Partido Comunista Internacional Indice - Número precedente - Próximo número
"La Izquierda Comunista" n° 7 - Noviembre 1997

– LAS CAUSAS HISTÓRICAS DEL SEPARATISMO VASCO (4a parte) [ 1 - 2 - 3 - 5 ]

– LAS TESIS DE LA IZQUIERDA (5/5): El movimiento revolucionario obrero y la cuestión agraria ("Prometeo", 1947)

– CRONOLOGÍA ESQUEMÁTICA DE LA EPOPEYA NACIONAL CHINA

– EN AFRICA NO SE DAN GUERRAS TRIBALES SINO GUERRAS ENTRE LOS COLOSOS IMPERIALISTAS

– INTENCIONES DE REPARTICIÓN IMPERIALISTA Y COLAPSO ECONÓMICO EN ALBANIA

– La huelga de UPS demuestra que es posible rechazar la "flexibilidad" del trabajo

REUNIÓN DE TRABAJO DEL PARTIDO, Génova, 16-18 de mayo

Noticiario

– Octavilla repartida en la manifestación del 1 de mayo

 
 
 
 
 
 


Las causas históricas del separatismo vasco
(4a parte) [ 1 - 2 - 3 - 5 ]


Resulta fundamental para la comprensión del fenómeno nacionalista en el País Vasco ligar su trayectoria política a los factores estructurales que en definitiva son los que van a condicionar su evolución. De esta forma pudimos asistir al surgimiento del carlismo -» foralismo -» nacionalismo, encuadrándolo en un contexto de acumulación capitalista y derrumbe de viejas estructuras socioeconómicas. Si el carlismo fue la respuesta del viejo régimen precapitalista y feudal a la irrupción del modo de producción burgués en su versión hispana, el fuerismo-nacionalismo no fue más que la respuesta de los sectores burgueses vascos marginados en esa acumulación, enfrentados por un lado a la poderosa oligarquía financiero-industrial, y por otra a un combativo proletariado llegado de casi todas las regiones de España.

Como pudimos ver en el número 6 de esta revista, durante la década de los años 50 de este siglo que se va, el País Vasco se verá sacudido por una nueva oleada industrializadora e inmigradora, en medio de la cual, de las entrañas mismas del nacionalismo vasco, surgirá ETA.
 

EKIN-ETA: de los comienzos a la I Asamblea

En un primer momento el grupo EKIN (HACER) no marcó excesivas distancias en lo ideológico con su casa matriz, el PNV (1), de tal manera que esta afinidad se plasmaría en la fusión del grupo con las juventudes nacionalistas (Eusko Gaztedi-EGI) en 1956. No obstante los lazos orgánicos con el PNV se romperán pronto a medida que la situación económica y política se vaya modificando en el País Vasco y en el resto de España. Por eso en 1958 se producirá la ruptura definitiva (2). Los motivos, presentados superficialmente como de tipo generacional, o sea, como un enfrentamiento entre los "jóvenes" deseosos de hacer algo por Euskadi y la anquilosada dirección del Partido Nacionalista Vasco, escondía en realidad la insatisfacción de una parte considerable de la pequeña burguesía vasca que recibía de plano los efectos del Plan de Estabilización franquista (3).

Los escindidos de EGI, (los componentes de EKIN junto a una serie de militantes de las juventudes nacionalistas que se unen a ellos), dan a su organización un nuevo nombre Euskadi Ta Askatasuna-ETA (País Vasco y Libertad). La nueva organización, que tanto influirá en la futura vida política vasca y española, surgirá como algo completamente ajeno a la clase obrera tanto en lo que se refiere a su problemática inmediata como a sus intereses históricos.

Los planteamientos teóricos de la primera ETA difieren muy poco de los ofrecidos por el nacionalismo oficial-PNV. La ideología que la sustentará en esta primera fase será eminentemente la de Sabino Arana (4) y los teóricos del primer nacionalismo vasco, si bien en ETA hay dos aspectos que la distinguen claramente de la línea del nacionalismo oficial: el primero, y no se trata de algo original, es el rechazo al confesionalismo católico que tanto había caracterizado al PNV y afines, y el segundo es la puesta en un segundo plano del factor racial, tan del gusto de los aranistas puros, para sustituirlo por el étnico, cuya base estaría constituida por la lengua como factor aglutinante y determinante de la idiosincrasia nacional vasca.

Teniendo en cuenta todo esto, no será extraño encontrar en los documentos de ETA de esos años una repetición de toda la mitología y las falsificaciones históricas realizadas por el nacionalismo (armonía social entre los vascos, inexistencia del feudalismo en el País Vasco, añoranza del antiguo reino de Navarra como Estado independiente vasco, la explicación de las guerras carlistas como guerras nacionales vascas, etc). En esta primera fase ETA adoptará una línea política más acorde con los planteamientos demócrata-cristianos del PNV. Así el Estado sería: «el organismo que se ocupa del cuidado del todo, por lo que normalmente tiene que defender y proteger al pueblo en sus derechos y la mejora de sus vidas contra el egoísmo y el particularismo de los grupos o clases privilegiadas» ("Principios político-constitucionales". Cuaderno 4, p.5, 6 y 8. Citado por José María Garmendia. Historia de ETA, tomo I, p.46).

Su posicionamiento acerca de la fórmula de representación política está en línea con la mejor tradición aranista-doctrina social de la Iglesia: «Siendo la familia la primera de nuestras instituciones, no sólo en el terreno económico, sino también en el civil y político, aparte de otros aspectos de alcurnia más elevada que hacen de la familia vasca el baluarte de nuestro sentido espiritual, no es de extrañar que la forma tradicional de sufragio de nuestro país haya sido la familia, según el cual el derecho al voto corresponde al Cabeza de Familia. No obstante el respeto y admiración que sentimos por todas nuestras instituciones tradicionales, creemos que en las circunstancias actuales el sufragio más apropiado para nuestro pueblo sería no el tradicional o familiar, sino el pleno o universal» ("La democracia y los derechos del hombre". Op. Cit. p.48). Salta a la vista que ETA trata de conjugar el modo de vida propio de una sociedad campesina y atrasada que ya está prácticamente en fase de desaparición total, con las "circunstancias actuales", que no son otras que las relaciones capitalistas de producción e intercambio, presentes ya por doquier en la realidad socio-económica vasca. Prueba de esta ambigüedad, que demuestra que ETA trata de adaptar la realidad a sus planteamientos políticos, cuando siempre sucede a la inversa, es su intento de mantener todavía con vida entidades que sólo pueden tener valor para los reaccionarios más impenitentes: «Quizás se pudiera mantener el voto exclusivo del etxeko-jaun [literalmente "señor de la casa", ndr] en los pueblos pequeños, ¿pero en las ciudades? Como sugerencia indicaremos que el Partido Social Cristiano Belga, en su programa de 1945, era partidario, manteniendo el sufragio universal, de la creación de un Ministerio de la Familia que cuidaría de la salvaguardia y de la defensa de los intereses familiares en el mismo Gobierno del País» ("Instituciones políticas vascas", p.10. Op. cit. p.48).

Paralelamente a esta primera fase de rearme doctrinal a base de los nutritivos textos del aranismo, ETA decide pasar a la acción, que en un primer momento adoptará formas estrictamente propagandísticas. Sin embargo, poco después, su primera acción violenta, con un alcance potencialmente grande, va a ser el intento de descarrilamiento en 1961 de un tren de ex-combatientes fascistas que se dirigían a San Sebastián para celebrar el 18 de julio. Dicha acción, que resultó fallida, trajo consigo una brutal represión por parte del régimen franquista y la huida a Francia, tras su estancia en la cárcel, de los principales dirigentes de ETA.

Como se ha señalado anteriormente, esta fase inicial de ETA, previa a su I Asamblea, se caracteriza por su defensa de la mayoría de los postulados del nacionalismo clásico en su versión más genuina, es decir, abierta y claramente reaccionaria. Muestra inequívoca de ello será su actitud frente a la inmigración y frente al comunismo.

El fenómeno migratorio se verá como una invasión extranjera motivada por razones políticas y de asimilación étnica: «Solamente a Bilbao están llegando mensualmente más de mil extraños. Esta invasión española, bajo el enfoque gubernamental, es una maniobra organizada, cuna de españolismo y asimilación» (Editorial del Zutik [órgano de ETA] n°10. Caracas, p.1. Citado por Jáuregui Bereciartu, op.cit. p.102). Si bien más tarde reconocen que: «(...) estas pobres gentes buscan un vivir mejor que el que en España pueden conseguir» (Zutik, ibidem), en otro documento aparecido por estas fechas declaran sin ningún género de ambigüedad que lo único que les importa realmente es el mejor funcionamiento de la industria vasca, y si es posible sin "contaminación" étnica: «Las dificultades económicas acaso pudieran ser soslayadas con la automatización del trabajo, una de las soluciones del porvenir en plazo relativamente corto. Esto haría que la mano de obra, especialmente la no especializada, cediera paso a las máquinas, y ya que la mayor parte de los inmigrantes están encuadrados en esa categoría, su concurso en nuestro país sería innecesario» (Libro Blanco. Cuaderno: Presente y futuro político...p.100. Citado por Jáuregui Bereciartu, op. cit. p.103). Partiendo de esta base, dependerá de la actitud que adopten los trabajadores inmigrantes hacia el nacionalismo vasco, el que sean considerados por ETA amigos o enemigos: «Reconoceremos sus derechos sólo a los inmigrantes que reconozcan los nuestros» (Libro Blanco: Personalidad nacional... p.121. Op. cit. p.104).

Tras la guerra civil, y a raíz de la colaboración antiproletaria que llevó a cabo el PSOE en el gobierno vasco, la actitud del nacionalismo ante el PSOE cambiará de manera notable, y las invectivas, sobre todo dentro del PNV (5), se dirigirán ahora contra el comunismo en sentido genérico. Sin embargo, la posición de ETA acerca del comunismo se mantendrá en un primer momento dentro de una dinámica de atracción-repulsión. A diferencia del PNV, visceralmente anticomunista, la dirección de ETA va a mostrarse interesada en estudiar lo que se venía presentando como "marxismo", de tal forma que en 1962 publicará un Cuaderno de formación dedicado al "Marxismo". Una de sus conclusiones es que: «El peligro del marxismo está en que presenta una visión completa, si bien falsa, de la vida. Aprovechándose del cúmulo de injusticias sociales que ha provocado y mantiene el capitalismo, presenta una doctrina que promete un futuro paradisíaco para el proletariado y en general para toda la humanidad, época en la que no existirán diferencias de clases» (Libro Blanco. Cuaderno de Formación: Métodos de acción (Comunismo-JOC) p.24. Op. Cit. p.108). Como se ve, el fondo de la crítica de ETA al comunismo no es otro que el formulado a finales del siglo pasado por Arana contra el "socialismo", cuando lo calificaba de infortunio provocado por el capitalismo y sus injusticias.

Salvo el episodio del tren y otras acciones de carácter más simbólico que efectivo, ETA va a desarrollar en este periodo una labor de propaganda y estudio más que nada, pero careciendo todavía de un marco ideológico plenamente consolidado y de una estrategia propia en consonancia con sus aspiraciones. La Primera Asamblea celebrada en la primavera de 1962, tras las detenciones y la represión que siguió al fallido atentado contra el tren de los fascistas, servirá para hacer una especie de balance del camino recorrido por la organización. Fruto de esta Asamblea, aparecerá un documento, "Principios" que mostrará sobre todo la diversidad ideológica que por entonces reinaba en ETA, en la cual el único elemento aglutinador era solamente el aranismo. La Primera Asamblea definirá a ETA como un "movimiento", definición que cuadra perfectamente con su visión "patriótica", en la cual, como en todo proyecto nacional o popular, caben todas las clases sociales. Su visión "revolucionaria" de la praxis política sólo podía tener un sentido patriótico, y para tan magna misión estarían llamados todos los vascos. Lo que vendría después de conseguida la independencia de Francia y España, y por tanto la liberación de Euskadi, sería evidentemente un régimen democrático respetuoso con los derechos humanos, pero con una condición: «siempre que éstos no vengan a constituir un instrumento, bien sea destinado a atentar contra la soberanía de Euskadi, a implantar en ella un régimen dictatorial (sea fascista o comunista), o a servir los intereses de grupo o clase (político, religioso, social o económico), vasco o extranjero» (Principios, p.1. Citado por Jáuregui Bereciartu, op. cit. p.144). O sea, la vieja formulación del Estado por encima de los intereses sociales y de clase, muy en línea con los postulados demo-liberales y democristianos, que en definitiva serán los que dominen en esta Primera Asamblea de ETA. Pero nuevos elementos ideológicos harán su aparición más tarde, y entre ellos el texto Vasconia. Estudio dialéctico de una nacionalidad, publicado en Argentina en 1963, que se convertirá en guía teórica y referencia obligada para militantes y simpatizantes del nacionalismo radical (6).
 

Las luchas obreras y su repercusión dentro de ETA
hasta la V Asamblea

El contenido de las medidas establecidas dentro del Plan de Estabilización tenía que provocar forzosamente una vigorosa respuesta por parte del proletariado español. Los primeros años de la década de los 60 van a estar marcados por una altísima conflictividad laboral que, lógicamente tendrá una incidencia mucho mayor en los tradicionales centros industriales. De esta forma a finales de 1961 tendrán lugar en el País Vasco importantes huelgas, en particular en Beasain, Éibar, Irún y Bilbao. ETA verá en la clase obrera, a través de sus luchas, un instrumento a utilizar en sentido patriótico: «La acción obrera es, ciertamente de la mayor importancia. Es en este frente donde deben de realizarse grandes esfuerzos (...). Sobre todo la lucha obrera debe ser una gimnástica revolucionaria. Los que en ella se ejercitan, serán cada vez más conscientes de su fuerza, y lucharán al fin, para sacudir de nuestro Pueblo la Opresión» (Zutik s/n, dic-enero 1961, p.3. Op. cit. p.170).

En mayo de 1962 se declara una formidable huelga cuya punta de lanza son, una vez más, los mineros asturianos. El movimiento se extiende a otras provincias y se decreta durante tres meses el estado de excepción en Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa. Pero la extensión del conflicto hace que se amplíe el campo de acción de las medidas represivas, abarcando la totalidad del territorio español. La represión del régimen caerá implacablemente sobre los trabajadores produciéndose detenciones y despidos. La brutalidad de la represión franquista generará por todo el país una oleada de simpatía y solidaridad con los huelguistas. Es precisamente al calor de todos estos acontecimientos, cuando ETA va a incluir dentro de su repertorio reivindicativo la "liberación social de los vascos" junto a la tarea que le es propia como organización patriótica (7). También será en este periodo de plena efervescencia obrera cuando va a hacer su aparición el Vasconia de Krutwig antes mencionado, y cuando tengan lugar discretos e infructuosos contactos políticos entre el PCE y ETA.

