Partido Comunista Internacional

El Partido Comunista N.34 - Septiembre 2023

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actualizado  el 13 de noviembre de 2023

órgano del partido comunista internacional
Lo que distingue a nuestro partido: – la línea de Marx a Lenin a la fundación de la III Internacional y del Partido Comunista de Italia a Livorno 1921, a la lucha de la Izquierda Comunista Italiana contra la degeneración de Moscú, al rechazo de los Frentes Populares y de los bloques partisanos – la dura obra de restauración de la doctrina y del órgano revolucionario, en contacto con la clase obrera, fuera del politiqueo personal y electorero

Contenido:

Que fue en realidad el Frente Popular (V) (Le Prolétaire, números 13-14-16, 1964; números 18-19-20, 1965).  

Lenin centralista orgánico - Centralismo orgánico en Lenin, en la Izquierda y en la vida real del Partido (V): 41. “Centralismo democrático” - 42. El centralismo en la izquierda - 43. Cómo se estructura el partido según Lenin - 44. Trabajo unánime contra las escisiones - 45. ¿Cómo garantizar la disciplina? - 46. Cómo distribuir las tareas - 47. Impersonalidad y anonimato - 48. La falsa solución de las expulsiones - 49. Partido y fracciones - 50. Anticipación de la sociedad futura.

Tiroteos en USA, una patologia social y un negocio “redondo”

Por el sindicato de clase:
- Venezuela: Luchar por mejores salarios es un delito que se paga con cárcel.
- Venezuela: Trabajadores jubilados de petroleo y petroquimica luchan por fondo de pensiones.
- Huelga de trabajadores de fabricantes de automoviles en EEUU.
- El proletariado no tiene patria.





QUE FUE EN REALIDAD EL FRENTE POPULAR


(Le Prolétaire, números 13-14-16, 1964; números 18-19-20, 1965)

(primera parte)

V

Se concluye con esta parte la serie de artículos sobre el Frente Popular, en sus orígenes lejanos y en sus manifestaciones más cercanas a nosotros; y, en particular, sobre la función que tuvo en encauzar las fuerzas proletarias primero hacia el respeto a la “legalidad republicana” en Francia, luego hacia la renuncia a la acción revolucionaria en España, y finalmente hacia la matanza de la Segunda Guerra Mundial.



Tres días de insurrección - Tres años de contrarrevolución

Franco da su Golpe de Estado el 17 de julio. La indignación que acoge esta noticia entre los demócratas de todos los países esconde un hecho terrible: son los demócratas del frente popular los que han “dejado hacer” al futuro dictador. La conspiración fascista se organizó en completa tranquilidad en el seno del Estado Mayor español, casi bajo la mirada de los ministros republicanos y después de que Azaña hubiera declarado en las Cortes que «todos los peligros fascistas estaban excluidos». En realidad estos “republicanos” le habían preparado el terreno a Franco, que pudo afianzarse en aquellas regiones agrícolas que la represión de las luchas campesinas había desarmado totalmente. Que el gobierno no había tratado seriamente de obstruirlo, otro republicano, Zamora, tuvo que dejarlo claro: «La burguesía española no habría resistido a Franco sin el empuje popular». Por otra parte, estos mismos hombres, tras el desencadenamiento de la ofensiva franquista, todavía intentaron – pero en vano – negociar con el Caudillo.

El plan inicial de Franco, que consistía en desembarcar con fuerza y ​​reunir en torno suyo a todo el aparato militar del gobierno, fracasó por la respuesta fulgurante de los trabajadores, que, sobre todo en Barcelona, ​​fraternizaron con los soldados, desarmaron a la oficialidad y se hicieron dueños de la calle. En ese momento el gobierno legal se refugió en los sótanos; los guardias civiles se escondieron; el proletariado manda e inmediatamente inicia un vasto programa de expropiación, tendiente a poner bajo su control la producción, el comercio y el transporte. Desgraciadamente, todo encaminado a la realización de esta ambiciosa tarea, se olvidó de ocuparse de lo que, en toda revolución, es lo esencial: el poder estatal, la dictadura de clase. Durante esos días febriles, el Estado burgués no se destruye, sólo se puso a la expectativa. Los anarquistas y trotskistas, que dirigían a los trabajadores, ignoraron u “olvidaron” que el Estado capitalista no puede ser destruido sin poner en su lugar al Estado proletario. Los primeros, feroces adversarios de todo Estado, dejan en pie lo que ya existe, los segundos siguen la línea que ya había sido fatal para la III Internacional; la de sustituir con el gobierno obrero a la dictadura del proletariado. La tragedia de la insurrección obrera en España fue que no disponía de una organización comparable al partido bolchevique ruso.

Sin tal partido, el proletariado español sólo podría gastar en vano su heroísmo. La semana insurreccional no resultó en la victoria de la revolución. A finales de julio la CNT y el POUM dieron la orden de suspender la huelga general sin que se hubiera modificado la naturaleza del Estado. Casi de inmediato el Estado burgués, en este caso el gobierno de la Generalitat de Cataluña, retomó “naturalmente” sus funciones, apoyándose en su tradicional gendarmería. Las milicias obreras y otros organismos nacidos espontáneamente de la insurrección, fueron despojados de toda prerrogativa política y subordinados a simples apéndices del gobierno burgués: el Comité Central de las Milicias y el Comité Central de la Economía, bajo el dominio de los socialistas. A través de estos organismos controlados por las fuerzas políticas adquiridas a la burguesía, el Estado capitalista, después de unos días de vacaciones, volvió a ponerse en marcha. La revolución española había terminado, la Guerra Española estaba por comenzar.

La mayor preocupación del gobierno republicano fue encauzar la combatividad obrera hacia operaciones puramente militares. Era la forma más segura de sofocar cualquier ambición revolucionaria. La consigna de “la guerra ante todo” implicaba en realidad la unidad de las clases dentro del campo republicano, el sometimiento absoluto de las organizaciones obreras a la autoridad del gobierno y la liquidación de cualquier ataque a la propiedad capitalista, tanto en la ciudad como en el campo. Esta última medida, además, será fatal para los republicanos. Frente a una lucha masiva del campesinado español, Franco habría sido impotente: el ejemplo de la revolución de octubre prueba que, en países esencialmente agrícolas, es la actitud de los campesinos la que decide el destino de las armas. Al confiscar a los campesinos españoles las tierras que habían robado a los terratenientes, el gobierno republicano los rechazó en el campo de Franco o, al menos, los desvinculó de una lucha que ya no les podía dar nada. Un conflicto de este tipo no se gana en el terreno militar, sino en el social, levantando a todos los desposeídos contra el adversario y armando sus millones de brezos.

Pero la línea del Frente Popular no era revolucionaria, era democrático-burguesa; no fue obra de una dictadura del proletariado, sino una coalición híbrida de oportunistas, pequeñoburgueses y burgueses; no invocó a la reconstitución de un frente internacional de clase contra todo el capitalismo, sino que especuló sobre alianzas en la realización de la futura guerra imperialista. Así, envió al frente a los contingentes más combativos, prometió a la pequeña burguesía la devolución de sus propiedades, sustituyó las consignas de clase por consignas patrióticas y creó una situación que el capitalismo internacional supo explotar a fondo.

