la Internacional de Amsterdam.

Los bonzos italianos inmediatamente quisieron aclarar que estaban allí exclusivamente a nivel “informativo”, como meros espectadores, porque no se había explicado qué se haría en el congreso fundacional.

“¿De que quieren saber, camaradas?” -respondió acertadamente Lozovski- ¿Quieres saber si estamos a favor de la revolución social y de la dictadura proletaria? Creo que ya lo sabes. Pero no vino a investigar la situación en Rusia, sino al Congreso constitutivo de la Internacional Sindical Roja. Entonces, ¿qué información quiere sacar de este Congreso?”.

Por otro lado, el bonzo Azimonti se permitió dar su ultimátum a Moscú: “Por nuestra parte, no podemos adherir a Moscú mientras el Partido Socialista esté fuera de la III Internacional. No estaremos unidos desde el punto de vista internacional hasta que el PSI entre en la III Internacional. Y cuando esto se haga, la CGL, que depende del Partido, se incorporará automáticamente a la Internacional Sindical Roja”.

Sobre la cuestión italiana, muchos fueron los delegados extranjeros que intervinieron, todos ellos censurando el comportamiento de los dirigentes de la Confederación Italiana que participaron como observadores en el congreso fundacional de la Profintern, mientras participaban plenamente en los congresos de la Internacional amarilla.

Nuestro camarada Repossi declaró que habló en nombre de la minoría de la CGL solo en virtud del método fraudulento con el que había sido votado en el congreso, si la votación hubiera reflejado las verdaderas relaciones de fuerzas en el seno del proletariado de Italia, ciertamente habría representó la mayoría.

Repossi reiteró que el proletariado italiano en cada conferencia, reunión o congreso se había expresado a favor de la adhesión a Moscú y la salida de Amsterdam.

También recordó todos los esfuerzos e intentos de los comunistas por la unidad de la clase obrera y no dejó de refutar, una por una, todas las afirmaciones de los bonzos italianos.

El primer Congreso del Profintern, en la sesión del 13 de julio de 1921, aprobó por unanimidad una “Resolución sobre la cuestión italiana” en la que se afirmaba que el proletariado italiano no era responsable de la política ambigua y contrarrevolucionaria de los dirigentes de la CGL italiana, que tendieron a aislar al proletariado italiano de los sindicatos revolucionarios de todos los países. Luego se dirigió a los proletarios revolucionarios de Italia, a todos los sindicatos locales, a todas las Cámaras de Trabajo y a las Federaciones nacionales, pidiéndoles pronunciarse adhiriendo a la Internacional de la lucha revolucionaria o a la Internacional de la colaboración de clases. Y concluyó auspiciando que en el próximo Congreso Internacional, la CGL italiana ocuparía el lugar que el proletariado revolucionario de Italia se merecía: junto a los sindicatos revolucionarios.


La revolución en Alemania
El ejército rojo del ruhr

Este informe inicial describe las dos primeras fases del levantamiento de los trabajadores en el distrito alemán del Ruhr, en respuesta al golpe de Estado de Kapp Lüttwitz, intentado el 13 de marzo de 1920.

La presencia comunista en el Ruhr era débil y con pocos seguidores. Un mes antes del golpe Heinrich Brandler había escrito: “En general no tenemos todavía un partido, lo digo después de haber visitado el Ruhr, donde no hay movimiento comunista”.

El centro del KPD de Berlín cometió un error desastroso, al emitir una declaración contraria a la huelga general que estalló en toda Alemania, para revertir esa posición dos días después. Pero ya en ese momento los trabajadores activados se estaban armando.

Primera fase, 13-17 marzo 1920

La Reichswehr (1) había sido expulsada del Ruhr occidental debido al tratado de Versalles. El comando más cercano tenía base en Münster. Lo comandaba el general Watter, favorable al golpe de Estado, pero esperaba el desarrollo de los acontecimientos antes de apoyar a la república, o a los líderes golpistas, lo que hubiera mostrado más posibilidades de restaurar el orden burgués. Nominalmente, bajo el mando de Watter había tres divisiones de Freikorps, comandadas por el general Lichtschlag.