En 1963 nuevamente la represión franquista va a dejarse caer sobre los trabajadores en huelga. La extensión a las fábricas del País Vasco de un conflicto minero en Asturias, va a generar una fuerte oleada represiva por parte del estado burgués español. En estas circunstancias se creará en Bilbao un comité clandestino cuya misión era la de coordinar a las distintas fábricas en lucha para conseguir una unidad de acción. ETA ya participa en dicho comité, el cual hace un llamamiento a la huelga para primeros de octubre. La policía franquista desarticula en parte la dirección del movimiento, y muchos militantes obreros y de ETA son detenidos. Para ETA estas detenciones suponen un duro golpe, pues van a involucrar a una parte importante de su dirección política. Los dirigentes que logran huir a Francia publicarán en 1964 un nuevo documento orientador, La insurrección en Euskadi el cual no hace sino repetir las falsas tesis anticolonialistas y pro-guerra nacional revolucionaria contra España y Francia defendidas por Krutwig en su obra Vasconia. En abril-mayo de 1964 se celebrará en Francia la tercera asamblea de ETA, que no hará sino reafirmarse en estas posiciones. Una de las grandes contradicciones de ETA, es precisamente la de considerar al País Vasco como un país avanzado industrial y económicamente, y a la vez propugnar una doctrina "liberadora" basada en los modelos anticolonialistas propios del "tercer mundo". Argelia, Vietnam... van a ser elegidos como modelos a seguir, partiendo de la base de que la "situación colonial de Euskadi" es indiscutible, y que por lo tanto sobran las demostraciones teóricas de dicha realidad.

Junto a esta línea oficial, que es prácticamente la misma que ha inspirado a ETA desde su fundación, se perfila cada vez con más fuerza en estos años, empujada por la creciente combatividad proletaria, una corriente marcadamente obrerista con tintes confusamente socializantes. Los sectores ortodoxos de ETA ven como se aproxima lo que ellos considerarán poco tiempo más tarde como un peligro de "desviacionismo españolista" y advierten de ello a la militancia y simpatizantes: «Muchos piden el poder para el proletariado olvidando que en una nación oprimida hay que fundar el combate principalmente en lemas de carácter patriótico» (Zutik, 3a serie, n°29, mayo 1965, p.2. Op. Cit. p.252). Como un intento de conjugar ambas posiciones, ETA publica por estas fechas su "Carta a los intelectuales" en la cual se formulan declaraciones sobre el socialismo pero, como siempre sucede en ETA, sin entrar en demasiados detalles sobre la hipotética estructura socialista de la "nueva Euskadi independiente" (8).

Influenciada por la estrategia política antiimperialista seguida por los movimientos de liberación de los países atrasados, ETA va a efectuar un llamamiento en 1964-65 a las demás fuerzas políticas vascas (PNV, ANV, Enbata, EMB...) para formar un Frente Nacional. Tanto el PNV como ANV harán caso omiso del llamamiento, y sólo responderá positivamente otro grupo navarro, Iratxe, con unas características tan similares a ETA que se integrará en ella en 1965. Este año será también el de la IV Asamblea de ETA, y en ella la novedad será que se adoptará una fórmula de compromiso entre las dos tendencias, la obrerista y la nacional-colonialista, hablándose ya de "liberación nacional y liberación social" como dos aspectos de una misma problemática. El nuevo principio inspirador de ETA va a ser ahora el así llamado "acción-represión-acción" que será el que guíe el activismo de ETA a partir de entonces (9).

La detención, a finales de septiembre de ese año, de José Luis Zalbide, tras perpetrar un atraco en Vergara, coloca en la dirección de la organización a Francisco Iturrioz, exponente cualificado de la corriente obrerista. A partir de este momento, ETA va a tomar progresivamente un nuevo rumbo, que va a favorecer la participación activa de sus militantes, que pese a todo no eran muy numerosos, dentro del combativo movimiento obrero vasco, con el fin de influenciarlo y tratar de conjugar en una imposible amalgama la lucha reivindicativa proletaria con unos objetivos puramente nacionalistas y por lo tanto burgueses.

En este sentido una de las instrucciones que la nueva dirección de ETA va a transmitir a los militantes, es la de trabajar sindicalmente dentro de las Comisiones Obreras, que por aquel entonces se estaban configurando como una combativa organización sindical de base hasta que el estalinismo se hizo con su control político y organizativo. Esta línea marcadamente obrerista y sólo formalmente marxista, unida a la decisión de la Oficina Política (la dirección de ETA) de que los militantes obreros participaran en las elecciones sindicales convocadas por el régimen franquista en el otoño de 1966, abrirá la caja de los truenos, no sólo en el interior de ETA sino también en el PNV, que acusará a la dirección etarra de filocomunismo. Los sectores nacionalistas ortodoxos reaccionarán contra el peligro de desviacionismo con una de las acusaciones típicas que siempre han vertido sobre todo aquel que se acerque, siquiera tímida o confusamente a un terreno potencialmente de clase: españolismo. Así lo manifestará uno de los representantes más cualificados del sector nacionalista ortodoxo, Txillardegui (Álvarez Emparanza): «Quienes sólo ven en Euskadi opresión social, son objetivamente españoles; cambian la estrategia vasca por la estrategia española, convierten el problema vasco en un problema español. Su posición es, por omisión, una posición española y anti-vasca. Quienes propugnan eso traicionan una vez más, esta vez por la "izquierda", consciente o inconscientemente, la causa de nuestro pueblo» (Txillardegui. Informe político a la dirección de ETA, p.3. Citado por Garmendia, op. cit. p.203).

La valoración que hace este sector nacionalista del supuesto marxismo de la dirección de ETA la expone el mismo Txillardegui de esta manera: «En los últimos Zutik sólo se ven plantemientos marxistas. Lo cual quiere decir que hoy el marxismo es la verdad para los actuales dirigentes. Todo es por culpa de la burguesía, todo son clases, todas las críticas contra los occidentales (...). Los marxistas son en Euskadi, y en todas partes, exactamente como los misioneros budistas o cristianos, son reaccionarios en lo nacional pues carecen de sensibilidad para todos los fenómenos o dimensiones que no figuran en sus libros sagrados. Los actuales dirigentes de ETA sólo ven clases y luchas de clases. Automáticamente se vuelven ateos en religión y apátridas en lo nacional; lo cual les hace inútiles para las luchas religiosas y patrióticas, respectivamente» (Txillardegui. Informe a la dirección de ETA, 6-3-1966, pp.11-12. Cit. por Jáuregui Bereciartu, op. cit. p.301). Este sector nacionalista reaccionará contra la dirección de ETA publicando de manera independiente la revista Branka (Proa) con el fin de reorientar de nuevo a la organización hacia sus objetivos originales. Será por estas fechas cuando el ideólogo en la sombra de ETA, Krutwig, que hasta ahora no formaba parte de la organización, se integre en ella, decidido a plantar batalla a la dirección "marxista", si bien será el mismo Krutwig el que manipulando de la manera más desvergonzada a Lenin, se apoye en el análisis marxista del imperialismo para justificar su línea "tercermundista".

Con esta división política dentro de ETA tendrá lugar la V asamblea, quizás una de las más importantes de la organización ya que será aquí donde se perfile, a través de escisiones y expulsiones, la estrategia a seguir por ETA, estrategia que no ha sufrido muchas modificaciones hasta hoy día.

La V asamblea se celebrará en dos partes. La primera en diciembre de 1966 traerá consigo la expulsión de la dirección y de la mayoría del sector obrerista (10) que fundarán una nueva organización a la que denominarán ETA BERRI (ETA NUEVA). Sobre los miembros de esta organización caerá con todo su peso la sombra de la duda y la sospecha, lanzada al más puro estilo de las calumnias estalinistas por los ortodoxos de ETA, llegando al extremo de considerar a ETA BERRI como una creación del franquismo: «Los gobiernos españoles no han perseguido a los grupos del MCE, ni ahora ni cuando se llamaban ETA BERRI, cabiendo sospechar que hasta dicho movimiento sea una creación de las propias autoridades fascistas» (Heiko Sagredo de Ihartza [nuevo seudónimo de Krutwig, ndr] Vasconia y la Nueva Europa, p.51. Cit. por Jáuregui Bereciartu op. cit. p.306, nota 94) En la segunda parte, que se celebrará en marzo de 1967, se asistirá a la consolidación del concepto de ETA como "movimiento socialista vasco de liberación nacional", y al alejamiento de la corriente encabezada por Txillardegui, corriente que se agrupará alrededor de la revista Branka y con la reivindicación del "Frente Nacional Vasco" como eje central de sus pretensiones políticas. Así explicará más tarde Txillardegui su "alejamiento" de ETA: «Nosotros éramos partidarios de una lucha mucho más política, mucho menos militar, que la de los que finalmente vencieron en la V Asamblea... La guerrilla urbana y la guerrilla en general, son quizás válidas como fuerza de apoyo, pero no como sistema de liberación de un país ultraindustrializado como España. Es válida en Vietnam, pero no aquí» (Declaraciones a Jacques Kaufmann, Mourir au Pays Basque, pp.139-140. Cit. por Jáuregui Bereciartu, op. cit. p.307.). Lo cierto es que pese a no formar parte de la estructura de la organización, el peso ideológico de Branka dentro de ETA continuará siendo muy grande, pese al rechazo a las fórmulas "marxistas-leninistas" [pro chinas y pro vietnamitas] y guerrilleristas. Si algo distingue al grupo Branka es ser precisamente: «... la más fiel y pura representación de la pequeña burguesía nacionalista, una pequeña burguesía que, como consecuencia de la evolución del modo de producción capitalista, cada vez se encuentra más cercada y más próxima a su definitiva desaparición y, en consecuencia, responde con una intransigencia nacionalista absoluta» (Jáuregui Bereciartu, op. cit. p.385). Enmendaremos al autor de esta acertada definición, añadiendo que junto a Branka, la misma ETA, pese a sus reclamaciones al "colonialismo", al "tercermundismo" y al "socialismo", ha constituido y de hecho constituirá hasta su desaparición, nada más que la respuesta armada de un sector de la pequeña burguesía en vías de proletarización. El hecho de haber surgido en una zona fuertemente industrializada y proletarizada, unido al particular desarrollo histórico de las provincias vascas, y a la falta de una genuina organización de clase, ha otorgado a este movimiento pequeño burgués unas características propias, pero que para nada quiebran el ya clásico análisis marxista ofrecido en el Manifiesto Comunista acerca del socialismo pequeño-burgués.

Coincidiendo con la V asamblea de ETA, el movimiento obrero vasco asistirá, sobre todo en Vizcaya, al amplio triunfo de las Comisiones Obreras en las elecciones sindicales. El día 30 de noviembre de 1966 comenzará en la zona de Basauri una de las huelgas de mayor duración de toda la posguerra española, la huelga de Laminaciones de Bandas, que finalizará tras la ocupación de la factoría por la Guardia Civil y el despido de 564 huelguistas. Para abortar un incipiente movimiento de solidaridad con los trabajadores de Bandas, el estado burgués desencadenará una amplia represión que acabará con cientos de trabajadores encarcelados y deportados y la declaración del estado de excepción en la provincia de Vizcaya en abril de 1967.
 

ETA: desde la V asamblea hasta la muerte de Franco

Una de las nuevas adquisiciones teóricas de la V asamblea de ETA va a ser el concepto del pueblo trabajador vasco. Dentro de esta categoría social estarían englobados junto a la clase obrera vasca, los campesinos y la pequeña y media burguesía, ya que ésta: «cuando hay opresión nacional, es nacionalista. La burguesía nacional sobre todo la pequeña burguesía que colabora con el Pueblo Trabajador Vasco en nuestra liberación nacional es hoy, en su práctica revolucionaria, y, por lo tanto, parte del pueblo» (Ideología oficial de ETA. 2a parte de la V asamblea. Citado por Garmendia, op. cit. Tomo II, p.16). La influencia en la organización del modelo maoísta va a ser determinante, de tal forma que se asimilará de manera puramente mecánica, como es lo habitual en ETA, la situación de un país atrasado como China con la de España y el País Vasco plenamente industrializados y por tanto con una estructura económica y social ya archimadura para la revolución proletaria anticapitalista. Junto a esto la lucha de ETA se va a estructurar en 4 frentes: militar, económico, político y cultural. Estos "frentes" ya habían sido planteados por Krutwig en la revista Branka con anterioridad, siguiendo el modelo vietnamita. Y en esto Krutwig demostraba cierta coherencia ya que asimilaba el nacionalismo vasco a un nacionalismo "del tipo de los del tercer mundo".

Para suplir la fuerte pérdida de militancia sufrida tras la expulsión de la Oficina Política y el sector obrerista después de la V asamblea, ETA va a recurrir al activismo armado y a acciones con las que obtener una amplia resonancia y repercusión propagandística. Pero la derrota y expulsión de los obreristas no supondrá que ETA dé la espalda al movimiento obrero. La concentración y combatividad del proletariado en el País Vasco hacen que ETA tras la V asamblea siga participando dentro de las Comisiones Obreras para dotarlas de "espíritu patriótico". En definitiva se trataba de llevar por otro camino el mismo trabajo que estaban realizando los estalinistas del PCE, es decir, hacerse con la dirección de estos organismos de defensa económica surgidos de la misma clase obrera, para impedir en su interior cualquier posibilidad futura de lucha clasista coordinada.

En junio de 1968 tiene lugar, coincidiendo con esta fase de activismo armado de ETA, un tiroteo donde mueren un guardia civil y poco más tarde el etarra Echebarrieta. Esto y la condena a muerte en un Consejo de Guerra, del militante que le acompañaba, Sarasketa (posteriormente indultado), traerá consigo una amplia campaña nacionalista en la que participará activamente el bajo clero vasco. Siguiendo con esta línea de respuesta armada, el día 2 de agosto de 1968 tendrá lugar la acción con mayor repercusión de cuantas había realizado ETA hasta la fecha. Ese día caerá abatido en Irún el comisario de la tristemente célebre Brigada Político Social franquista, Melitón Manzanas, conocidísimo torturador de militantes obreros y de opositores al régimen. La simpatía con que fue acogida la noticia de esta muerte no sólo en el País Vasco sino en el resto de España viene recogida como sigue en la publicación Iraultza (Revolución) citada por Letamendía op. cit. p.270: «Melitón Manzanas era la misma personificación del imperialismo español en Euskadi (...). Su actividad se dirigió principalmente contra ETA; también era el verdugo de cualquier patriota vasco e incluso de cualquier demócrata español que cayera en sus manos. Por consiguiente, sin contradecir el significado nacional vasco del acto, su significado popular fue comprendido en el mundo y particularmente por los pueblos peninsulares». Una parte de las acciones de ETA durante este periodo, gozaron de aceptación por parte de un sector considerable de la población y de la clase obrera en especial, y este emblemático atentado influyó en este sentido. Por nuestra parte, aclararemos que la teoría marxista del Estado y de la violencia revolucionaria, ciertamente no tiene nada en común con el atentado individual, y mucho menos si éste se realiza con finalidades de consolidación de formas sociales burguesas, caso de ETA. La autodefensa proletaria, claramente definida en cuanto a sus medios y finalidades, cuando tenga que llevarse a cabo, no será más que un eslabón de la cadena de la lucha de clase, estrechamente ligado a todo el sistema de lucha que el partido comunista debe desarrollar.