En un primer momento, con la ayuda militar de Mussolini y Hitler, lograron juntos multiplicar por diez el potencial ofensivo del fascismo español y obligar al ala revolucionaria del Frente Popular a “disciplinarse”, es decir, a sacrificar a la guerra todas las posiciones conquistadas por los trabajadores: fue el momento en el que las “grandes democracias” decidieron no intervenir. Posteriormente el propio capitalismo pudo, mediante la presión rusa y la acción política de las brigadas internacionales, decapitar, dentro del campo republicano, todo lo que quedaba de voluntad revolucionaria. El estalinismo se convirtió aquí en el instrumento más eficaz de la conservación capitalista, no sólo en España, donde trabajaba esencialmente para aumentar día a día las prerrogativas del estado burgués, sino también en otros países europeos, especialmente en Francia, donde “la solidaridad” que preconizaba era no una solidaridad de clase consistente en luchar contra su propia burguesía, sólo un medio para practicar el internacionalismo en el marco nacional, sino una solidaridad nacionalista, que pedía “aviones para España” en el espíritu de una guerra contra Hitler.

En ese momento, en cambio, agonizaba, era abatido, era asesinado, todo lo que pudiera recordar la tradición del octubre ruso. Mientras ciertos elementos de las brigadas internacionales en España se dedican a la represión policial contra el POUM o la CNT; mientras que Blum en Francia iba a la contraofensiva y decretaba la “pausa”; mientras a la URSS se le pagada por adelantado y en oro macizo conseguía por su tímida ayuda a los republicanos, se desarrolla la macabra comedia de los “juicios de Moscú”. En vísperas de incorporarse a una u otra de las actuales coaliciones imperialistas, la URSS ofrecía las cabezas de los últimos camaradas de Lenin como garantía a la burguesía internacional. Este magnicidio permitío desacreditar a los trotskistas ante los trabajadores de todo el mundo y, en España, proceder sin dificultad a su eliminación física.

En España, en efecto, el antifascismo ya no se preocupaba, en ese momento, de ocultar su rostro contrarrevolucionario. Desde hace meses el gobierno del Frente Popular, firmemente encuadrado por los “comunistas” implantados tras los acuerdos de ayuda militar concluidos en Moscú, se esfuerzaba por recuperar para los trabajadores todo lo conquistado con una encarnizada lucha un año antes, y, en particular, la gestión de las empresas expropiadas. En marzo de 1937, en Barcelona, ​​el fideicomiso de Sofina fue devuelto a su junta directiva capitalista. En la misma ciudad, en Mayo, el “comunista” Salas, “comisario de orden pubblico” intentó, con sus guardias de asalto, apoderarse de la central telefónica en manos de la CNT. Esa era la señal de una huelga general, por otra parte espontánea, porque ni la CNT, ni el POUM habían dado la orden. La represión resultante ofreció a los hombres de Stalin el derecho para una “purga” largamente medita: el trotskista Andreas Nin fue secuestrado y asesinado por “elementos irregulares”; el anarquista Berneri fue detenido y ejecutado en las instalaciones de la policía de Barcelona. La vergonzosa campaña orquestada en torno a los juicios de Moscú dejó claro quién era el inspirador de estos crímenes. CNT y POUM protestaron, pero no rompieron con el gobierno, demostrando así hasta qué punto habían caído las últimas organizaciones referentes a la tradición revolucionaria. Para vender su ayuda a los republicanos, la URSS había exigido la sustitución de Caballero por Negrín. Este último, dócil, ilegalizaó inmediatamente al POUM e intentó, sin éxito, montar un “juicio” de ese tipo en Moscú contra él. Este mismo gobierno enmascaraba el cansancio y el descontento de las masas lanzando la consigna de “resistencia hasta el final”. En realidad, abandonará Madrid, Valencia, luego Barcelona ​​y será el final. Parte de la triste cohorte de refugiados y soldados republicanos cruzaron la frontera, donde, al otro lado de los Pirineos, el camarada demócrata Blum los encerraró en campos de concentración.

Si la Guerra de España puso al descubierto el verdadero papel de los gobiernos del Frente Popular como servidores de la reacción, fue igualmente fatal para las facciones de extrema izquierda que estos gobiernos habían apoyado. El anarquismo, que siempre había visto con horror la mera idea de un Estado proletario, se desacreditó enviando a sus representantes a desempeñar el papel de ministros en un gobierno burgués, el POUM que, siguiendo a Trotsky, apuntaba a la posibilidad de una intervención revolucionaria del proletariado explotando el antagonismo democracia-fascismo, tuvo que presenciar no sólo el asesinato de la revolución española, sino también el reforzamiento de la impostura estalinista y la difamación del viejo camarada de Lenin, quien, dos años después, un verdugo pagado por la NKVD rusa, tuvo que abatir con un golpe de piqueta en México.

Nuestra corriente, en la vía de la Izquierda Comunista Italiana, trasó, desde entonces, toda la lección de los acontecimientos españoles: fascismo y democracia no son dos caminos opuestos de la dominación del capital, sino dos actitudes políticas diferentes de una misma clase, dependiendo de si está o no amenazada por la revolución. Por lo tanto, el proletariado no debe “optar” por una u otra de estas formas, sino destruirlas a ambas. Hoy, además, el contenido del fascismo ha sido adoptado por todos los estados del mundo después de la Segunda Guerra Mundial: ¡a pesar de la victoria de las democracias!


De la derrota del proletariado español a la segunda guerra imperialista

La guerra de 1939-45 fue la última etapa en la descomposición oportunista del “comunismo” de Moscú. Así concluye el ciclo histórico que hemos resumido a lo largo de estos artículos y que, a partir de los errores tácticos de la Tercera Internacional, terminará con el Frente Popular en colaboración de clase con los partidos y gobiernos burgueses.

A los ojos de los futuros historiadores – si no aún de los contemporáneos, siempre engañados por la impostura del “socialismo” ruso-, el segundo conflicto mundial marcará el umbral inevitable que, una vez atravesado por los renegados del Kremlin y sus serviles acólitos de otros países, les impedirá toda posibilidad de retorno a lo que había sido su función política original. Después de la guerra habrá desaparecido la III Internacional, los P.C. se habrán convertido en partidos nacionales, democráticos y constitucionales; mientras que el “socialismo en un solo país” de Stalin irá revelando gradualmente su verdadero contenido económico y social, el de un capitalismo al que se dirigen los esfuerzos sobrehumanos del proletariado ruso, el desmantelamiento del Reich de Hitler con participación soviética en la curaduría imperialista y la regresión de la capital anglosajona del centro de Europa, le permitirá ocupar su lugar entre los grandes estados que dominan y explotan al mundo. Mientras el proletariado español agonizaba, importantes acontecimientos internacionales habían preparado el camino para la Segunda Guerra Mundial. En marzo de 1938, Hitler se había anexionado Austria; en septiembre, sus tropas ocuparon la región de los Sudetes de Checoslovaquia. Las negociaciones de última hora postergaron la prueba de fuerza frente a la cual aún retrocedían los “demócratas”. En agosto del año siguiente, mientras las negociaciones militares entre Francia y la URSS se prolongaban durante mucho tiempo, Moscú las rompió brutalmente y firmó con Alemania el pacto de no agresión que iba a desatar las divisiones blindadas de Hitler en la llanura polaca. Era el debut de la segunda guerra imperialista mundial.

