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El gobierno burgués venezolano, ese que se autoproclama “obrerista”, ha hecho todo lo posible por proteger las ganancias del empresariado y la intensificación de la explotación de la fuerza de trabajo para la extracción de plusvalía. Todas las centrales sindicales y federaciones sin excepción siguen alineadas con la burguesía y su gobierno para mantener a los trabajadores desmovilizados, pasivos, divididos y dispersos. Son contadas las excepciones de sindicatos, dirigentes o movimientos que están promoviendo la movilización unitaria de los trabajadores, apartada del parlamentarismo y la politiquería. Todo brote de protesta y descontento es reprimido y los dirigentes son perseguidos y encarcelados. Pero también el descontento obrero es canalizado hacia la salida electoral, promoviendo la ilusión de que la elección de gobernadores, alcaldes, parlamentarios y hasta de un nuevo presidente, traerán consigo una solución al agobiante peso de la crisis que hunde a los trabajadores en la miseria.
La política del gobierno capitalista es clara:
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Salarios de hambre combinados con
bonos de todo tipo que están muy lejos de compensar los ingresos de
los trabajadores y que solo sirven para ahorrarle dinero a los
empresarios y al gobierno. Lo mismo aplica a los pagos que reciben
jubilados y pensionados.
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Incumplimiento de cláusulas
socio-económicas de los diferentes contratos colectivos, pese a que
en general dichas cláusulas se han visto anuladas por la inflación.
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Aumento de la insalubridad e
inseguridad en el trabajo, trayendo consigo enfermedades laborales,
muertes y mutilaciones derivadas de condiciones inseguras y falta de
dotación de equipos y sustancias de protección personal,
comenzando con el elemental suministro de jabón, alcohol en gel y
mascarillas.
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Respaldo a largas e intensas jornadas
de trabajo impuestas por los patronos en procesos donde no se
respeta el distanciamiento social.
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Represión de las luchas de los
trabajadores. Uso de la excusa de la prevención del Covid 19 para
prohibir reuniones y concentraciones obreras.
Estos ataques a las condiciones de vida de los trabajadores requerirían la organización de una adecuada lucha sindical para derrotar la política anti-obrera del gobierno y conquistar las principales reivindicaciones del momento. Evidentemente que la acción mínima de lucha que debería convocarse es una huelga general, que no debería reducirse a un show mediático o una comparsa, sino que debe producir un verdadero bloqueo a la producción y circulación de mercancías. Y debería durar más de un día, con la participación de trabajadores de todas las áreas de la economía, de todos los oficios, sin distingo de nacionalidad y asegurando la incorporación de trabajadores jubilados, pensionados y desempleados.
La
huelga general debe unir a todos los trabajadores
exigiendo:
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fuerte incremento salarial,
más altos para las categorías y calificaciones peor pagadas y cuyo
monto mínimo debe cubrir el costo de los gastos en alimentación y
salud; teniendo claro que esta exigencia debe abarcar
pensiones y jubilaciones
que deben ser iguales al monto del salario completo; transformación
de los diferentes bonos, laborales o sociales, en parte del salario
y, por tanto, cuantificables en el pago de vacaciones y prestaciones
sociales;
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reducción de la jornada de
trabajo sin reducción del
salario, pidiendo la unidad con los trabajadores de otros países
para esta batalla;
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salario completo para los
trabajadores despedidos y desempleados,
pagado por el Estado burgués;
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reducción de la edad de
jubilación y pensión
igual al salario completo;
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libertad para los
trabajadores presos o
perseguidos por impulsar la lucha reivindicativa.
Quienes llaman a luchar por la indexación salarial confunden y distraen a los trabajadores de lo que debe ser el eje de la movilización obrera: la exigencia de un aumento general de salarios. En todo caso los trabajadores deben defender cualquier conquista salarial del efecto de la inflación, retomando la huelga y la movilización.
Quienes llaman al movimiento a luchar por el pago de nuevos bonos o el aumento de los existentes, le hacen un servicio al patrón y debe insistirse en concentrar las energías del movimiento en la exigencia de un aumento general de salarios.
Las centrales y federaciones sindicales actuales ni quieren ni pueden organizar la lucha obrera porque están atadas de pies y manos al gobierno y a las juntas directivas de las empresas. Ya sea que tengan vínculos con los partidos pro-gobierno o con los partidos de la oposición, los sindicatos actuales no están dispuestos a impulsar acciones que amenacen la continuidad operativa de las empresas ni la acumulación de ganancias que se deriva de la producción y comercialización de mercancías. Las centrales y federaciones sindicales actuales no moverán un dedo para organizar y convocar una huelga general.
En este marco sumamente difícil para la clase obrera, que no cuenta con una organización propia de lucha sindical, solo los grupos, corrientes, organizaciones y movimientos de base de trabajadores, que reivindican la lucha de clases, el sindicalismo combativo, deben asumir la convocatoria a la organización de los trabajadores para luchar y sumar fuerzas para concretar una Huelga General.
El silencio y la parálisis que mantienen las diferentes centrales y federaciones sindicales debe ser roto por el sindicalismo combativo que debe unirse en cada lucha y en cada acción de protesta, concentrando la agitación en el llamado a una huelga general. En este movimiento deben confluir los activistas del sindicalismo combativo, pasando por encima de la división que impone la afiliación sindical, porque en la base del movimiento solo hay trabajadores dispuestos a luchar que necesitan una organización que los una y los movilice, sin distingos de afiliación sindical, oficio, nacionalidad, etc. Y en esta búsqueda de la unidad de acción por la base hay que sumar todas las voluntades, incluidas las de aquellos que todavía militan en esos sindicatos patronales de la actualidad.
La unidad de acción del sindicalismo combativo es fundamental tanto para romper con el control que tienen las centrales y federaciones sindicales actuales sobre los trabajadores, como para alcanzar victorias en las luchas reivindicativas de los trabajadores contra los empresarios capitalistas y el gobierno.
En cada centro de trabajo se deben conformar comités de trabajadores de base, con o sin la participación de los dirigentes sindicales actuales, para impulsar asambleas y organizar la lucha. Así mismo se debe impulsar la interrelación y coordinación de los trabajadores a nivel local, nacional e internacional, en un solo frente único de trabajadores de base.
Los combates de clase que se aproximan y la necesidad de impulsar una huelga general, pondrán necesariamente sobre el tapete la necesidad de impulsar la conformación de verdaderos sindicatos de clase, que movilicen a los trabajadores para la conquista de sus reivindicaciones.
Las masas proletarias de Kazajstán protagonizaron un valiente levantamiento que ha sacudido los fundamentos del orden burgués en el país.
Incluso si estos días terminan en una carnicería. Las altas esferas del aparato estatal, incapaces de hacer frente a la fuerza de choque desplegada por los trabajadores, tuvieron que recurrir a la intervención extranjera para sofocar la revuelta. Se necesitaron ametralladoras y una lluvia de plomo para restablecer el orden. En primer lugar, las fuerzas armadas de su burguesía dispararon sin freno contra los proletarios kazajos insurrectos. Luego, cuando esto no bastaba -demostrando lo poco “nacional” que es cualquier ejército burgués- intervinieron las tropas de los seis países de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) -Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán-, que no escatimaron municiones para restablecer la “normalidad” de la explotación capitalista mediante el terror.
La burguesía, ante la pérdida de control sobre un mundo que ha deformado a su imagen y semejanza, ha demostrado que no tiene más recursos que el terror y la mentira para mantener a los trabajadores sometidos, acorralados por el empeoramiento de sus condiciones de vida. Para mantener el edificio en ruinas del vil régimen del capital, la burguesía asesina suministra mentiras increíbles a un público ya alimentado por décadas de representaciones cada vez más caricaturescas y fantásticas del mundo real.
Así, las marchas de trabajadores que salían de las fábricas y las impresionantes manifestaciones de proletarios que se precipitaban desde los suburbios hasta el corazón de muchas ciudades del país para tomar por asalto los edificios institucionales, se convirtieron en “terroristas” para el presidente Qasym-Jomart Toqaev, que no dudó en dar órdenes de disparar sin previo aviso para matar a todo aquel que se atreviera a desafiar la prohibición de las manifestaciones y el toque de queda impuesto en todo el país después de los primeros días de la revuelta.
El mito de la conspiración, omnipresente en estos años de agonía del orden capitalista mundial, fue innoblemente reproducido: para los gobernantes kazajos, para sus compinches rusos y chinos y para los innumerables grupos políticos inspirados en el descompuesto estalinismo, el levantamiento fue supuestamente ideado por potencias extranjeras y organizado por provocadores terroristas bien entrenados desde el extranjero.
Terroristas provenientes del extranjero, completamente armados y bien entrenados, llegaron a Kazajistán, como parte de las tropas regulares de los capitalismos vecinos. Pero no para apoyar el levantamiento, sino para ahogarlo en sangre. En el momento álgido de la sublevación, los 3.000 soldados rusos, junto con cientos más de los países de la CSTO, defendieron las instalaciones y los palacios del poder, así como la seguridad de los elementos más destacados del régimen político y de la burguesía.
Varios elementos contribuyen a quitar toda credibilidad a la tesis de una puesta en escena planificada por potencias extranjeras, o por grupos kazajos organizados e inspirados en ideologías nacionalistas o islamistas, con el objetivo de dar un golpe de Estado. Numerosos vídeos documentan una participación muy amplia en las manifestaciones en el centro de las ciudades e impresionantes marchas de obreros que salen en masa de las fábricas e instalaciones mineras, lo que demuestra que la protesta surgió espontáneamente en un clima de genuina colera proletaria.
Así lo confirma el contexto en el que maduró la revuelta. Sus motivaciones económicas son evidentes, más allá del detonante inmediato, la duplicación del precio del gas de tracción decidida por el gobierno el primero de enero. No es casualidad que la protesta haya estallado en el punto álgido de una larga temporada de luchas obreras, que han ganado amplitud en los últimos años, siguiendo el surco de una tradición de conflictividad sindical bien arraigada en el país. El descontento obrero ha ido creciendo en los últimos tiempos, en el 2021 el número de las huelgas ha sido superior que en los tres años anteriores. En el marco del crecimiento de las luchas obreras, la subida del precio del gas ha exacerbado la preocupación generalizada por una tendencia inflacionista que ya está erosionando significativamente el poder adquisitivo de los salarios ya muy bajos. En Kazajstán el salario mínimo apenas supera los 100 dólares al mes y la media es de algo más de 300.
A esto se agrega que, aunque la economía ha experimentado en las últimas tres décadas una larga fase de desarrollo casi ininterrumpida, debido esencialmente a la industria minera, que explota los recursos de un subsuelo muy rico, esto no mejoró ni remotamente los salarios de los trabajadores. Los frutos del desarrollo han ido a parar a la estrecha oligarquía de los señores de la renta minera, cocidos a doble hilo a las multinacionales del sector, en su mayoría contiguas al mismo aparato estatal.
Por eso no es de extrañar que la revuelta proletaria haya sumido en el pánico a la burguesía, local e internacional, preocupada por ver desaparecer el rico pastel de la renta minera y aterrorizada por un proletariado fuera de control, dispuesto a lanzarse al terreno de la lucha con los medios más radicales incluso al precio del sacrificio extremo.
La chispa de la revuelta se encendió en la provincia de Mańğystau, en el suroeste del país, de cara al Mar Caspio, inmediatamente después del anuncio del aumento del precio del gas, con las primeras concentraciones ya el sábado 1 de enero. La protesta se desarrolló en la ciudad de Zhanaozen, epicentro de una sólida tradición de luchas obreras. Ya en el 2011 los trabajadores del yacimiento petrolífero de Ozenmunaigas habían llevado a cabo una huelga que fue declarada ilegal por las autoridades, pero que duró más de seis meses y terminó con la masacre de 16 trabajadores.
Los trabajadores de Ozenmunaigas también esta vez estuvieron entre los primeros en dar vida a la protesta. Pronto se les unieron los de los campos petrolíferos de Buzachi Norte, Karazhanbas y Kalamkas y los de las ciudades de Aqtau, Atyrau y Akshukur. El 4 de enero, el levantamiento se extendió por todo el país, abarcando a Almaty, Nur-Sultan, Aqtobe, Uralsk, Qyzylorda, Shymkent, Kokshetau, Kostanai, Taldykorgan, Ekibastuz, Taraz y muchas otras ciudades.
Después de los primeros enfrentamientos con la fuerza de policía, las protestas adquirieron un carácter insurreccional, desbordando el aparato represivo del Estado y obligándolo a retirarse. El 5 de enero los alzados asaltaron las oficinas institucionales de Almaty y Nur-Sultan, entrando en los palacios del poder y devastándolos. Al mismo tiempo, los ayuntamientos fueron tomados por asalto en muchas otras ciudades.
El presidente Toqaev mandó al gobierno a casa, acusándolo de incompetencia por haber duplicado abruptamente el precio del gas, reduciendo el precio, pero al mismo tiempo llamando a los manifestantes “bandas terroristas”.
Mientras tanto los insurrectos tomaron posesión de las armas, desarmando y secuestrando a soldados y policías y comenzó el tiroteo con las primeras muertes en ambos bandos.
Mientras los precios internacionales de las materias primas sufrían una sacudida, comenzaron las primeras operaciones de las fuerzas especiales rusas, que rescataron a decenas de miembros de la nomenclatura kazaja y a sus familias. Los manifestantes ocuparon el aeropuerto internacional de Almaty, probablemente en un intento de impedir que los miembros más destacados de la clase enemiga se pusieran a salvo. La llegada de las tropas rusas, que rápidamente tomaron el control del aeródromo de la ciudad más importante del país, acudió entonces al rescate de Toqaev y sus compinches. El terror burgués se impuso rápidamente causando, según fuentes oficiales, 164 muertos y procediendo en los días siguientes a detenciones masivas hasta la cifra actual de 12.000 encarcelados.
El restablecimiento del orden distópico del capital recibió el aplauso explícito o tácito de los representantes políticos de la burguesía en todas las latitudes. El apoyo abierto de Pekín al carnicero Toqaev equivale al apoyo implícito de Washington, incluso en la cansina repetición del mantra hipócrita del respeto a los “derechos humanos”. El 10 de enero vimos en las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia en Ginebra esta gran preocupación de los demócratas de Washington por la suerte de los proletarios kazajos masacrados, oprimidos y perseguidos: no se mencionó a Kazajistán mientras se hablaba del ingreso de Ucrania en la OTAN. Mientras tanto, los precios del gas, tras un repunte debido a la revuelta, volvieron a bajar a sus niveles anteriores para saludar al peligro del que se escapaba.
El triste Toqaev, tras tomar las riendas del país, procedió a nombrar un nuevo gobierno, destituyó a los responsables de la seguridad y atribuyó la responsabilidad de la situación a su predecesor, acusándole de haber favorecido la creación de “una clase de personas ricas incluso para los estándares internacionales”. Admite lo que todos saben, que los elementos de la antigua nomenclatura “soviética” han completado sin problemas su metamorfosis de boyardos de Estado en oligarcas capitalistas, en perfecta continuidad con su pertenencia a la clase burguesa.
Si la clase dominante necesita de un trapo para tapar sus vergüenzas después el baño de sangre, a la avalancha de mentiras se añade una audaz labor de mistificación para borrar a los ojos de las masas el verdadero significado de lo ocurrido, haciéndoles creer que el problema radica enteramente en el nepotismo del corrupto ex presidente.
Pero el fuego de la lucha de clases nunca se apaga del todo y volverá a incendiar las ciudades de Kazajstán. Los proletarios kazajos han hecho todo cuanto les era posible, demostrando el heroísmo del cual es capaz el proletariado cuando se trata de luchar, enfrentándose a la violencia del aparato estatal, secuestrando y desarmando a policías y soldados, armándose, defendiéndose y atacando, bloqueando fábricas, minas, carreteras e incluso un aeropuerto. Difícilmente podrían ir más lejos, desprovistos como están del partido revolucionario a su cabeza y de la solidaridad del proletariado de otros países, en primer lugar de la clase obrera de Rusia.
El proletariado, herido y vencido esta vez no por el engaño sino por la fuerza bruta, se levantará inevitablemente en una nueva revuelta y llegará a la victoria si sabe unirse más allá de todas las fronteras nacionales, dotándose de su órgano de lucha indispensable: el Partido Comunista Internacional.
Porque la espada de la revolución comunista, afilada por la fuerza de la historia, es más fuerte que las mentiras de los burgueses.