La eliminación de Manzanas y la oleada huelguística de los años 68 y 69 vuelve a repetir el esquema habitual ofrecido por el franquismo en estas circunstancias: estado de excepción en toda España y represión generalizada. La burguesía pone de nuevo en vigor el Decreto de Rebelión militar, Bandidaje y Terrorismo, creado para reprimir la oposición armada (los maquis) mantenida tras la victoria fascista en la guerra civil. Sin embargo será esta represión generalizada sobre la población la que contribuya aún más a difundir las ideas y la popularidad de ETA, como fuerza que se enfrentaba a la represión fascista sobre su propio terreno: el de la violencia armada y terrorista. Esto le granjeará a ETA por estas fechas una afluencia inusitada de militantes, sobre todo obreros y no sólo vascos de origen, y lógicamente el peso del Frente Obrero, propugnado por ETA en la V asamblea se hará cada vez más evidente. Nos encontraremos nuevamente con la eterna dualidad que se ha presentado dentro de ETA a lo largo de su trayectoria política: la diatriba movimiento obrero versus nacionalismo. Su resolución está en la base de todas las escisiones y expulsiones sufridas en esta organización desde su aparición, y un nuevo reflejo de ello será la VI asamblea.

La primera parte de la VI asamblea de ETA, celebrada en agosto de 1970, va a tener una gran repercusión, al igual que la tuvo la V, en su trayectoria futura. Se empezaba a vislumbrar ya la transición del régimen capitalista español, desde sus formas fascistas a las democráticas, y en esta ocasión todos los sectores nacionalistas ortodoxos dentro y fuera de ETA (PNV incluido) harán todo lo posible para apartar a los nuevos obreristas del control de la organización. Cuatro tendencias principales van a enfrentarse en esta VI asamblea: Las Células Rojas, más partidarias de una acción política presuntamente proletaria y contrarias al nacionalismo y al activismo armado; la dirección de ETA partidaria de la constitución de ETA en partido de la clase trabajadora para dirigir la revolución vasca; los partidarios de las tesis colonialistas; y los así llamados milis, partidarios de la acción armada en sentido nacionalista sobre todas las demás. Estas dos últimas tendencias serán las que se impongan, una vez más, provocando la escisión. Los escindidos tampoco harán su salida de manera unitaria. Las Células Rojas continuarán publicando la revista Saoiak hasta que se apaguen los ecos del 68 europeo y desaparezcan de la escena política. Por su parte la defenestrada dirección continuará la actividad política bajo las siglas de ETA VI, para distinguirse de la línea nacionalista que propugnará ETA V. Tras los procesos de Burgos (11), ETA V, la línea oficial, para aclararnos, buscará la constitución de un Frente Nacional. Las reuniones preparatorias no tendrán mucho éxito, pues además de la significativa ausencia del PNV, pronto surgirán los recelos entre los nacionalistas debido a la propuesta de los escindidos (ETA VI) de aceptar en dichas conversaciones a las organizaciones presuntamente marxistas (PCE y Komunistak-ETA Berri). La pugna entre la V y la VI asamblea se decidirá finalmente a favor de estos últimos (12). Tras esta nueva escisión, ETA incrementará sus acciones armadas hasta culminar en la muerte de Carrero Blanco (13). La actividad de ETA se mantendrá dentro de esta línea, que originará alguna otra escisión menor (grupo LAIA) hasta llegar al momento clave de las grandes convulsiones sociales en España previas a la muerte de Franco, y que en el caso concreto del País Vasco se traducirán en huelgas obreras generalizadas y generales, atentados de ETA y respuesta del agónico franquismo bajo las formas represivas habituales incluyendo el fusilamiento de varios militantes de ETA y FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico). Paralelamente a estos actos de "firmeza", realizados para satisfacer a los sectores más inamovibles del franquismo, la burguesía española empezaba a poner en marcha, con la ayuda inestimable del oportunismo político-sindical, el cambio de máscara, sustituyendo la fascista, incapaz de contener el descontento obrero, por la democrática, que se ha demostrado como sumamente eficaz.

(Continuará) (4a parte) [ 1 - 2 - 3 - 5 ]
 
 


 NOTAS:
    (1) Julen Madariaga, uno de los fundadores de EKIN-ETA, así lo reconoce: «Teníamos una gran inclinación y una enorme simpatía hacia el partido por la simple razón de que en la breve historia de resurrección de la conciencia nacional vasca, el PNV, con sus defectos y altibajos, era la fuerza real que más había hecho por Euskadi» (Punto y Hora de Euskalerria, agosto 1977. Citado por Ander Gurruchaga "El Código nacionalista vasco durante el franquismo", pág.205).
    (2) Previamente a la ruptura, y para reclamar su mediación, algunos miembros de EKIN viajaron a París para entrevistarse con José Antonio Aguirre, presidente del Gobierno Vasco en el exilio. Las gestiones resultarán infructuosas.
    (3) Así resumirá la situación del grupo social más influyente dentro del PNV, uno de sus máximos exponentes en el exilio: «Debemos decir toda la verdad: muchos de estos mismos patronos vascos que han sido o son patriotas en lo profundo de su conciencia, han adquirido desde la guerra civil una segunda naturaleza con la que están en conflicto íntimo todos los días de estos años. Abominan el régimen franquista porque la naturaleza del sistema les ha obligado a cálculos, a esfuerzos, a dispendios, a inmoralidades, que no conjugan con las normas tradicionales vascas de la industria y el comercio [sic], pero están congraciados con el propio régimen que les ha favorecido la audacia estraperlista, la habilidad del más astuto, al mismo tiempo que, por ley penal, LES EVITA LAS HUELGAS DE LOS OBREROS [mayúsculas nuestras]» (Javier de Landáburu. La causa del pueblo vasco, p.97).
    (4) ETA reivindica totalmente la figura y la obra de Sabino Arana: «Por encima de todo, quedan las esencias del ideal de aquel coloso de la raza vasca, de aquel corazón que forjó el camino de la Resurrección Patria. Misión que a nosotros nos toca cumplir relevándole como portadores de la antorcha olímpica del destino de nuestra patria» ("Cuadernos de Formación. Sabino Arana II". Citado por Gurutz Jáuregui Bereciartu: "Ideología y estrategia política de ETA", p.90).
    (5) No hay que olvidar que por aquel entonces, el PNV trataba de mantener unas buenas relaciones con los USA, y estos a su vez pretendían, a través de la CIA, controlar el movimiento nacionalista vasco, según cuenta Francisco Letamendía en "Breve Historia de Euskadi" p.242. Ed. Ruedo Ibérico.
    (6) Su autor Federico Krutwig Sagredo firmará el libro bajo el pseudónimo de Fernando Sarrailh de Ihartza. Krutwig no era ningún desconocido dentro del mundo nacionalista. Siendo secretario de Euskaltzaindia (Academia de la Lengua Vasca) tuvo que abandonar España en 1953 tras pronunciar un discurso que no fue muy del agrado de las autoridades franquistas. En el exilio contactó con el ala radical del nacionalismo (Jagi-Jagi-Aberri). Las posiciones expuestas por Krutwig en Vasconia son en resumidas cuentas las del nacionalismo aranista clásico (depurado en parte de su racismo y clericalismo) y las de la "guerra revolucionaria" en su versión de liberación nacional, propias de ese periodo en todas las áreas sometidas al colonialismo occidental. Su influencia en esos años dentro de ETA va a ser determinante. Así lo manifestaba en uno de sus órganos, considerando el Vasconia como el «libro más importante aparecido en lo que va de siglo sobre el problema de Euskadi» (Zutik 3a serie, n°16, noviembre 1963, p.5. Jáuregui Bereciartu, op. cit. p.224).
    (7) «Nuestro movimiento patriótico ha puesto al descubierto nuestra firme determinación de luchar en un doble frente: el de la liberación nacional de Euskadi y el de la liberación social de los vascos frente a la opresión capitalista» (Zutik s/n, noviembre 1963, op. cit. p.175).
    (8) Como mucho lo que llegan a formular acerca del contenido político del socialismo no es otra cosa que la apología a secas de la democracia burguesa: «Queremos una Euskadi socialista, sí, pero una Euskadi en la que el hombre vasco sea auténticamente libre. Estimamos totalmente necesario para que la vida de nuestro pueblo se desarrolle con garantías de libertad que en la Euskadi del mañana existan la pluralidad de partidos y la pluralidad de sindicatos. Consideramos al partido único y al sindicato único como los medios principales del estado policiaco y totalitario» (Zutik n°26. Cit. por José Mari Garmendia. "Historia de ETA. Tomo I, p.147. 1979).
    (9) Así definía ETA esta estrategia: «Supongamos una situación en la que una minoría organizada asesta golpes materiales y psicológicos a la organización del Estado haciendo que éste se vea obligado a responder y reprimir violentamente la agresión. Supongamos que la minoría organizada consigue eludir la represión y hacer que ésta caiga sobre las masas populares. Finalmente supongamos que dicha minoría consigue que en lugar del pánico surja la rebeldía en la población de tal forma que ésta ayude y ampare a la minoría en contra del Estado, con lo que el ciclo acción-represión está en condiciones de repetirse, cada vez con mayor intensidad» ("Bases teóricas de la guerra revolucionaria". Ponencia a la IV Asamblea. Pág.1. Primavera de 1965. Garmendia, op. cit. p.168).
    (10) Junto a ellos serán expulsados también los militantes provenientes de ESBA (Eusko Sozialisten Batasuna - Unión de Socialistas Vascos) que se habían incorporado a ETA en 1965-66. En esta V asamblea se asistió, según cuenta Letamendía (Breve Historia de Euskadi, p.262-63) a episodios de extrema violencia y de carácter semimafioso.
    (11) Dicho sea de paso, estos procesos incoados para vengar la muerte de Manzanas, servirán para proyectar a ETA nacional e internacionalmente.
    (12) Sobre el confusionismo teórico imperante entre la dirección y los militantes de ETA VI por esas fechas, sirva de muestra el siguiente documento: «Pero una vez más, al terminar la VI, se olvidaron muchas de las cuestiones allí desarrolladas y, por otra parte, se tendió maquinalmente a amarrar el aparato, y por otra, a pajillear sobre distintas ideas ante la última idea del último libro mal asimilado, con la consecuente repercusión de esas "dudas" en la propaganda, en las circulares internas y, en último término, en la base de la organización, que bien puede decirse que se acuesta nacionalista, se levanta marxista, se merienda maoista, se cena trotskista y acaba acostándose para no levantarse más» (Actas del BT ampliado. Julio de 1972. Cit. por Garmendia, op. cit. p.138).
    (13) La muerte de Carrero Blanco llegará en un momento clave para la preparación de la transición del franquismo a la democracia. Carrero se perfilaba como el sustituto de Franco y su elección como presidente del gobierno era una garantía de continuismo para los sectores más pro-franquistas de la burguesía. Su eliminación era por tanto una necesidad para un normal desarrollo de la transición. La historia posterior así lo ha demostrado.
 
 
 
 
 
 
 
 
 


LAS TESIS DE LA IZQUIERDA (V)
El movimiento revolucionario obrero y la cuestión agraria
(extraído de la revista "Prometeo", núm. 8, noviembre de 1947)





La explotación del hombre por el hombre en el campo de la producción de las manufacturas surge en la sociedad moderna con el capitalismo, cuando se lleva a cabo la condición técnica del trabajo asalariado. El trabajador es expropiado del producto de su trabajo, y una parte de su fuerza de trabajo le es sustraída para constituir el beneficio del patrón. Este esquema tan simple no basta para representar la relación entre trabajador y patrón en el campo de la agricultura, donde la revolución desarrollada hasta ahora no ha modificado sustancialmente la técnica productiva, sino casi solamente las relaciones jurídicas entre las personas sociales. En la base de la economía agraria está la ocupación de la tierra, efectuada en sus orígenes gracias a la fuerza militar de grupos y tribus fuertes o de jefes guerreros, que invadían territorios de otros pueblos o se establecían en zonas libres. En realidad, también para la disposición patronal de la fuerza de trabajo humana se parte de la ocupación obtenida con la fuerza bruta, cuando se instituye la economía esclavista con el sometimiento de los pueblos vencidos. Pero en la sociedad moderna, a la que nos estamos refiriendo, incluso antes del predominio de la economía capitalista, la ocupación violenta de la persona humana había sido suprimida. Ya la sociedad feudal no admitía la esclavitud.

En cambio, la ocupación de la tierra conservada en el sistema feudal, en la que se basa este, es perfectamente admitida y sancionada jurídicamente en pleno régimen capitalista. Esto significa en la práctica que el propietario de una vasta extensión de terrenos agrarios, aun quedando inactivo, le extrae la renta de la tierra, sin haber sido forzado por ello a emplear en la técnica productiva el recurso de una forma asociativa de la obra de los trabajadores que explota.

Es decir, tenemos la gran propiedad y la gran posesión, sin que necesariamente ellas constituyan una gran hacienda unitaria, o sea un organismo en el que cada trabajador tiene tareas especializadas. La gran hacienda agraria existe, y tiene el carácter de una empresa capitalista aplicada a la agricultura, con abundante aportación de capitales industriales sobre la tierra, como máquinas, ganado, instalaciones diversas, etc.., y emplea obreros asalariados (jornaleros agrícolas), que son purísimos proletarios. El titular de esta gran hacienda puede coincidir con el propietario inmobiliario de la tierra, y puede ser un gran arrendatario rural; en teoría podremos también tener la gran hacienda industrial agraria superpuesta a la pequeña posesión, si el capitalista hubiese estimado conveniente tomar en alquiler un gran numero de pequeñas propiedades privadas contiguas.

Volviendo a la gran posesión, ella puede en cambio existir, y existe en la actualidad, también en los grandes países capitalistas, superpuesto a la pequeña hacienda, cuando el gran propietario (latifundista) tiene su posesión dividida en pequeños lotes, en los que vive y trabaja con técnica primitiva una familia campesina. El trabajador entonces no es expropiado totalmente de su producto como el asalariado, pero otorga una gruesa cuota a la explotación patronal en especie (aparcería) o en dinero (arriendo). Por eso el colono, el aparcero, o el arrendatario puede ser considerado un semi-proletario. También existe, siempre en régimen genuinamente burgués moderno, la pequeña propiedad como pequeña hacienda.

El campesino pequeño propietario es un trabajador manual, y tiene en general un bajo régimen de vida; pero no es un proletario, porque permanece dueño de todo el producto de su trabajo; no es ni siquiera un semi-proletario, precisamente porque no cede ninguna cuota; sin embargo, en el juego de las fuerzas económicas, siente el peso del dominio de las clases privilegiadas a través de los altos gravámenes fiscales, el endeudamiento con el capital financiero, etc. Su figura social es análoga a la del artesano, aunque su figura jurídica sea diferente, y lo una teóricamente al gran propietario. En efecto, el capitalismo, para liberarse de las trabas medievales, no ha tenido la necesidad de romper las instituciones jurídicas que regulan la propiedad de la tierra, sino que más bien ha adoptado casi textualmente la estructura del derecho romano, por la que en teoría el mismo artículo del códice regula la relación de propiedad tanto sobre pocos metros cuadrados como sobre inmensas posesiones.

En cambio, el capitalismo tuvo necesidad de romper el sistema jurídico feudal de origen principalmente germánico, que hacía del pequeño campesino, explotado sobre grandes heredades, una figura intermedia entre el esclavo y el trabajador libre.