Ya hemos visto que la diplomacia rusa, después de que el poder de los soviets había renunciado definitivamente a la revolución comunista europea, había adoptado una estrategia social de doble fondo. Por un lado, los P.C. de Occidente se esforzaban por reconciliar a las clases medias prometiéndoles un “socialismo” sin derramamiento de sangre; por el otro, alimentaron la esperanza del proletariado de un futuro asalto revolucionario al poder burgués. A su clientela electoral, el P.C. francés, en particular, declaró que el fortalecimiento de la defensa nacional permitiría neutralizar la “locura homicida” de Hitler. A los cuadros y militantes del partido, en cambio, les explicó que, para salvar la “patria socialista” rusa, esa misma “locura” tenía que ser desviada hacia Occidente, y que, en última instancia, el comunismo no podía salir del conflicto que estallaría, como único vencedor.

Era una doble mentira. Ninguna “defensa nacional” puede impedir la guerra: ésta no es el resultado de la “locura guerrera” de un matón, sino de la acumulación de capital. En cuanto a la esperanza de una revolución después de la guerra imperialista, era imposible en la misma medida en que quienes la prometían se colocaban en el terreno del chovinismo y no en el del internacionalismo. Por otro lado, esta falsa promesa tuvo su negación más sensacional cuando, después de la Liberación, los comunistas degenerados pidieron a los trabajadores que renunciaran a sus reivindicaciones inmediatas para hacer de Francia (o en otra forma de Italia) una “gran nación”. Una vez que se ha desertado del internacionalismo, no hay retorno. Fue así como los P.C. se convirtieron en patriotas en nombre de los intereses nacionales rusos; pero aquí estaban condenados a seguir siéndolo incluso después de que los conflictos y cismas dentro del “bloque socialista” hicieron añicos el monopolio estalinista. Mejor aún, se han vuelto aún más, ya que cada P.C. construye su propia y exclusiva vía al socialismo...

No es necesario detenerse aquí en los delirios patrióticos del P.C. Francés en la época del pacto ruso-alemán. Que en 1939 resultó inviable un acuerdo entre los gobiernos de Moscú y París; que uno quería descargar el primer choque militar sobre el otro; que la burguesía francesa hubiera soñado con obtener el apoyo de las divisiones rusas sin otorgarle a Stalin las contrapartes territoriales que exigía, todo esto importa poco. Era uno de esos regateos en los que engañar al compañero es la regla del juego, y dejamos a los herederos políticos de Thorez demostrar que su interés nacional, según Stalin, era el interés nacional “mejor entendido”. Lo que nos importa, en esta política, es que el proletariado fue sacrificado allí a los intereses nacionales y, por lo tanto, capitalistas, independientemente de si se trataba de los intereses nacionales de Rusia, Francia o de ambos.

Por otra parte, el pacto ruso-alemán que en su momento conmocionó tanto a los filisteos (incluidos los del P.C.F., entre los que causó tanto revuelo) fue sólo un interludio que pronto fue olvidado. Cuando Rusia fue a su vez invadida por Hitler, los “comunistas” pudieron rivalizar libremente en chovinismo con los socialistas renegados de la otra gran unión sagrada. Que pagaron en gran parte en persona, no lo discutimos; lo único que les negamos formalmente es que su participación en la Resistencia fuera compatible con la doctrina y el programa definido por Lenin y la Tercera Internacional. Fue con el Frente Popular que renunciaron totalmente al comunismo: después de la guerra, no quedaba nada en su partido: la voluntad de derrocar al capitalismo había dado paso al culto a sus constituciones; la revuelta de clases había sido reemplazada por el “progreso social”.

* * *

Este es el principal resultado de un período que se ha llamado “Frente Popular” pero que en realidad se llama Derrota internacional del proletariado. Esta derrota al menos abrumó en su vergüenza a la camarilla de oportunistas, contra la que luchamos desesperadamente hace cuarenta años cuando, que, tomando como pretexto un reflujo momentáneo de la lucha social, liquidaron efectivamente todo el programa histórico del proletariado. ¡Que lloren su “edad de oro” de 1936! Por fortuna, la virginidad de un partido proletario no sirve más que una vez. Mañana ya no será posible encantar a los obreros con tan nefastas “victorias”: cuando el proletariado sea sacudido de su letargo, será para volver a conectar directamente con la tradición de Lenin y los bolcheviques. El octubre degenerativo de 1917 concedió al capitalismo una postergación demasiado larga de la sentencia. Pero su condena es inexorable, porque se identifica con la rebelión de una clase que puede ser derrotada o engañada, pero cuyas reservas de energía revolucionaria nunca se agotan.







LENIN CENTRALISTA ORGÁNICO
EL CENTRALISMO ORGÁNICO EN LENIN, EN LA IZQUIERDA Y EN LA VIDA REAL DEL PARTIDO

(IV)

 







Tiroteos en USA, una patologia social y negocio “redondo”

Los crónicos hechos de violencia armada que comúnmente ocurren en los Estados Unidos, actos, que se podrían definir como expresión de una patología social más del Capitalismo, sólo muestran parte de las características intrínsecas de este sistema mercantil de producción. Abordaremos este tema analizando aquí dos rasgos importantes como el económico y el social.

La producción armamentista es una más de las actividades económicas en la sociedad dividida en clases sociales. Como debemos saber, el renglón armamentista es un complemento muy importante para el ejercicio del poder en el Estado de la clase dominante, que en nuestra época es la Burguesía. Son los instrumentos con los que en última instancia se ejerce la violencia cinética del Estado, cuando son accionadas contra los explotados, además de ejercer una violencia potencial cuando sólo están en manos de los cuerpos policiales y militares.

En la historia humana de las sociedades pasadas con división de clases, la clase dominante de turno, siempre se reservó el dominio y control de estas “herramientas” de poder. Pero en el desarrollo del capitalismo, en su etapa imperialista, con su gigantesca producción y comercialización, el beneficio del monopolio armamentístico para la represión, ha sido opacado por el beneficio económico de la industria que ya no solo atiende los requerimientos de los Estados sino también de paramilitares y de particulares.

En los Estados Unidos se calcula que existen alrededor de 393 millones de armas de fuego individuales, ofertadas a la población civil (“Expansión”, prensa española Web 26-05-2022), sin contabilizar las que obviamente deben existir en el “mercado negro”. Y todo esto en época de “paz” y en plena democracia, es el país con más armas de fuego personales en el mundo, existen más armas que habitantes. El segundo país con la reserva de armas de fuego personales en el mundo es Yemen con 52,8 armas por cada 100 ciudadanos, con una población de 34.449.000 habitantes, en el análisis de este país hay que considerar que lleva ocho años en una guerra civil, por lo tanto la cantidad de armas entre civiles es circunstancial. Mientras que en Estados Unidos con una población de 340 millones, 4,5 % de la población mundial, por cada 100 ciudadanos existen 120,5 armas, más unidades ofertadas que compradores potenciales. Se estima que el 48% del arsenal civil mundial, unos 650 millones de armas, se encuentra en USA (CNN 29-06-2023 Web).