El 14 de marzo, la movilización de la primera división en Freikorps Lichtschlag, comandada por el capitán Hasenclever, fue obstaculizada por los trabajadores ferroviarios. Hasenclever solo logró llegar donde Watter a la mañana siguiente.

En negociaciones con los políticos locales, Freikorps Lichtschlag, declaró que "estaban con Watter y Watter con Lüttwitz" y estas palabras, según Adolf Meinberg (KPD), provocaron “toda la preparación de la acción armada de los trabajadores”. Más de 1.500 trabajadores irrumpieron en la estación del tren de Freikorps Lichtschlag. Esta pequeña escaramuza fue la primera victoria militar de la clase trabajadora después de todas las derrotas de 1919 y tuvo un efecto moralizador. Las armas pesadas cayeron en manos de los trabajadores que también tomaron muchos prisioneros.

El ministro del interior, el socialdemócrata Severing entonces ordeno que las autoridades de la ciudad “No debían negociar bajo ningún concepto con los consejos obreros”. Se otorgó a los tribunales militares el poder de juzgar a los soldados obreros y hacerles fusilar.

Una segunda división, bajo el mando del capitán Lange, fue acantonada en Herdecke, vecino a Dortmund, donde rápidamente emergieron los representantes de los trabajadores.

Lange ocultó su apoyo al golpe. Se declaró una tregua inicial y los políticos locales intentaron persuadir a los trabajadores para que se desarmaran, pero otros vinieron en apoyo de las ciudades circundantes y cuando Lichtschlag amenazó con unirse a las tropas en Herdecke, unos 6.500 trabajadores rodearon los 350 Freikorps y Lange fue forzado a rendirse. Otra victoria.

Mientras tanto, los Húsares de Paderborn comandados por Erich von Manstein habían sufrido una derrota en Unna, al norte de Dortmund. Watter envió un destacamento porque allí se había formado un consejo de trabajadores. Cuando Manstein tomó algunos rehenes, los trabajadores del distrito rodearon a los húsares con 2.000 hombres y finalmente Manstein se vio obligado a liberar a los rehenes. El jefe de la Guardia de la Ciudad le prometió a Manstein paso libre, pero ya no tenía autoridad sobre los trabajadores, que atacaron al día siguiente. Los húsares no tenían ninguna posibilidad de victoria. El tercer destacamento de Freikorps Lichtschlag fue derrotado por entre 10.000 a 12.000 trabajadores.

Mientras tanto, había comenzado la huelga general. Masas de huelguistas tomaron las calles. Adolf Meinberg, recientemente liberado de prisión, pronunció un ardiente discurso. Los manifestantes continuaron llegando a la plaza chocando con la policía y la Sicherheitswehr (2) local. Seis trabajadores murieron y 30 resultaron gravemente heridos. Luego los trabajadores irrumpieron en el cuartel general de la policía.

Los partidos gobernantes en este punto lanzaron un llamamiento conjunto con el USPD y el KPD que apelaba a los “derechos del pueblo” y la “democracia”, agregando confusión entre las filas de los trabajadores.

La huelga fue cancelada en Dortmund.

Los trabajadores atacaron las posiciones del Freikorps con ametralladoras. Lichtschlag ocupó la fábrica de cerveza Kronenburg. Hubo varios intentos de negociar un alto el fuego, pero los trabajadores del ferrocarril rompieron las vías dejando a Lichtschlag varado al sur de la ciudad. Comenzó a formarse un ejército de 12.000 trabajadores, que atacaron temprano en la mañana desarmando a la policía. El poder ejecutivo fue cedido al Comité de Acción de los Trabajadores.