El «siervo de la gleba» además de sufrir verdaderas extorsiones por medio de la cesión de cuotas al propietario terrateniente y a las sedes eclesiásticas, estaba vinculado a su lugar de trabajo. El capitalismo debía liberarlo de esta servidumbre, así como debía liberar a los empobrecidos artesanos de los vínculos de las miles de leyes y reglamentos de las corporaciones de oficios, para que el uno y el otro devinieran hombres libres de vender por doquier la propia fuerza de trabajo, y constituyeran el ejército de reserva de la producción asalariada.

La ruptura de estos vínculos jurídicos constituyó la revolución burguesa y está claro que ella, que ni siquiera en la teoría abolió al artesano, dejó plena carta de ciudadanía al principio de la producción agraria basada en la ocupación de la tierra, y no consistió, desde el punto de vista de la legislación, en una repartición diferente de la propiedad privada del terreno.

* * *

Indudablemente, entre las varias formas indicadas de haciendas agrarias, la más similar a la industria capitalista es la gran hacienda unitaria, y la más alejada es la pequeña hacienda, dividida jurídicamente en dos tipos: la pequeña propiedad y el latifundio.

No es exacto decir que el latifundio es un superviviente del régimen feudal, ya que existe incluso después de la abolición radical y violenta de todos los vínculos feudalistas. Puede tender o no a dividirse, de igual manera que la propiedad dividida puede tender o no a ser reasorbida en grandes fincas o en haciendas unitarias modernas; pero tales fenómenos se producen en el marco del moderno régimen burgués por razones técnicas y de coyuntura económica.

En la clara condena del capitalismo industrial en el esquema histórico comunista, en el que la explotación de la fuerza de trabajo es suprimida con la conquista de la dirección de la sociedad por parte de los trabajadores, ¿que lugar ocupa el ciclo de transformación de la producción rural?

Por lo que respeta a la gran hacienda moderna, está preparada para soportar el mismo destino que la industria por el hecho de estar basada en la misma técnica del trabajo asociativo.

Los asalariados agrícolas, aun teniendo la desventaja social y política de no estar reunidos en las grandes aglomeraciones urbanas modernas, caminan al unísono con el proletariado industrial en la formación del potencial revolucionario.

Los semi-proletarios, es decir, los colonos y los aparceros, aunque no pueden tener una paralela conciencia de clase, pueden esperar de la revolución proletaria industrial una gran ventaja social, ya que esta, aun favoreciendo en cualquier fase el predominio de las formas asociadas de trabajo y la concentración de las pequeñas haciendas en haciendas más grandes, será la única que podrá, contemporáneamente a la abolición de la explotación patronal, abolir radicalmente y por primera vez en la historia el sistema de ocupación privada de la tierra.

Esto quiere decir que el pequeño arrendatario o aparcero no será restituido como patrón de la tierra que cultiva, sino liberado del peso de pagar el tributo de su fuerza de trabajo constituido por el canon en dinero o en especie, que antes percibía el propietario de la tierra. En otras palabras, la revolución proletaria industrial podrá suprimir inmediatamente el principio de la renta de la tierra; mejor dicho, por una de las muchas relaciones dialécticas en el juego de las formas sociales e históricas, podrá suprimir mucho más rápidamente y de forma más general el principio de la renta de la tierra que el del beneficio del capital industrial.

Volviendo al pequeño propietario, teóricamente la cuestión es muy diferente ya que la renta de la tierra de su campo es ya en la actualidad a beneficio suyo y no se distingue administrativamente del fruto de su fuerza de trabajo. Indudablemente no acontecerá en este campo una revolución si no es en un estadio ulterior, en cuanto todas las pequeñas haciendas antes gestionadas por arrendatarios, por colonos aparceros, o por pequeños poseedores, pasen tan rápidamente que no puedan hacerlo en el ambiente de la economía burguesa para reagruparse en grandes empresas agrícolas unitarias socializadas.

En ningún caso, por tanto se puede presentar el reflejo agrario de la revolución proletaria como un episodio de repartición o de nueva ocupación de la tierra, o como la conquista de la tierra por parte de los campesinos. La consigna "pequeña propiedad en lugar de gran propiedad" no tiene ningún sentido, la consigna "pequeña hacienda agraria en lugar de gran hacienda agraria" es puramente reaccionaria. Sobre este punto queda aclarado qué desarrollos del ciclo pueden ser realizados antes de la caída del poder burgués. Es un clásico error del oportunismo presentar como posible a las masas rurales la abolición de la renta de la tierra por parte de un régimen industrial capitalista, aun del más avanzado. Renta de la tierra y beneficio industrial no pertenecen a dos épocas históricas distintas y opuestas. Ambas están en perfecta simbiosis no solo en la clásica estructura jurídica capitalista, sino en los procesos económicos de acumulación del capital financiero. A pesar de las sustanciales diferencias hasta aquí demostradas en los dos campos de la producción, ellas tienen un entronque común en el principio de la sustracción al trabajador de una parte de su fuerza de trabajo, y en el carácter mercantil de la distribución de los productos, común en los de la industria y los de la agricultura. Por consiguiente, la consigna de la socialización de la renta de la tierra sin una revolución de las clases trabajadoras es una idiotez, que puede dignamente unirse a la de la socialización del capital monopolístico en el ambiente de la economía de empresa privada.

Otra de las posiciones del oportunismo es la que afirma que se debe esperar a la concentración en grandes haciendas de la economía agraria antes de hablar de una revolución socializadora ya sea en la industria o en la agricultura. Tal concepto es derrotista, en cuanto la misma naturaleza mercantilista de la economía burguesa y su desenvolvimiento hacia formas cada vez más especulativas hacen prever que el capital privado no se transferirá con gran ímpetu a empresas de mejoramiento de la tierra que ofrecen pocos beneficios a largo plazo en comparación con los colosales negocios industriales y bancarios.

En este punto la sustitución de la gran hacienda por la pequeña hacienda, sea ésta libre u oprimida en el latifundio, no puede tener futuro sin radicales transformaciones de la técnica, y se retrasa donde estas, por razones naturales, son demasiado costosas (altimetría irregular, insalubridad hidráulica, poca fertilidad de los terrenos, etc..), y solo una economía de carácter altamente social podrá disponer las enormes masas de fuerzas productivas necesarias para la transformación.

En resumen, la consigna de la distribución de los latifundios a los campesinos en régimen burgués carece de sentido, en cuanto quiere prometer una expropiación sin indemnización, contraria a las instituciones del Estado burgués, y es puramente demagógica en períodos en los cuales ni el Estado, ni la clase capitalista pueden disponer de capitales móviles y de la movilización de recursos productivos necesarios para eliminar algunos caracteres técnicos de las peores formas de latifundio, como la falta de casas, caminos, canalizaciones, agua potable, el arreciar de la malaria, etc..

Indudablemente, será parte del programa agrario de la revolución obrera, junto a la supresión de toda renta inmobiliaria, una transitoria redistribución de la gestión de las tierras agrarias, en el sentido de posibilitar a la fuerza trabajadora de la clase campesina una uniforme aplicación de aquella parte que no podrá ser puesta sobre el plano social de los trabajadores de las haciendas colectivas.

De cualquier modo, esta diversa repartición no de la propiedad, sino de la entrega de la gestión de la superficie territorial no podrá tener en los países capitalistas modernos el alcance social e histórico que tuvo en la Rusia de 1917, en la que la conquista del poder por parte del proletariado industrial efectuó no solo la primera supresión del principio del padronazgo inmobiliario, sino también la del régimen terrateniente feudal, que permanecía prácticamente en vigor en el imperio zarista incluso después de la abolición jurídica de la servidumbre de la gleba, promulgada en 1861.

* * *

En los países puramente capitalistas, la clase obrera industrial revolucionaria incluye sin duda a los jornaleros agrarios de las grandes haciendas, y trata de evitar la recaída del jornalero en la figura del pequeño campesino; puede considerar como aliados a los semi-proletarios del pequeño arriendo y de la aparcería, tolerando que estas aspiraciones a la disposición libre de su tierra solo la revolución las puede efectuar; solo con grandes reservas y transitoriamente podrá esperarse un apoyo positivo por parte de los pequeños campesinos propietarios no todavía arruinados y proletarizados por el capitalismo, y más bien, en períodos de crisis de la estructura industrial a causa de la guerra y de la derrota, deberá esperarse que, en su mayoría, los pequeños propietarios rurales, aprovechando la crisis económica gracias a los altos precios y viendo devenir menos inestable su posición social, dada también su incapacidad como clase para vislumbrar los ciclos históricos a largo plazo, alimenten la política de los partidos conservadores.
 
 
 
 
 
 
 



CRONOLOGÍA ESQUEMÁTICA
DE LA EPOPEYA NACIONAL CHINA
 

La muerte del último "gran timonel" de la epopeya nacional china, en sí misma insignificante para la China actual, nos brinda la ocasión para echar la vista atrás y analizar el proceso histórico que ha atravesado China desde la subida al poder de los grandes timoneles del Partido Comunista Chino, proceso que ya ha sido tratado minuciosamente en las publicaciones de nuestro Partido a lo largo de dicho período, de manera fiel al método marxista, que sitúa a las necesidades económicas y materiales de las clases sociales y los distintos modos de producción con sus respectivas sociedades, como el verdadero motor de la historia, cuyas circunstancias determinan la aparición y actuación de determinados individuos en la escena histórica, y no al contrario. El ora encumbramiento ora defenestración, sufrido por los dirigentes del Estado chino a partir de 1949, aun cuando ha habido continuidad del partido en el poder, es prueba de que la historia juega con los individuos y no son estos los que la determinan como tales.
 

Gestación y dificultades revolucionarias

China, que se perfila hoy como potencia capitalista mundial, lo que le haría capaz de competir con las viejas potencias que llegaron a serlo algún que otro siglo antes que ella, presentaba a principios del siglo XX un aspecto patético, debido a las condiciones que le venían imponiendo desde la Guerra del Opio los Estados imperialistas, la bancarrota y el creciente estrujamiento del campesinado parecían incurables. Hay que recordar que antes de que llegara el Renacimiento y el modo de producción capitalista empezara a dominar en Europa, la china era la civilización más avanzada del planeta.

Al comenzar el siglo, en China la inmensa mayoría de la población estaba compuesta por campesinos, de los cuales más de la mitad no tenían tierra de su propiedad, teniendo que pagar impuestos y un porcentaje de cosecha al terrateniente por la pequeña parcela asignada. El primer episodio de la revolución burguesa se cumple en 1911, al proclamar la República de China el doctor Sun Wen (Sun Yat-Sen), posteriormente fundador del Guomindang (Kuomintang) o partido nacionalista. Detrás de Sun estaba el empuje de la gran burguesía china que era extremadamente débil. Esta burguesía, por lo demás no poco colaboracionista con los extranjeros, que se había enriquecido en tiempos del Imperio en las zonas abiertas al contacto y comercio con los occidentales, en las que se daba producción capitalista y un moderno proletariado, sin embargo, fue capaz de dar el carácter unitario nacional necesario para sepultar al Imperio, debido más bien a la aún más extremada debilidad de su corrupto y decrépito aparato, pero eso sí, desde arriba, sin apoyo popular. Si los revolucionarios Tai Ping y el movimiento boxer del s. XIX, tuvieron apoyo popular y les falto vertebración, a la república de Sun, que acababa con el milenario Imperio, le faltó la movilización de las masas.

Los tres principios que Sun propugnaba: nacionalismo, democracia y sustento del pueblo, eran los propios de cualquier revolucionario burgués que se precie en un país desgarrado por el imperialismo y atrasadísimo en cuanto a las formas de producción frente al moderno capitalismo. Aunque hay que decir que el padre de la patria China pecó de ingenuo al pensar poder contar con el apoyo de las naciones más avanzadas para poder hacer de China una nación moderna.

En China a principios de siglo, la revolución burguesa que estaba por hacerse tenía que acometer dos tareas imprescindibles: 1) asegurar la independencia nacional, 2) hacer la reforma agraria, premisa esencial para un desarrollo industrial; faltaba por saber quien las llevaría a cabo, si la burguesía o el proletariado. La extrema debilidad de la burguesía, al igual que en Rusia, la rendía impotente para movilizar la inmensa masa de campesinos para expropiar la tierra a los terratenientes, repartirla y acabar con la extrema opresión del campesinado, era una tarea demasiado grandiosa para aquella burguesía, nacida en unas condiciones históricas e internacionales muy distintas a las de la burguesía francesa de la gran Revolución del siglo XVIII, por lo que a pesar de gobernar y estar instaurada la república, la situación de China respecto a la relación con las potencias coloniales y sus relaciones sociales internas no cambiaron. Apenas después de un año, Sun se vio obligado a dejar la presidencia de la república en favor del gran jefe militar del antiguo régimen Yuan ShiKai, quien al controlar los ejércitos disponía del poder real. A la muerte de éste, 1916, los distintos jefes militares se reparten China en esferas de influencia, que a su vez son controladas por cada país extranjero, previa negociación o apoyo al jefe militar; se abre el período de los Señores de la Guerra, que acaba con la llegada al poder del Guomindang y Jiang JieShi (Chiang Kai-Chek) a mediados de los 20, dando cierta homogeneidad y una débil estabilidad a China, en la que estaban interesadas las potencias extranjeras para seguir extorsionando al país, ya que la gran burguesía china, a la que pertenecían las famosas cuatro familias: Song, Kong, Chen y Jiang, no estaba dispuesta a impedir la extorsión si para ello tenía que recurrir a la movilización armada del campesinado.

Los comunistas de todo el mundo esperaban, por lo tanto, que el proletariado, sobre todo después de la Primera Guerra Mundial, organizado en partido autónomo se pusiera a la cabeza de una revolución democrática para después transformarla en su dictadura, como en Rusia, donde una clase minoritaria como el proletariado, pudo hacerse con el control del país al tomar el poder en las principales ciudades. Se contemplaba la misma posibilidad para las importantes ciudades costeras chinas del este y el sur del país. Sin embargo, se debe a la contrarrevolución estalinista que esta perspectiva fuera liquidada.

Se trataba de hacer la Revolución doble, que tiene por objeto el saltarnos la etapa burguesa. En Rusia, el partido de Lenin lo consiguió no dejando que se consolidara la Asamblea Constituyente, pues de otra manera ésta habría disuelto los Soviets. También como en Rusia la debilidad de la burguesía se manifestaba en el hecho de que sus partidos, socialrevolucionarios y mencheviques en Rusia, y el propio Guomindang de Sun en China, reivindicaran como ilusión un vago socialismo y flirtearan con él.

En 1923 Sun postula la amistad con la URSS y la alianza con los comunistas, que se realiza tras su muerte en 1925, en el primer Gobierno nacional con representantes del Guomindang y del PCC. En el período 1924-1927 el estalinismo se alza como fuerza dominadora dentro del partido en el poder en Rusia y la Internacional y hace que el partido del proletariado en China se ligue al de la burguesía, el Guomindang, perdiendo así la independencia requerida para llevar a cabo la revolución doble, y a continuación le hace transformarse en un partido campesino con Mao ZeDong a la cabeza.
 

Revolución antiimperialista, contrarrevolución anticomunista

En contacto con la Internacional la organización interna y militar del Guomindang adquirió solidez, y partiendo desde Cantón, donde el Guomindang se había hecho fuerte todavía en vida de Sun, Jiang JieShi en 1926 al frente de una coalición heterogénea emprende la expedición hacia el norte, y en 1927 después de aplastar la Comuna de Shanghai, el generalísimo instaura su dictadura.