De acuerdo a la empresa de estudios de mercados IBIS World 31-01-2023, esta economía armamentista obtuvo 20.500 millones de dólares en el año 2022. En los Estados Unidos se vendieron 18 millones de armas de fuego individuales en el año 2021, a pesar de la cifra la cantidad fue menor a la del 2020, cuando hubo un record con 23 millones de armas vendidas. Un 65% más que antes de la pandemia y la tendencia viene en aumento. Con estas “buenas” cifras financieras, las empresas estadounidenses de armas y municiones, se han convertido en las más potentes del mundo en esta área industrial. Ya en el año 2019 doce de ellas figuraban entre las 25 más grandes del sector. Acumulando un 61% de las ventas de ese top-25 (Revista “Mercado”, 26-06-22 Web). Los ingresos por la fabricación de armas y municiones crecieron a una tasa compuesta anual, del 5,6 % hasta los 21.000 millones de dólares en los últimos cinco años. Aunado a esto el tamaño del mercado de la industria de fabricación de armas y municiones en los EE.UU., ha crecido un 4,7 % anual en promedio entre los años 2017 y 2022 (IBIS World 31-01-2023 Web).

A esta rama industrial de Estados Unidos la integran 649 empresas, las cuales en el último año, hasta el 31-01-2023, han mantenido su crecimiento con un 1,2 %. Con respecto a la comercialización en su área, en un índice interanual desde 2018 al 2023, han mostrado un crecimiento de 0,8 %. Este sector emplea para el año 2023 a 46.648 trabajadores y en este mismo espacio interanual, su empleo creció 1,6 % (misma fuente citada).

Como se observa este sector industrial se ha convertido en una de las “joyas de la corona” en la economía estadounidense. Y su garantía económica, que augura un futuro muy estable, la podemos ver en el siguiente párrafo de un informe económico: “El crecimiento en el gasto de las agencias gubernamentales estatales y locales (EEUU) generalmente coincide con una mayor financiación para la aplicación de la ley. Cuando aumenta la financiación de las fuerzas del orden, las compras de armas y municiones suelen seguir y crecer también. Se espera que la inversión de los gobiernos locales y estatales aumente en 2023, lo que representa una oportunidad potencial para la industria.” (IBIS World 31-01-2023 Web).

Según ese informe las perspectivas financieras siguen siendo positivas para el macabro negocio armamentista de los capitalistas. Quienes podrán seguir abasteciendo de material bélico la informal “guerra intestina” de la sociedad estadounidense.

La conocida tradición armamentista en los Estados Unidos, gracias también a la Constitución Nacional, con su polivalente “Segunda Enmienda Constitucional” (S.E.C.), ha ocasionado que alrededor del 46% de los hogares de este país, posean por lo menos un arma de fuego (Centro de Investigación Pew 26-08-23, Web). Esta enmienda constitucional ha contribuido casualmente en brindar más recurso legal a la Burguesía estadounidense en la Democracia, para ejercer mejor el dominio de clase. El subterfugio de la “Segunda Enmienda Constitucional”, que supuestamente permite la posesión de armas por “igual” a “todos” los civiles (quienes tengan la capacidad económica de comprarlas), así como su organización en “milicias armadas”, ha sido hábilmente aprovechado tanto en el pasado como ahora por parte de la Burguesía estadounidense.

A comienzos del siglo XVIII los enfrentamientos de clase y raciales entre la población negra, esclava y libre, contra los burgueses esclavistas, agudizaba fuertemente las contradicciones sociales, tanto que en el año 1831 se produjo una revuelta armada de esclavos, en la ciudad de Jerusalen, Estado de Virginia. Dirigida por el líder de color Nat Turner’s, la cual fue aplastada a sangre y fuego antes que se extendiera. Hecho que le mostró a la Burguesía estadounidense, la debilidad represiva de su Estado ante situaciones sociales como esta. Consecuencias, en ese momento, de la escases de cuerpos represivos estatales para esta labor, en aquellos extensos territorios para esa época. Carencias que eran suplidas por cuerpos armados y administrados por la Burguesía esclavista, como por ejemplo las “patrullas de esclavos”. Las cuales oficialmente fueron cada vez más toleradas. Esta decisión del Estado obviamente se apoyó en la “Segunda Enmienda Constitucional”, para mejorar o crear cuerpos armados de civiles, en el control, persecución y represión de la población de color fundamentalmente, o por lo menos para apaciguarla (Documental Web: “Una Nación Armada” DW 29-06-2023). Medidas que contribuyeron fuertemente a estabilizar la explotación capitalista en las regiones con gran mano de obra de color, libre y esclava.

Además de que la S.E.C. ha servido para apuntalar el mercado armamentista, también ha sido la justificación ideológica para que en el “caldo” social de la sociedad mercantil capitalista estadounidense, los diferentes sectores sociales que la componen, se mantengan divididos en sus alternativas idealistas o reaccionarias, que ven en el armamentismo, la “solución” a las muchas contradicciones socioeconómicas o personales. Así, tenemos a la Asociación Nacional del Rifle (N.A.R. según sus siglas en ingles), la más antigua, fundada en 1871, pero con otras motivaciones inicialmente, que en 1934 y 1968 consiguió oficialmente regulaciones legales, que permitían más ampliamente el acceso de los civiles a las armas de fuego. En el papel, su principal objetivo es promover la libertad para la tenencia de armas de fuego entre civiles, a partir de una fanática defensa de la S.E.C. Esta asociación es la más virulenta y poderosa en el tema armamentista de los Estados Unidos. Y su relación con el parlamento y los gobiernos de USA es de vieja data, tanto que su lobby a nivel político es una de sus prácticas más habituales y con gran éxito. Sobre todo cuando otorga donaciones financieras en las campañas electorales. Según el “Centro para una Política Responsable” (C.R.P. siglas en inglés), la N.A.R. contribuyó con 19,7 millones de dólares para la oposición contra la candidata del Partido Demócrata, en la campaña presidencial de 1916 (BBC News Mundo 25-05-2022 Web).

También existe la “Asociación de Rifles y Pistolas del Estado de Nueva York, Inc” (N.Y.S.R.P.A. siglas en ingles). Que sólo funciona en New York y está muy relacionada con la N.R.A.

Además ha sido creada la “Asociación Nacional Afroamericana de Armas” (N.A.A.G.A. siglas en ingles). Fundada en 1915 y la cual está integrada por miembros de etnia de “color”. Es un “contrapeso” a las asociaciones tradicionales y como respuesta a los muchos asesinatos descarados contra individuos “afroamericanos”. Uno de sus objetivos es “armar a la mayor cantidad posible de afroamericanos”. Además de estas existen muchas otras.

Como se observa, la S.E.C. sólo puede servir para esto también, fomentar la creación de reaccionarios “archipiélagos sociales”, dentro de los individuos que forman la misma clase social y a quienes históricamente los unen los mismos intereses de clase. Hecho que le hace un gran daño a la unificación, organización y lucha de la clase trabajadora por sus intereses. Los comunistas estamos claros que el legalismo burgués como el de la S.E.C. o cualquier otro, nunca dará una alternativa, respecto a la autoprotección del proletario mediante su armamento, o que pueda contribuir legalmente en la defensa de milicias armadas para el apoyo a la huelga general de los trabajadores, esa tarea la hará la misma clase obrera. Si acaso servirá para rendir culto al fetichismo por el arma de fuego, que muestran unos tantos en su frívolo fervor armamentista. Pero de lo que si podemos estar seguros es que ha servido para blindar mejor el Estado Democrático Burgués de Estados Unidos.