El reciente acuerdo entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido, el Akus, en función claramente antichina, es solo el último en agitar las aguas del Pacífico Occidental. Según el acuerdo EEUU pone a disposición de los australianos tecnología militar hasta ahora compartida solo con los ingleses y les permite equiparse con una flota de submarinos de propulsión nuclear, listos para torpedear barcos chinos en el Pacífico.
La disputa entre las grandes potencias mundiales, con maniobras militares y la carrera por rearmar a los países ribereños, la convierten en la zona de máxima fricción entre los imperialismos y donde la crisis general del modo de producción capitalista se transformará en un demoledor choque bélico.
Se suma al acuerdo QUAD entre Estados Unidos, Australia, Japón e India. Pero incluso detrás del QUAD, aunque con el objetivo de una oposición común en Beijing, los imperialistas de segundo rango están luchando por sus propios intereses nacionales divergentes.
La principal contradicción es entre las dos primeras potencias imperialistas, China y Estados Unidos. La progresiva retirada de éstos de Asia Central y del Oriente Medio se ha correspondido con una mayor presencia en el Pacífico Occidental, necesaria para contrarrestar el expansionismo chino y mantener el papel de superpotencia. Por su parte China se ve empujada por su crecimiento económico a poner en discusión la actual repartición del mundo y encuentra en los Estados Unidos el principal baluarte del viejo orden imperial resultante de la Segunda Guerra Mundial, que ya no corresponde a las actuales relaciones de fuerza económica. Se está gestando una segunda Guerra del Pacífico.
La disputa entre Estados Unidos y China
Impulsadas también por el recrudecimiento de la crisis económica, las grandes potencias intentan mientras tanto afirmar su presencia en los mares chinos para controlar los estrechos e islas. Además de su relevancia estratégica militar, esta área lo es también en lo económico y comercial: allí dominan los capitalismos más dinámicos y por ella pasa gran parte del comercio mundial. Incluso en los últimos meses, al imponer la presencia de sus flotas marítimas y aéreas, China ha seguido desafiando al imperialismo estadounidense que, bajo el pretexto de la libertad de navegación en un “Indo-Pacífico libre y abierto”, envía regularmente sus fuerzas armadas a esas aguas disputadas.
El punto más caliente hoy es Taiwán. Para China la cuestión solo puede ser resuelta con el retorno de la “provincia rebelde” a la “madre patria”. Dada la hostilidad de los gobiernos taiwaneses y sobre todo el interés estadounidense por mantener su independencia, sólo la fuerza puede decidir su destino.
El máximo de las tensiones se registró el pasado mes de octubre cuando, con motivo del aniversario de la fundación de la República Popular, China llevó a cabo un gran número de incursiones en la zona de identificación aérea taiwanesa: 38 el primero de octubre, 39 el dos y hasta 56 el cuatro, superando significativamente a los anteriores. Pekín ha respondido así al anunciado rearme de Taiwán y al acuerdo de Aukus. Unos días después, el 9 de octubre, con motivo de las celebraciones por el 110 aniversario de la revolución de 1911, fecha significativa también al otro lado del Estrecho, Xi Jinping se comprometió a lograr la reunificación nacional.
La respuesta del presidente taiwanés llegó de inmediato, anunciando una firme resistencia a las pretensiones chinas, respaldada por las garantías de Washington. Pero el Ministerio de Defensa de Taiwán ha expresado su preocupación por las capacidades militares de Pekín, cuya modernización les permite bloquear las comunicaciones aéreas y marítimas de la isla, impidiendo el flujo de suministros militares y paralizando los enlaces logísticos. Además, China ahora podría atacar objetivos políticos, económicos y militares en Taiwán y las fuerzas armadas para llevar a cabo operaciones de desembarco.
Ante la amenaza china es inevitable también el aumento y modernización de las fuerzas armadas de Taiwán, que de hecho avanza hacia un rápido y significativo rearme, con un presupuesto para 2022 de 17.000 millones de dólares, al que se sumó en noviembre un presupuesto adicional de 8.600 millones, que se gastará en los próximos 5 años
Pero frente a un enemigo claramente superior Taiwán solo puede confiar su protección al poderoso imperialismo estadounidense. Estados Unidos, que no pierde oportunidad de proclamar la defensa de Taiwán en caso de ataque, hace sentir su presencia a nivel militar cruzando barcos militares en el estrecho entre la isla y el continente. Por primera vez el presidente taiwanés confirmó la presencia de tropas estadounidenses en la isla. Continúa la venta a Taiwán de armamento estadounidense, que evidentemente no se ha revertido con la nueva administración Biden: el 4 de agosto aprobó un nuevo contrato por 750 millones de dólares.
En el Mar de China Meridional las acciones chinas y estadounidenses también se están intensificando. Mientras China sigue fortificando allí los islotes, imponiendo sobre ellos su presencia y la extensión de su radio de acción, incluso con lanzamientos y ejercicios de misiles balísticos, que exhiben sus primeros portaviones, Estados Unidos, sin hacer reclamos sobre esas aguas, despliegan allí buques de guerra y aviones y también realizan ejercicios con portaviones.
Los EEUU se están desplegando en defensa de países que tienen disputas territoriales con Pekín, Filipinas, Vietnam, Malasia, Indonesia. Han declarado repetidamente que cualquier ataque a Filipinas produciría su propia respuesta, vinculados como están por un tratado de defensa mutua que los obliga a ayudarse mutuamente en caso de un ataque.
En general estos países, si bien por un lado mantienen estrechas relaciones económicas con China, que es su principal socio comercial, por otro intentan frenar el avance chino, que podría arrollarlos.
Dada la irreconciliabilidad de los intereses de los dos bandoleros imperiales, solo la fuerza podrá determinar el resultado de la lucha en curso, por lo que es inevitable que los mares chinos estén en el centro de una intensificación de las acciones de sus respectivas máquinas de guerra.
Los jadeos de los viejos depredadores
Pero otros imperialismos también pretenden hacer valer sus intereses nacionales en la lucha por el reparto del mundo y, entre los jadeos de viejos bandoleros, las marinas del Reino Unido, Francia, Alemania vuelven a surcar esos mares.
Francia tiene importantes intereses en el área con posesiones en el Pacífico, herencia del pasado colonial. Pero sufrió un duro golpe con el acuerdo de Aukus, el arrebatamiento de la multimillonaria comisión de submarinos y las mortificadas ambiciones ultramarinas. Si Francia amenazó inicialmente la autonomía militar de los estadounidenses y en la dirección de una “defensa común” europea, ¡pronto tuvo que admitir que el equilibrio de poder entre los imperialismos no cambia con el clamor de las cancillerías ofendidas! Sin embargo, sigue presente en el área, comprometida desde hace tiempo en operaciones militares en los océanos Índico y Pacífico y también en el Mar de China realiza travesías con submarinos y buques de guerra pero manteniéndose a distancia de las islas controladas por China.
Lo mismo está haciendo Alemania, que ha enviado la fragata Bayern a la zona desde diciembre en los mares de China.
Los merodeadores europeos también justifican las misiones marítimas con el objetivo de defender la libertad de las rutas. La base de esta retórica radica en la importancia de los mercados de Asia oriental para sus maltrechas economías. Los imperialismos de Europa también tratan de asegurarse una presencia pero, a diferencia de los estadounidenses, apuntan a un equilibrio entre mostrar lealtad al gendarme estadounidense, en una función antichina, y no comprometer las relaciones comerciales con China, de lo que necesitan. Muestran su apoyo a Washington sin ofender a Beijing. Son estas limitaciones las que debilitan las misiones de los europeos, antiguos saqueadores imperialistas de Asia pero que ahora pierden su peso económico, diplomático y militar.
Consciente de sus atrocidades en Asia la burguesía británica también está presionando por un mayor papel en el Oriente junto a su aliado estadounidense y los países hostiles a Beijing. Para reforzar su presencia en el Indo-Pacífico, el Reino Unido lanzó el portaviones Queen Elizabeth con su grupo de ataque el pasado mes de mayo. A su llegada, prevista para finales de año (2021), realizará operaciones conjuntas con varios países, incluidos Estados Unidos, India, Japón, Australia.
En el pasado imperial inglés, toda la ruta actual de la reina Isabel -el Mediterráneo, el Mar Rojo, el Golfo de Adén, el Mar Arábigo, el Océano Índico, los Estrechos, el Mar del Sur de China- estaba firmemente controlada por la Royal Navy, combinando la poderosa flota con el control de los puertos. La “Gran Bretaña global” de hoy no volverá al antiguo poder ni restaurará el prestigio de una burguesía en plena decadencia nacional, sancionada por el Brexit. ¡Aunque el imperialismo británico todavía es capaz de desplegar el quinto presupuesto de defensa más grande del mundo, el más alto de Europa y el segundo de la OTAN, no sería capaz de bombardear Cantón con la impunidad de hoy como en los días de las guerras del opio! Pero el lobo capitalista pierde el pelo...
Bloques contrapuestos
A pesar de enfrentar presiones en sus fronteras occidentales, el imperialismo ruso también maniobra para tomar parte en la disputa asiática. Entre sus acciones más significativas entre el 14 y el 17 de octubre realizó un ejercicio naval en el Mar de Japón llevado a cabo junto con China, con patrullas del Océano Pacífico occidental y tránsitos cercanos a las costas japonesas, a través del Estrecho de Tsugaru, entre la isla de Honshu y la de Hokkaido, que conecta el Mar de Japón con el Océano. El 2 de diciembre, el Ministerio de Defensa ruso anunció el despliegue de un sistema de misiles en las Islas Kuriles, objeto de una disputa territorial entre los dos países.
Las complejas relaciones entre China y Rusia, caracterizadas también por un pasado conflictivo, muestran una convergencia en la disputa actual en aguas del Extremo Oriente que les empuja en este tablero hacia un estrecho vínculo militar, además de económico, para contrarrestar la presión de los Estados Unidos y sus aliados.
Mientras tanto la burguesía estadounidense continúa forjando vínculos con los rivales de Beijing. Para determinar el acercamiento de estos estados con EEUU están las disputas que tienen con China: Australia está en guerra comercial y en general está llevando a cabo una política firmemente anti-china; Japón ha disputado territorios en el Mar de China Oriental; India tiene disputas sobre la frontera del Himalaya.
Pero estas tres potencias están en condiciones diferentes. Australia, que en muchos aspectos (económico, demográfico, militar) tiene menos peso que India y Japón, está más afectada por la amenaza china y más necesitada de un protector fuerte.
Por otro lado el capitalismo indio, joven y en ascenso, está luchando por tomar su espacio. Despliega buques de guerra en el Mar de China Meridional y en el Pacífico Occidental. Realiza ejercicios militares tanto en el campo QUAD como bilaterales con las armadas de Vietnam, Filipinas, Malasia, Indonesia y Australia. Pero India, no amenazada directamente por Pekín en el mar, y protegida por su poderoso vecino chino por imponentes cadenas montañosas, mantiene su independencia de los dos principales campos imperiales.
El imperialismo japonés
Incluso Japón, otro protagonista de la disputa en Asia, aspira a un papel autónomo, manteniéndose en el campo americano para no ser engullido por la vecina China y con la que, sin embargo, necesita mantener intensas relaciones comerciales. Los capitalistas japoneses defienden sus intereses estableciendo buenas relaciones con los Estados del sudeste asiático, su antigua zona de expansión, y los apoyan suministrándoles armas durante algún tiempo y colaborando a nivel militar.
La estrategia de Japón emerge de las directrices publicadas por su defensa: la necesidad de un severo contraste con el expansionismo chino, dando la máxima prioridad a la presencia militar en la región.
La amenaza china se materializa en la disputa por las Islas Senkaku, en el Mar de China Oriental y en los intentos de poner en discusión con la fuerza el statu quo. Mientras que en 2012 las incursiones chinas en aguas territoriales japonesas se habían producido en 79 días e involucraron a 407 barcos, en 2020 hubo infracciones en 333 días que involucraron a 1.161 barcos chinos, con su presencia en aguas de Senkaku durante 111 días consecutivos de abril a agosto de 2020. Mientras tanto Japón ha acelerado el proyecto de fortificación de sus islas del sur-occidentales, desplegando cientos de militares y misiles antiaéreos y antibuque.
La situación alrededor de Taiwán y en el Mar de China Meridional preocupa a la burguesía japonesa. Consciente de que en esta zona se juega el destino de la región del Indo-Pacífico, Japón ha reiterado su apoyo a Taiwán y la necesidad de defender la isla. El tema es vital para Japón porque la caída de Taiwán pondría en riesgo su propia seguridad, empezando por la isla de Okinawa, mientras que su economía se vería estrangulada por la interrupción de las rutas marítimas. Tokio da la bienvenida al fortalecimiento de los ejércitos taiwaneses, tanto a través de la venta de armas estadounidenses como con el desarrollo de la producción bélica nacional.
Pero Tokio no comparte buenas relaciones con todos los aliados de Washington. Se mantienen fricciones con Corea del Sur, que tienen sus raíces en el pasado expansionismo japonés que provoca un fuerte sentimiento anti-japonés en el país y sobre todo en la actual disputa por el control de las rocas de Liancourt, un conjunto de islotes en el Mar de Japón.
Japón también lleva a cabo una acción autónoma en el sudeste asiático tejiendo vínculos con los principales países del área. Buenas relaciones con Filipinas e Indonesia con venta de armas y ejercicios conjuntos.
Indonesia está involucrada en un rearme consistente destinado a fortalecer la marina y la fuerza aérea. Algunas fuentes informan de un acuerdo para el suministro desde Japón de 8 fragatas lanzamisiles que se entregarán entre 2023 y 2024; sería parte de un comercio mayor por valor de 3.600 millones de dólares, la mayor venta de armas jamás realizada por Japón. Pero además, dada la reciente cancelación del acuerdo entre Australia y Francia para el suministro de submarinos, incluso el japonés-indonesio podría verse socavado por la intervención de otros proveedores.
Recientemente, el 11 de septiembre 2021, Tokio también firmó un importante acuerdo con Vietnam destinado a intensificar la cooperación en el sector de la defensa y que implica el suministro de equipos y tecnologías. La creciente presencia china en el Mar del Sur preocupa sobremanera a Vietnam, que en el pasado ya se enfrentó a Pekín por el control de esas aguas y de algunas islas. La llamada “diplomacia de las vacunas” a través de la cual China, mediante el suministro de millones de dosis, había tratado de cambiar el posicionamiento vietnamita, por lo tanto, no sirvió de nada. Los dos países, que falsamente se proclaman socialistas, de Estados burgueses como son, están divididos por intereses nacionales opuestos e irreconciliables, que pretenden defender con la sangre de sus proletarios. Para los “comunistas” vietnamitas, la defensa contra la amenaza de los “comunistas” chinos bien vale un acuerdo con el imperialismo japonés
Se preparan para la guerra
Japón también procede al rearme. Para el año 2022 se prevén inversiones por 50 mil millones de dólares. El plan incluiría la construcción de barcos y submarinos, la compra de cazas F-35 y el desarrollo de armamento y tecnologías modernas. El incremento del gasto respecto al año pasado sería del 2,6%, superando en un 1% del PIB, el límite impuesto a Defensa. Una confirmación más del fin del tradicional, pero mendaz, “pacifismo” japonés posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Pero el gasto chino en armamento también va a buen ritmo: creció un 76% respecto a 2011, de la mano de su economía y registra incrementos durante 26 años consecutivos. El rearme chino, según SIPRI, alcanzó los 252 mil millones de dólares en el 2020 y se estima un aumento de 6,8 % en el 2021 en comparación con el 2020. Los líderes militares estadounidenses se preguntan cuándo cambiar el equilibrio militar en el Indo-Pacífico podrá permitir a Beijing poner en duda el status quo.
El rearme va acompañado de intentos de crear alianzas ante el desenlace inevitable de la catástrofe bélica, única posibilidad para el capitalismo de salir de su crisis histórica y rediseñar una nueva repartición reaccionaria del Pacífico y del mundo.
El factor proletariado
Potencia entre potencias es el proletariado internacional, el único que puede detener la próxima matanza que se avecina en el horizonte. Un proletariado que ha tenido un notable crecimiento cuantitativo incluso en esos meridianos. A diferencia de antaño, cuando estuvo presente en gran número solo en Japón, que fue el primero en desarrollar la industria, ha alcanzado su enorme extensión por toda la zona y su impresionante concentración en gigantescas metrópolis.