Tras el sangriento aplastamiento de la Comuna proletaria de Shanghai por el Guomindang y por la estrecha colaboración de Stalin con el Guomindang, alianza que Stalin no tuvo más remedio que romper después de los acontecimientos de 1927, el partido del proletariado fue desarticulado y herido de muerte y el proletariado se quedó definitivamente sin su partido autónomo. Es desde entonces cuando el divorcio entre el PCC y el proletariado se consuma para siempre. A partir de este momento Mao va a retomar los principios de Sun, convirtiéndose en el verdadero partido nacionalista, en el verdadero Guomindang, pero con seguimiento y apoyo del campesinado y sin depender del respaldo de una burguesía miedosa, encaminándose hacia su meta única y final, la revolución democrático-nacional burguesa. Lo que Stalin no pudo evitar en 1917 en Rusia, lo evitaría en China y Mao lo hará suyo, siguiendo fielmente el testamento de Sun Wen. Stalin fue el padre de Mao, y éste se acabará imponiendo sobre Jiang JieShi porque se necesitaba aplastar al proletariado no sólo con la represión sino con la traición y encuadrar sólidamente a los campesinos pobres, para que la revolución no saliese de la vía democrática.

El proletariado chino, como el ruso, apartado de su único aliado, el proletariado de los países avanzados, cuya lucha y cuya victoria era lo único que habría podido salvar la revolución china y la rusa, ha estado obligado a pactar con la burguesía, lo que ha comprometido por mucho tiempo su posibilidad de victoria revolucionaria. En los años 20 no se trataba de unir a dos pueblos, el chino y el ruso contra la opresión occidental, política esta después auspiciada en todo el mundo por el estalinismo, por el contrario la acción a seguir por el proletariado en ambos países hubiera debido ser la de luchar a muerte por conseguir la revolución en occidente; o esto o la derrota de los proletarios chinos y rusos. China y Rusia estaban unidas por el destino; o triunfaba la Revolución o el camino que les quedaba en caso contrario era el largo y dolorido desarrollo de la economía nacional de sus respectivas burguesías.

Poco después de la consolidación de Jiang JieShi en el poder, que daría paso a una década de una relativa estabilización financiera, Japón invade Manchuria, algo que el Gobierno chino admite como un hecho ineluctable en una zona ya penetrada por los capitales japoneses, y por estar concentrado en reprimir las uniones de campesinos organizadas por el PCC, que a pesar de seguir llamándose así y manteniendo las siglas, ya hemos visto que al incipiente comunismo chino se le decapitó en 1927. El ajusticiamento de Li DaZhao en Beijing (Pekín) en 1927, zona controlada todavía por los Señores de la Guerra y la expulsión del partido de Chen DuXiu dos años más tarde, al que se había hecho responsable de los desastrosos resultados de la política de colaboración que le había impuesto muy a su pesar Moscú, es el capitulo final de los fundadores del Partido Comunista Chino, que da paso a los revolucionarios campesinos Zhu De, Mao ZeDong, Zhou EnLai, etc, que conservarán la fraseología típica del estalinismo relativa al comunismo, al marxismo, la clase obrera y la lucha contra la explotación, pero que no por ello dejan de ser los constructores de la gran patria capitalista. A pesar de todo la actitud de Moscú hacia el movimiento campesino del PCC, va a ser más bien de ignorarlo, hasta que los ejércitos campesinos no se imponen a los del Guomindang después de la Segunda Guerra Mundial.

Después de las campañas de los ejércitos nacionalistas contra los "bandidos comunistas" en la primera mitad de la década de los 30, las potencias interesadas en parar a Japón, entre las que se incluye Rusia, van a favorecer la unión de Guomindang y PCC contra el enemigo invasor, fin para el que desde Rusia le llegan al Gobierno chino entre 1937 y 1939, 250 millones de dólares, aunque no fue el país que más aportó en la lucha contra los japoneses. Como consecuencia del avance de la invasión japonesa que se extiende por las regiones del litoral chino, el Gobierno no tiene más remedio que huir hacia el interior de China.

Sea dicho de paso, que la Rusia de Stalin "benefactora" de los pobres pueblos como el chino, oprimidos por el imperialismo de occidente y Japón, poco antes de la retirada de Manchuria de éste, cuando se sabía que estaban preparando la retirada, con el pretexto de expulsar a los japoneses entraron las tropas rusas y ocuparon Manchuria, momento que aprovecharon para desmontar pieza por pieza las modernas fábricas y ferrocarriles que los japoneses habían instalado en el norte de China y llevárselas a Rusia.
 

1949: Nace la República Popular

Al acabar la Segunda Guerra y con la derrota japonesa, la posición del Guomindang se ve reforzada, pero solo en apariencia. Los problemas de la situación china seguían siendo los mismos que a principios de siglo. Se calcula que en 1930, el 55% de la población agrícola formaba parte de la masa de campesinos sin tierra, le seguían en importancia numérica los campesinos propietarios de una mínima parcela para la subsistencia, y después venían los campesinos medios y ricos, que también tenían que soportar las requisas que el ejército hacía. Y por otro lado, las potencias vencedoras de la Segunda Guerra se disponían a hincar el diente en China, por lo que en vista de la guerra civil, que había vuelto a reproducirse entre las cada vez más numerosas y disciplinadas milicias campesinas del PCC y los ejércitos del Guomindang, los acuerdos de Yalta preveían un gobierno de coalición para China, que hubiera incapacitado a China para tomar medidas enérgicas y centralizadoras para llevar a cabo su emancipación del imperialismo extranjero.

Por lo que el triunfo final del PCC y la instauración de la República Popular China, aunque tengamos que definir como reaccionario al PCC, por abandonar la táctica de la revolución doble y la línea maestra que hubiera llevado a un triunfo del proletariado en China, supone un paso de gigante desde el punto de vista de la instauración del moderno capitalismo en China, que permitirá, no sin un largo y difícil proceso, la aparición del moderno proletariado, su futuro sepulturero, esta vez no como clase minoritaria y débil, sino como la más numerosa del mundo. Hay que reconocer este mérito del partido de la revolución burguesa en China, ya que es prácticamente el único de los países atrasados que ha tenido éxito como para inquietar a occidente, que ha sido capaz de sacudirse el yugo del imperialismo y negarse a aceptar las condiciones que las rapaces de las viejas potencias imponen a otros países.

Con las fuerzas del Guomindang huidas a Taiwan y la instauración el 1 de Octubre de 1949 de la República Popular China se da el pistoletazo de salida para la acumulación autóctona de capital en China, con la consecuente autarquía económica, tarea nada sencilla en la época en la que el imperialismo domina el mundo, y con una trascendencia histórica mundial, cuyos frutos más importantes están todavía hoy por llegar. Zhou EnLai declarará en los 50, que el aumento de aranceles favorece la creación de la gran industria china y los extranjeros ya no les pueden invadir con mercancías a precios bajísimos, pues ahora las llaves del mercado chino las tienen ellos y no los extranjeros.

Para todas las potencias extranjeras les era más simpático el régimen colaboracionista y corrupto del Guomindang que el PCC, no porque éste fuera comunista, como podían hacer creer los USA, sino porque movilizaba en armas a los campesinos para crear el mercado nacional chino, expulsar a las compañías extranjeras y demás medidas revolucionarias típicas del nacimiento de una nación independiente burguesa en un país con relaciones de producción precapitalistas en descomposición.

Para nosotros comunistas, la democracia no puede existir, en el sentido de Estado que representa los intereses de las distintas clases que componen la sociedad, por tener éstas intereses antagónicos irreconciliables. Históricamente la burguesía ha pretendido, sin embargo, que fuera posible, para ilusionar a las otras clases oprimidas, cuyo alzamiento era necesario para la toma del poder por parte de la burguesía. Dicho esto repetimos que la instauración de la RPC fue el triunfo de la democracia-nacional burguesa, lo cual puede escandalizar al filisteo intelectual pequeño-burgués de occidente al comprobar que efectivamente no hay elecciones, pero en realidad, teniendo en cuenta los esfuerzos de equilibrio entre las clases, campesinos pobres, medios y ricos, burguesía nacional e incluso proletariado, que tuvo que hacer el PCC para crear el mercado nacional y con el tiempo llegar a hacer de China una nación moderna en sentido occidental, se puede decir que la RPC al instaurarse era bastante más democrática que las democracias occidentales, que con todas sus elecciones están a la orden del puñado de bancos que dominan la economía del país. Por el contrario China nunca ha tenido nada de socialismo, ni de dictadura del proletariado, ni de proletariado y campesinado; el proletariado chino, vencido, en cambio si ha sido sacrificado, instándole a cumplir los objetivos económicos de la nación y de la empresa, aun cuando ésta era de capital privado.

Ya antes de la toma del poder el PCC cambió la consigna de "República de obreros y campesinos" por la de "República Popular". Los ejércitos campesinos del PCC se sentían como pez fuera del agua en las ciudades. Cuando entraban vencedores y anunciaban las medidas a tomar, se hacía hincapié en el respeto a la propiedad privada y ponían especial cuidado en que nadie cometiera excesos. En los escritos y discursos del PCC se reconoce siempre la convivencia de 4 clases: obreros, campesinos, pequeña burguesía y burguesía nacional. También se proclamaba que el capitalismo no hay que destruirlo, que puede ser beneficioso y útil, solo que hay que ponerle límites. Es por esto que cuando se proclama la RPC no se procede a la expropiación y nacionalización indiscriminadas, sino que se nacionalizan los grandes bancos y las empresas de "capital burocrático", esto es, las ya nacionalizadas por el Guomindang y en cuya dirección estaban las "4 familias". Aun así, el escándalo no está en haber llegado a un pacto y acuerdo con la burguesía, que detenta los medios técnicos y administrativos para dirigir las empresas, sino en presentar eso como "la construcción del socialismo".

Lo que más temía Mao y en realidad era lo único que podía haber impedido su triunfo era una insurrección obrera, sin embargo, habiendo sido abandonada a su suerte en 1927, la clase obrera en las ciudades vio más bien con indiferencia la llegada de la RPC.

A pesar de las proclamas contra los excesos, de 1947 a 1952 se vive un período de terror para los terratenientes y campesinos ricos, consecuencia lógica después de los excesos de explotación que han sufrido los pobres, que ahora se encuentran armados y movilizados. El PCC más que proclamar la lucha de clases lo que hacía era intentar por todos los medios evitarla.
 

El gigantesco problema agrario

A principios de la década de los 50 el país entero dependía de la producción agrícola, se hacía necesario estabilizar el campo, llevar a cabo el reparto de la tierra, en el que participaron campesinos ricos y pobres a costa de las tierras de los terratenientes, templos budistas y taoistas, iglesia cristiana y otras colectividades. Correspondieron 2 o 3 mu por persona mayor de 16 años (15 mu = 1 hectárea). A los campesinos medios y ricos se les hacía intocables así como al excedente de su cosecha, lo cual no es lo que había sido prometido a los campesinos pobres en 1947 cuando se reclamaba su movilización, esto dejaba entrever cual iba a ser la tendencia natural de la propiedad en el campo una vez hecho el reparto. En cualquier caso era una tarea ingente. Casi la mitad de la tierra cultivada (47 millones de hectáreas) fue repartida entre 300 millones de campesinos, además de tres millones de animales de tiro.

Evidentemente las perspectivas del PCC de hacer de China una nación moderna industrializada, no pasaban por quedarse en un país pequeño burgués de campesinos, aunque no les quedara más remedio que pasar por esa etapa. Por el contrario se debía enseguida empezar a acumular capital para invertir y desarrollar la industria, y es aquí donde China se va a encontrar con el problema entorno al cual van a surgir las diferencias en el seno del PCC, este problema no es otro que el de cómo y cuándo acabar con la extremada parcelación de explotación familiar en el campo, que al ser tan solo autosuficiente para el sustento de la familia campesina, impedía la circulación de los flujos de capital necesarios entre ciudad y campo y también en el mismo campo.

En 1952 se alcanzan los niveles de producción anteriores a la guerra y la fase de reconstrucción se da por acabada, a la vez que se alcanza la autosuficiencia alimentaria y se consigue a duras penas que no se pase hambre. Para concentrar el capital industrial el Partido-Estado tuvo menos problemas que para concentrar el capital agrario, debido a que el PCC dependía totalmente del apoyo campesino, que no en vano era el que le había llevado al poder. Además con el monopolio del suministro de materias primas en manos del Estado, la burguesía no tuvo mucho campo para oponerse a la estatalización, aunque también hay que decirlo, los propietarios burgueses seguían en la dirección de la empresa pero formalmente como asalariados, además de tener un paquete de acciones (el resto eran del Estado) cuyos dividendos cobraban cada año. Al final de 1952 el Estado controlaba, por ser el único accionista o propietario, o bien por tener parte de las acciones, el 75,9% de la producción industrial y el capitalismo nacional privado había caído en tres años del 55,8% al 17,1%. Gran parte de los bonos del tesoro era reservada para los industriales y comerciantes. También fue política estatal la creación de una industria pesada, como en Rusia, que asegurara un fuerte crecimiento industrial y garantizara la seguridad nacional.

Sin embargo el desarrollo de la economía nacional no podía conformarse con eso. El campo debía generar un excedente que permitiera por una parte suministrar suficientes materias primas a la industria y productos a las ciudades, y por otra invertir en la mecanización del campo, cuyos medios técnicos eran atrasadísimos; pero a su vez una industria capaz de suministrar maquinaria no podía desarrollarse mientras la economía nacional no produjera ese excedente necesario, era el círculo vicioso en el que China estaba condenada a desenvolverse. Recurrir a ayuda exterior era comprometer la independencia nacional, pues ningún país de los que podían suministrar tales medios era una hermanita de la caridad dispuesto a ayudar a cambio de nada. En 1949 la presencia del capital extranjero en los distintos sectores económicos ya era prácticamente nula. La burguesía seguidora del Guomindang había huido a Taiwan llevándose consigo todos los capitales que pudieron, así como la mayor parte de la flota mercante. El único país con el que hubo un intercambio de medios técnicos a cambio de productos agrícolas fue con Rusia, que evidentemente tampoco regaló nada. A Rusia le convenía que China dependiera de ella, entre otras cosas para tenerla de su parte en la guerra fría, pero la determinación de los dirigentes de Beijing de jugar su propio papel como nación independiente y los primeros choques imperialistas alrededor de las fronteras de China entre los dos países, va a hacer que Rusia retire todos sus técnicos de China al final de la década de los 50, lo que hace que China se quede completamente sola ante el mundo con la difícil tarea de desarrollarse por sus propios medios, y lo intentará haciendo uso del único capital del que disponía, el capital-hombre.

Con la consecución en 1957 de los objetivos del plan quinquenal empezado en 1952, tanto en industria como en agricultura, el crecimiento rápido va a tocar techo. En dicho período la producción industrial creció un 140,7%, que en comparación con el crecimiento de la agrícola, un 24,58%, evidenciaba que China era un país reo del capitalismo, que ofrece hierro antes que pan al género humano.