El 14 de marzo, el general von Gillhausen recibió órdenes de Münster de desplegar la Policía de Seguridad (SiPo) y los Freikorps para ocupar Elberfeld (ahora un suburbio de Wuppertal) en la desmilitarizada Bergisches Land. Pero la sede de Gillhausen estaba rodeada por una multitud decidida. Los Freikorps dispararon contra la multitud y lanzaron bombas sobre los fugitivos. Otros trabajadores llegaron de la ciudad siderúrgica de Solingen, entonces bajo ocupación británica. En Hahnerbeg chocaron con la SiPo, que abrió fuego con ametralladoras. Muertos y heridos yacían por todas partes. Los Arbeiter-Samariter-Bund también fueron objeto de fuego.

Se impuso la ley marcial, pero hubo repetidas manifestaciones e intentos de multitudes de apoderarse de armas. En Barmen, la policía había arrestado a trabajadores, pero una multitud hostil se reunió afuera arrojando piedras; y esta última al retirarse disparó y mató al hijo de un asesor del USPD.

Los trabajadores atacaron con armas pesadas, lo que obligó a Gillhausen a retirarse. Watter ordenó la retirada de Bergisches Land. En la retirada abandonaron mucha munición y artillería. Antes de la medianoche, los trabajadores habían tomado el poder en Elberfeld.

Pero la retirada fue solo táctica: Gillhausen buscó la batalla decisiva en Remscheid y la ganó. 20.000 trabajadores, coordinados con el Comando Hagen, atacaron y 1.000 soldados no tuvieron más remedio que huir a Colonia, donde fueron internados por los británicos. Otra victoria de los trabajadores.

La huelga general y especialmente el armamento de los trabajadores en el área del Ruhr fue en gran parte espontánea y sin una guía clara. Los trabajadores tomaron las armas de la policía y de los guardias burgueses de la ciudad. Pero el movimiento fue localizado y defensivo. Pero luego cuando aparecieron el Freikorps, el Reichswehr y la SiPo, los trabajadores se organizaron por miles, dispuestos a ponerse manos a la obra.

La conquista de Dortmund tuvo un efecto psicológico extraordinario. Los miembros de base de los socialdemócratas desobedecieron a sus líderes y descubrieron en Severing a un enemigo de clase. Sin embargo, el estado de ánimo imperante en las minas de carbón era solo defender lo que se ganó -muy poco- en la revolución de 1918.

En los enfrentamientos por Elberfeld-Barmen hubo signos más claros de planificación y liderazgo militar, y en Remscheid los trabajadores lograron rodear a un enemigo formidable de manera ordenada.

Las tropas a menudo se dividían entre quienes apoyaban el golpe y quienes apoyaban a la República, que inicialmente benefició a los trabajadores. Por ahora la reacción carecía de una amplia base social.

El 17 de marzo el golpe fracasó por completo. Los cuatro principales partidos burgueses, y muchos en la dirección del SPD, decidieron ahora que la principal amenaza para la República de Weimar era el bolchevismo, y se fijaron la tarea prioritaria de “reconquistar” a los oficiales, que habían apoyado el golpe de Estado.

Segunda fase: 17-23 de marzo 1920

La huelga general no terminó inmediatamente cuando colapsó el golpe. El 18 de marzo, los sindicatos pidieron que continuara hasta que se cumplieran sus demandas. Los trabajadores de Ruhrgebiet exigieron garantías de que no habría represalias. Para garantizar esto, el recién formado Ejército Rojo del Ruhr se preparó para conquistar toda la región. Y en Hagen se formó un liderazgo bajo la dirección del USPD y el KPD.

El Ejército Rojo estaba formado por tres unidades. En el sur, en Bergisches Land, controlaba Remscheid. En el norte, hubo que tomar medidas contra Münster, la base de la Reichswehr. Pero el impulso principal fue hacia el oeste.

La unidad del norte llegó a controlar el río Lippe. En Hamm, la Guardia Cívica se transformó en Guardia de Trabajadores. Cerca de 1.000 trabajadores llegaron a Recklinghausen, entraron desarmados en la ciudad y formaron un Comité de Acción local. El control de los puentes de Lippe y las comunicaciones por carretera y ferrocarril cortó completamente los suministros al bastión de la Reichswehr en Wesel, mientras que el tráfico ferroviario se reanudó desde Haltern al bastión del Ejército Rojo en Herne.