Al Partido más que el dato numérico le interesa la acción histórica del proletariado como clase que lucha por sus propios fines. Explosiones de la
lucha proletaria tienen lugar en todas partes, en Indonesia y Birmania, por ejemplo. Pero eso no es suficiente. El proletariado asiático, como toda la clase obrera internacional, se encontrará frente a las falsas alternativas que los enemigos de la revolución le ofrecerán para desviarla de su lucha: nacionalismo, independencia, democracia, nacionalsocialismo. Contra las fuerzas e ideologías enemigas, sólo el Partido Comunista Internacional podrá guiarlo hacia la victoria final a través de la dictadura del proletariado.
Por enésima vez están pagando el precio del prodido e infame modo de producción capitalista. Son los desesperados proletarios que huyen de la guerra, la carestia, la opresión o de la muerte. Y encuentran otra alternativa si quiere, aún más despiadada, la ilusión de creer encontrar la salvación en la vieja Europa.
Esta última tragedia perpetrada por el capitalismo, muestra a miles de migrantes acampados en los gelidos bosques de la frontera entre Bielorrusia y Polonia. Situación que es utilizada de acuerdo a los intereses de las distintas burguesías nacionales, con total indiferencia de las vidas de estos, por parte de la "civilizada Europa". ¿Cuánto cuesta la vida de un niño?
Allí se agolpan frente a la valla fronteriza, defendida por policías y el ejército, quienes lanzan gases lacrimógenos para ahuyentarlos y del otro lado disparan para evitar que retrocedan. Ya han muerto una docena de ellos, probablemente muchos más. Los asquerosos y “democraticos” políticos de renombre, de ambos estados, se acusan y se amenazan entre si.
Lukashenko, representante de la burguesía bielorrusa, declara: «Calentamos Europa ¿y si cortamos el suministro de gas? Polacos, lituanos y otros; piensenlo antes de hablar». Un arma de chantaje es, de hecho, cerrar los grifos del gas ruso. El oleoducto que abastece a Europa a través de Bielorrusia. Habría sido el propio gobierno bielorruso, quien habría orquestado el envío de personas desesperadas a la frontera de Europa, atraidos por Minsk -su capital- con paquetes de viaje, vuelo, alojamiento, visado y traslado a la frontera.
Varsovia acusa a Lukashenko de "terrorismo de estado", al utilizar el chantaje de los “civiles congelados”. Mientras tanto, su gobierno despliega el ejército en la frontera, se habla de 15.000 hombres, para repeler a los refujiados.
El nuevo canciller alemán, un socialdemócrata, añade: "Lo que está haciendo Lukashenko es una irresponsabilidad, haremos todo lo posible para acabar con esta situación". Esto es lo que "concretamente" está haciendo la UE para "poner fin" a la odisea de los migrantes: Úrsula Von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, han ofrecido "total apoyo" al... gobierno polaco. Aunque surgió una contradicción simulada entre los dos, Michel dijo que estaba a favor de financiar la construcción de un muro en la frontera oriental de la UE. En cambio Von der Leyen considera que los muros son "una solución ineficaz". Pero está dispuesta a “financiar infraestructuras de vigilancia digital que se colocarán en los muros, si los propios estados miembros pagan por este muro”. El gobierno polaco obviamente entendió el mensaje y el 15 de noviembre declaró que quería comenzar a construir su hermoso muro.
La verdad detrás de toda esta hipocresía, es que los intereses económicos y estratégicos de las potencias mundiales capitalistas, están cada vez más entrelazados y colisionando en todas las áreas de geopolítica en crisis.
Detrás de Lukashenko está Rusia, que está a punto de desplegar misiles con un alcance de 500 kilómetros desde sus fronteras. Las fuerzas especiales rusas y los paracaidistas participan en ejercicios militares en Gozha, una ciudad bielorrusa a medio camino entre la frontera con Polonia y la de Lituania.
Por otro lado, aparece Gran Bretaña enviando soldados, para ayudar a los polacos a construir los muros de contención de migrantes. Letonia también comenzará pronto la construcción del muro en su frontera, tras haber obtenido el visto bueno de su Parlamento.
La OTAN está en alerta y declara permanecer "atenta ante el riesgo de nuevas escaladas y provocaciones por parte de Bielorrusia en las fronteras con Polonia, Letonia y Lituania" y seguirá "monitoreando las implicaciones" de la situación en las fronteras orientales de la UE “por la seguridad de la Alianza”, dice.
Esto es el cuadro parcial, de uno de los acontecimientos desencadenados por el recrudecimiento de la crisis general de sobreproducción capitalista, que como venimos afirmando desde hace algún tiempo, sólo puede desembocar en un conflicto mundial con destrucción de bienes e infraestructuras, incluida la fuerza de trabajo excedente.
Como en toda guerra, los proletarios son los que sufren en carne propia, pues ahora los migrantes del maltrecho Medio Oriente, son usados cínicamente por todos estos estados, en favor de sus burguesías despiadadas, indiferentes y sanguinarias.
A los proletarios del mundo se les presenta la posibilidad de usar las armas, que la burguesía les entrega para masacrar a otros proletarios, para en cambio, defender sus propios intereses de clase, volviendolas contra su enemigo histórico: ¡El Capital!
Hemos visto al partido reunirse para su periódico encuentro general de trabajo los últimos viernes, sábado y domingo de septiembre. Según lo acordado en la densa correspondencia que une a todos nuestros grupos, la mayoría de los compañeros, residentes en Italia, Estados Unidos, Venezuela, Alemania, Francia, Gran Bretaña, los Balcanes y varios países asiáticos respondieron a la convocatoria del centro.
Para permitir la participación simultánea en las sesiones, hemos cambiado el horario de las 17:00 a las 23:00 hora italiana. Cada expositor habló en el idioma en el que sintió que podía ser más comprensible, pero la traducción escrita de los informes en italiano, inglés y español se puso a disposición de los compañeros para ayudarse unos a otros a escuchar. En cambio, durante las sesiones de organización dimos traducción inmediata de lo que decían los compañeros.
A pesar de esta nueva técnica inmaterial de verse y hablarse, y a pesar de la barrera del idioma, los trabajos se realizaron de la mejor manera posible, respetando al máximo el cuerpo del plan preestablecido, sin imprevistos y con la máxima, natural y espontánea disciplina. Como debe ser para un partido que tiene tanto que estudiar, trabajar, propagandear, etc., y poco que “decidir”.
Para aliviar la tensión y la exigente comprensión y asimilación de los muchos temas, interrumpimos cada sesión durante dos breves descansos.
Concepto y práctica de la dictadura: El Frente Único
De la “dictadura democrática revolucionaria de los obreros y de los campesinos”, propia de una fase de doble revolución, pasamos luego a los frentes únicos políticos, cometiendo, al principio con indiscutible buena fe, el error de situar sobre el modelo ruso la acción de los partidos comunistas operantes en países de capitalismo maduro. Este error luego condujo a la pérdida del propósito por su opuesto, conduciéndolos finalmente a una abierta traición.. El capitalismo tiene sus leyes, comunes a todas las latitudes. Así como las leyes de la revolución son las mismas. Cambian con el cambio de las situaciones, al distinto grado de desarrollo histórico, pero el partido conoce de antemano cómo moverse en los diferentes escenarios que se presentan y que ya están previstos.
La Izquierda Comunista Italiana siempre ha aceptado la consigna del frente único sindical, nunca la del frente único político y esto incluso antes de que se lanzara esta consigna. Si éramos, y somos, contrarios a las prácticas de entrismo y de fusión con partidos considerados “afines” y de alianza con los llamados partidos “obreros”, no es por una manía de pureza sino porque pensábamos -y lamentablemente los hechos nos dieron la razón- que tales prácticas habrían provocado graves daños y desviaciones, en un momento en el cual era indispensable separarse de reformistas y centristas de la manera más clara. Apoyar la necesidad de tal separación y luego animar un comportamiento contradictorio solo podría conducir a la desorientación en el proletariado y en el partido.
En ese momento ciertamente no se podía hablar de traidores: este término será después legítimo para los diversos Stalin, Togliatti, etc. En un momento en que la perspectiva de la revolución parecía real e inminente, comprendíamos, pero no compartimos, que varios compañeros quisieran expandir a toda costa los diversos partidos comunistas, en vista de la confrontación decisiva, incluso con sistemas muy cuestionables. Lenin fue el primero en saber que en la fase ascendente de la revolución los errores serían corregidos por los acontecimientos: una especie de desproporción propia de todo crecimiento.
Y viceversa, es en la fase descendente que todo error se magnifica y se vuelve irremediable. La burguesía era demasiado fuerte y nosotros no éramos lo suficientemente fuertes: estas son las causas de la contrarrevolución. Si nuestra rígida adhesión al programa histórico comunista fue el mejor camino a seguir en el momento de ascenso de la revolución, en el retroceso y descenso la teoría del comunismo sólo se imponía para evitar las desviaciones y para sostener la barra recta en la tempestad, evitando el naufragio, también, si el desembarco era inalcanzable y la derrota inevitable.
El naufragio efectivamente sucedió. En el III Congreso de la Internacional Comunista, en el verano de 1921, se lanzó la consigna de la conquista de las masas. Las tesis sobre el “Frente único proletario” de diciembre, partiendo de un análisis que parece coincidir perfectamente con la acción llevada a cabo por el PCd’I, pasan luego a proponer todo un conjunto de iniciativas, desde las famosas “cartas abiertas” hasta el apoyo a gobiernos socialdemócratas definidos como “obreros”.
Se reitera, es cierto, el mantenimiento de la independencia absoluta de los partidos comunistas, pero la independencia, justamente reivindicada, no es una entidad metafísica, adquirida de una vez por todas y en ausencia de comportamientos coherentes puede desvanecerse lentamente hasta que quede una cáscara vacía.
El fin no justifica los medios y no por una cuestión moral sino porque la consecución del fin está condicionada por los medios empleados. Nuestra respuesta fue: compañeros, no estamos de acuerdo. Estos métodos nos recuerdan inevitablemente los métodos colaboracionistas de la II Internacional, que incluso entonces pretendían estar justificados sobre la base de una interpretación marxista.
El IV Congreso de la Internacional, en noviembre de 1922, reconfirma la táctica del frente único y relanza la consigna de “gobierno obrero”, a la que se le pone al lado la de “gobierno obrero y campesino”. El V Congreso, en julio de 1924, reafirmó las consignas del frente único y del “gobierno obrero y campesino”.
Tesis presentadas por la Izquierda al III Congreso del PCd’I en 1926 en Lyon:
«II. Cuestiones internacionales - 6. Cuestiones de táctica hasta el V Congreso. En la solución de los problemas de táctica que se han presentado (...) en el campo internacional se han cometido errores análogos en general a los organizativos y dependientes de la pretensión de deducir todo de los problemas presentados en el pasado al Partido Comunista Ruso. La táctica del frente único no debe entenderse como una coalición política con otros partidos llamados obreros, sino como un uso de las reivindicaciones inmediatas que plantean las coyunturas para extender la influencia del partido comunista sobre las masas sin comprometer su autonomía de posición Por tanto, sobre la base del frente único, deben elegirse aquellas organizaciones proletarias en las que los trabajadores ingresen por su posición social e independientemente de su fe política y de su encuadramiento como partidarios de un partido organizado (...)
«El frente único político que toma como base una reivindicación central planteada en la confrontación del problema del Estado se convierte en la táctica del gobierno obrero. Aquí tenemos no solo una táctica errónea, sino una estridente contradicción con los principios del comunismo. Si el partido lanza una palabra que signifique la asunción del poder por el proletariado a través de órganos representativos del aparato estatal burgués, o incluso si no excluye explícitamente tal eventualidad, es abandonado y negado el programa comunista (...) En cuanto a al problema central del Estado el partido sólo puede dar la palabra de dictadura del proletariado, ya que no hay otro “gobierno obrero”. De esta posición se pasa sólo al oportunismo, es decir, a favorecer o incluso participar en autodenominados gobiernos pro-obreros de la clase burguesa».
Si reivindicamos la tradición de la Izquierda Comunista Italiana frente a la Internacional, ciertamente no es por patriotismo de organización, que es sumamente escuálido, sino porque tal línea es la única que no ha sido arrollada por el oportunismo y que ha sido capaz de salvar entonces lo salvable: la teoría del comunismo. Sin ella no hay posibilidad de salir de los círculos infernales del capitalismo.
Sobre la historia de Afganistán
Los acontecimientos recientes en Afganistán imponen a nuestro partido un estudio sobre su historia que nos permita reconstruir las condiciones que hicieron que la transición al capitalismo fuera atormentada y tardía. La complejidad del tema y las fuentes historiográficas poco disponibles y no siempre fiables restringieron el informe a una recopilación de material más que al producto semiacabado que solemos dar a los informes para reuniones generales. Identificar los temas del estudio y formular las preguntas que se responderán llevará tiempo e involucrará a varios compañeros. Se trata de profundizar en la organización social pre-capitalista y seguir su evolución, que ha mantenido hasta hace poco tiempo características de atraso, especialmente en el campo.
La victoria política y militar de los talibanes, que el 15 de agosto tomaron la capital Kabul en una ofensiva relámpago, plantea una primera pregunta: ¿quiénes son los llamados “estudiantes coránicos”? Nuestro método debe tener en cuenta el contexto general en un área compleja y peculiar.
En Afganistán no ha habido una burguesía nacional que haya luchado por unificar los mercados creando su propio Estado centralizado. A mediados del siglo XIX fue el choque entre las potencias occidentales lo que determinó la génesis de una superestructura estatal sobre una sociedad predominantemente pre-capitalista. Rusia avanzó hacia Asia Central para moverse en dirección a los mares cálidos; en sentido contrario empujaba Inglaterra, comenzando por los dominios indios, a contener las ambiciones zaristas. La disputa resultó en la unificación nacional afgana. El Estado fue decidido por la política colonial británica que lo dibujó en el mapa.
Afganistán, que se independizó por completo en 1919, fue la consecuencia de las tres guerras anglo-afganas que no lograron someter al país en un lapso de 80 años.
La República Democrática surge de un golpe de Estado en abril de 1978.
A mediados de los años 70 del siglo XX, el “Gran Juego” de los imperios en Asia Central volvió a estar de actualidad a raíz de la primera crisis económica grave tras la Segunda Guerra Mundial. Durante los últimos 42 años Afganistán ha pasado de una guerra a la otra, en una agitación social que también ha resultado en la urbanización de grandes porciones de la población rural.
La primera guerra anglo-afgana había terminado con una victoria británica parcial y el protectorado sobre el naciente Estado. El reinado del emir Abdul Rahman (1880-1901) vio una centralización del poder estatal, que aplastó con sangre rebeliones desesperadas. El objetivo era reducir la autonomía de las tribus que, una vez pagado el diezmo, gestionaban el territorio en condiciones de autogobierno casi total.
El éxito del Emir se debió también al apoyo financiero y armamento proporcionado por Inglaterra, que pretendía crear un Estado tapón. El traslado de algunos clanes pastunes rivales al norte del Hindu Kush, transformados en colonos en vastas extensiones de tierra, contribuyó a la pashtunización del norte de Afganistán, una política eficaz para frenar los impulsos secesionistas de las poblaciones minoritarias cercanas a las fronteras actuales con Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán, sensibles a la propaganda zarista. Esta política demográfica, de carácter despótico-oriental, mantuvo un carácter eminentemente pre-capitalista pero contribuyó a la cohesión del Estado.
Abdul Rahman introdujo algunas tímidas modernizaciones económicas y sociales. En 1883 se abolió el levirato, que consideraba a la mujer propiedad de la familia de su marido, por lo que a su muerte se la obligaba a casarse con su hermano. Incluso hoy en día esta práctica persiste; no se excluye que hoy su supervivencia sea consecuencia del altísimo número de viudas después de cuarenta años de guerras. Se habla de entre 600 mil y dos millones, de los cuales al menos 70 mil procuran ingresos para la familia. En 1895 se abolió la esclavitud; en 1891 un primer intento de unificar las distintas monedas locales. Enérgicos esfuerzos del Estado para garantizar un transporte seguro contra el bandolerismo y un ambicioso plan para la construcción de carreteras, puentes y caravasares. El control estatal se extendió sobre el comercio interior y exterior. Se reclutaron especialistas británicos e indios para establecer los primeros talleres, especialmente para la producción de armas. Médicos ingleses abrieron la primera clínica en Kabul en 1895. Nacen los primeros embriones de clase media en Afganistán.