Después de la reforma agraria, el PCC era consciente de que tantos pequeños propietarios, campesinos que apenas pasaban de la autosuficiencia, impedían el desarrollo y acumulación capitalista en China, tanto en la ciudad como en el campo. Pronto aparecieron dos tendencias en el PCC, que en realidad sólo discrepaban en la velocidad con que se tenía que ayudar a la aparición y desarrollo de los campesinos ricos, que utilicen asalariados y maquinaria, y en ningún caso como se hizo creer, una tendencia, la de Liu ShaoQi pro-capitalista, y la otra, la de Mao pro-socialista. Las dos estaban por potenciar al campesino rico, pero el enorme campesinado chino obligó primero a ofrecerle el reparto de la tierra y luego a acometer las reformas pro acumulación y concentración a largo plazo, y es por esto por lo que triunfó la tendencia de Mao sobre Liu y Deng XiaoPing, no sin paréntesis de enfrentamientos, hasta la segunda mitad de los 70. Mao era consciente de que su partido se apoyaba totalmente en el campesinado, y el libre desarrollo de la segunda fase de la revolución burguesa de expropiación y concentración habría dado lugar a luchas de clase entre campesinos pobres y ricos.

La medida más progresiva que debería haber tomado una revolución comunista con el proletariado a la cabeza, una vez que se ha tomado el poder en un país atrasado como era China, precisamente para conseguir de la manera más rápida la acumulación capitalista, no era el reparto de la tierra sino su nacionalización; esto permitiría al gobierno un poder de decisión y control sobre el campo que de otra manera no tenía. Esto es lo que hizo en un principio la revolución rusa, que a diferencia de la China fue una revolución del proletariado de las ciudades, mientras que la china fue del campesinado y se hizo en el campo.

De esta manera China se encontró pronto, a principios de la década de los 50, ante la necesidad imperiosa de aumentar la productividad en la producción agrícola, pero sin dejar rienda suelta al libre desarrollo de las fuerzas del mercado y la competencia, que hubiera provocado una rápida expropiación y proletarización de los campesinos pobres, y el consiguiente riesgo de tener a millones y millones de desheredados deambulando por el país, ya que la incipiente industria china no podría acogerlos, con la consiguiente amenaza para la estabilidad del joven Estado chino y su partido. Ante esta disyuntiva, los dirigentes chinos optan por la "colectivización", con la esperanza de aumentar la producción agrícola y de que esto supusiera una manera menos traumática y más lenta de desvincular al campesino de su pedazo de tierra. La colectivización consistió en promocionar la creación de cuadrillas y cooperativas de 1953 a 1957, y en 1958-59 las Comunas Populares.

En las cuadrillas, 4 o 5 familias se unen para prestarse mutuamente los pocos medios técnicos y animales de tiro que tienen más el propio trabajo, para intentar paliar la crónica falta de medios.

Las cooperativas elementales, llamadas semisocialistas eran de 20 a 30 familias, que conservan una parte mínima de tierra para su uso particular, el resto la arriendan a la cooperativa con animales y medios, por lo que dentro de la cooperativa se mantenía la propiedad. A los miembros se les retribuye según su trabajo. La cooperativa trabajaba según un único plan.

Las cooperativas avanzadas o "socialistas" no admitían la propiedad privada de tierras y principales medios de producción, que eran comprados, respetaban estas cooperativas la dimensión de los pueblos y las componían de 100 a 300 familias.

A partir de 1957 el sistema cooperativista se muestra insuficiente para aumentar la productividad del campo. Cuando hay un mínimo excedente agrícola para comercializar, las familias campesinas se vuelcan en sus pequeños huertos y en sus animales de crianza en detrimento de la cooperativa. A esto hay que unirle la impotencia del Estado para controlar la producción así como determinar los productos que se siembran, ya que lo deciden las cooperativas y las familias que las componen. El Estado solo puede influir a través de los impuestos y los precios.

Es con motivo de esta pérdida de empuje del sistema cooperativista y la perspectiva de ruptura con Rusia y el consiguiente total aislamiento de China, que toma cuerpo el Gran Salto Adelante auspiciado por Mao y la creación de las Comunas Populares. Esto no era más que el intento voluntarista de incrementar la producción apelando a la movilización y sacrificio de las masas, es decir, recurrir a la ideología a falta de tecnología.

Ya con mucha predisposición para llevarlas a cabo por parte del campesinado el Estado no lo tuvo difícil al principio para formarlas. La Comuna era una agrupación autárquica de cooperativas, que a su vez estaba dividida en escuadras y brigadas, las cuales coincidían con las cooperativas del primer tipo y segundo tipo respectivamente. Las Comunas agrupaban entorno a más de cuatro mil familias y por lo general se las hacía coincidir geográficamente con los límites del xiang. Las cooperativas debían ceder la totalidad de los medios de producción a la Comuna. Los recursos del suelo y del agua son propiedad de la Comuna. Los medios privados podrán ser también eventualmente utilizados y se infringían los límites familiares. En un principio y bajo el entusiasmo inicial, en los periódicos aparecían ejemplos de campesinos que donaban para uso de la Comuna hasta los más mínimos bienes de uso personal, como vasos para beber y hasta los materiales de las casas campesinas para desmontarlos y ayudar a construir con ellos los comedores colectivos, guarderías, asilos, etc, centros que la Comuna potenciaba. También es objetivo de la Comuna el potenciar la industria dentro de sus límites. Se calculaba que la cosecha se podía sacar con 2/3 de la mano de obra disponible en el campo, por lo que la Comuna encuadra y coordina ese excedente de mano de obra para, en forma de trabajo de hormiga, hacer obras gigantescas de infraestructura, como canales y caminos, con las más elementales herramientas y sin ninguna maquinaria.

La creación de las Comunas Populares con su autonomía no había que verla como la Apoteosis del Estado popular. Las autoridades máximas dentro de la Comuna eran cuadros del Partido-Estado que servían de correa de transmisión con las altas esferas. Ellos dirigían la vida de la Comuna y determinaban los planes de producción, salarios a percibir por los miembros de la Comuna, etc. La lectura marxista era esta: La movilización social del Gran Salto Adelante se apoyaba sobre una base sólida de fieles cuadros ejecutores y capaces de encuadrar al resto de la población, el Estado pretendía por tanto reintroducir y mantener en tiempos de paz los sistemas organizativos férreos de un ejército en guerra. Si era apología lo era del Estado dictatorial, no popular. Se conseguía que el campesino perdiera toda su libertad como tal (tiempo, trabajo, métodos, elección de cultivo) el individuo dejaba de pertenecer al clan o a la familia, para entrar al servicio del Estado, de ahí que se potenciara el hacer vida en comedores colectivos y demás iniciativas de ese tipo. Es decir, el Estado necesitaba hacer la planificación del campo de la misma manera que lo hacía con la industria.

Nuestro partido no se dejó deslumbrar con el mito de la colectivización como forma pos-capitalista, porque jamás describió el capital como un modo de producción privado, sino que este puede prescindir de los capitalistas. La vía al socialismo se caracteriza fundamentalmente por unas fuerzas productivas desarrolladas y la revolución internacional, y ninguna de las dos cosas se daba en China.

Las Comunas como se concibieron en su estado originario fracasaron. La razón básica es que eran un intento idealista de manejar con la voluntad las fuerzas productivas. Apenas se había concluido la "comunización" cuando los problemas empezaron a surgir. Por parte de Beijing al principio se dejó un poco de la mano y las directivas no fueron concretas, no solo en lo referente a la organización de las Comunas, sino también en las requisaciones de la propiedad privada campesina. Los campesinos no acogieron favorablemente la eliminación de las parcelas privadas. Las Comunas corrían el riesgo de no poder pagar los salarios. En agosto de 1959 se intentan corregir los problemas pero continúan desmoronándose. La testaruda resistencia propietaria campesina y las sobrevenidas dificultades productivas hacen que las Comunas en su estado originario acaben desmigajándose. Finalmente acaba admitiéndose que la unidad básica de la Comuna es la cooperativa, es decir, la base sobre la que se calculan los beneficios o pérdidas, y que toma las decisiones además de repartir los productos, todo esto va en beneficio de la prosperidad de las parcelas privadas de tierra, que a finales del 59 vienen a constituir el 15-20% de la economía de un poblado. Para rematar, el azar quiso que los años 60 y 61 vieran acontecimientos climatológicos extraordinariamente devastadores para la cosecha, por lo que murieron millones de personas de hambre, siendo este el único paréntesis en el que el hambre se ha generalizado con tal intensidad en la RPC.

En 1962 las reformas habían vaciado de contenido las Comunas, que quedan como un instrumento de control y coordinación, propietarias únicamente de las empresas que comprendían a la entera jurisdicción, y la industria estatal, cuya penetración en las regiones del interior ya se había potenciado en la década de los 50, para paliar la escasez de vías de comunicación con las zonas costeras. En agricultura siguen siendo las cooperativas las que dirigen y deciden.
 

Luchas internas en el Partido-Estado

La corriente de Liu ShaoQi y Deng XiaoPing empieza a emerger en la política llevada a cabo por el Estado, con la introducción del sanziyibao, "tres libertades y un contrato". Las tres libertades eran la restauración de las parcelas privadas y la posibilidad de extenderlas roturando tierras incultas, la posibilidad de vender en los mercados rurales los productos que no acaben en manos del Estado, y por fin la libertad de constituir pequeñas empresas familiares que asumían enteramente la responsabilidad de sus beneficios o pérdidas. El contrato se refería a poner cuotas de producción sobre una base familiar más que de escuadra. Es a este período de los 60 al que corresponde la famosa frase de Deng: gato blanco o gato negro es lo mismo, lo importante es que cace ratones.

Las medidas tienen éxito, por lo que Mao se va a ver cada vez más desplazado en las altas esferas del Estado. El aumento de las cifras de producción hace que la población acoja mejor las reformas que el estajanovismo de Mao. La industria también asiste a una recuperación después de que la crisis agrícola de los años 1960 y 1961 se extendiera también a la industria por falta de materias primas y alimentos.

Es en los años 1966 y 1967 cuando la tendencia maoísta desencadena su desesperado intento de supervivencia dentro del Partido-Estado, para lo cual lanza el llamamiento de luchar contra los revisionistas traidores. Mao encuentra tan solo apoyo en el mundo estudiantil y de la enseñanza. Sin embargo sería poco consistente explicar el éxito de la Revolución Cultural mientras duró, solo por el apoyo prestado desde el ambiente estudiantil. Las purgas llevadas a cabo por el maoísmo en el seno del partido eran de tal magnitud que sólo las pudo ejecutar sabiéndose ganar el apoyo del ejército, algo en lo que Mao era sencillamente el mejor.

La Revolución Cultural, que había comenzado, y no pretendía ser otra cosa, como una disputa entre dos facciones dentro del aparato de partido, eso sí, cruenta y violenta, no afectó a la vida productiva del país hasta que no entran en escena los obreros y campesinos. Los obreros no sentían como suyas ninguna de las proclamas al espartanismo de los Guardias Rojos estudiantiles, que por el contrario nada decían contra las condiciones de explotación en las fábricas. Los Guardias Rojos fueron enviados a provincias para depurar los miembros burgueses y contrarrevolucionarios de los comités locales del partido, que al contar con el apoyo de Beijing y del ejército se sentían todopoderosos, dando lugar a suicidios y asesinatos de los cuadros a depurar. Ante esta situación los comités locales de provincias no tuvieron más remedio que organizar a las masas obreras contra los Guardias Rojos, momento en el que se rompió la disciplina social y que los obreros aprovecharon para reivindicar instintivamente sus propios intereses, aumento de salarios y mejoras en las condiciones de vida, ya que no se sentían identificados con ninguno de los dos bandos en pugna del Estado. Las huelgas se propagan afectando a la producción del país y la situación entra en una nueva fase. Con la fuerza y disciplina del aparato del Partido-Estado disminuidas, los campesinos deciden apropiarse de toda la cosecha y dejar vacíos los graneros del Estado. El desorden y la anarquía reinantes van a hacer que el ejército tome en sus manos el poder y rija toda la vida civil, solo con la represión a sangre y fuego es como se consigue restaurar el orden. En teoría salió vencedora la facción maoísta, pero son militares los que ocupan gran parte de los altos puestos del Estado.

Deng XiaoPing, que durante la Revolución Cultural tuvo que pasar a la sombra, en 1972 es rehabilitado, y junto a él poco a poco los demás miembros de la línea aperturista. Es el momento en el que se establecen relaciones diplomáticas con USA, y la importancia de China en el contexto internacional se empieza a consolidar. A la muerte de Mao en 1976, debilitado también físicamente desde hacía algunos años, la Banda de los 4 intenta hacerse con el poder y protagoniza el último intento antiaperturista, su derrota y la confirmación de Deng XiaoPing en la cúspide del Estado señalan el comienzo de una fase de reformas económicas y de apertura que dura hasta nuestros días, una fase lenta, haciendo honor a la paciencia china, pero que parece que no podría ser de otra manera debido a la masa humana y extensión de territorio a la que afecta. Las reformas en la agricultura que se introducen con Deng, liberalizando precios, acabando con el sistema de las Comunas y potenciando la empresa familiar, han elevado considerablemente la productividad agrícola de China, sin embargo, las cifras están todavía muy lejos de las de los países occidentales, donde la fuerza de trabajo dedicada a la agricultura es ínfima y es raro que supere en algún caso el 10%, mientras que para China se estima la fuerza de trabajo empleada en la agricultura en un 58% del total.
 

La entrada de China en la partida imperialista

Los temores del maoísmo respecto a que una apertura entregaría el país al imperialismo extranjero, todavía hoy no se puede decir con la seguridad de no equivocarse, si eran fundados o no. Actualmente está teniendo lugar la gran pugna, entre China por un lado, que lucha por mantener sus aspiraciones de gran potencia que sojuzgue al mundo ella misma; y por el otro, los imperialismos ya consolidados que dominan el mundo hace mucho tiempo, con los USA a la cabeza. China necesita entrar en contacto con el capital y la tecnología occidental comprometiendo lo menos posible su autonomía, mientras el viejo imperialismo, con sus instituciones internacionales y su orden económico mundial, pretenden que China ocupe el sitio que a ella tengan por bien asignar sin que rompa moldes. Las tensiones de esta gran pugna se manifiestan de vez en cuando en las tensiones comerciales entre China y USA, las demostraciones de fuerza por ambos lados utilizando el tema Taiwan, o denunciando por parte de occidente la violación de derechos humanos, como si esto fuera monopolio del Gobierno chino y los Estados occidentales tuvieran las manos limpias.

La principal carta a jugar por China en esta gran pugna, que de momento no pasa de lo económico-diplomático-político, es la potencialidad de su mercado interno de más de 1.200 millones de almas, algo que brilla en la pupila del capital internacional y que hace que se le caiga la baba. Esto permite a China poner condiciones a las inversiones extranjeras, cuyas empresas inversoras en otros países no aceptarían. Es frecuente escuchar los problemas burocráticos, las quejas del sistema judicial, de promesas no cumplidas, etc, que las multinacionales efectúan a la hora de invertir en China, y no son pocas las que lo han invertido tan solo preventivamente, para poner un pie en China, a modo de plataforma de lanzamiento, en espera de que algún día puedan entrar con plena libertad. Estadísticamente 3/5 de las inversiones directas exteriores en China de 1979 a 1995 provienen de Hong Kong, Macao y Taiwan, lo que hace pensar que para moverse en el mundo de los negocios en China es muy necesario saber el idioma, tener contactos o una cierta introducción, etc, so pena de ser esquilmado. Los chinos, que han sufrido la superioridad técnica de occidente, han tenido que desarrollar desde hace mucho tiempo las artes del engaño, aunque a la hora de la verdad los cañones se han impuesto.