El camino a Münster ahora estaba abierto. Pero las tropas de asalto del Ejército Rojo, que llegaron a 7 kilómetros de la ciudad, no pudieron concentrar sus fuerzas en este punto crítico. Las fuerzas de Watter, hasta ese momento de no más de 15.000 hombres, pronto aumentaron enormemente con la llegada de tropas de Wurtemberg y Baviera.

En el Ruhrgebiet occidental

En la región occidental del Ruhr, la Reichswehr, Freikorps y SiPo habían establecido su reinado de terror con poca resistencia. Como Watter, el general Ernst Kabisch, comandante de dos regimientos del ejército regular y del Freikorps Schulz, declaró vagamente en favor del gobierno republicano, pero pidió una acción decisiva contra la huelga general. El 16 de marzo, el mayor von Rudorff trasladó las tropas a la Heiligenhaus y luego a Velbert, entre Essen y Düsseldorf, donde se encontraron con la oposición de los trabajadores. Después de una hora de escaramuzas, las tropas fueron expulsadas, tuvieron tres muertos y los trabajadores uno. Mientras tanto, el Freikorps Schulz aterrorizaba a Mülheim.

Una compañía del 62º regimiento de la Reichswehr atacó la acería de DuisburgBeeck y los trabajadores tuvieron que huir ante fuerzas abrumadoras. El ejército y la SiPo todavía tenían el control de la región occidental del Ruhr. Pero finalmente llegó el Ejército Rojo y en pocos días conquistó Wattenscheid, Gelsenkirchen y Essen.

En Gelsenkirchen, los trabajadores cometieron el grave error de no apropiarse inmediatamente del arsenal del aeropuerto; cuando intentaron hacerlo, el 18 de marzo, se encontraron con un camión cargado de la SiPo que, luego de un tiroteo, recuperó sus armas y tomó prisioneros.

Mientras tanto, el Ejército Rojo avanzó sobre Essen desde el este e inicialmente apuntó directamente a Mülheim para derrotar a Freikorps Schulz. Hubo violentos enfrentamientos en los suburbios y los trabajadores ganaron después de 16 horas de batalla. Después de varias escaramuzas, la SiPo se vio obligada a retirarse, dejando atrás la mayoría de las armas.

Hubo enfrentamientos particularmente sangrientos en la oficina principal de correos de Essen y la torre de agua antes de que los trabajadores tomaran el poder. Un Consejo de Trabajadores de 33 miembros, incluidos siete trabajadores del acero de Krupp, fue elegido por los Consejos Políticos de Fábrica y asumió el poder ejecutivo de la ciudad. Sin embargo, prometió mantener la ley y el orden a través de las autoridades existentes.

El 61º regimiento y el Freikorps fueron atacados en una emboscada entre Duisburg y Hamborn. Se retiraron bajo una lluvia de balas. Un soldado informó al Düsseldorfer Zeitung, que había sido peor de lo que “los oficiales y suboficiales endurecidos por la guerra, habían pensado”.

El 20 de marzo, toda la región del Ruhr estaba en manos del Ejército Rojo. Pero no tomó el poder político, ni el KPD lo exigió.

Mientras tanto, se permitió al enemigo reagruparse en la ciudadela de Wesel, donde Watter estaba preparando la contraofensiva.

Una oportunidad para la revolución que hemos perdido pero una lección que hemos aprendido.


Cuestión militar: La guerra civil en Rusia

Las tres primeras tareas más importantes del poder soviético que se resolvieron en los primeros días fueron: 1) Consolidar el área controlada alrededor de Petrogrado y Moscú; 2) Defenderse en la medida de lo posible, de los ataques de enemigos externos e internos, ya que el 20 de noviembre el cosaco Atamán Kaledin, había declarado la independencia de los territorios cosacos del Don, declaración que había sido atendida por más de 2.000 personas; 3) Dar respuestas concretas a las demandas materiales y políticas, por las cuales las masas explotadas rusas habían sido empujadas a la revolución.