Leemos en la Encyclopædia Iranica: «Una serie de comisiones bilaterales habían delimitado con éxito las fronteras de Afganistán con Rusia en el noroeste (1884-86) y en el noreste (1895), con India en el este (1994- 1996), donde la famosa Línea Durand confirma la pérdida de control por parte de Afganistán de las principales vías de acceso al valle del Indo, creando el problema del irredentismo pastún».
En 1905 se renovó el acuerdo personal que vinculaba al Emir con el gobierno británico. La modernización del país se intensificó. La primera fábrica de tejidos de lana nació en Kabul, se construyó la primera central hidroeléctrica y se introdujo el telégrafo. Pero el país seguía estando extremadamente atrasado. El sector más exitoso fue el educativo: era más fácil difundir ideas innovadoras a una pequeña élite privilegiada que cambios materiales, aunque modestos pero de mayor escala, en la economía, la administración y las fuerzas armadas. En 1909 se inauguró la Escuela Militar, encomendada a maestros turcos. Hacia 1910 se inauguró un hospital con cuarenta camas cuyo director, turco, introdujo la cuarentena para las enfermedades infecciosas y la producción de la vacuna contra la viruela. Los dos primeros puentes de hierro se construyeron sobre el río Kabul y un tercero sobre el Nilab. Pero en 1912 en Afganistán no había más de 30 coches y el transporte de maquinaria para los pocos talleres industriales todavía se realizaba mediante elefantes.
En lo que respecta al derecho penal se abolió el "pozo negro", en el que se arrojaba a los condenados a muerte, y las mutilaciones de los ladrones se sustituyeron por penas de prisión.
Muchos liberales regresaron de la emigración después de haber vivido durante dos décadas en Damasco, apreciaron las reformas modernizadoras del Imperio Otomano conocidas como Tanzimat, asimilaron muchos rasgos del cosmopolitismo levantino, introdujeron elementos ideológicos del modernismo musulmán y el nacionalismo panislámico en Afganistán. Un grupo de constitucionalistas que se hacían llamar Jóvenes Afganos, a imitación de los Jóvenes Otomanos, profesaban ser pro-otomanos y anti-británicos. Contrataron médicos y expertos militares otomanos, rompiendo así el monopolio británico de la asistencia tecnológica.
Por el contrario, una rama de la familia real sufrió la influencia inglesa; sus elementos habían regresado a Afganistán desde la India británica. Rápidamente ganaron protagonismo en la parte superior del ejército.
La oportunidad de librarse de la protección británica aprovechando la Segunda Guerra Mundial, aceptando las solicitudes de Alemania y Turquía, no fue aprovechada por el soberano que adoptó una política neutralista.
Para liberarse de esa protección, el nuevo rey Amanullah proclamó la Jihad dando vida a la tercera guerra anglo-afgana. Las fuerzas afganas
movilizaron no más de 50.000 hombres mal entrenados y mal equipados. La mala infraestructura retrasó los suministros. Sin embargo, los afganos pudieron contar con el apoyo de las tribus pastunes de la India que aportaron 80.000 hombres, lo que determinó el destino de la guerra. Siguieron varias batallas en las que de poco sirvió la superioridad de los vehículos británicos y el bombardeo de Kabul. Lo que determinó la victoria afgana fue la renuencia británica a participar en una nueva guerra en un momento en que estaba surgiendo el descontento de las tribus fronterizas pastún, que apoyarían a los afganos. El armisticio de Rawalpindi supuso el fin del protectorado británico, que duró poco menos de 40 años.
Afganistán se encontró lidiando con la ausencia de salidas al mar, que la “claustrofobia continental” que requería relaciones relativamente amistosas con los países vecinos. La Rusia soviética reconoció la independencia de Afganistán, que a su vez estableció relaciones diplomáticas con varios países. Se abrieron escuelas extranjeras, alemanas y francesas. En 1922 se abandonó el calendario lunar y se adoptó el calendario solar-hijri, que sitúa el año cero con la huida de Mahoma de La Meca en 622. En 1923 nuevas normas sancionaron derechos individuales y mayores libertades para la mujer, se quitaron derechos familiares a los religiosos y prohibir la poligamia y el matrimonio de niñas. En 1924 los mil miembros de la Loya Jirga, la asamblea de notables, votaron a favor de la primera constitución que supuso cambios significativos en los campos administrativo, judicial, militar y fiscal.
Por primera vez en la historia del Afganistán moderno se fomentó la iniciativa privada. Se vendieron lotes de tierra a precios bajos para crear un estrato social de campesinos parcelarios, mientras que las empresas privadas de importación y exportación terminaron con el monopolio de facto del comercio exterior de la corona.
Estas medidas aumentaron la brecha entre las ciudades y el campo, que se mantuvo en una especie de autonomía tribal.
El período posterior, crucial en la historia del país, será un tema que trataremos en la segunda parte del informe.
La política afgana del Estado pakistaní
El Estado pakistaní ha anunciado una amnistía para los militantes talibanes paquistaníes si renuncian a sus actividades. Esto después de que los talibanes en Afganistán liberaran a los militantes de Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP) de las cárceles: un informe de las Naciones Unidas estimó que había 6.000 en Afganistán en julio.
Recientemente, muchos ataques del TTP y de los grupos nacionalistas baluchis se han llevado a cabo contra el Frontier Corps (el grupo paramilitar del ejército responsable de la administración de Baluchistán y Khyber Pakhtunkhwa). Esto también sugeriría que los grupos nacionalistas baluchi han comenzado recientemente a colaborar con el TTP y los grupos militantes nacionalistas sindhi.
El 17 de septiembre se canceló una visita del equipo de cricket de Nueva Zelanda debido a una amenaza; el equipo del Reino Unido también se retiró; sin embargo las autoridades paquistaníes afirman que fue solo un correo electrónico enviado desde una dirección en India, calificándolo de sabotaje indio. Se estima que la televisión estatal paquistaní sufrió una pérdida de 200 a 250 millones de rupias.
El 19 de septiembre Pakistán envió 17 camiones de comida para ayudar a Afganistán. Una bandera paquistaní fue retirada de uno de estos camiones, civiles y algunos militantes talibanes intentaron quemarla; intervino la administración talibán disculpándose con Pakistán y declarando que había castigado a las personas involucradas en el incidente.
El gobierno paquistaní ha intentado restablecer los lazos con la administración Biden, pero con dificultad tras el asentamiento de los talibanes. Este es un cambio en su política ya que Pakistán se había alejado de ella en los últimos años de la administración Trump, aumentando la dependencia de China.
Después de la toma del poder de los talibanes Pakistán intensificó su injerencia en Afganistán, lo que fue posible gracias al colapso de la administración Ghani, cuyas relaciones con Pakistán se habían deteriorado cada vez más. También hay planes para comerciar con Afganistán en la rupia paquistaní, lo que le daría a Pakistán un papel económico de liderazgo.
Además de esto Pakistán ha pedido a los Estados de todo el mundo que tomen medidas para el reconocimiento de Afganistán y para eliminar las sanciones económicas impuestas al país. El 23 de septiembre 2021 el Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, hizo un llamamiento similar. Está claro que Pakistán se ha hecho eco de los intereses chinos y que el Estado chino ve a Pakistán como un intermediario para ganar influencia en Afganistán. Los talibanes por su parte dieron la bienvenida a las inversiones chinas.
Se ha asignado un aumento del 6,2 % del presupuesto militar para 2020-21, por un total de 1,37 billones de rupias, superior al de 2019-20, que fue del 4,6 %. Sin embargo estas cifras no se relacionan con adquisiciones militares importantes, incluido el programa de armas nucleares financiado por separado y los pagos al personal militar retirado que ascienden a 360.000 millones de rupias.
En el frente del trabajo
16.000 trabajadores de varios departamentos gubernamentales fueron despedidos el mes pasado tras una decisión de la Corte Suprema; ya habían sido despedidos en los años 90, para ser reintegrados en 2010 por orden judicial, durante el gobierno del Partido Popular. Estos trabajadores protestaron en todo el país. Cientos de personas realizaron una sentada el 12 de septiembre en Islamabad, el movimiento de jóvenes desempleados (PTUDC y BNT) también organizó una manifestación en Dadu Sindh. PTUDC es el ala sindical de la organización trotskista (“La Lotta”).
El PTUDC organizó otra protesta en Mirpur Bhattoro contra el despido de los empleados de gas de Sui, otras protestas se realizaron en Khairpur Mir.
El 22 de septiembre el sindicato hidroeléctrico IESCO organizó una manifestación en Islamabad contra la propuesta de privatización. El 2 de septiembre en Peshawar, profesores y personal académico protestaron contra la privatización de las universidades y el nombramiento de la junta directiva desde arriba.
El 28 de agosto, varios sindicatos, entre ellos el trotskista (RWF), agrupados en un comité de solidaridad obrera, convocaron una manifestación de más de mil trabajadores de la zona industrial de Korangi en Karachi. Las solicitudes incluían un salario de 25.000 rupias, que ya es el salario mínimo por ley, pero nunca se respeta, la eliminación del trabajo por contrato y la aplicación de las leyes de seguridad industrial.
Esta manifestación se produjo inmediatamente después de un horrible crimen perpetrado por la burguesía el 27 de agosto, cuando 17 trabajadores, entre ellos un niño de 13 años, fueron quemados vivos en una fábrica textil en Karachi, en la zona industrial de Korangi. Los dueños de la fábrica están libres, todo el régimen burgués es responsable. La fábrica, que producía productos para la exportación, había sido “controlada” por su seguridad por asociaciones internacionales, no estaba registrada y todos sus trabajadores también estaban privados de cualquier derecho por no estar registrados. El partido Mazdoor Kisan (el único partido estalinista que existe, que rara vez hace algo) junto con algunas organizaciones trotskistas y otros sindicatos realizaron protestas frente a la fábrica.
Se estima que 12 millones de niños se ven obligados a trabajar, el 69% en la agricultura, el 11% en la industria y el 20% en los servicios. El 70% del trabajo servil involucra a niños. El trabajo servil, esclavo, a menudo incluye trabajo en hornos, agricultura y servicios domésticos. Una verdadera pesadilla para estos trabajadores víctimas de la peor explotación capitalista. Una parte del trabajo infantil nunca terminará en el capitalismo porque la necesidad de la ganancia lo impone.
Para la formación de los jóvenes, como afirmaba Marx mucho antes de que la misma pedagogía moderna lo descubriera, es imprescindible conjugar el estudio y el trabajo, en modos y tiempos ajustados a la edad, en una estrecha relación entre generaciones, finalmente no competitiva
¡Los trabajadores, jóvenes y viejos, deben tener sus sindicatos de clase y su auténtico Partido Comunista, la solución ante sus miserables condiciones está sólo en la dictadura del proletariado y en el comunismo!
La crisis económica
Tras el aluvión de miles de millones de dólares y euros para evitar el colapso económico, parece llegado el momento de la “recuperación” y los “paquetes” de estímulo.
La señal llegó de Estados Unidos que, como en los años treinta, está preparando un “New Deal” en forma de un megapaquete de subvenciones, parte de las cuales todavía están en discusión en el Congreso. Su objetivo es aumentar el consumo enviando un cheque por $ 1.400 a cada estadounidense que gana menos de $ 75.000 al año. El otro componente apunta a invertir en infraestructura, desmoronada tras muchos años de falta de mantenimiento y en tecnologías futuristas: coches eléctricos, nuevos tipos de procesadores, inteligencia artificial, etc. Europa también tiene sus planes, pero a menor escala. El objetivo, invirtiendo en estas tecnologías, sería relanzar un nuevo ciclo productivo.
Las burguesías no han perdido la esperanza en un nuevo crecimiento económico, pero pronto se darán cuenta de que el suyo es solo una ilusión.
El paralelismo con los años treinta es apropiado, estamos en una situación muy similar. Tras la devastadora crisis de 1929 se produjo una fugaz recuperación que desembocó en la nueva crisis de 1938 y, poco después, en la Segunda Guerra Mundial.
A diferencia de los años Treinta la crisis de sobreproducción de 2008-2009 no se desarrolló por completo. En cambio, tuvimos una crisis crónica y un endeudamiento precipitado con ayuda artificial gracias a la “flexibilización cuantitativa” de los bancos centrales. Pero, al igual que en los años Treinta, estamos en camino a un conflicto global. ¿Cuánto tiempo tenemos antes de que estalle la Tercera Guerra Mundial? De diez a quince años, para dar un plazo aproximado. ¿Será suficiente este intervalo para que la crisis crónica del capitalismo se agrave y lleve a la reanudación de la lucha de clases? Esto es lo que esperamos.
Como siempre, hacemos el balance de la recuperación en curso presentada como sólida y vigorosa por los distintos gobiernos. Comencemos con los Estados Unidos. Después de una caída de casi el 7% en 2020 tenemos una recuperación que parece vigorosa, ya que el crecimiento es del 17,5% en abril, luego del 16,1% en mayo y del 9,9% en junio. Pero en una inspección más cercana esta recuperación solo compensó la caída en la producción de abril a junio de 2020: -17,7%, -16,2% y -11%. En la base a los índices de los 6 primeros meses del año de los que disponemos, vemos que a este ritmo la producción industrial en 2021 seguirá siendo un 6/7% inferior a la de 2019, un año ya en recesión.
Para los demás países hemos reportado el crecimiento de la producción industrial en una tabla. La producción en los siete primeros meses de 2021 sigue siendo inferior a la de 2019 y va, según países, del -2% al -5%. Frente al máximo anterior, alcanzado en 2007, la diferencia varía entre -11% y -27%. Alemania es la excepción con un pequeño -2%. Por lo tanto, no hemos visto una recuperación real, incluso si algunos países podrán recuperar el nivel de 2019 para finales de año.
Los planes de estímulo no están surtiendo efecto por el momento. La economía no hace milagros. Sin embargo, en el mejor de los casos, después de dos o tres años de recuperación, al igual que después de 2010-2011, la recesión volverá.
Es en China, en el sector inmobiliario, donde se están sintiendo las primeras grietas de esta recuperación. Evergrande, el segundo mayor inversor en bienes raíces, con una deuda de $ 260 mil millones, no puede pagar y entregar los apartamentos ya vendidos. Sin embargo, comparable a Lehman Brothers en términos de peso financiero, no debería conducir al mismo desastre porque el Estado chino, que tiene una tesorería de reservas impresionante, intervendrá para escalonar su liquidación o su venta fraccionada. Sin embargo, todo el sector inmobiliario está en crisis, debido a la sobreproducción general y los precios demasiado altos debido a la especulación frenética en el sector.
Por otro lado la deuda de las empresas chinas asciende al 160% del PIB, ¡el doble que la de las empresas americanas! Sin olvidar a los bancos chinos cuyos balances están repletos de letras insolventes. Por lo tanto a pesar del fondo de reservas del Estado chino, llegará un momento en que ya no podrá hacerlo y las fallas se convertirán en avalanchas que arrasarán con todo el sistema.
¡Durante la recesión de 2015-16, el Estado chino gastó un trillón de dólares en moneda extranjera para detener la fuga de capitales y la devaluación de la moneda!
El imperialismo chino se está preparando militarmente activamente para una confrontación que desafíe el statu quo de la última guerra, pero primero la crisis del capital y el colapso general podrían venir precisamente de China. El capitalismo chino desde principios de la década de 2000 ha experimentado una acumulación gigantesca, gracias a la entrada considerable de capitales de Estados Unidos, Japón y Europa, pero también gracias a la deuda gigantesca. Pero se acerca el final del juego, la ralentización es general, la inflación se acerca al 10% y los trabajadores empiezan a agotarse, lo que provoca aumentos salariales, con costes de producción al alza.
Tenemos todas las señales que preceden a una gran crisis de sobreproducción. La burguesía china, retomando las teorías de Joseph Stalin, se hace la ilusión de poder frenar la crisis y controlar la acumulación de capital a través del Estado. Hemos visto el resultado con la URSS: ¡un colapso general y una caída en la producción que superó la estadounidense en 1929-32!