Será necesario, con el objetivo de ver como evoluciona este choque entre el capital internacional que intenta contener a China, y ésta que lucha por hacerse un hueco de gran superpoten-cia en el mundo, seguir los datos económicos de endeudamiento, inversiones, balanza comercial, etc, así como la política militar y demás cuestiones que inquietan a occidente.

Mientras tanto, al proletariado chino lo que le debe inquietar es que la dinámica del modo de producción capitalista, ya sea capital chino, americano, europeo o japonés, estatal o privado, tiende a reducir sin límite las condiciones de vida del obrero, y que sin una alternativa clasista al menos a nivel sindical, será imposible frenar el apetito insaciable de sangre y sudor proletarios del capital, con sufragio universal o sin él las necesidades del capital son las mismas, la emancipación de los proletarios pasa por la destrucción del capitalismo con independencia del régimen político en el que se desarrolle, para lo que es condición indispensable el Partido comunista y la Revolución proletaria.
 
 
 
 
 
 
 
 



EN AFRICA NO SE DAN GUERRAS TRIBALES
SINO GUERRAS ENTRE LOS COLOSOS CAPITALISTAS
 

Cuando tuvieron lugar las grandes masacres en Rwanda los aparatos de información de la burguesía en cada país, que emotivamente podemos definir como de reidiotización pero que, más correctamente habría que definirlos como de coerción ideológica, nos explicaron que allí, en el corazón de la atrasada y tribal Africa negra, se trataba de choques étnicos entre hutus y tutsis, con un carácter aún más primitivo que la cuestión bosnia o la del Cuerno de Africa.

En nuestra prensa (Detrás del drama de Rwanda están las infames intrigas imperialistas, La Izquierda Comunista n°2) explicamos a los lectores y a los proletarios que nos siguen que las diferencias étnicas habían sido utilizadas y exasperadas primero por el colonialismo alemán, y después por el belga y el francés, con el fin de controlar mejor los territorios africanos y sus negocios en aquellas tierras, otorgando a la minoría tutsi el papel de policía y administrador local durante la ocupación militar colonial, y sucesivamente en el periodo de la independencia democrática "vigilada", a la mayoría hutu las riendas de la recién nacida república, despertando de este modo antiguos rencores.

Las multinacionales y las empresas europeas han utilizado hábilmente estas diferencias étnicas que ahora pueden encontrarse sobre todo a través de los documentos de identidad instaurados por los belgas, vistos los numerosos matrimonios mixtos consecuencia de varios siglos de relativa convivencia pacífica.

Superados los primeros momentos de pánico y tras reanudarse la desesperada peregrinación a través de campos y bosques, han comenzado a llegar los primeros informes de las Organizaciones No Gubernamentales y de las misiones cristianas, y de ellos se deduce que en lo que concierne al problema racial en este caso aparecen una serie de insólitas categorías étnico-sociales; uno puede llegar a ser hutu o tutsi según su condición social; un tutsi pobre era tratado como un hutu y viceversa un hutu enriquecido lo era como un tutsi. Entre nosotros esto no tiene nada de insólito; ¡en una sociedad dividida en clases económicas el status económico elimina el ADN!

Ahora que la tensión se ha trasladado al vecino y mucho más importante Zaire y la reanudación de los choques étnicos a escala territorial y racial se hace cada vez más amplia, nos informan que existen también los banymulenge y los banyarwanda. Los primeros son poblaciones tutsis que se trasladaron voluntariamente hace dos siglos desde Rwanda y a quienes se retiró la ciudadanía zaireña en 1981, los segundos son ruandeses de cualquier etnia, sometidos durante la dominación colonial en la inmensa zona minera zaireña y que, tras haber sostenido al nuevo régimen tutsi en Rwanda, ahora han tomado las armas contra el régimen de Mobutu.

La aparente explicación se ha hecho más sofisticada; estos últimos choques sangrientos lo son entre poblaciones francófonas y anglófonas. Nos arrodillamos y nos inclinamos ante la lingüística y la cultura, dejemos el machete y esgrimamos el diccionario.

Si retiramos esta hipócrita máscara descubrimos que en realidad se trata en este caso de una parte del plan estratégico del capitalismo americano que, actualmente y sin opositores de mención, se ha lanzado a la moderna conquista de Africa atacando a fondo en esta parte del continente la presencia del capitalismo francés, que históricamente ha sido el viejo patrón-gendarme. El viejo plan británico del siglo pasado para constituir una única colonia desde El Cairo hasta Ciudad del Cabo pasando por la zona de los Grandes Lagos, y sucesivamente construir una línea ferroviaria uniendo los dos extremos del continente, según la visión omnipotente típica de un capitalismo joven y enérgico del siglo pasado, se está llevando ahora a cabo con una importante diferencia; este plan, estudiado y delineado por el capitalismo británico, en su época el más potente, ahora se está concretando en una vasta zona de influencia económica del capitalismo americano, una inevitable parábola entre viejos y jóvenes capitalismos antes de la revolución proletaria y del comunismo.

A través de esta lectura con clave económica podemos leer los choques que están teniendo lugar en distintos países africanos, dejando a un lado las cuestiones culturales y encuadrando las cuestiones étnicas y raciales.

Veamos ahora qué intereses económicos tienen en tierras africanas Francia y América, la primera defendiendo su zona de influencia y la segunda atacando, consciente de ser la única gran potencia sin rivales actuales, y sabiendo que debe aprovechar este momento particularmente favorable.
 

Mínimo cuadro estadístico

La ideología burguesa considera al individuo, su personalidad y voluntad como elementos fundamentales del desarrollo de la compleja trama de los acontecimientos humanos; de ahí deriva por tanto que también en las cronologías históricas los avatares de las más o menos grandes personalidades forman una parte determinante en sus argumentaciones. Según ellos son los individuos los que hacen la historia y no al contrario.

También en lo que respecta al fin de la influencia francesa en Africa se encuentra un planteamiento similar. «En 1993-94, el Africa negra ha sido protagonista de rupturas históricas a distintos niveles; el fin de la tutela política y comercial de Francia sobre la parte francófona del continente que, con la muerte del jefe de estado de Costa de Marfil, Felix Houphouét-Boigny (9-12-1993), ha perdido a su "padre protector", mientras que con la devaluación del franco CFA (12-1-1994) ha perdido la confianza en un futuro común y "garantizado" por la ex-metrópoli colonial» (Stato del mondo, 1997, pág.349). (El franco CFA, Comunidad Financiera Africana, en circulación en 14 estados africanos, ha sido creado en 1945 para las colonias francesas más antiguas y extendido sucesivamente a las demás. Desde 1972 los estados africanos reivindican una mayor libertad monetaria hacia Francia; actualmente el franco CFA equivale a 1/100 del franco francés).

Nosotros fieles a nuestra escuela, relegamos al reposo eterno a ese ilustre desconocido, y centramos nuestra relación alrededor de los equilibrios creados por esta segunda argumentación, producida indudablemente por la crisis general capitalista que está sacudiendo todo el planeta: «El aislamiento de gran parte del Africa considerado "inútil", en cuanto que no tiene esperanza de integración, para la economía mundial; la apertura de mercados y de nuevas potencialidades - en particular en el sector petrolífero - del Africa "útil", que se ha convertido en un campo de batalla de la concurrencia comercial sobre todo entre Francia y Estados Unidos; el fracaso de un "nuevo orden mundial", que, en el más pobre de los continentes, quiere afirmarse a través de un agresivo derecho de ingerencia, falsamente altruista, experimentado con las modalidades de la operación "militar-humanitaria" en Somalia (...). El 12 de enero de 1994, la zona de influencia francesa en Africa decae definitivamente, en la forma y en la sustancia. En Dakar, capital de Senegal, reunidos bajo fuertes presiones de Francia, los representantes de catorce países africanos, entre ellos jefes de estado, han decidido la primera devaluación del franco CFA, cuya paridad fija e inmutable respecto a la divisa francesa estaba garantizada, desde 1948, por la dirección del tesoro del Ministerio de Finanzas de París. Tras presentarles el entonces ministro francés de cooperación, Roussin, la cruda realidad, los partner africanos de Francia han debido consentirlo, debido también al hecho de que Francia había renunciado a su propio papel como financiador de regímenes en quiebra que no aceptaban las directrices del Banco Mundial y del FMI (...). París, que desde hacía mucho tiempo ejercía como tutora exclusiva del Africa francófona, ha decidido llamar a la comunidad internacional al lecho de moribundo de su insolvente clientela a cambio de concesiones; en primer lugar "la adecuación monetaria" y por tanto la internacionalización de lo que había sido considerado como su "huertecillo", mantenido desde antaño bajo un régimen exclusivo».

En estas líneas está la clave para comprender los conflictos actuales y los próximos "ajustes", donde francófono quiere decir en realidad la moneda francesa y anglófono dólar americano; la lingüística y la cultura aquí no pintan nada. Durante el condominio ruso-americano, que ha durado hasta la caída de la URSS, Francia en la segunda posguerra ha gozado de una especie de subcontrata geopolítica como gendarme de una parte consistente de Africa, pero una vez terminado este equilibrio ya no juega ese papel y se encuentra frente al gigante americano y a su hambre voraz de materias primas y de mercados, si bien actualmente son insolventes.

Las estadísticas sobre la deuda externa de los países "en vías de desarrollo" (Stato del mondo 1996, p.113) son impresionantes; el Africa subsahariana tiene una deuda externa equivalente al 400% de sus exportaciones y unos intereses del 20% de las exportaciones; además las inversiones extranjeras hacia los países africanos con rentas bajas son de origen público en un 99% y de cuando en cuando los países prestamistas, los del G7 en la mayoría de los casos, han abonado una parte de las sumas aplazadas al Club de París (entes públicos y estatales). La cancelación de parte de los créditos, 3 mil millones de dólares en el bienio 1994-95 y una reducción de los intereses del 67%, plantea evidentemente unos delicados problemas a los países industrializados, mientras los grandes bancos y entidades privadas que forman parte del Club de Londres, titulares también ellos de importantes créditos, oponen un rechazo obstinado a cualquier restructuración de la deuda africana y de este modo la crisis "negra" vuelve como un boomerang hacia los países industrializados.

Estas facilidades posteriores son poca cosa respecto a los recientes datos de conjunto sobre Africa, excluida su parte septentrional, que indican una deuda externa en 1995 de 223,3 millardos de dólares y una tasa de crecimiento de la producción que va del 2,4% de 1994 al 3,2% de 1995, un poco superior a la tasa de crecimiento de la población que es del 2,8%.

En medio de una orgía de datos, a menudo discordantes o realizados con métodos de cálculo diversos, con los que últimamente se trata de ocultar con una cortina de humo la verdadera profundidad de la crisis capitalista a nivel planetario, que para nosotros sinceramente está próxima a su desenlace fatal, es necesario señalar la hipócrita diferencia que han introducido entre Africa útil e inútil en el verdadero sentido capitalista del término, o sea explotable y productora de beneficios, o inexplotable por improductiva. En la economía capitalista, útil quiere decir útil para los demás.

En conjunto: «El Africa subsahariana comprende aproximadamente a unos 520 millones de habitantes y 51 estados y es el subcontinente menos desarrollado del planeta. Representa el 10% de la población del mundo, el 2% del PIB mundial (250 millardos de dólares, 90 de los cuales se los lleva la República Sudafricana), el 1,7% de las exportaciones y menos del 1% del valor añadido industrial, siempre a nivel del planeta. A partir de los años sesenta, el crecimiento ha ido reduciéndose progresivamente. La expansión en el PIB real ha pasado del 5,9% al 4,1% en los años setenta para caer al 2% en el decenio siguiente, el Africa subsahariana conserva una economía rentista y se está marginando desde el punto de vista internacional».

La conclusión propuesta en la última frase no nos indigna como suelen hacerlo los bien pensantes pequeño burgueses, sino que nos hace soñar con un choque "directo" no en una confortable oficina de una metrópolis occidental sino en una aldea africana, y no frente a un ordenador sino empuñando un machete: ¿qué quiere decir "conserva una economía rentista", cuando millones de personas se mueren de hambre y de enfermedades provocadas por la desnutrición; o "Africa se está marginando" cuando ha sido abandonada a la deriva después de haberla despojado vergonzosamente de sus recursos? De esto no hablan nuestros analistas tan provistos de datos ya que su atención es exclusivamente de tipo contable. «En el periodo 1988-1993 veintiún países han tenido un crecimiento positivo de su renta per cápita y veinte han retrocedido. Las exportaciones, que en términos reales habían disminuido un 0,3% al año entre 1981 y 1987, han registrado un aumento del 4,4% anual».

Aquí no explican qué condiciones y contratos comerciales se dan pero unas pocas líneas más adelante lo dejan entender: «El aumento positivo del PIB per cápita (1986-1993) se ha verificado solo en seis países sobre veintinueve que han llevado a cabo reformas profundas (planes económicos del FMI). Los indicadores relativos a la sanidad y a la educación se han deteriorado tendencialmente, las exportaciones y las importaciones no han aumentado en valor y los déficits de pagos externos son elevados». Pero la visión sigue siendo optimista; ¡todavía queda media Africa para estrujarla sin demasiados esfuerzos!
 

Las zonas francas

El programa de las grandes organizaciones internacionales, que resumimos de Le Monde Diplomatique marzo 1996, con el FMI, Banco Mundial y ONU a la cabeza, y además las instituciones para la cooperación en los países en vías de desarrollo de América y Francia, prevé la difusión masiva de las zonas francas también en Africa, versión actualizada de los puertos francos del imperio británico como Singapur o Hong Kong, instrumentos para crear desarrollo económico, inversiones e integración en la economía mundial; bonitas palabras que encierran una gran mentira.

El mecanismo, que ahora está empezando en Africa con una treintena de zonas que emplean sólo a 250 mil personas, es muy simple y está avalado por la experiencia de otras 250 zonas francas distribuidas en otros 70 países, de las cuales 100 están en América Latina y en el Caribe, y 65 en Asia. Dan trabajo respectivamente a 1,2 y a 3 millones de personas, de tal forma que ya se estudia cómo introducirlo en las zonas menos desarrolladas de Europa después del experimento piloto de la zona aeroportuaria irlandesa de Shannon en 1960.