La “tara social” del armamentismo en la sociedad estadounidense, también es consecuencia del sometimiento que la Burguesía armamentista ha tejido desde el terreno político, gracias al manejo que ha hecho respecto a la relación de las armas con la S.E.C. Que se ha mantenido por ausencia de una dirección más clasista o combativa dentro de las acciones de la población. Esta situación ha creado diferencias entre los estadounidenses con respecto al control o no de las armas de fuego, diferencias que no salen de un plano democrático. Aunque se han realizado iniciativas de protestas de bastante envergadura, coordinadas a nivel nacional, como fueron las del 2022 a favor del control de armas, con 450 actos de protesta en muchas ciudades de USA en el fin de semana del 12-06-2022, acciones impulsadas por “Marcha Por Nuestras Vidas”, grupo fundado en 2018 como secuela de unos tiroteos. Otras acciones discretas de protestas ocurrieron en San Isidro, ciudad fronteriza entre México y Estados Unidos 1982. Llamada la Masacre del McDonald, con 21 muertos. Los deudos hicieron una protesta pública.

Las iniciativas legales para implementar controles nunca han prosperado, debido a que la Segunda Enmienda Constitucional siempre priva negativamente, al momento de las decisiones jurídicas en el apoyo a cualquier recurso legal por el control de armas. La alternativa leguleya para cualquier creyente de la legalidad democrática, sería un cambio en la Constitución Nacional para eliminar o reformar la S.E.C., pero la aprobación de un recurso legal así, dependería de acuerdos entre las fuerzas políticas burguesas en el parlamento estadounidense, principalmente Demócratas y Republicanos, estos últimos históricamente identificados más con el armamentismo. En USA los cambios en la Constitución Nacional no se pueden realizar por iniciativa de los electores, sino por decisiones de los miembros del parlamento, acuerdos que deben sumar dos tercios de los miembros de ambas Cámaras, o también por una Convención Nacional de las Legislaturas estadales, donde por lo menos dos tercios del total acepte una modificación constitucional. Así, la Burguesía armamentista tiene asegurada “la gallina de los huevos de oro”. Pues, por todos estos millonarios capitales que hay de por medio, un acuerdo parlamentario por el desarme sería muy difícil. La Democracia con su estamento leguleyo sólo puede servir para resguardar la ganancia de los Capitalistas.

Así, las matanzas en esta sociedad continúan y se hacen rutinarias, como si fueran un daño colateral para poder vivir el etéreo “sueño americano”, que sólo vive la Burguesía.

En las escandalosas condenas de los personeros políticos y sociales contra cada nueva barbarie de estas, en declaraciones, ruedas de prensa, medios de comunicación, etc., ninguno pone en tela de juicio el orden mercantil capitalista y democrático de la sociedad, a pesar que los más objetivos de estos análisis llegan a la conclusión que la causa es socio-económica. Para ellos es “tabú” cuestionar el “orden”. Por eso siempre caen en banales especulaciones “mecanicistas”, buscando una “fórmula” original para aplicarla a esta patología social, sin tocar el quid de la causa.

Hasta la fecha actual el record por muertes a causa de armas de fuego en Estados Unidos es de 45.122 víctimas en el año 2021, año de pandemia. En estas cifras están recogidos casos de: Tiroteos, suicidios, homicidios, involuntarios, otros. En este año se espera un nuevo record en el número de víctimas por armas de fuego, pues para este 13 de septiembre pasado, ya habían ocurrido 499 tiroteos, cifra muy alta para esta fecha, en comparación con otros años en el mismo periodo (Gun Violence Archive).

La creencia que las armas de fuego proporcionan seguridad, es una idea que se ha “incrustado” en el inconsciente colectivo de la sociedad, especialmente en el área urbana de la población estadounidense. Pero es un pensamiento muy ingenuo, pues las armas de fuego, por ejemplo, no pueden disipar los innumerables decesos que ocurren en U.S.A. por sobre dosis de drogas, que en 2021 fue de por lo menos 106.000 víctimas, (Centro para Control y Prevención de Enfermedades C.D.C. siglas en ingles). Cifras que hacen palidecer las producidas por armas de fuego en ese mismo año. La acción por armarse es la reacción instintiva del rebaño a lo inseguro, a la desesperanza, el miedo a tiempos inciertos, conductas sociales que imperan comúnmente en nuestra contemporánea sociedad mercantil capitalista, de un futuro irremediablemente fatalista. Es la vida de la sociedad dividida en clases sociales, pero integradas por individuos de la misma especie. Hecho consecuencia de la rotura orgánica entre los individuos, que una vez ocurrió en los albores de la humanidad. Y ahora a los comunistas contemporáneos, les corresponde recomponer ese pasado truncado de la sociedad humana. «2- El Comunismo no rechaza la hipótesis de una sociedad feliz desde sus orígenes, presentada por el idealismo y la religión como un paraíso terrestre y una edad de oro, porque este tipo de comunismo realza la idea de una humanidad capaz de realizar la felicidad, destruida por la aparición de las clases sociales con un aumento de los conflictos, que dialécticamente han llevado hasta la sociedad capitalista, detrás de la cual, solamente la hipótesis del Comunismo integral puede permitir la emancipación de las clases oprimidas» (“El Comunismo: un anhelo y una necesidad”, un texto de nuestra corriente). Trayendo como consecuencia un mundo sin contradicciones sociales, una vida en especie.

Esa emancipación es nuestro trabajo hoy en día, transformar la sociedad mediante la Revolución Comunista, con la acción y la organización de la clase trabajadora, dirigida por el Partido Comunista Internacional, el órgano donde se recoge el pasado, presente y futuro del proletariado. Único ente histórico donde recae el destino de la especie humana, en esta etapa planetaria.









Por el sindicato de clase


VENEZUELA: luchar por mejores salarios es un delito que se paga con carcel

El mes de agosto inició con la noticia de la sentencia a 16 años de prisión contra 6 dirigentes políticos sindicales, uno de ellos vinculado a los trabajadores tribunalicios, bajo cargos de conspiración terrorista. Fueron detenidos entre el 4 y el 7 de julio de 2022 y fueron condenados sin pruebas y basados en un testimonio de alguien que nunca se presentó a declarar. La sentencia ni siquiera está al acceso del público o de sus abogados defensores. Los antecedentes de estos activistas, reconocidos por sus defensores, están asociados a su participación en protestas de calle por la exigencia de aumento salarial y a su vinculación con uno de los partidos políticos que hace oposición electoral al gobierno.