Además, había que gestionar el grave problema de la escasez de alimentos y combustible al acercarse el invierno y hacer frente a los especuladores.

En las actividades de las primeras semanas se desarrollan las organizaciones internas del poder. Se proponen los primeros acuerdos de armisticio, a los que solo responden las Potencias Centrales, interesadas en cerrar el frente oriental para disponer de todo su poder militar, necesario en el frente occidental, aún abierto e incierto. Y también el envío de destacamentos de la Guardia Roja, para oponerse a las formaciones de cosacos blancos del Don, que controlaban algunas ciudades importantes.

Se conforma la Čeka (Cheká), una comisión extraordinaria con poderes plenos e ilimitados, para la persecución y eliminación de los enemigos de la revolución y los acaparadores de comida y combustible. Entonces compuesta por comunistas muy dignos de confianza y honestos, durante el período estalinista se utilizó para eliminar a la vieja guardia revolucionaria.

La crisis con la Rada ucraniana se presenta de una manera compleja. Al estallar la revolución de febrero, se estableció un Consejo Central (Rada) en Kiev, para la gestión del poder sobre una vasta región que va desde el Cáucaso hasta los Urales, que luego se proclamó independiente del subsiguiente poder bolchevique. Estaba formado por una mayoría socialista con una fuerte presencia nacionalista y una minoría bolchevique. Después de octubre anunció el nacimiento de la república ucraniana, manteniendo estrechos vínculos con el poder bolchevique, pero con un ambiguo doble juego que entorpecía cualquier iniciativa comunista.

Petrogrado envió un "Manifiesto al pueblo ucraniano, donde habían peticiones a la Rada que tenían un carácter de ultimátum", en el que se confirmaba la política de autodeterminación de los pueblos oprimidos por el zarismo, pero se les acusaba de haber desarmado a las fuerzas bolcheviques en Ucrania, de haber retirado unilateralmente del frente las tropas ucranianas, creando así una peligrosa desorganización militar, pero sobre todo para favorecer el tránsito de tropas contrarrevolucionarias hacia el Don, cuyas principales formaciones estaban encabezadas por los ex comandantes zaristas Kaledin, Kornilov, Denikin y Alekseev. Dando 48 horas para una respuesta clara, de lo contrario el C.C. Bolchevique, consideraría a Ucrania en estado de guerra contra los bolcheviques.

Las respuestas fueron tan ambiguas, que Antonov-Ovseenko recibió el encargo de aplacar con armas, las fuerzas de la Rada y de las diversas formaciones de cosacos blancos. No estaba claro en estas tropas esparcidas por Rusia y Ucrania, quienes eran leales a la revolución.

Las fuerzas de que disponía Ovseenko eran de 15.000 hombres, algo menos que las enemigas, que aunque mucho más experimentadas, estaban sin embargo dispersas en los vastos territorios ucranianos y no obedecían a un mando único. Kaledin era el principal enemigo en el que debían concentrarse las mejores fuerzas.

El ex oficial instructor zarista Artemyevich Muravyov fue nombrado Jefe de Estado Mayor bolchevique, quien desarrolló la estrategia de enfrentar y mantener separados a los grupos enemigos. Formando así tres ejércitos independientes con diferentes objetivos, el primero caería sobre Novo? Erkassk, que estaba convertida en el centro de la Los cosacos contrarrevolucionarios, el segundo cuerpo hacia Rostov para aniquilar al Ejército de Voluntarios, temidos por su gran experiencia militar y el tercer cuerpo de ejército a Kiev, para derrocar a la Rada. Se contaba con la propaganda bolchevique que podía atraer a las masas y soldados a la revolución, creando inestabilidad entre los contrarrevolucionarios.