Para completar este panorama hemos informado los datos sobre la producción de petróleo y gas en dos tablas. Estos cubren solo los primeros 5 meses del año. Lo que debe señalarse es que Estados Unidos sigue siendo, con mucho, el mayor productor de petróleo y gas, a pesar de la grave crisis en el sector energético. Al igual que con la producción industrial, hemos pronosticado la producción para todo el 2021, en función de los primeros cinco meses que tenemos disponibles. La producción siguió cayendo, a pesar de la recuperación económica general. Esto también demuestra la debilidad, por el momento, de la recuperación y explica el aumento del precio del petróleo hasta los 70 dólares el barril. Sin embargo, en el último mes Estados Unidos y Rusia han aumentado significativamente la producción, lo que indica que seguirá creciendo y podría volver a los niveles de 2019 con el riesgo de una nueva caída de los precios.
En el caso del gas natural la caída de la producción fue más contenida y debería volver a los niveles de 2019 a finales de año. Por ahora, según las tasas de extracción de los primeros 5 meses, la producción, excepto en Rusia, sigue siendo inferior a la de 2019 del 1,7% al 3,2% según el país. Rusia por su parte superó en un 6% el nivel alcanzado en 2019. Reino Unido, por su parte vive un descenso histórico ligado al agotamiento de sus reservas de gas. En Estados Unidos la producción de gas se ha vuelto positiva desde mayo, por lo que debería recuperarse y quizás incluso superar el nivel alcanzado en 2019 a finales de año.
Los gráficos sobre el comercio demuestran que la recesión comercial en el 2020 fue de la misma magnitud que en 2015, pero mucho menor que en 2009. En la siguiente curva vemos una recuperación en el comercio, pero los aumentos de enero a julio apenas compensan la caída de los meses correspondientes en 2020.
En conclusión la producción y el comercio aún no han vuelto a los niveles de 2019, que además ya está en recesión. Podemos pensar que este nivel se alcanzará a finales de 2021. Pero por otro lado, sean cuales sean los planes de recuperación, no saldremos de la crisis de 2008-2009, no se abrirá un nuevo ciclo económico.
La guerra civil en Italia 1919-22: La batalla de Novara
El plan para que las bandas fascistas ocuparan el territorio nacional se movió de acuerdo a un plan militar estudiado e implementado.
En 1920, la toma de Bolonia, que representa la llave de Emilia y de toda la llanura del Po, fue elegida como acción de partida para la ocupación del norte de Italia. A partir de ahí, el fascismo se extendió, conquistando Ferrara y Módena, penetrando en la Polesine, sorteando la zona de Reggio haciéndola capitular, y asì sucesivamente. La llanura del Po conquistada sirvió como base de operaciones para construir cabezas de puente que conectarìan los distintos sectores regionales y hacer que la amenaza de una invasión destructiva se cerniera sobre regiones enteras.
Por supuesto que el objetivo era llegar al centro político de Italia, Roma, pero nadie esperaba que los fascistas enviaran manu militare al gobierno, la conquista debería haber sido consensuada entre los burgueses. Pero esto sólo podía imponerse después de haber sometido, esta vez con manu militare, todos los centros en los que el proletariado aún no había sido derrotado y su resistencia debilitada.
De hecho -estamos en julio de 1922- en menos de cuatro meses el Estado liberal-democrático entregará el poder al fascismo.
El fascismo ahora se sentía tan fuerte que llevó su ataque al corazón en los principales bastiones proletarios. Su objetivo era penetrar en el triángulo industrial del Noroeste, Milán-Turín-Génova, con una formidable concentración de trabajadores. Con la ocupación de la Novara roja se habría abierto un camino.
En la zona de Novara, desde principios de 1921, se sucedieron a un ritmo creciente golpes de mano y acciones terroristas fascistas: destrucción e incendios de círculos proletarios, sedes de partidos, ataques y asesinatos de políticos, aunque el proletariado siempre supo cómo defenderse.
En respuesta, los órganos locales de los sindicatos y del Partido Socialista no pudieron hacer más que apelar a la autoridad estatal para salvar a la provincia de la violencia fascista: ¡los demás también estaban sumergidos por el hierro y el fuego! Pero el verdadero temor del bonzume sindical y socialdemócrata era que los proletarios respondieran a la violencia con violencia y se dieran cuenta del papel de clase de las autoridades estatales. Como siempre, recordando la heroica resistencia del proletariado, además de recordar los episodios de lucha, queremos destacar la infame traición al proletariado perpetrada por la central sindical y el Partido Socialista.
Además de esto, en el caso de Novara, también tendremos que decir algunas palabras sobre ciertas iniciativas tomadas de forma autónoma por algunos compañeros de Turín en contraste con las directrices del partido y sin su conocimiento, prueba de que el ordinovismo no estaba bien integrado al partido, al que también se había adherido libremente.
Alfonso Leonetti recordará cómo los turineses se habían puesto entonces en contacto tanto con Serrati, por el Partido Socialista, como con el capitán Giulietti, por las organizaciones obreras de Génova, con el fin de acordar una acción unitaria para las tres regiones: Piamonte, Liguria y Lombardía. Sin embargo, tendrá que admitir que, a pesar de las seguridades recibidas, a prueba de los hechos, abandonados por éstos y por aquellos, los trabajadores del Piamonte se encontraron una vez más solos para soportar la difícil "batalla de Novara".
¿Quizás los ordinovistas de Turín desconocían el incesante trabajo realizado por su partido por la unidad de acción de la clase obrera? ¿No tenían bastante claro el trabajo contrarrevolucionario y traidor de los bonzos sindicales y socialistas, de verdadero apoyo a la reacción fascista? ¿Qué podían haber esperado de sus contactos clandestinos con tales traidores?
Pero los ordinovistas, habiendo experimentado de primera mano que sus acercamientos con los líderes de la CGL y el PS sólo conducían a la derrota, fueron a buscar alianzas en el campo burgués abierto. Tomaron contacto tanto con el Partido Popular Católico como con los giolittianos en un intento de implementar, con estas agrupaciones burguesas, un "frente único" antifascista, con ese Giolitti que había armado a los fascistas abriendo sus depósitos, cuarteles y cediendo camiones para que podieran concentrarse rápidamente y golpear. Estos compañeros son los mismos que un par de años después, tomando la dirección del partido, lo arruinarán.
En Novara, ante el continuo goteo de agresiones y destrucción de las sedes de las organizaciones proletarias, el órgano local del PCd’I ya había lanzado un llamamiento a los proletarios de Novara a estar preparados, tanto para afrontar las acciones del enemigo como para llevar a cabo y tomar represalias contra fascistas y burgueses, incendiando sus posesiones y golpeando a su pueblo.
El asesinato de un fascista, el 9 de julio, en un pueblo de la zona de Novara, fue tomado como motivo de la ocupación de la ciudad: escuadrones fascistas asaltaron el Círculo de la Liga Obrera-Campesina y en los días siguientes fueron arrasados y entregados a las llamas de los círculos proletarios de la provincia.
Inmediata y espontáneamente los proletarios agrícolas de la zona se declararon en huelga, y la huelga se extendió a todos los campesinos del distrito de Novara y a los obreros industriales. La Alianza Obrera se vio obligada a respaldar la huelga ya en marcha, pero inmediatamente se desmarcó de los "violentos", llorando a la víctima fascista y atribuyéndose el mérito de la Alianza por no haber vengado nunca a los cientos de proletarios asesinados.Para estos no hubo lágrimas sino sólo una invitación a soportar en silencio la violencia, la destrucción, la muerte.
Mientras tanto, camiones de carabineros y guardias reales con ametralladoras patrullaban la ciudad y se colocaban unidades de tropa.
Mientras Novara era invadida por pelotones de los pueblos cercanos, el secretario de la Cámara del Trabajo se vio obligado a escribir a la Asociación de Terratenientes una carta de disculpa por la huelga que se vio obligado a respaldar.
14 de julio - Los industriales, ante la compacidad de la huelga, intentan engatusar a los trabajadores lanzando un manifiesto que invita a la paz, el desarme y la reanudación del trabajo. Pero la huelga general en la ciudad y alrededores continúa compacta y los trabajadores reaccionan enérgicamente a las provocaciones.
16 de julio - La situación empeora cada hora. Cada tren trae nuevos refuerzos fascistas que, protegidos por la policía, desfilan amenazantes por las calles de la ciudad. Era evidente que continuar con la concentración fascista conduciría a una situación insostenible para el proletariado.
17 de julio - Se extiende la huelga general a toda la provincia. Una verdadera batalla tiene lugar en Lumellogno, a unos cuatro kilómetros de distancia. Los fascistas atacan el pueblo a tiros de revólver. Los obreros y campesinos se defienden con tridentes y con sus herramientas de trabajo, la batalla se prolonga por largo tiempo, provocando varias víctimas y muchos heridos en ambos bandos. Los fascistas se ven obligados a retirarse.
18 de julio - El prefecto convoca a la Cámara de Trabajo, industriales, agrarios y fascistas. Tras las conversaciones, el secretario de la Cámara de Trabajo anuncia el fin de la huelga. Los trabajadores se levantan contra esta abierta traición perpetrada mientras los fascistas continúan ocupando la ciudad y la llegada de nuevos equipos de camisas negras continúa ininterrumpidamente.
19 de julio - Los trabajadores desobedecen la orden de reanudar el trabajo y la huelga continúa compacta. "El Comunista" titula a página entera: "Debemos oponernos al asalto fascista del frente único proletario y la huelga nacional". Los tres diarios del PCd’I informan del "Llamamiento a los Trabajadores de Italia".
Continúan los ataques fascistas, rechazados por los trabajadores. Siete fascistas prueban el plomo proletario: queda uno muerto y los demás gravemente heridos. El contraataque fascista no se hizo esperar: los doscientos guardias reales colocados para proteger la Cámara del Trabajo dejaron pasar a los escuadrones para que ésta fuera arrasada e incendiada. Serrati va a fotografiar las ruinas. ¡El antifascismo del maximalismo socialista italiano se limita a esto, documentando el daño!
Tras la Cámara de Trabajo es el turno del Ayuntamiento, protegido por cordones de infantería que, como es habitual, permiten el libre acceso a las escuadras que, habiendo ocupado el recinto, declaran caducada la administración roja.
20 de julio - Titulares de “Il communista”: «Acción antifascista: inmediata-general-violenta. Esta es la consigna de los obreros y campesinos revolucionarios, por encima de las turbias maniobras socialdemócratas”.
Luego, finalmente, la noticia de que se ha proclamado la huelga general en todo el Piamonte. Y también está prevista su extensión a Milán que, desde allí, se extendería inevitablemente a toda Lombardía. Sólo una huelga general podría impedir la concentración de las fuerzas fascistas en Novara: dispersas por todo el territorio nacional, al proletariado le habría resultado más fácil vencer a las hordas negras.
21 de julio - El corresponsal del "Nuevo Orden" estima que hay unos cuatro mil fascistas acampados en la ciudad.
22 de julio - Los periódicos del partido lanzan un llamamiento para la proclamación de la huelga general en las tres regiones: Piamonte, Lombardía y Liguria.
La Alianza Obrera, reunida de urgencia, en la noche del 21 de julio, emite el siguiente comunicado: "Roma, 21 de julio de 1922 - El Comité Central de la Alianza Obrera ordena la reanudación inmediata del trabajo para el proletariado en huelga de las dos regiones Lombardía y Piamonte».
23 de julio - Titulares de "Il communista": "No el terror fascista sino la cobardía de los dirigentes ha aplastado la acción del proletariado. ¡Honor a los comunistas de Novara que luchan, solos, con las armas en la mano!"
El proletariado, traicionado, se encuentra así a merced del terror fascista cada vez más desplegado. Los fascistas, escoltados por carabineros y guardias reales, atacan y llevan muerte y destrucción por todas partes. Pero también continúa la resistencia de los trabajadores que no se dejan aplastar sin reaccionar. Comenta sobre el "Nuevo Orden" del 23 de julio: "El proletariado de Novara, a pesar del terror blanco, sigue en pie, listo para revivir. Incluso podría haber ganado, si no hubiera llegado la traición de los jefes. El proletariado de Novara se defendió y no fue conquistado”.
Pero la traición es completa. Los fascistas desatan los últimos ataques definitivos contra un proletariado ya abandonado por todos: republicanos, socialdemócratas, maximalistas, anarquistas, ninguno toma partido en la última defensa desesperada del proletariado que sigue luchando y muriendo.
Sólo el Partido Comunista permanece cerca de él. Emite el siguiente comunicado: «Todos los compañeros están movilizados. Los sindicados saben estar a la altura de su tarea. Todo debe ser juzgado para nuestra defensa. Levántate por nuestra salvación».
Por heroica que fuera su tenacidad, el proletariado de Novara, solo estaba condenado a la derrota. El único partido que incitó a los proletarios a una respuesta violenta, a la extensión de la lucha al menos a Piamonte, Lombardía y Liguria, fue el Partido Comunista. En la batalla de Novara, el PCd’I fue el único partido que también dio su aporte de sangre.
Los escuadrones comunistas ciertamente no podrían haberse enfrentado a los fascistas en un enfrentamiento abierto, pero sus acciones guerrilleras tuvieron el efecto, cuando menos, de golpear en sus activos a los militantes y simpatizantes del fascismo.
En un informe a la Comintern del 23 de julio, el PCd’I constató con orgullo que la organización militar del partido se mostraba cada vez más capaz de hacer frente a situaciones difíciles y haciendo un uso cuidadoso de sus fuerzas, había llevado a cabo satisfactoriamente acciones contra los fascistas, con represalias y tiros sorpresa.
La cuestión militar
El tratado de Brest-Litovsk
A la apertura de las conversaciones para un tratado de paz entre la Rusia soviética y los Imperios Centrales el partido bolchevique llegó con dos posiciones contrapuestas: firmar la paz de inmediato a toda costa, ya que consideraban inminente la revolución en Alemania, con lo cual asentar y extender la revolución en Europa, apoyada por Lenin, o continuar la guerra para salvar la revolución en Rusia. Esta posición, que tuvo un buen número de seguidores, fue sostenida principalmente por Bujarin. La posición inmediata de Trotski fue “ni paz ni guerra”, es decir, cesar la guerra sin firmar la paz.
Estaba claro para todo el partido que la revolución en Rusia, el final de la guerra con una paz aceptable y la revolución en Europa eran partes inseparables de un mismo proceso histórico.
En septiembre Lenin en “El marxismo y la insurrección” se expresaba de la siguiente manera en caso de que ningún Estado beligerante aceptara la propuesta de armisticio: “Si nuestra oferta de paz es rechazada y si no conseguimos ni siquiera un armisticio entonces nos convertiremos en “defensivistas”, nos pondremos a la cabeza de los partidos de la guerra, nos convertiremos en el principal partido “de guerra”, haremos la guerra de un modo verdaderamente revolucionario”.
Después de la revolución de octubre, el 8 de noviembre, el partido había ordenado al general Duchonin, comandante en jefe en el frente alemán, que presentara al comando enemigo una propuesta de armisticio en todos los frentes. Ante su negativa fue sustituido inmediatamente por el bolchevique Krylenko. Duchonin fue linchado más tarde por una turba enfurecida de soldados.
La propuesta fue aceptada algunas semanas después y el 19 de noviembre la delegación soviética para el armisticio, encabezada por Joffe, con Kamenev, Sokolnikov, algunos expertos militares, un obrero y un campesino se reunió en Brest-Litovsk frente a una impresionante delegación alemana bajo las órdenes del General Hoffmann, el creador de la reciente operación de guerra de 11 días. El armisticio, válido por 28 días, se firmó el 2 de diciembre: dejaba a los ejércitos alemanes ocupar todo el territorio que ocupaban, incluidas las estratégicas islas del Estrecho de Moon (ahora Muhu, en Estonia).
Fueron introducidas dos cláusulas: primero, el mando alemán acordó no aprovechar el cese de hostilidades en el frente ruso para trasladar tropas al frente occidental; segundo, se permitió la confraternización organizada de grupos de 25 soldados a la vez en los frentes opuestos, el intercambio de periódicos y artículos de confort.
Las negociaciones formales para el tratado de paz comenzaron en Brest-Litovsk el 9 de diciembre.
El gobierno de Londres protestó enérgicamente contra la firma de una paz separada con los Imperios Centrales, que contravenía los acuerdos previos entre los países de la Triple Entente, aceptados por Nicolás II.