La acción tomada por el poder burgués venezolano ocurre luego de una larga lista de casos de encarcelamientos de dirigentes obreros, muchos de los cuales fueron secuestrados en las cárceles por meses y años, sin haber sentencia de algún tribunal o, peor aún, pese a que se habían emitido boletas de excarcelación. Así mismo, es larga la lista de trabajadores con expedientes abiertos ante la Fiscalía o bajo el régimen de “libertad bajo presentación”, siempre calificando las acciones de lucha por aumento salarial y mejoras laborales como delitos tipificados en el Código Penal, en la Ley Contra el Terrorismo y en la Ley Contra el Odio. Apenas mes y medio antes el aparato judicial y policial burgués detuvo a 2 dirigentes obreros de SIDOR (Siderúrgica del Orinoco) y a 22 obreros más que paralizaron una de sus Plantas. Los 2 sindicalistas siguen presos y los 22 trabajadores fueron liberados en su momento, pero sometidos a un conjunto de condiciones que impedirían que se incorporen a nuevas protestas, so pena de ir a dar a la cárcel.

La sentencia de 16 años de prisión es un claro mensaje a la masa trabajadora de SIDOR y a los trabajadores en general, para que no retomen sus protestas y sus acciones huelgarias por la exigencia de aumento salarial. Inteligentemente el gobierno aplicó la sentencia a activistas poco conectados con empresas o instituciones donde la masa trabajadora se encuentre movilizada y en un contexto de total entrega de las centrales sindicales a la defensa de los intereses de los enemigos de clase de los trabajadores.

Muy pocos sectores del movimiento sindical han rechazado esta sentencia y la cadena de acciones represivas contra la clase obrera en lucha. Algunos movimientos que han manifestado su rechazo, realmente no están a favor de las luchas de los trabajadores, sino que simplemente aprovechan la oportunidad de atacar al gobierno en el marco de la campaña por las venideras elecciones presidenciales.

De esta manera, si bien el año 2023 en Venezuela inició con importantes protestas de los trabajadores de la educación exigiendo aumento salarial y las paralizaciones de trabajadores siderúrgicos, el Estado burgués enfrenta estas embrionarias expresiones de la lucha de clases, ya no solo con la alienante campaña electoral presidencial, sino con el expediente de la represión y especialmente con el terrorismo del Estado Burgués contra la clase obrera. Los trabajadores han venido mostrando una disposición de luchar por sus reivindicaciones incluso pasando por encima de la actitud traidora, divisionista y desorganizadora de la dirigencia de las diferentes centrales y federaciones sindicales; y el Estado burgués está tomando sus previsiones y, claro que al hacerlo, pone al descubierto el verdadero rostro de la democracia: la dictadura de clase de la burguesía.

Con centrales y federaciones sindicales inservibles para la lucha reivindicativa, los trabajadores venezolanos tendrán que encontrar la manera de acumular fuerzas en torno a un Frente Único Sindical de Clase, desligados de todo parlamentarismo y nacionalismo, y enfocado en la exigencia de aumento general de salarios, pensiones y jubilaciones, rescatando la huelga, indefinida y sin servicios mínimos, como su principal forma de lucha.


VENEZUELA: trabajadores jubilados de petroleo y petroquimica luchan por fondo de pensiones

Los trabajadores jubilados de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y Petroquímica de Venezuela (PEQUIVEN) tienen años luchando con la exigencia del pago de los intereses (9,5% anual) de 2.707 millones de dólares del Fondo de Pensión, que les debe PDVSA luego de haber usado sus haberes para inversiones y gastos empresariales y para alimentar la corrupción. Actualmente los jubilados exigen que estos intereses se les paguen a razón de un monto de 600 dólares mensuales.

Durante los años 2019 y 2020 se efectuaron protestas llamadas BASTONAZOS en la sede de PDVSA en Caracas, así como en las regiones, con lo cual los jubilados lograron algunos acuerdos de mejora. Pero se mantuvieron los pagos por montos miserables.

Hasta el mes de agosto PDVSA ha cancelado a los jubilados petroleros y petroquímicos el equivalente a 180 dólares mensuales por el pago de esta deuda.

La Asociación de Jubilados de la Industria Petrolera y Petroquímica (AJIP) ha caído en la trampa de las reuniones llenas de análisis y tecnicismos, y el patrón los ha manipulado con promesas demagógicas que no ha cumplido y que han mantenido a los jubilados pasivos. Un pequeño grupo de jubilados inició una huelga de hambre el 12 de septiembre, frente a la sede principal de PDVSA en Caracas. El día 13 en la tarde fueron convocados a una reunión con representantes de PDVSA y con presencia de representantes de fuerzas militares y policiales (con lo cual el Estado burgués enseñó sus colmillos represivos) y a la salida de la reunión se desactivó la huelga de hambre y solo lograron el compromiso de una reunión con el patrón para el 25 de septiembre. De nuevo la demagogia del patrón (con el respaldo de los órganos de represión) llevó a los trabajadores a desactivar la protesta. Aunque la huelga de hambre no es una forma de lucha recomendable, la acción permitió romper con la pasividad que domina los reclamos de los jubilados. El 25 de septiembre la representación de PDVSA manifestó su negativa total ante las exigencias de AJIP, aduciendo que no cuentan con los recursos financieros.

Todo esto incrementó el descontento se ha ido acumulando y en AJIP se retomó la discusión sobre las acciones de protesta a ejecutar para presionar al patrón (PDVSA y PEQUIVEN) y al gobierno, planteándose concentraciones de protesta en la sede de PDVSA en Caracas y protestas regionales. Por supuesto que a la Directiva de AJIP le cuesta asumir el llamado a la movilización y solo lo hará empujada por la negativa del patrón y por la presión de la base del movimiento.

Los sindicatos que agrupan a los trabajadores petroleros y petroquímicos no han brindado apoyo a las exigencias de AJIP y son peones del patrón.

Los trabajadores deberán romper con las ilusiones alimentadas por la demagogia del presidente de PDVSA y del gobierno y prepararse para una dura lucha y muchas jornadas de agitación y denuncia, exigiendo:
     - Aumento general y significativo de salarios, pensiones y jubilaciones.
     - Conversión de todos los bonos en salario.
     - Pago de la Deuda del Fondo de Pensiones, que tiene PDVSA con los trabajadores petroleros y petroquímicos jubilados.

Para esto será importante impulsar la unidad con todos los trabajadores jubilados y activos del país, constituir un Frente Único Sindical de Clase y promover una gran Huelga General, que obligue al gobierno y a los patronos a aceptar los reclamos obreros. Y toda esta lucha deberá desarrollarse apartada de la campaña de las elecciones presidenciales y toda la demagogia y el engaño que las caracteriza.


Huelga de trabajadores de fabricantes de automoviles en EEUU

Durante aproximadamente los últimos tres años, Estados Unidos ha experimentado un resurgimiento del movimiento sindical, con huelgas generalizadas, frecuentes y duras, mientras un número creciente de trabajadores retorna para organizarse en sindicatos. En los EEUU el movimiento sindical está despertando después de décadas de un profundo letargo. Esto confirma la tesis marxista de que la lucha de clases es un hecho irreprimible en el capitalismo y que incluso en las condiciones más difíciles la clase proletaria volverá a luchar y organizarse, debido a la necesidad de defender su propia supervivencia, y sobre esta base material tenderá a conocer y abrazar, en su parte más avanzada y vital, al partido del comunismo revolucionario.