Los desplazamientos y tácticas militares de estos tres ejércitos fueron encomendados a la red ferroviaria local, que permitió movimientos y ataques rápidos, incluso de noche y suministros efectivos, para ocupar los centros más importantes y cortar las conexiones entre el enemigo. No hubo un solo frente, sino una sucesión continua de pequeños enfrentamientos efectivos.

Los primeros contingentes partieron en enero de 1918, a una temperatura bajo cero a Jarkov, donde se había establecido un gobierno bolchevique.

A medida que avanzaban las columnas bolcheviques, estallaron contradicciones internas en la Rada, que, en un tardío intento de reanudar los canales diplomáticos, decidió desmovilizar parte de su pequeño ejército y destituir al nacionalista y antibolchevique Petljura como ministro de guerra.

A las puertas de Poltava el 20 de enero las tropas de la Rada opusieron una tímida resistencia, desertando la mayoría que luego se unieron a los bolcheviques. En la ciudad ocupada, Muravyov ordenó una dura represión con los cadetes y oficiales leales a la Rada.

Dos días después la Rada declaró su total independencia como estado soberano, dándose así la posibilidad de una paz separada con Alemania, considerada la única potencia militar capaz de frenar el avance bolchevique, pero manteniendo los contactos con los soviéticos en un doble juego. La dura respuesta de Petrogrado fue que cesarían sus operaciones militares contra Ucrania, tan pronto como su gobierno fuera transferido a los soviets ucranianos.

La Rada había sobrestimado la disponibilidad de sus tropas, solo 1.200 lograron llegar a Kiev para defenderla, mientras las 3 columnas bolcheviques avanzaban sobre la capital. En el interior, estalló la revuelta del regimiento de Brovary, arrestando a sus oficiales y declarándose a favor de la revolución. A estos se sumaron civiles, para sumar un total de unos 2.200 revolucionarios, a los que la Rada se opuso con un número similar de tropas adiestradas. Los revolucionarios en la lucha se acercan al edificio del gobierno, que apela a las tropas más confiables y experimentadas del frente, lo que no facilitó el avance bolchevique.

La lucha de los revolucionarios en Kiev tras los primeros éxitos, sufrió un revés por la falta de suministros y del apoyo de las tropas de Muravyov, bloqueadas por el sabotaje de un viaducto ferroviario. Después de una semana de duros combates, los revolucionarios de Kiev fueron derrotados, con la pérdida de unos 1.100 de ellos, más ejecuciones sumarias de prisioneros. Las pérdidas de la Rada se declararon en unos 900 hombres.

El 6 de febrero, Muravyov logró llegar a Kiev, donde elaboró un plan de ataque de tres frentes. Después de dos días de lucha con el uso de artillería, la Rada decidió evacuar y dirigirse hacia Zytomyr. La república de Ucrania duró 86 días.

Muravyov se distinguió por su capacidad militar y por la feroz represión contra los enemigos de la revolución, militares, civiles y religiosos. Hubo miles de ejecuciones, sin embargo, cometió el error de no perseguir y destruir lo que quedaba de la Rada, que se reorganizó, contando con la ayuda de los austrohúngaros, esperando tiempos favorables para la contraofensiva.

Aún quedaban numerosos focos de resistencia de los cosacos blancos en la región de Don y Kuban.


La revolución húngara de 1919

La exposición describió las formaciones contrarrevolucionarias, que conspiraron contra la República de los Consejos y los ejércitos de los blancos. La mayor fue la llamada “Gobierno de Szeged”, presidido por Gyula Károlyi, con el almirante Miklòs Horthy como Ministro de Defensa y futuro gobernante de Hungría. Establecido en Arad, Rumania, fue apoyado por el ejército francés del sur que en breve tiempo contaba con 40.000 hombres en Szeged y sus alrededores. Excluyendo a los oficiales, estaba compuesto por tropas coloniales con regimientos senegaleses, malgaches, anamitas y spahis, pertenecientes a la 76ª división colonial francesa. En Viena, otras tres formaciones tenían sus cuarteles generales.