En la primera ronda de consultas los alemanes aceptaron formalmente la paz sin anexiones ni reparaciones, pero exigieron que Lituania, Curlandia y partes de Letonia, equivalentes a 18 provincias rusas, se separaran de Rusia. Además, Hoffmann protestó contra la cláusula que preveía la propaganda de carácter revolucionario y la confraternización entre los ejércitos.
Trotski partió de aquí en su táctica de alargar el tiempo de las negociaciones a la espera de que estallara la revolución también en Austria y Alemania y antes de que el gobierno soviético tomara decisiones que habrían podido obstaculizarla.
El 5 de enero de 1918 el general Hoffmann, impaciente, presentó un mapa en el que se marcaba una línea más allá de la cual los ejércitos alemanes no tenían intención de retirarse: en manos alemanas estaban toda Polonia, Lituania y Bielorrusia; Letonia cortada en dos con las islas del Estrecho de Muhu, que permiten controlar el acceso norte al golfo y el puerto de Riga. Trotski logró obtener otro aplazamiento de 10 días para las consultas necesarias con el gobierno soviético, donde se abrió un encendido debate.
En la reunión del 8 de enero en el comité central del partido se delinearon tres posiciones: la de Lenin, muy consciente de que en ese momento, con un ejército desintegrado, la revolución rusa habría sido aplastada por las fuerzas alemanas, por lo que era necesario firmar la paz, requisito momentáneo para defender una revolución aún frágil. Así advierte Lenin en el documento “Sobre un terreno práctico”: “El entusiasmo por sí solo no basta para hacer la guerra contra un adversario como el imperialismo alemán. Sería una grandísima ingenuidad, incluso un delito, tomar a la ligera lo que es una guerra real, dura y sangrienta. La guerra debe hacerse en serio, o no hacerla en absoluto. No puede haber término medio”.
Luego tenemos la posición de Trotski: “terminar la guerra, sin firmar la paz”, afirmando que, aunque no se reanudaría la guerra, no era correcto ni necesario concluir una paz sobre la base de los términos alemanes.
Finalmente tenemos a los “comunistas de izquierda”, encabezados por Bujarin, que proponían rechazar el dictado alemán e iniciar una guerra revolucionaria. Lenin en “Extraño y Monstruoso” escribió pocos días antes de la firma del tratado: “¿Quizás los autores creen que los intereses de la revolución internacional exigen que ésta sea estimulada y que tal estímulo sólo puede ser una guerra y en modo alguno la paz, susceptible de producir en las masas la impresión de una especie de “legitimación” del imperialismo? Semejante “teoría” estaría en absoluta contradicción con el marxismo, que siempre ha negado la posibilidad de “estimular” las revoluciones, las cuales se desarrollan a medida que se exacerban las contradicciones de clase que las generan”.
El Comité Central tomó, tres días después, el 11 de enero, las decisiones a ser impartidas a Trotski: Lenin reafirmó su actitud a favor de una paz inmediata.
Mientras Trotski se dirigía desde Petrogrado, las manifestaciones contra la guerra estallaron en Berlín el 15 de enero y se extendieron también a otros centros; pareció por un momento que el optimismo de los bolcheviques y la política de procrastinación de Trotski estaban a punto de ser confirmados por los acontecimientos. Desgraciadamente los levantamientos en Alemania, que constituían la sustancia innominada pero real de las negociaciones, se agotaron y el 28 de enero, mientras los impacientes alemanes preparaban un ultimátum, Trotski intervino anunciando que: “Rusia, mientras se niega a firmar una paz anexionista, por su parte declara terminado el estado de guerra con Alemania, Austria-Hungría, Turquía y Bulgaria”.
Por la parte alemana esto fue visto como una ruptura de las negociaciones y el fin del armisticio y el 17 de febrero Hoffmann comunicó a los rusos la reanudación de las operaciones militares al día siguiente. Se verificaba la situación prevista por Lenin.
El 23 de febrero Hoffmann subió la apuesta al pedir al gobierno soviético que retirara sus tropas de Ucrania y firmara la paz con la Rada ucraniana, así como que evacuara Letonia y Estonia para permitir la ocupación alemana. El mismo día se reanudó el choque en el Comité Central. Lenin por primera y última vez puso un ultimátum. Si la política de la frase revolucionaria continuaba, renunciaría al gobierno.
Lenin, en “Una lección dura pero necesaria” publicada en Pravda el 24 de febrero, expresa muy claramente el concepto de “defensa de la patria socialista”: “Un país campesino, llevado a un colapso impresionante por tres años de guerra, que ha comenzado la revolución socialista, debe evitar el conflicto armado -debe evitarlo en la medida de lo posible, incluso a costa de los más duros sacrificios- precisamente para tener la posibilidad de hacer algo serio cuando estalle la última y decisiva batalla. Esta batalla sólo estallará cuando la revolución socialista se extienda a los países imperialistas avanzados. Esta revolución, no hay duda, madura y se fortalece con cada mes, con cada semana que pasa. Esta fuerza madura debe ser ayudada. Necesitamos saberla ayudar. No se ayuda, pero se daña, enviando a la vecina república socialista soviética a la derrota cuando claramente no tiene un ejército. La gran consigna “Apuntamos a la victoria del socialismo en Europa” no debe transformarse en una frase vacía. Esta es la verdad si se tiene en mente el largo y difícil camino que debe recorrer el socialismo para vencer hasta el final. Es una verdad histórico-filosófica indiscutible si se toma toda la “época de la revolución socialista” en su conjunto. Pero toda verdad abstracta se convierte en frase vacía si se aplica en cualquier situación concreta. Es indiscutible que “en cada huelga se esconde la hidra de la revolución social”. Sin embargo, es absurdo pensar que de cada huelga se puede pasar inmediatamente a la revolución. Si “apuntamos a la victoria del socialismo en Europa”, en el sentido de que asumimos la responsabilidad de decirle al pueblo que la revolución europea indefectiblemente estallará y vencerá en las próximas semanas, inevitablemente antes de que los alemanes logren llegar a Petrogrado, Moscú, Kiev, para destruir nuestros ferrocarriles, entonces no actuamos como serios internacionalistas revolucionarios sino como aventureros. Si Liebknecht vence a la burguesía en dos o tres semanas (lo que no es imposible), nos librará de todas las dificultades. Esto es indudable. Pero si determinamos nuestras tácticas hoy en la lucha contra el imperialismo actual sobre la base de la esperanza de que Liebknecht con toda probabilidad deba vencer en las próximas semanas, entonces solo merecemos la burla. Transformaremos las mayores consignas revolucionarias de nuestro tiempo en una vacía frase revolucionaria”.
Trotski volvió a plantear sus objeciones pero, aunque no estaba convencido, cuando se produjo la votación decisiva Trotski, Joffe, Krestinsky y Dzerzhinsky se abstuvieron, lo que permitió aprobar con 7 votos la moción de Lenin para la aceptación de las condiciones alemanas (Lenin, Zinoviev, Sverdlov, Stalin, Sokolnikov, Smilga, Stasova) contra 4 (Bujarin, Lomov, Bubnov y Uritsky). La misma noche a las 4:30 de la mañana del 24 de febrero, luego de un efectivo discurso de Lenin, se aprobó la propuesta.
La delegación, encabezada esta vez por Sokolnikov y Čičerin, partió hacia Brest-Litovsk. El tratado de paz se firmó el 3 de marzo. Las condiciones serán muy duras e inesperadamente humillantes para Rusia que perderá el este de Polonia, Lituania, Curlandia, Livonia, Estonia, Finlandia, Ucrania y Transcaucasia, casi una cuarta parte de su superficie, unos 56 millones de habitantes, el 32% de su población. Turquía también impuso en el último momento de las solicitudes territoriales en el Cáucaso, la cesión de los distritos estratégicos de Kars, Batumi y Ardaghan.
A excepción de Ucrania, el mayor territorio y cuna del Imperio Ruso, los demás territorios estaban habitados por poblaciones no rusas, conquistadas por el zarismo en varias épocas anteriores. En términos de producción, significó un tercio de la cosecha, el 80% de las fábricas de azúcar, el 73% de la producción de hierro, el 75% del carbón y 9.000 empresas industriales de un total de 16.000 y un tercio de los ferrocarriles..
Los efectos de la pandemia en la clase obrera de EEUU
Desde mucho antes de la pandemia, la clase obrera ha reaccionado combativamente contra el régimen de producción impuesto por las necesidades del capital, mientras los sindicatos que dicen representarla, se pierden en negociaciones que casi no llevan a nada.
La pandemia no ha mitigado la lucha de clases en el sector secundario de la producción capitalista. A pesar de los temores de la patronal, desde principios del 2020 la manufactura ha seguido creciendo lentamente a pesar del bloqueo sanitario; una miríada de empresas consideradas "esenciales" por los gobiernos federales y estatales, seguían produciendo como si nada.
Los paros durante la pandemia obtuvieron algunas medidas de protección personal y seguridad, pero se mantuvieron vigentes las normas de los contratos colectivos preexistentes, firmados entre sindicatos y empresas, los cuales mantienen las antiguas formas de trabajo. Estas no actualizadas por los estados y que aún se establecen en la mayoría de los contratos colectivos, que ahora se han vuelto inadecuadas; pero los sindicalistas logran hacer valer su vigencia, mediante una serie de maniobras y presionando a los trabajadores para que las acepten.
La pandemia ha “despertado” el nacionalismo de la clase dominante, en busca del proteccionismo, que sin embargo, recién se ha implementado en el campo de la propiedad intelectual. Se dice que quieren traer de vuelta la producción desde lugares exóticos distantes a las fronteras nacionales, cuando en realidad, al capitalista industrial no le importa dónde se produce una mercancía, sino solo si tiene la oportunidad de obtener lucro por ella.
La propaganda por el "regreso a la patria" de las fábricas, se ha superpuesto a los habituales conflictos entre empresas y trabajadores.
Cuando las empresas resuciten la manufactura estadounidense, ubicándolas en zonas más económicas y rentables, la lucha de la clase obrera puede encontrarse en una posición más favorable.
De 2017 al 2020, se registraron más de 100.000 nuevos empleos de manufactura en Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma y Nevada. El 30 % del crecimiento del empleo nacional en esta industria. La parte occidental de los Estados Unidos tiene un menor costo de terrenos y servicios y una “generosa” asistencia financiera de los estados.
Todo esto lo hace atractivo para las corporaciones y pequeños emprendedores. El "boom del sudoeste" ha sido elogiado por la pequeña burguesía, que no pierde la oportunidad de repetir que la economía estadounidense está más que nunca en recuperación.
Además, dado el menor costo de vida, los salarios son significativamente más bajos allí. Y sobre todo en estos estados, que han albergado pocas actividades productivas en el pasado, las empresas también pueden disfrutar de un ambiente libre de sindicatos.
Sin una organización independiente, donde se puedan planificar y preparar luchas, la clase está a merced de los capitalistas y sus colaboradores.
En el sector manufacturero de los EE. UU., la negociación colectiva se reconoce desde hace casi 100 años. Pero casi siempre se da por sentado entre patronos y dirigentes sindicales que la escala salarial se ajusta a las necesidades de la producción, una “preocupación” de los sindicatos prescindible, en nombre de proteger el lugar de trabajo de sólo los afiliados al sindicato. Los trabajadores generalmente saben que esto es para disminuir los costos y normalmente presionan para romper esas negociaciones con la acción directa, mientras que los sindicatos tienen prisa por apaciguar y hacer que todos vuelvan a trabajar.
Mientras tanto, las empresas se comprometen a "actualizar" constantemente los contratos para abaratar costos, con la complacencia de los representantes sindicales. Los trabajadores están así desorganizados, mientras que la intensidad del trabajo aumenta constantemente.
Se jactan de los supuestos beneficios que disfrutarían los trabajadores al afiliarse a un sindicato, cuando la prisa por aumentar las ganancias, empuja a las empresas a empeorar las condiciones de trabajo de ellos. Los líderes sindicales responden que los contratos defienden los puestos de trabajo de sus inscritos, ignorando la diversificación salarial entre trabajadores uno al lado del otro en sus sitios de trabajo. En realidad los patronos mantienen allí la disciplina poniendo a los trabajadores en condiciones diversas, consiguiendo beneficio en particular de aquellos con salarios más bajos.
En la escala salarial existe un tratamiento diferente entre los trabajadores contratados, antes de un determinado contrato y los contratados a posteriori. También entre los trabajadores bajo contrato directo y los que, desempeñando las mismas funciones, son contratados por agencias con un carácter temporal. Después de cada convenio, los patronos justifican estas diferencias con una prima a la antigüedad, que induce un mayor desempeño, pero en realidad esto tiende a dividir a los trabajadores de una misma empresa, enfrentándolos entre sí.
Los sindicatos corporativos permanecen leales a las necesidades económicas de las corporaciones, en un rol rígidamente definido y moldeado a lo largo de la historia de la lucha de la clase obrera estadounidense, a partir del 1900. Estos sindicatos afirman representar a sus afiliados de hoy, ignorando a los trabajadores que serán contratados en el futuro, quienes por los convenios firmados, automáticamente serán ubicados en las escalas salariales más bajas y sujetos a ritmos de trabajo más intensos. Este fracaso en la defensa de toda la clase obrera, está en contradicción y nunca ha escapado de la vista de los combativos trabajadores de base y sus compañeros de trabajo en los niveles inferiores.
La organización de estos últimos, se construye lentamente sobre sus luchas defensivas, en un esfuerzo común completamente al margen de los acuerdos oficiales hechos a puerta cerrada.
Lo que se necesita es una acción de clase unitaria a escala nacional y en una perspectiva internacional. Sin tal esfuerzo coordinado – como lo demuestran los intentos anteriores en los lugares de trabajo individuales – el proletariado estará confinado a luchas limitadas en las empresas, enfrentando la resistencia efectiva de los patronos, con el apoyo cómplice de los sindicatos del régimen.
Orígenes del Partido Comunista de China: La intervención en los sindicatos
En mayo de 1922 se celebró en Cantón el primer congreso nacional de sindicatos chinos. La convocatoria y organización fue tarea y mérito del Partido Comunista de China que consideró el momento propicio dada la solidaridad hacia la huelga de marineros de Hong Kong, entre enero y marzo de 1922, que había acercado a las organizaciones obreras de todo el país. Al ponerse a la cabeza de la organización del congreso, el PCCh, a pesar de sus pocas fuerzas, se calificó para el papel de guía de la clase obrera, factor que resultará de enorme relevancia para su desarrollo.
Este importante resultado fue fruto de la orientación del Partido que, desde sus orígenes, había dirigido inequívocamente su actividad hacia la clase obrera, identificando en el movimiento sindical la principal expresión de los intereses y el movimiento espontáneo de la clase, con los que el partido tuvo la tarea de entablar relaciones, dando la dirección primaria de la organización de los sindicatos, que ya estaban surgiendo en China, diferenciándose de las antiguas formas de asociación.
Para cumplir con este papel en julio de 1921 se formó una “Secretaría del Trabajo” no partidista. En su dirección estaba Zhang Guotao. La sede se estableció en Shanghái con sucursales locales en el norte, Wuhan, Hunan y Cantón. Publicaba la revista El semanario del trabajo.
Este organismo hacía seguimiento a las decisiones del primer congreso del Partido, que había establecido como principal objetivo la constitución de sindicatos de industria, reafirmados con fuerza en el primer Manifiesto del Secretariado, que anunciaba su fundación. Mientras las viejas organizaciones, como los gremios y las organizaciones por provincia de origen acababan dividiendo a los trabajadores, sólo coaligándose en sindicatos industriales y sin distinción de proveniencia territorial, sexo y edad, la clase obrera podría luchar contra el capital.
Inmediatamente la actividad de la Secretaría estuvo dirigida a apoyar las huelgas y el desarrollo de las organizaciones de trabajadores. Desde su fundación en julio de 1921 hasta el congreso sindical de mayo de 1922 la influencia del Secretariado, aunque extremadamente débil en el Sur, se estableció en Shanghái, en los ferrocarriles del centro y norte de China y en algunas grandes fábricas y minas de China central. El Secretariado fue capaz de apoyar una serie de huelgas y de contribuir a la formación de sindicatos, haciendo resonar en China las consignas de la Internacional Sindical Roja.