El sindicato United Auto Workers (UAW) inició el 15 de septiembre una huelga contra General Motors, Ford y Stellantis (propietaria de Chrysler), los más grandes fabricantes de automóviles de Detroit. Es la primera vez en su historia que los trabajadores asumen una huelga simultánea en varias de estas empresas. Estamos hablando de una instalación de General Motors (GM) en Missouri, una de Ford en Michigan y una de Stellantis (antes Fiat Chrysler) en Ohio, abarcando a unos 12.700 trabajadores, aunque podrían sumarse otros más adelante. UAW reúne a unos 145.000 trabajadores de la industria automotriz en Estados Unidos. La representación sindical manifestó que la acción huelgaria podría extenderse a un mayor número de plantas, aunque no sería una sorpresa que se tratara de una postura demagógica y tremendista para mostrar ante los trabajadores y los medios de comunicación una combatividad que no tienen realmente. Es difícil prever si la huelga se prolongará en el tiempo. Pero todos los directivos sindicales oportunistas que hacen este tipo de declaraciones en la actualidad juegan con fuego, porque los puede sorprender la combatividad y disposición de lucha de las bases de los trabajadores, mucho más considerando el tormento que sufren por los efectos de la inflación y el hecho de que esta huelga surge dentro de un contexto de reanimación de las luchas reivindicativas de los trabajadores norteamericanos.


¿Cuáles son las demandas del sindicato?

Las demandas del sindicato son varias. En materia salarial, se pide un incremento del 46%. También se busca un aumento del presupuesto destinado a jubilación, límites en la contratación de trabajadores temporales y semana laboral de cuatro días. El sindicato rechazó las propuestas de los patronos (Ford ofreció un aumento salarial del 20%, General Motors del 18% y Stellantis del 17,5%). Los fabricantes dicen que están tratando de responder a un escenario de gran presión donde deben bajar los costes y aumentar la inversión, para poder competir en el mercado con los ofertantes de coches eléctricos, para enfrentarse a Tesla (que no está sindicalizado en Estados Unidos). La prensa burguesa ha calificado las exigencias del sindicato como “ambiciosas”.

La UAW sostiene que los trabajadores del sector automotriz deberían recibir un aumento salarial del 46% durante un período de cuatro años y medio, aumentando el salario a 47 dólares la hora desde los 32 dólares actuales. Pero con un contrato de tan larga duración se podría poner en riesgo una conquista salarial de esta magnitud, independientemente de los vaivenes de la economía capitalista. Y en el caso de los nuevos trabajadores sería peor, ya que se les paga alrededor de un 44% menos en comparación con los trabajadores veteranos debido al sistema escalonado, que se aplica en esta industria. Un aspecto clave es la duración del contrato, pero la UAW no ha planteado la exigencia de un contrato de una duración mucho menor. Otro punto fundamental es la cláusula antihuelga, tradicionalmente contenida en los contratos firmados por la UAW. Implica que los trabajadores y la UAW no pueden hacer huelga durante el período de vigencia del contrato sobre las materias contenidas en el mismo. Por lo tanto, durante 4 años y medio los trabajadores de las tres grandes empresas automovilísticas no podrían ir a huelga para aumentar sus salarios, en el caso de que una continuación de la tasa de inflación en niveles elevados redujera su poder adquisitivo, anulando el supuesto aumento del 46%, que todavía está pendiente por lograr. La recomendación de nuestro partido a los trabajadores en huelga es, por tanto, no sólo incluir en las reivindicaciones la reducción de la duración del contrato sino también eliminar del mismo cualquier cláusula antihuelga. Estas reivindicaciones sí harían “ambiciosos” los objetivos del sindicato.

La tasa de variación anual del IPC en Estados Unidos en agosto de 2023 ha sido del 3,7%, 5 décimas superior a la del mes anterior. Los números desagregados son los siguientes: Inflación subyacente (sin alimentos ni energía): 4,3 % (-0,4 % interanual), + 0,3 % mensual en agosto, Gasolina: + 10,6 % de aumento de precios mensual, Alimentos: +0,2 % en agosto, +4,3 % interanual, Vivienda (40 meses consecutivos aumentando): +0,3 % en agosto, +7,3 % interanual. Y la FED continua imperturbable con su política monetaria y sus nuevos anuncios ante tasas de interés actuales de 5,25%. Todo indica que la inflación seguirá por el mismo camino durante lo que queda del 2023 y las exigencias salariales de los trabajadores deberán ser suficientemente significativas. Además están en el tapete otros efectos de la inflación que tienen que afrontar los trabajadores en sus luchas, dentro de los que destaca la reducción de los puestos de trabajo (el desempleo alcanzó el 3,8% en agosto).

Estos son temas que tendrán que debatir los trabajadores desde la base si no quieren una defensa firme de su salario. Es importante poner en discusión la necesidad de luchar por contratos de corta duración, que le permitan a los trabajadores replantear mejoras en el corto plazo.

Publicaciones especializadas en negocios señalan que, si la huelga se extiende a lo largo de diez días, el PIB de Estados Unidos podría perder 5.600 millones de dólares. Asimismo, podría desencadenar un efecto dominó en otras industrias, como la del acero. En este escenario podría caer la demanda del acero, obligando a reducir su producción y precio.


Antecedentes

Después de la Segunda Guerra Mundial, la dirección sindical oportunista norteamericana, en colaboración con los patrones y el Estado capitalista, convirtió a los sindicatos en patéticas firmas de recursos humanos de las empresas. El trabajador automotriz, que una vez representó a la “clase media” estadounidense, hoy es una masa empobrecida por la caída de los salarios y sometidos al desempleo o a contratos a tiempo parcial. En todas partes el estéril “sueño americano” ha dado paso a la deprimente realidad de la putrefacción de la sociedad capitalista, mientras que el Estado totalitario de los empleadores gestiona con su tecnología profundamente inhumana la agudización de la explotación de los trabajadores para afrontar la competencia de sus mercancías en el mercado. Así mismo el viejo liderazgo oportunista, moralmente en bancarrota, no duda en arrojar a los trabajadores del mundo al patrioterismo y al baño de sangre de la guerra mundial, en un vano intento de salvar al orden burgués podrido, de su inevitable desaparición, sembrando siempre las semillas de su propia destrucción.

Los fabricantes de automóviles tuvieron una década de enormes ganancias. Y parte importante de la explicación de estas ganancias la encontramos en el hecho de que la directiva de la UAW ha desmovilizado a los trabajadores, ha facilitado la política de despidos masivos de la industria y ha firmado contratos de larga duración, vulnerables a la inflación y con pírricas reivindicaciones que no son cumplidas por el patrón.

El 15 de septiembre de 2019, cerca de 50.000 trabajadores de General Motors (GM), representados por el sindicato UAW (que representa a los trabajadores de los sectores del automóvil, aeroespacial y de producción de maquinaria agrícola), iniciaron una huelga nacional que duró más de seis semanas. Con esta huelga los trabajadores de General Motors lograron un aumento salarial de 14%, aplicable a los cuatro años del contrato. Pero el acuerdo, que la UAW promocionó como una victoria, condujo al despido de más de 14.000 trabajadores de tres plantas que fueron cerradas por el patrón. Y, como era de esperarse, todas las mejoras salariales conseguidas en ese contrato se diluyeron como sal en el agua por la devaluación del salario ante los precios de los artículos de primera necesidad, incluidos los alimentos, la vivienda y la gasolina. Si se considera la inflación anual de 2019 (1,81%), 2020 (1,23%), 2021 (4,70%) y 2022 (8,00%) estimamos que el salario de estos trabajadores se devaluó aproximadamente 15% y que los 32 dólares de salario equivaldrían a 27 dólares y eso sin contar los efectos acumulados de la inflación en lo que va del 2023.