Una conspiración en Budapest fue dirigida por el ala moderada de la burguesía. Leemos a Kun: «Una expresión de estas tendencias fue un proyecto “de acción” del primer distrito de Budapest que pretendía arrestar a los miembros del gobierno de los Consejos para sustituirlo por uno “más radical”. Este radicalismo, entre otras cosas, habría convertido a Ferenc Harrer, el anterior alcalde de Budapest, del ala moderada del partido burgués radical, en una figura central en el nuevo gobierno de los Consejos (que los del primer distrito pensaban que me retendrían en el gobierno). Szamuely se orientó claramente contra estos golpes cobardes: “No iremos al frente a combatir al enemigo exterior imperialista mientras no hayamos derrotado al enemigo interior”. Tibor y yo, basándonos en el informe de Ottó Korvin y de Ferenc Janesik, liquidamos personalmente este intento contrarrevolucionario organizado por un grupo de aventureros que pretendían traer tropas del frente de Tisza a Budapest, fundamos un nuevo gobierno y abrimos el camino a las tropas rumanas con el pretexto “de acabar con la burguesía en Budapest”».

El mariscal D’Esperey, comandante general del ejército intervencionista francés que se encontraba en las fronteras del sur de Hungría, tenía 86.000 hombres de las tropas reales rumanas, 32.000 de la fuerza serbo-croata-eslovena, 56.000 del ejército francés, para un total de 174.000 hombres. Junto con el ejército checo del norte, las tropas en el campo ascendían a 250.000.

El camarada pasó luego a ilustrar las fechorías de la misión militar italiana.

El Teniente Coronel Guido Romanelli en Budapest era de hecho el único representante de los poderes de la Entente y el único interlocutor de Béla Kun. A principios de mayo de 1919 Romanelli se presentó en Viena ante el general Roberto Segre, jefe de la Misión Militar Italiana, quien lo envió a Budapest con la tarea de guiarla, al poco tiempo de haber regresado a la capital húngara, tras la ruptura de las potencias de la Entente con el Gobierno de los Soviet. Al momento de la proclamación de la República de los Soviet todos los representantes político-militares de la Entente habían abandonado Budapest con la única excepción del teniente inglés Freeman, el teniente estadounidense Causey y de la misión italiana.

Esta permaneció en la capital húngara durante todo el período de la República y Kun y sus compañeros la utilizaron para comunicarse con los asaltantes de la Entente. Fue compuesta, además de Romanelli, por el Teniente Coronel Munari, por los capitanes Accame y Carbone (que hablaban y escribían con fluidez en húngaro), de unos pocos carabinieri, escribientes y mensajeros, ocho en total. El marqués Arrigo Tacoli, comisario político de la delegación italiana, un intrigante, residía en Viena y solo pasó un par de días en Budapest. El príncipe Livio Borghese también se encontraba en Budapest, donde llevó a cabo actividades políticas de forma no oficial. Toda la pandilla itálica, a excepción de los soldados, residía en el hotel Ritz, también sede de la Delegación del Danubio formada por el teniente inglés Freeman y el teniente norteamericano Causey de la Food Commision, de la que hemos hablado extensamente.

Un informe confidencial de la misión militar francesa en Viena informaba a París de la colaboración comercial que se había establecido entre los italianos y los comunistas húngaros: húngaros nativos de Fiume con pasaporte italiano, junto con otros húngaros que llegaron a la ciudad adriática con pases, negociaban con las autoridades italianas, previo pago en coronas austríacas, suministros de naranjas y tejidos de Milán, que llegaron a Croacia donde los esperaban comerciantes de Budapest. A Budapest llegaban desde Italia con regularidad tejidos y las provisiones en trenes escoltados por soldados italianos. Arroz y café en el campo los campesinos los cambiaban por cuartos de ternera y aves. Los camiones italianos circularon sin ser detenidos y registrados en los puestos de guardia alrededor de la ciudad con el permiso del gobierno de los Soviet en la Misión, gracias a una cláusula del armisticio de Villa Giusti.