Antes de los comunistas otras corrientes habían entrelazado las relaciones con sectores obreros, como el Kuomintang en el sur de China y los anarquistas. Pero a principios de la década de 1920, en un momento en que el movimiento obrero chino entró en lucha en un vasto movimiento huelguístico y se dio a sí mismo sus primeras organizaciones modernas, el Kuomintang, que había estado vinculado durante mucho tiempo a los sectores obreros, no se puso a la cabeza del movimiento que procedió en la dirección de una unificación en todo el país. Por otro lado los anarquistas, dadas las limitaciones de su doctrina, ignoraron la necesidad de ampliar y fortalecer las organizaciones obreras y se limitaron a liderar huelgas económicas aisladas.
En este contexto, a través del Secretariado, los comunistas pudieron entrar en contacto con la clase obrera china e influir en el proceso en curso sobre la organización de los trabajadores en sindicatos de clase modernos hasta el punto de jugar un papel fundamental en la convocatoria del primer congreso de los sindicatos en China, en mayo de 1922.
Dado que el congreso se realizó en Cantón, donde el Kuomintang controlaba importantes sindicatos, hubo una gran participación de delegados, miembros o simpatizantes del Kuomintang. A pesar de ello la dirección y la directiva del congreso estuvo prácticamente en manos del PCCh. Todas las principales resoluciones adoptadas fueron presentadas por los comunistas. Las de carácter político se referían a la participación del movimiento obrero en la revolución nacional y democrática, que se sintetizaban en las consignas “abajo el imperialismo” y “abajo los señores de la guerra”. Las de carácter económico se referían a la lucha por la jornada de ocho horas, la necesidad de las huelgas y sobre todo los principios sobre la organización de los sindicatos, con la condena a la influencia de los antiguos gremios y sociedades secretas y la necesidad formar sindicatos de industria y no de artesanos. Finalmente, se afirmó la necesidad de estrechar lazos entre los sindicatos a nivel de ciudad y provincial con la formación de estructuras unitarias para llegar a una federación nacional de las organizaciones de los trabajadores. Pero el congreso aunque aceptó la necesidad, consideró prematuro establecer una federación nacional. Sin embargo a la Secretaría se le encomendó la tarea de funcionar como centro de correspondencia entre los sindicatos del país.
También se le confió la responsabilidad de convocar el segundo congreso.
En los meses que siguieron al congreso y hasta la represión de los ferroviarios en febrero de 1923, la influencia del Secretariado creció enormemente. Entre sus puntos fuertes se encontraban ciertamente los ferrocarriles, de los que a finales de 1922 controlaba las vías más importantes y los numerosos clubes obreros de las estaciones, labor que se vería coronada por la formación de una federación nacional de trabajadores ferroviarios. En Shanghai en julio de ese año había apoyado la huelga de marinos que obtuvo las mismas ventajas que sus compañeros de Hong Kong en marzo. Esta victoria fortaleció la formación de sindicatos de base industrial y permitió al Secretariado fundar otros nuevos, como el sindicato de correos y textiles. Se lograron importantes éxitos en Hubei y Hunan donde, a partir de julio, estallaron numerosas huelgas que, a diferencia de las anteriores, caracterizadas por acciones espontáneas y aisladas, fueron organizadas y coordinadas, dirigidas por los sindicatos y que en general terminaron positivamente. Además, se formaron federaciones provinciales de docenas de sindicatos en Hubei y Hunan, que representan a decenas de miles de obreros.
La fuerza desatada por el proletariado chino en 1922 representó la cúspide de aquel movimiento. Levantándose en mayo de 1919 en subordinación a los intereses de la China burguesa, finalmente se elevó a su autonomía de clase, con sus reivindicaciones y su aspiración de dotarse de organizaciones propias.
El Partido Comunista de China intervino en el movimiento a través de la Secretaría del Trabajo, una “correa de transmisión”, importando los principios de la organización y de la acción de clase, el sindicalismo de fábrica y la lucha general. En un contexto caracterizado por las grandes huelgas de 1922 la táctica sindical del PCCh permitió al pequeño partido ligarse al movimiento, mientras que las otras tendencias que pretendían representar al proletariado fueron progresivamente marginadas por no corresponder a las necesidades urgentes del momento.
De esta manera el Partido Comunista de China, dado que para ese momento era históricamente inevitable la formación de un frente revolucionario contra los Señores de la guerra y los imperialistas, la única fuerza dirigente de la clase obrera y su vanguardia, se había convertido en el único partido en China efectivamente en la condición de dirigir a la clase obrera y conducirla a la cabeza del movimiento nacional-revolucionario, siguiendo el programa y la táctica establecidos a nivel internacional por la Comintern.
La actividad sindical del partido
La actividad sindical en los meses de verano en Italia, desde finales de mayo hasta hoy, tuvo dos aspectos principales. Por un lado, el intento de los dirigentes del sindicalismo de base de organizar acciones de lucha unitaria, primero en el rubro de la logística, luego proclamando una huelga general para el lunes 11 de octubre. Por otra parte, el panorama sindical se vio animado por un conflicto empresarial -en la GKN de Campi Bisenzio, en la provincia de Florencia- que, tanto por la combatividad de esos trabajadores como por la pasividad general de la clase trabajadora, tomó una importancia nacional, atrayendo las esperanzas y atenciones del sindicalismo conflictual, de los grupos y partidos obreros oportunistas, ademàs de la izquierda burguesa.
El viernes 18 de junio, los tres principales sindicatos de base de la logística -SI Cobas, Adl Cobas y Usb- habían proclamado conjuntamente un paro en esta categoría a nivel nacional, al que se sumaron luego los otros sindicatos de base presentes en fuerzas menores del sector: Sol Cobas, Cub Trasporti, AL Cobas, Sgb, Slai Cobas por el sindicato de clase. Intervinimos con un volante que enfatizaba esta acción entre sindicatos de base -como SI Cobas y la Usb- que en el sector logístico más que ningún otro se habían enfrentado, al mismo tiempo que advertían la fragilidad de este acuerdo entre dirigentes sindicales oportunistas, que durante años se han opuesto a cualquier acción unitaria con todo tipo de argumentos instrumentales y que ahora, por razones aún no claras y quizás igualmente instrumentales y contingentes, han pasado a actuar en la dirección que siempre ha señalado nuestra fracción de sindical. La revocabilidad de la conducta unitaria de los sindicatos de base promovida por la actual dirección fue confirmada por los hechos posteriores.
El día de la huelga, en un piquete frente a un almacén en la provincia de Novara, un ejecutivo local de SI Cobas fue atropellado y asesinado por un pequeño propietario que conducía su camión. El mismo día publicamos un comunicado de prensa. Lamentablemente, la respuesta del sindicalismo de base a este acto no ha estado a la altura de su gravedad. En particular, la responsabilidad recae en la dirección de SI Cobas, la organización del sindicalista asesinado, que estaba en condiciones de promover una respuesta unitaria. Se ha convocado una huelga general desde varios frentes del sindicalismo conflictivo pero, aún sin recurrir a la máxima movilización de la clase, la respuesta podría haber sido una huelga nacional de categoría unitaria del sindicalismo de base o general en la provincia de Novara. En cambio, la dirección de SI Cobas sola proclamó un paro nacional en logística de 4 horas para el jueves 24 de junio y organizó una manifestación en Novara el sábado 26, sin invitar a las demás organizaciones sindicales en conflicto. Hemos comentado estos hechos en nuestra prensa internacional y distribuido un folleto.
El 29 de junio, el gobierno, los sindicatos del régimen y las organizaciones patronales llegaron a un acuerdo para restablecer la libertad de despido de empresas, suspendida al inicio de la pandemia para evitar una ola de despidos. La patronal pudo así dejar a los trabajadores en casa sin incurrir en los costos de los despidos, que recayeron sobre el INPS, que entretanto ha ahorrado para las decenas de miles de jubilados que han muerto por Covid desde el inicio de la pandemia: esperanza de vida en 2020 se ha reducido en 1,2 años, 4,5 años en las provincias de Bérgamo, Cremona y Lodi. Los sindicatos del régimen han avalado la vuelta a la libertad de despido -a excepción de los sectores textil y del calzado, donde se prolongó el bloqueo hasta el 30 de septiembre- sin pestañear y en pleno verano, cuando es más difícil organizar luchas, obteniendo a cambio la ridícula "recomendación" a las empresas de recurrir a 13 semanas de amotizaciones de la seguridad social antes de despedir. Inmediatamente llegaron noticias de fábricas que anunciaban cierres o despidos.
La Asamblea Nacional de Trabajadores Combativos del 6 de junio se dividió sobre si proclamar una huelga general cerca de la liberación de los despidos o esperar hasta el otoño. Una parte minoritaria consideró este acto gubernamental disruptivo y por lo tanto propicio para la máxima movilización de la clase. La mayoría decidió en cambio posponer hasta el otoño.
Por cierto, la Asamblea Obrera de Lucha por primera vez fue convocada con una nota de prensa firmada conjuntamente con el llamado Pacto de Acción Anticapitalista por un Frente Único de Clase, sancionándose así su dependencia de ese frente de partidos, lo que le impide ser un órgano verdaderamente útil para la unidad de acción del sindicalismo conflictivo y la unidad de las luchas obreras.
Al evaluar los efectos del desbloqueo de los despidos, fuimos cautelosos, considerando los más de 800.000 trabajadores ya despedidos, a pesar del bloqueo, en virtud de la no renovación de los contratos a tiempo determinado.
Para remediar el descontento mostrado al interior de la CGIL ante la liberación de los despidos, la Fiom ha convocado un paro nacional de 2 horas dividido fábrica por fábrica. Eso parece haber sido suficiente para evitar mayores problemas a la CGIL.
Una de las primeras fábricas en anunciar el cierre fue, el 9 de julio, la GKN de Campi Bisenzio. En el panorama de pasividad general de la clase obrera, esta es una de las fábricas de ingeniería más combativas de Italia. Casi todos los trabajadores son afiliados a la Fiom y 6 de los 7 delegados pertenecen al área de oposición interna de la Fiom CGIL, el séptimo es de la Usb. A lo largo de los años, los trabajadores de GKN han logrado rechazar algunos acuerdos peyorativos firmados por Fim, Uilm y también por Fiom.
Por último, habían luchado por la contratación de trabajadores temporales, obteniendo temporalmente resultados positivos. Han creado un colectivo de fábrica, es decir, un organismo más grande que la RSU, que la apoya y que está jugando un papel fundamental en la lucha en curso. El GKN representó una de las ahora pocas fortalezas del área opositora en la CGIL “Recuperemos todo”, una pequeña minoría, del orden del 2-3% en el último congreso de 2018.
Para intervenir en la lucha contra GKN hemos repartido 4 folletos: el primero acaba de anunciar el cierre, el 11 de julio; la segunda distribuida a la huelga general provincial proclamada por la CGIL florentina, el día 19; el tercero en el primer evento nacional, en Campi Bisenzio, el 24 de julio; el cuarto distribuido el sábado 18 de septiembre en la segunda manifestación nacional en Florencia. Insistimos en tres direcciones: a) exaltar el espíritu de lucha de los trabajadores de GKN; b) explicar la necesidad de que la unidad que han logrado construir dentro de la fábrica se extienda hacia el exterior sumándose a las luchas permanentes contra los despidos, de los ocupados y desocupados, en defensa de sus condiciones de trabajo y de vida; c) indicar qué reclamos sindicales son consistentes al respecto.
De hecho, el colectivo de fábrica GKN ha estado muy involucrado en la construcción de relaciones con otros trabajadores en lucha y grupos de trabajadores combativos, sin importar los falsos límites de categoría y siglas sindicales. Los casos más importantes fueron el apoyo brindado a los trabajadores textiles pakistaníes despedidos por la Texprint de Prato y la relación establecida con el comité de lucha "Todos a bordo!" de los ex trabajadores de Alitalia, que luchan desde hace meses contra los despidos y el empeoramiento de los contratos.
Por otro lado, es a nivel del plano reivindicativo que la combatividad de estos trabajadores se pierde en el oportunismo político sindical, terminando por desviarse del camino hacia la unidad de lucha para enredarse en la alquimia de la política reformista y parlamentaria. La demanda identificada por el Colectivo de Fábrica para unir las luchas de los trabajadores sería una "ley contra el deslocalización". Los trabajadores se engañan al creer que se puede regular el funcionamiento de la economía capitalista, que el estado burgués se puede prestar a tal función y que esto puede suceder en virtud de una fuerza política capaz de entrar al parlamento con el empuje del retorno a la lucha de clase de la calse trabajadora trabajador.
Los Ejércitos Rojos en la Revolución en Alemania: La República de Baviera
La ola revolucionaria en Baviera había llevado al pacifista pequeñoburgués Kurt Eisner a liderar el nuevo "estado libre". El 21 de febrero de 1919 fue asesinado en la calle por el joven oficial Conde Arco Valle. El 17 de marzo asumió un bochornoso gobierno formado por independientes y socialdemócratas, encabezado por Johannes Hoffmann.
A nivel internacional, la situación parecía muy favorable: se había establecido un gobierno comunista en Hungría, los consejos obreros gozaban de una posición de fuerza en Austria, los trabajadores aún no habían sido derrotados en Stuttgart y el Ruhr. Por lo tanto, había esperanzas de lograr una continuidad de las repúblicas obreras en Europa central, desde el Rin hasta Viena y Budapest.
A medida que el llamado a la revolución sonaba más fuerte, socialistas y anarquistas declararon una "República Soviética" bajo el liderazgo del pacifista Ernst Toller. El KPD, dirigido por Eugen Leviné y Max Levien, se negó a participar en esta "república pseudo-soviética" y se concentró en construir un partido pequeño pero compacto basado en células de fábrica.
El gobierno de Hoffmann, que se había replegado en Bamberg, el 13 de abril trató de reprimir a este gobierno con el llamado Golpe de Domingo de Ramos, que sin embargo fue aplastado por una huelga general y por la resistencia armada de las masas que, bajo la dirección de el Partido Comunista, derrotó a sus oponentes en combates callejeros en la Estación Central.
El KPD asumió la dirección y defensa de la dictadura del proletariado la noche del 14 de Abril.
Pero el KPD era débil en Baviera y no recibió apoyo del Centro del Partido en Berlín. La contrarrevolución en Alemania encontró así una razón "legítima" para aplastar a los trabajadores en Baviera, como lo había hecho en Berlín.
Sin embargo, tras el fracaso del golpe de Estado del Domingo de Ramos, había una gran esperanza de victoria. El gobierno comunista desmanteló a la policía y la reemplazó con una Guardia Roja formada por trabajadores armados bajo el mando de Rudolf Egelhofer, un veterano de 26 años de los motines de marineros que terminaron con la Primera Guerra Mundial.
El Ejército Rojo fue reclutado de sindicatos y de miembros del SPD, USPD y KPD. Cada recluta estaba equipado con un rifle y pagaba diez marcos al día más el alquiler de la casa. En su apogeo, la fuerza total fue de alrededor de 10.000 hombres.
Esto tuvo un efecto inmediato que diferenció notablemente a la Segunda República Soviética de la Primera, que había establecido una Guardia de Seguridad Republicana bajo el liderazgo de la pequeña burguesía, provista con solo 800 rifles: Egelhofer se aseguró de que se distribuyeran miles.
Ernst Toller, hostil a estos acontecimientos, desafió a cada paso a la dirección del Partido Comunista. Max Levien ordenó el arresto de Toller, pero fue liberado unas horas después. Este fue un gran error ya que Toller finalmente lideraría la derrota de la revolución desde adentro.
El frente de Dachau
Debido a su posición estratégica, la principal acción militar tuvo lugar alrededor de Dachau, la rica ciudad agrícola a 18 kilómetros al norte de Múnich.
El 15 de Abril, llegó a Munich la noticia de que se acercaban los Guardias Blancos. Se improvisó la defensa de la ciudad. Egelhofer dio la orden de lanzar todas las tropas disponibles en el extremo noroeste de la ciudad. El KPD movilizó a sus seguidores en la sección local y las fábricas. Los trabajadores asaltaron las aldeas de Karlsfeld y Allach y llegaron al sur de Dachau. Consiguieron una brillante victoria, a costa de ocho muertos y varios heridos.
Sin embargo, la influencia del USPD fue fuerte, tanto que el mando de la unidad del Ejército Rojo en Dachau recayó en Toller, casi como algo natural. Su primer acto fue negociar con el enemigo derrotado. Los Guardias Blancos aprovecharon así una tregua tras las desmoralizadoras derrotas del día anterior, a la espera de refuerzos del norte.