El antecedente de 2019 deja clara la historia de traición a los trabajadores por parte de la UAW, que vendieron a sus afiliados una pírrica victoria, acordando con el patrón un contrato de larga duración y débiles conquistas salariales, acompañadas de despidos masivos y el paso libre al aumento de la contratación de trabajadores a tiempo parcial, hiperexplotados en relación al resto de los trabajadores de esta industria. En vez de movilizar a los trabajadores contra los despidos se unieron al patrón para ofrecerles bonos compensatorios. De esta manera la dirigencia de la UAW puso fin a la huelga, que fue su objetivo desde el principio. La UAW y el patrón usaron la huelga para acordar los despidos masivos.

Las “huelgas” de la UAW han sido hasta ahora engañosas. Por lo general no tocan los centros neurálgicos de la producción, no afectan los servicios mínimos, ni abarcan a la totalidad de los centros de trabajo donde tienen presencia sus afiliados. Terminan siendo mecanismos que dividen a los trabajadores, que desgastan sus fuerzas y que impiden la participación activa de las bases de los trabajadores.


Los trabajadores retoman la huelga, su principal arma de lucha

Un punto en común entre 2019 y 2023 es que los trabajadores están dispuestos a luchar. Está por verse si la dirigencia de la UAW vuelve a traicionarlos y a negociar con el patrón. Ya de hecho la exigencia de mantener un contrato de cuatro años y medio en un ambiente inflacionario, da una idea de que la posición de la dirigencia de la UAW no es tan combativa como trata de aparentar.

El 22 de septiembre la dirigencia de la UAW anunció la continuidad y extensión de la huelga hacia los centros de distribución de repuestos. La UAW deja ver su orientación oportunista, ya que en su anuncio destaca: a) que la extensión de la huelga se enfoca en centros de distribución de repuestos para automóviles y no en las Plantas Automotrices, b) que la directiva de UAW anunció que la extensión de la Huelga solo aplicará a las empresas General Motors y Stellantis, ya que según ellos la Ford había dado señales de “tomar en serio sus exigencias”, c) los dirigentes de la UAW declararon que contaban con el respaldo del Presidente Joe Biden, evidenciando con esto que operan como un brazo electorero del partido demócrata.

El 26 de septiembre el Presidente Joe Biden participó en un piquete de huelguistas de la UAW, junto al dirigente de este sindicato, Shawn Fain, en Michigan. Biden tomó esta acción como parte de sus esfuerzos por aumentar el apoyo de los electores. De hecho Biden, aún con vacilaciones y ante el acoso de los periodistas, manifestó estar de acuerdo con la exigencia salarial de la UAW. El expresidente Donald Trump también programó un discurso a los trabajadores automotrices no sindicalizados en Detroit. Fain declaró que no se reuniría con Trump y cuestionó sus posiciones contra el sindicato en el pasado. Todo esto evidencia como la huelga de los trabajadores de la industria automotriz se convirtió en un terreno de confrontación electoral entre demócratas y republicanos y como la dirigencia de la UAW asumió el camino oportunista de sumarse a la campaña electoral comerciando su apoyo a uno de los candidatos en disputa. Fain no dudó en elogiar como los trabajadores afiliados a la UAW participaron en la construcción de bombarderos en la segunda guerra mundial, dejando claro el apoyo dado por este sindicato a la guerra imperialista.

En este juego electoralista, a la UAW no le importa como a finales de 2022 y ante la inminente convocatoria de huelga en el sector ferroviario, la Administración Biden y el congreso prohibieron su derecho a huelga (aprobada por abierta mayoría de los trabajadores en asambleas) recurriendo a la legislación antisindical de 1926, siendo estos trabajadores ferroviarios afectados por los mismos problemas que los trabajadores automotrices: bajos salarios y una nómina laboral compuesta en su mayoría por trabajadores a tiempo parcial. Demócratas y Republicanos (y todo el sistema de la democracia parlamentaria burguesa) son dos brazos políticos de los capitalistas y un verdadero sindicato de clase no tiene nada que buscar ni con estos partidos ni con ninguno de los buscavotos defensores de la democracia y de las leyes burguesas.

Aun así, se trata de una nueva oportunidad para el movimiento de los trabajadores, para avanzar hacia la unidad de acción de la clase y para fortalecer sus organizaciones de lucha. En ese sentido, independientemente del curso real que termine recorriendo este movimiento huelgario, nuestro llamado es a:
     1. Profundizar la huelga. Esto implica extenderla a todas las plantas y hacerla indefinida.
     2. Impulsar un Frente Único Sindical de Clase, organizado desde la base y desde las regiones y no limitado a los trabajadores de la industria automotriz sino abarcando a todos los trabajadores en lucha.
     3. Promover el contacto y la unificación de la lucha con trabajadores de la industria automotriz en todo el mundo. Particular importancia tienen las coordinaciones que se puedan adelantar con los trabajadores de Canadá y México, donde se cumplen procesos de fabricación de vehículos y partes automotrices incluso vinculados a “las tres grandes” contra las que la UAW ha llamado a la huelga.
     4. Impulsar las asambleas de base para dar organización práctica a la huelga y para impedir a la directiva de la UAW que llegue a acuerdos con el patrón sin consultar con las bases.
     5. Incorporar dentro de las reivindicaciones la exigencia del paso a fijos de todos los trabajadores contratados a tiempo parcial.
     6. Rechazar la tendencia de la dirigencia de la UAW a mantener acuerdos con políticos demócratas y republicanos, aliados de los patronos, y que utilizan a los trabajadores y sus luchas solo con fines electorales.
     7. Fortalecer las finanzas del fondo pro-huelga y solicitar la solidaridad para mantener a los trabajadores en huelga.

El Partido Comunista Internacional se erige como la única fuerza capaz de llevar a la clase trabajadora a victoria en las batallas venideras. En todo el mundo la clase empieza a despertar de un gran sueño, dejando a un lado a su colaboracionista liderazgo y retomando el arma de la huelga.



El proletariado no tiene patria

La disputa entre los gobiernos burgueses de Venezuela y Guyana por el control del Esequibo refleja una confrontación de Estados capitalistas y trasnacionales por el control de un territorio que cuenta con materias primas de alto valor económico.

La clase obrera, la clase de los asalariados no debe dejarse engañar con la campaña que los llama a defender el territorio Esequibo.

Cualquiera que controle al Esequibo explotará a los trabajadores de Guyana, de Venezuela y de otras nacionalidades y se apropiará de la plusvalía generada.

Los trabajadores deben rechazar ser “carne de cañón” en la lucha entre los capitalistas por el control del Esequibo. Ningún Sindicato de Clase o Movimiento de Trabajadores debe llamar a defender al Esequibo.