Romanelli obtuvo del Comisario de Pueblo de Finanzas que los italianos que salían de Hungría para regresar a Italia retiraran hasta 10.000 coronas de sus ahorros. Pero la misión italiana se ocupó principalmente del comercio, en particular del contrabando. Nuestro “Ordine Nuovo” del 21 de junio de 1921 informa: «Mientras tramaba con los contrarrevolucionarios la caída de la República Soviética, vendía armas y municiones, alimentos y artefactos al gobierno soviético, de modo que el Ejército Rojo húngaro estaba en gran parte equipado y suministrado desde Italia. Ahora bien, si tenemos en cuenta que en el frente checoslovaco, luchando contra el Ejército Rojo, también hubo -y en gran número- soldados italianos, la dedicación que nuestros “queridos patriotas”, mientras por un lado se embellecían frente al mundo reaccionario enviando a las tropas italianas a luchar contra el ejército proletario, por otro lado, estaban vendiendo las armas y municiones que se utilizarían para luchar contra las propias tropas italianas. (...) ¡Los muertos que yacen insepultos en los campos de batalla ciertamente no cuentan con qué plomo o con qué ametralladora fueron asesinados!».

Más tarde se descubrió que los miembros “de la alegre misión italiana” se habían “olvidado” de pagar al gobierno real 500 millones de liras extraídas de estos tráficos.

El 24 de junio, un puñado de estudiantes de la Academia Militar de Ludovica guiados por el comandante intentaron un golpe de Estado con la flotilla militar en el Danubio y con la ocupación de la central telefónica. La acción fracasa y los autores son capturados. Romanelli insiste en llamar de nuevo a Kun y a los comisarios del pueblo a la Convención de Ginebra para los prisioneros de guerra. Kun responde: «Recordamos a la memoria del Sr. Teniente Coronel como en Munich, Riga y varios otros lugares en Ucrania y Finlandia, ningún representante de las Potencias Aliadas y Asociadas se levantó para protestar contra el asesinato de personas realmente inocentes. Al señor teniente coronel no le vino a la mente indignarse por el hecho de que hombres a sueldo dispararan cañones y ametralladoras en las afueras de Budapest, en los hospitales y en las casas donde se encontraban mujeres y niños, atraídos por la promesa de permitirles una gran pogrom, inmediatamente después de su llegada al poder. El corazón del señor Teniente Coronel simpatiza sólo con quienes luchan, contratados, para favorecer la opresión de los trabajadores y el regreso a la ociosa existencia del pasado. El Gobierno de los Consejos, aunque ejerza su poder con extremo rigor, será siempre más humano que aquellos gobiernos que han humillado a la humanidad con la barbarie de una guerra, que hambrean al pueblo con el bloqueo y disparan a las masas indefensas del pueblo que protestan contra la opresión y la explotación. No creo que las cláusulas de la Convención de Ginebra deban aplicarse a los bandidos contrarrevolucionarios que están preparando nuevas progrom, que tienen como objetivo matar mujeres, niños y judíos».

A finales de julio, con el avance de las tropas rumanas sobre Budapest, la República de los Soviet capituló. Romanelli en la tarde del 1º de agosto va por Kun a Hungaria ofreciendo la protección de la Misión para proteger a las esposas e hijos de los comisarios del pueblo de las represalias y trasladándolos por ferrocarril a Viena bajo salvoconducto italiano.


Curso de la crisis económica

El informe “La trayectoria catastrófica del capitalismo mundial”, comenzó en el número anterior y continua en este.


1 La Reichswehr (en alemán literalmente: «defensa imperial») fue el nombre dado a las fuerzas armadas de Alemania desde 1919 hasta 1935, cuando el gobierno de Adolf Hitler rebautiza a las fuerzas armadas del país como Wehrmacht.

2 Fuerza de policía militarizada actuaba en el caso de producirse disturbios o huelgas.