El KPD llamó a Toller para que respondiera por sus negociaciones no autorizadas con el enemigo y exigió que fuera relevado del mando de inmediato. Desafortunadamente, no pudo hacer cumplir estas demandas suyas.
Los Guardias Rojos llevaron la artillería hasta Karlsfeld aprovechando la tregua. Poco antes de su expiración, una unidad abrió fuego y la infantería roja entró en la ciudad de Dachau a lo largo de la línea ferroviaria Munich-Ingolstadt. En un momento crucial, intervinieron los trabajadores de la fábrica de municiones de Dachau.
Toller ahora se proclamó pomposamente el ganador de la Batalla de Dachau. Pero Egelhofer, Leviné y Wollenberg, comandante de infantería del Grupo de Ejércitos de Dachau, notaron sus intentos pacifistas, que lo hicieron completamente incapaz de librar una guerra civil. ¡Un Guardia Rojo comentó que Toller quería convertir al Ejército Rojo en el Ejército de Salvación! Toller respondió que no era "una revolución rusa o berlinesa sangrienta, sino una revolución bávara, hecha con amor".
Noske interviene
En Berlín, Noske estaba dispuesto a intervenir: "la ley del Reich prevalece sobre la ley del estado". Freikorps estaba siendo reclutado, listo para atacar.
El KPD planeaba romper el bloqueo en Augsburgo para acudir en ayuda de los insurgentes, pero Toller no quería moverse de Dachau, acusando a los comunistas de no entender a Baviera. Levien no pudo evitar replicar que "no existe un modelo revolucionario bávaro, la lucha proletaria es la misma en todas partes".
El fracaso de la intervención en Augusta resultó fatal. El 24 de abril se completó el despliegue del Ejército Blanco. El anillo alrededor de Munich comenzaba a cerrarse, mientras los trabajadores de la ciudad se arrullaban con la ilusión de que el peligro había pasado.
Toller y su segundo al mando, Klingelhöfer, habían convertido el liderazgo militar en un salón literario inepto. Había un personal interno y un personal ampliado. Este último incluía a todos los comandantes y miembros de los consejos de soldados, de modo que tenía más de 100 miembros. Las reuniones del Estado Mayor se prolongaban indefinidamente pero casi nunca se discutían asuntos militares.
Fue Erich Wollenbergnow quien reorganizó el Grupo del Ejército Rojo de Dachau. Creó cinco batallones más unidades de apoyo para defender un frente de 7,5 kilómetros: 800 tropas de asalto y 265 tropas de apoyo, más 140 empleados en el cuartel general local. Pero sus esfuerzos se vieron constantemente obstaculizados por el nacionalismo de batallón, el sabotaje y la inacción del USPD.
Por el momento, el frente resistió, pero la primera mañana del 26 de abril, al no poder ganar una controversia sobre la estrategia militar, Toller atacó al gobierno del KPD. Primero renunció, Luego emitió un comunicado en el que condenaba los comités de empresa y exigía que "el gobierno [del KPD] rindiera cuentas". Toller y Klingelhöfer corrieron a Munich y lograron que los comités de empresa aprobaran un voto de censura en el Comité Ejecutivo de la República Soviética. Se instaló un nuevo gobierno antibolchevique bajo el liderazgo de los Independientes, aunque los líderes militares del KPD mantuvieron su mando en el Ejército Rojo.
Toller tenía la intención de abrir negociaciones con el gobierno de Bamberg. Pero en este punto, Noske y el gobierno del Reich, dirigido por el SPD en Berlín, estaban en plena ventaja y exigieron la rendición incondicional.
Sin embargo, los grupos armados de Dachau consiguieron pequeños éxitos, a lo que Toller respondió llamándolos de vuelta a Múnich para desplegarlos contra los Guardias Rojos Comunistas, que todavía tenían el control de puntos clave de la ciudad.
Cuando saltó la noticia en el frente de la traición en todos los batallones, la ira de los Guardias Rojos creció. Se envió una delegación a Munich para dar nuevas órdenes, para defender el frente de Dachau a toda costa. Egelhofer ordenó un ataque a Schleissheim, donde los Freikorps ocuparon el aeródromo. Esto implicó un ataque del Cuarto Batallón. Fue un desastre porque se intentó avanzar por un pantano con 25 ametralladoras pesadas, que hubieran sido mejor utilizadas en posiciones defensivas. La mala disciplina provocó más reveses en el frente de Dachau.
El 30 de abril comenzó con algunas noticias alentadoras sobre el progreso en varios lugares, incluido Starnberg, al sureste de Munich. Se informó al Ejército Rojo que se produciría un ataque a Dachau a las 12:30. A las 10 horas se habían tomado medidas para reforzar el frente con ametralladoras y dos cañones. La noticia de la inminente ofensiva suscitó gran entusiasmo y los Guardias Rojos declararon que atacarían y vencerían al enemigo y que esta vez perseguirían a los Guardias Blancos hasta destruir al enemigo.
Traición otra vez
Alarmado por esta perspectiva, el USPD recurrió a una nueva traición. Klingelhöfer declaró que había recibido la orden de Egelhofer de abandonar Dachau y regresar a Munich. Los comunistas del frente de Dachau no podían creerlo. De hecho fue una trampa de los separatistas. En Munich, ni Egelhofer ni ningún otro comunista sabía nada sobre la supuesta orden, ya que Egelhofer se dirigía al frente para conducir personalmente la batalla de acuerdo con las directivas establecidas. Los independientes habían usado su nombre para llevar a cabo un golpe contrarrevolucionario.
Mientras tanto, los Guardias Blancos habían ejecutado a 20 asistentes médicos del Ejército Rojo desarmados en Starnberg y luego a ocho Guardias Rojos varados en Dachau. Cuando la noticia llegó a Munich, se aprobó una resolución que preveía la ejecución de cinco rehenes burgueses por cada Guardia Rojo muerto. La resolución nunca se implementó, con la excepción de los rehenes retenidos en la escuela secundaria Leopold, un acto que los independientes explotaron para quitarle el apoyo al KPD. Toller persuadió a los delegados del comité de empresa para que emitieran un comunicado exonerándolo a él y a los demás independientes de cualquier responsabilidad en la "acción bestial" de matar a los rehenes. Posteriormente, el partido nazi explotaría ampliamente el "Geiselmord", el asesinato de rehenes. Pero incluso entonces, los estudiantes y los matones de clase media se sintieron alentados a tomar las calles de Red Monaco. Presintiendo el pánico y la histeria que se acumulaba en la ciudad, los blancos llevaron a cabo su último plan ofensivo en todos los frentes.
En la lucha callejera que siguió, el último de los Guardias Rojos opuso una feroz resistencia frente al fuego de las ametralladoras y los lanzallamas, retirándose al juzgado y luego intentando una última resistencia en la Estación Central. Mostraron un coraje increíble, pero aún no habían aprendido a pelear una guerra urbana contra una fuerza superior
El terror blanco que siguió fue despiadado.
¿Era correcto entonces pelear? Paul Frölich escribió que después del Putsch del Domingo de Ramos “no había vuelta atrás; está el supuesto más importante: la acción victoriosa de las masas: la República Soviética se había convertido en la única alternativa; nos pusimos sin reservas a disposición de la clase obrera”.
El comercio de sistemas de armas en la escalada del conflicto interimperialista
El compañero para dar una imagen del equilibrio de poder entre los Estados, utilizó los datos sobre el comercio mundial de armas en 2020, proporcionados por la institución SIPRI en marzo pasado, y noticias de la prensa especializada. Mostró datos sobre los principales estados exportadores y sobre los compradores de estos sistemas de armas, recordando también la tendencia del gasto militar en general, al cual nos hemos referido en un trabajo anterior.
El comercio internacional de armas y sistemas armamentísticos, obviamente tiene una gran importancia estratégica, más que el petróleo, el gas o los cereales, por ejemplo. Estas armas modernas y eficientes, fortalecen la capacidad ofensiva de un estado, tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Por otro lado, quienes poseen la capacidad de producir y vender estos rubros, tienen el poder de dirigir a los compradores y extender su control en esas áreas estratégicas.
Durante la llamada “guerra fría”, los estados que salieron victoriosos de la segunda guerra mundial, habían establecido una rígida división de poderes en el control de las distintas regiones del mundo. Cada uno tenía su propia zona de influencia militar, pero también económica, dentro de la cual se facilitaban los intercambios comerciales, mientras que los externos eran más bien limitados. Esto también sucedió con el comercio de armas.
Con el final de la Guerra Fría, incluso desapareció la apariencia de que las ventas de armas respondían a elecciones políticas o ideológicas. Ya nadie plantea cuestiones ideológicas sobre el comercio de armas. Italia, Francia y Alemania, tres estados que se definen como defensores de los “derechos humanos”, compiten por vender armas al régimen militar egipcio y es una utopía pensar que vayan a renunciar a negocios multimillonarios por razones “morales”.
A menudo sucede que las armas se venden a los enemigos, incluso durante un conflicto abierto, como el actual entre Ucrania y Rusia. “L’argent fait la guerre” (“El dinero hace la guerra”).
Los estados que producen sistemas de armas son un número muy limitado, porque la industria militar además de requerir altos niveles técnicos, requiere grandes inversiones en investigación y desarrollo, además en la adquisición de materiales. Al mismo tiempo asegura enormes ganancias y un gran poder. Las inversiones para diseñar y producir estos sistemas son exorbitantes, a menudo requieren que el estado anticipe al menos una parte del capital. Esto explica la necesidad de las empresas productoras, no solo de asegurarse de que su estado compre una gran cantidad de su producción, sino también de poder venderla a otros.
Obviamente existe una fuerte relación entre los estados que más tienen gasto militar y los que exportan armas, productos y servicios para la guerra.
En los últimos 5 años, de los 140 mil millones de dólares en ventas, los 10 primeros países exportadores han ganado 127 mil millones, es decir el 90%, y los primeros 15 países el 95%. Las 5 empresas más grandes están todas en los Estados Unidos y solo entre 2015-2019 representaron el 36% de las exportaciones globales.
La producción también está muy concentrada y esta es la demostración de lo infundados que son los discursos sobre la igualdad de las naciones y sobre la "distensión" y la paz entre los estados. Un "complejo industrial militar" tiene un enorme poder financiero, económico y político y puede influir fácilmente en las decisiones de los estados, tanto en política exterior como nacional.
Estados Unidos ocupa el primer lugar entre los estados exportadores de material bélico, que en el período 2014-19 vendió el 37% de las exportaciones globales, contra el 32% del quinquenio anterior. En 2020 sus exportaciones representaron el 41% del valor global. Rusia, tradicionalmente un gran exportador de sistemas de armas, aunque mantiene el segundo lugar, en el último año exportó solo el 14% del total de la producción armamentista mundial, una fuerte caída en comparación con el 20% registrado en el quinquenio 2016-20. Se estima que sus exportaciones en valor absoluto han disminuido un 22%. En tercer lugar entre los exportadores se encuentra Francia, que participa con un 8,2% del valor total de las exportaciones. En cuarto lugar se encuentra Alemania, que ha incrementado sus exportaciones en los últimos cinco años en un 21% respecto al anterior y que hoy representa el 5,5% de las exportaciones globales.
En quinto lugar se encuentra China, que sin embargo entre el periodo 2011-2015 y 2016-2020 ha visto disminuir sus exportaciones de un 7,8%. En el periodo 2016-20 las exportaciones chinas han representado el 5,2% del total de las exportaciones armamentistas mundiales.
Las exportaciones del Reino Unido en el quinquenio 2011-2015 y el siguiente, han disminuido hasta en un 27%. Y en los últimos cinco años, Reino Unido ha representado el 3,3% de las exportaciones totales. Por otro lado, España ha incrementado significativamente sus exportaciones en los últimos tres años, ocupando así el séptimo lugar del ranking mundial de las exportaciones de armas
Es particular el caso de Israel que, en el promedio de cinco años ha incrementado sus exportaciones en un 59% respecto al quinquenio anterior, ha conquistado el octavo lugar. Corea del Sur, por su parte en los últimos cinco años, realmente ha hecho maravillas al aumentar sus exportaciones hasta en un 210%, en comparación con los cinco años anteriores, obteniendo así el 2,7% de las exportaciones mundiales y el noveno lugar del ranking. Le sigue inmediatamente Italia, que en 2020 a diferencia de lo que ha ocurrido con muchos países exportadores, ha conseguido más que duplicar sus exportaciones en comparación con el año anterior.
De esta clasificación está ausente Japón, quien también cuenta con industrias capaces de producir todo tipo de armas. Esta dificultad de Japón para entrar en el mercado de armas, es un legado de la derrota en la Segunda Guerra Mundial.
Entre los principales estados importadores, en primer lugar y desde hace muchos años se encuentra Arabia Saudita, primer cliente de la industria militar estadounidense. En segundo lugar el gigante indio, el 11% de las armas vendidas en el mundo llegan al subcontinente hindú, el 60% del potencial bélico del país es importado, un mercado de más de 13 mil millones de dólares en los últimos 5 años. Más del doble de las importaciones Chinas.
Sorprendentemente en tercer lugar se encuentra Egipto, cuyas importaciones aumentaron hasta un 136% en el quinquenio 2011-15 y 2016-20.
Es de notar el rearme emprendido por Australia, preocupada sobre todo por la creciente influencia de China en el área.
Incluso China a pesar de los resultados de su industria militar, sigue siendo un importante importador de armas (quinto lugar). Los otros son Corea del Sur (7º), Japón (12º), Gran Bretaña (14º), Israel (15º) y los propios Estados Unidos (13º).
Otro gran importador es Argelia, el mayor del continente africano, después de Egipto, que además es considerado un país de Oriente Medio.
Little Qatar gasta sumas astronómicas en armamento. Los Emiratos Árabes Unidos ocupan el noveno lugar.
Obituario
El 23 de febrero de 2022 se detuvo el corazón de nuestro querido camarada Argenis Acuña. Sus moléculas comenzarán a desintegrarse y a incorporarse al ciclo de la materia y la energía de la naturaleza. Nos dejó quien toda su vida la dedicó a las luchas de la clase obrera. Fue siempre un obrero combativo que terminó abrazando la causa histórica del proletariado y se convirtió en un inquebrantable militante comunista.
Nació y se crío en Valencia, donde vivió por mucho tiempo en el Barrio El Palotal, en el estado Carabobo, en Venezuela. En su adolescencia, como estudiante de bachillerato se incorporó a las luchas estudiantiles.
Carabobo se desarrolló desde los años 70 como la región de Venezuela con la más grande zona industrial y con importantes concentraciones de obreros. Argenis fue obrero de fábrica desde su juventud y desde el primer momento estuvo en la primera fila de la organización sindical principalmente como trabajador en empresas del ramo metalurgico. Fueron años en los que Argenis también dedicaba tiempo al teatro político en espacios públicos.
A partir de los años 80 se incorporó como trabajador tribunalicio donde fue fundador de un combativo sindicato que protagonizó importantes luchas en la década de los 80 y 90 y donde llegó a ser un dirigente nacional. Y aunque estos sindicatos perdieron su combatividad y se replegaron, él siempre se mantuvo como un referente para las luchas de los trabajadores.
Cuando pasó a la condición de trabajador jubilado, continuó impulsando la lucha por las reivindicaciones laborales. Los trabajadores que lo conocieron siempre lo tendrán como un referente de firmeza de clase y de rectitud política.
Fue un militante comunista disciplinado y siempre dispuesto a compartir sus experiencias con los demás camaradas y a promover la política revolucionaria. Un hombre sencillo, solidario y cariñoso y a la vez padre y esposo amoroso y firme y combativo contra los capitalistas y contra los sindicaleros y los dirigentes oportunistas. Supo integrar su dedicación a la lucha sindical con su militancia en el partido comunista internacional, incluso cuando los trabajadores se undieron en la división y la pasividad impuestas por los sindicatos actuales.
Como todos los trabajadores asalariados tuvo que lidiar con salarios y pensiones de hambre y una deficiente atención sanitaria. Y así le alcanzó la muerte, de manera sorpresiva, en su casa en el sector Flor Amarillo, cuando todavía tenía mucho que aportar a la lucha revolucionaria, con su lucidez intacta y siempre con la mejor disposición de ánimo para la lucha. El proletariado internacional y su partido comunista pierden a un valioso militante. Toda su energía vital retornará multiplicada por miles con la reanudación de la lucha de clases con la que el proletariado derribará los cimientos de la sociedad burguesa.