Grandes capitales extranjeros, públicos y privados, se asientan en un país subdesarrollado que tenga las siguientes características: estabilidad política, adhesión a los programas económicos del FMI, unas infraestructuras mínimas, especialmente policiales, una red de comunicaciones o puertos accesibles a grandes navíos (las islas son los mejores sitios), una oferta de mano de obra a precio casi regalado y la posibilidad de cargar a otro la sistematización logística de la zona franca que frecuentemente absorbe las ganancias de casi dos años. Aquí nuestros grandes financieros implantan producciones "golondrinas", llamadas así porque son ligeras, muy móviles, con un bajísimo contenido técnico, frecuentemente peligrosas o nocivas, amortizables en uno o dos años y siempre dispuestas a desplazarse según las nuevas orientaciones estratégicas y de mercado. La mano de obra es exclusivamente local y el gobierno se empeña en exportar toda la producción que con frecuencia goza de un acceso privilegiado en la Unión Europea y en los Estados Unidos como forma de apoyo a las economías más débiles. Las demás ventajas para los capitales invertidos no son desdeñables: exención de todo tipo de tasas aduaneras para la importación y la exportación de las mercancías necesarias y de las producidas, exención durante 10 años en los útiles producidos y sucesivamente alícuotas fáciles y a menudo simbólicas, ningún control sobre los cambios y los movimientos de los capitales incluida la total reexportación, secreto bancario absoluto, tarifas preferenciales para la energía y contratos de trabajo específicos para la zona franca, la cual, sobre todo en las zonas más aisladas, al final intenta organizarse como una entidad autónoma, dotada de un estatuto de extraterritorialidad, una seguridad propia, acceso reservado, fuentes de energía y sistemas autónomos de telecomunicación. Así muchas de ellas se convierten en un Estado dentro del Estado y para muchos financieros son el refugio perfecto para los tráficos más misteriosos e ilegales sobre todo en lo que concierne a movimientos de divisas que escapan a cualquier control de las autoridades locales e internacionales. De este modo el cálculo de la relación entre costes y beneficios resulta muy aleatorio y sólo puede hacerse para zonas francas específicas que están realmente sostenidas por las grandes organizaciones públicas.

La zona franca de Mauricio, creada en 1970, abarca toda la isla y 100.000 puestos de trabajo, produciendo 1 millardo de dólares al año (el PIB per cápita de esta isla-estado es superior al de Grecia); mediante una masa de capitales asiáticos es la base de penetración en el Mercado Común, por ser un país miembro de la Commonwealth, y en el Oriente Medio. Este es un caso atípico de tal forma que ahora favorece las inversiones con fuerte valor añadido y los trabajos cualificados, dando los demás en régimen de contrata a Madagascar y a Kenia, siendo esta una dinámica propia de un capitalismo jovencísimo y vigoroso. Las demás zonas francas se encuentran, en un precario orden de importancia económica, en Túnez, Egipto, Botswana, Togo, Ghana, Kenia, Madagascar, Zimbabwe, Senegal, siendo éste último el caso más desastroso de todo Africa.

Los estudios de la Confederación Internacional de los Sindicatos Libres (CISL) y los documentos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) definen las zonas francas como "una gran mentira económica y social" ya que demuestran que los inversores, en su mayoría asiáticos; Corea, China e India, no sólo quieren trabajadores infrapagados, sino que además los quieren desprovistos de todo derecho social y sindical sometiéndoles totalmente.

No es con este sistema de la economía de las zonas francas como podrá participar Africa en la mundialización de la economía, ya que se la explotará todavía más reintroduciendo el trabajo en un régimen de semiesclavitud en el que los gobernantes locales son los negreros de sus propios "electores democráticos" y las deformes figuras tipo Bokassa, Amín o Mobutu se adaptarán al nuevo sistema que sólo podrá suprimirse con la revolución comunista.
 

Francia y USA

La actual crisis capitalista ha propinado también duros golpes a Francia, tanto es así que se han revisado todos los programas de gastos, incluidos los que afirmaban su "grandeur" sobre todo en sus reservas económicas de las ex-colonias.

Tras la segunda intervención militar francesa en pocas semanas en la República Centroafricana, en mayo de 1996, para sostener al gobierno del presidente favorable a Francia contra una revuelta del ejército al cual no se le pagaba desde hacía meses, ha salido a relucir claramente la profunda crisis del aparato militar francés desplegado en Africa central, que cuenta con 8.700 hombres dispuestos en un eje este-oeste que va de Yibuti, Centroafrica y Senegal y que cuesta un millardo de francos franceses al año, sin contar las operaciones especiales "humanitarias".

«Por vez primera el Estado francés no ha podido realizar por sí solo, y rápidamente, en su propia zona de influencia natural, una de esas intervenciones militar-humanitarias con las que ha conseguido el control casi absoluto del continente negro. Rechazada con profunda hostilidad por el gobierno ruandés, cercada por los rebeldes del Zaire oriental a causa de su apoyo a Mobutu, ignorada por los Estados Unidos, a los cuales, para obtener su apoyo, ha llegado a proponer, a partir del 10 de noviembre, el mando y la dirección de la operación, Francia ha pagado la política imprudente y desequilibrada de estos últimos años en la región de los Grandes Lagos. Esta vez no ha podido mantener su propio rango ante los ojos del mundo y de la "reserva" francófona, mientras los refugiados de los campos eran dejados sin asistencia durante semanas enteras» (Le Monde Diplomatique, diciembre 1996).

El Africa central no es precisamente Indochina; por muchas consideraciones más sustanciales parece que Francia, como Bélgica, vuelve a cometer el mismo error de obstinarse en no querer y poder ver su realidad como potencias en declive fuera de sus fronteras.

La profunda reforma del ejército de tierra francés, que comporta la "profesionalización" completa y la reducción de un tercio de las tropas, debería producir grandes cambios en ultramar aunque París prometa no tocar de modo sustancial la red de bases africanas, pero ya se sabe que estas promesas políticas cuentan poco. No obstante sí se da por cierta la reducción de los efectivos en la principal base de Yibuti en el Mar Rojo, con el abandono de la guarnición fija sustituida por la presencia de un reducido grupo de permanentes a los que hay que sumar la rotación trimestral del grueso de las tropas. Este proyecto trae consigo consecuentemente un debilitamiento sobre todo en lo que respecta a la experiencia adquirida sobre el terreno y al conocimiento de un territorio tan amplio y diverso. A la larga una estrategia similar significa pérdida de poder real o bien el comienzo de la retirada.

Desde el punto de vista económico los negocios africanos para Francia los podemos trazar a grandes rasgos por las estadísticas oficiales del comercio exterior que exponemos como sigue: el total de las exportaciones francesas en 1974 eran de 46,5 millardos de dólares y el 11,2% de aquellas iban a Africa. En 1986 el total del comercio exterior subió a 124,9 millardos de dólares mientras las exportaciones africanas bajaron al 8,5%; en 1995 de un total de 286 millardos de dólares de exportaciones, solo el 6,3% corresponde a Africa. La tabla de las importaciones desde el continente negro muestra en los mismos años una caída del 10% al 6,1% y cae al 4,2% en 1995 frente a un aumento de las importaciones en Francia, que en millardos de dólares alcanza 52,9 en 1974, 129,4 en 1986 y 273,6 en 1995.

De aquí se deduce que, en el periodo de 20 años considerado, Francia, cuyo comercio exterior en conjunto creció hasta el 22,3% del PIB y ahora muestra que las exportaciones superan a las importaciones, por lo que respecta a los intercambios con Africa, ve que el valor de sus exportaciones hacia el continente se reduce a la mitad y sus compras caen en un 60 %. Africa cuenta cada vez menos en la economía francesa y todo, incluidas las ayudas, disminuye en proporción. Los países africanos ahora se lamentan de que "Francia se olvide de la contribución en sangre de los africanos en los conflictos coloniales y en las guerras mundiales". Según el Observatorio Permanente de la Cooperación Francesa, la ayuda pública francesa al desarrollo ha sido de 45,4 millardos de francos en 1996 (0,56% del PIB), y ha proseguido la caída señalada en los últimos años (0,60% en 1995, 0,64 en 1994). Es necesario además apartar otros 5 millardos, destinados de hecho a los territorios franceses de ultramar (Le Monde Diplomatique, diciembre 1996).

Mientras Francia decae, los USA se aprovechan de la situación favorable y se mueven a través del jefe de su diplomacia Warren Cristopher, con una serie de viajes por los países africanos con el fin de presentarse como nuevos socios comerciales atacando violentamente la imagen de París. Por doquier ha «sido presentada una propuesta para una nueva partnership política y militar entre el continente negro y los Estados Unidos que podría llevar a la creación de una fuerza africana de reacción ante las crisis que se beneficiaría de la financiación, del adiestramiento, de los suministros y del apoyo logístico de las fuerzas estadounidenses. El coste de esta fuerza rondaría unos cuarenta millones de dólares. La ayuda pública estadounidense al desarrollo no representa más que el 0,15% del PIB de los USA, cayendo un cuarto respecto al balance 1994-1996, y solamente un quinto se destina al Africa subsahariana. Por el contrario el comercio entre los Estados Unidos y Africa ha aumentado un 12% en 1995 y ha alcanzado 18.000 millones de dólares».

Estas cifras, que aparentemente no son significativas porque son demasiado pequeñas respecto al potencial económico de los Estados Unidos, deben ser precisadas ya que la economía americana se caracteriza por una fuerte preponderancia del mercado interno sobre el exterior. De hecho en 1995 sólo el 11,8% de su PIB (7.246 millardos de dólares) está representado por el comercio exterior con un total de 855 millardos que a su vez se reparten de la siguiente forma según su destinación: el 21,2% a la Unión Europea, el 29,6% para Méjico y Canadá y el 33,8% para Asia, de los cuales el 11% son para Japón. Sólo un 2,1% del comercio exterior tiene como destino Africa y sus enormes recursos en materias primas son una buena garantía para la invasión de las mercancías "made in USA", pero para obtener un mayor beneficio es necesario apartar a un lado a Francia y llevar al continente la "pax americana". El coste de este partnership lo presentarán más tarde, cuando lo estimen oportuno, de momento lo que hay son pocas ayudas pero negocios en aumento.

Confrontemos estas cifras con el coste de la ayuda a los prófugos en las grandes catástrofes. En la reciente crisis del éxodo de las poblaciones ruandesas en Zaire, las organizaciones de la ONU gastaban medio dólar per-cápita al día (unas 70 pesetillas) para mantener a unos 2 millones de prófugos, es decir 1 millón de dólares al día. Y esto sólo para Rwanda. Se calcula que en Africa hay en conjunto unos 20 millones de prófugos y refugiados diversos, por lo tanto queda en evidencia que el total de los negocios USA en Africa todavía son escasos y similares a la magra limosna ofrecida por la ONU.
 

Los USA en Zaire

El sentido de la acción diplomática americana en Africa es el de llegar, país tras país, al control de la parte del continente que todavía le falta por controlar. Véase por ejemplo, centrándonos en la zona de los Grandes Lagos, que tras la guerra en Zaire todo está bajo su control, y la consistente ayuda ofrecida al régimen de Uganda que sostiene a su vez como base de apoyo a los antifundamentalistas islámicos del sur de Sudán; en Libia, los USA por el contrario, apoyan no muy secretamente al nuevo partido islámico antiGadafi. También en el Cuerno de Africa, en Etiopía y Eritrea se han convertido en los nuevos amos pero allí los resultados no han sido tan satisfactorios. En Zaire, por lo que parece, todo ha salido a pedir de boca y Wall Street está esperando los próximos beneficios.

Según las revelaciones de un diplomático americano aparecidas en Le Monde Diplomatique (mayo 1997): «Nunca como ahora aparece con mayor evidencia la conquista del Zaire como algo planificado hasta el último detalle hace dieciocho meses, gracias al apoyo de los regímenes ruandés y ugandés, los cuales, al igual que el gobierno americano, tenían contactos regulares con Laurent-Desiré Kabila. El plan - realizado en gran parte en unos seis meses - preveía en la primera fase, la "limpieza" de los campos de prófugos ruandeses, (llevada a cabo casi en su mayor parte por el Ejército Patriótico Ruandés, mientras la diplomacia americana se preparaba para impedir una intervención "militar-humanitaria"); la segunda fase preveía la "conquista de las ciudades clave", sin preocuparse de controlar bosques o selvas demasiado grandes o impenetrables; paralelamente debía "asegurarse un botín de guerra"; y por último, "hacer caer a Kinasha y Mobutu", buscando la manera de no romper nunca "la alianza con la población zaireña"».

Impedir la intervención militar-humanitaria significaba tener el campo libre, sin fuerzas de la ONU y francesas cerca tras evacuar a las ONGs y a los religiosos que todavía permanecían allí, mientras los hombres de Kabila avanzaban con uniformes, armas y equipos nuevos, muy distintos de la imagen de guerrilleros africanos.

Francia que había conseguido tener una presencia estable mediante su apoyo a Mobutu desde los primeros años de la independencia de Bélgica, es consciente de su pérdida de hegemonía y de las ventajas que se derivan de esto. La inmensa fortuna acumulada solamente por Mobutu, sin contar a sus colaboradores, en sus 32 años de poder, da una idea de los inmensos negocios realizados, sobre todo por Francia.

Toda la cuenca del Congo, y Zaire en particular, además de su posición estratégica a través de la línea ecuatorial, es un inmenso depósito de materias primas apreciadísimas entre las que se encuentran las importantes y casi únicas minas de niobio, un raro metal que por sus características químicas y físicas similares al platino es un elemento indispensable en la técnica nuclear y de los satélites.

El nuevo jefe Kabila, "ex-lugarteniente marxista de Che Guevara", está repartiendo los negocios zaireños entre las grandes multinacionales del ex-enemigo imperialista, o sea Estados Unidos, Sudáfrica, Europa y Japón. Y los negocios han ocupado inmediatamente un puesto de preminencia, y de hecho uno de los primeros actos públicos del autoproclamado presidente del Congo-Zaire ha sido la fuerte reducción de las tasas por concesiones para la extracción de mineral a algunas compañías que le habían apoyado: «La compañía minera "Tenke mining corporation" de Vancouver, que está mayoritariamente en manos suecas, ha ofrecido 50 millones de dólares a los rebeldes, primera entrega de los 250 millones a pagar a cambio de la garantía de los derechos de extracción del cobre» (Corriere della Sera, 18 de mayo 1997, el día después de la salida de Mobutu). ¡Los negocios y sobre todo Wall Street no tienen tiempo que perder!
 
 
 
 
 
 
 
 



INTENCIONES DE REPARTICIÓN IMPERIALISTA
Y COLAPSO ECONÓMICO EN ALBANIA

LA MECHA ALBANESA Y EL POLVORÍN BALCÁNICO

El volcán albanés ha puesto en tensión a todas las grandes potencias. El interés de éstas se debe al hecho de que Albania es un punto tenso en los Balcanes que puede hacer saltar por los aires los precarios y transitorios equilibrios establecidos en los acuerdos de Dayton: «Cuatro años antes de la implicación de las tropas de la OTAN, Washington ya había comprendido perfectamente que se incubaba un polvorín en la región, enviando soldados y espías a lo largo de la frontera serbo-macedonia y movilizando su propia diplomacia en dirección a Skopje y Tirana» (Internazionale, 21 marzo). Por tanto, no debe sorprendernos que en el momento de la evacuación hubiera en Albania unos 2.198 americanos, sin contar a los que permanecen en el lugar para proseguir el trabajo de inteligencia y control de la situación. La cifra ha asombrado a los europeos, al ser netamente superior a la que ellos habían estimado, dejando en muy mal lugar el trabajo de sus servicios secretos.

La peligrosidad de Albania se debe a la conjunción de dos debilidades históricas que solo el análisis marxista con sus categorías puede descifrar.

La categoría principal para comprender la historia del área balcánica-danubiana es la de Estado y Nación contrarrevolucionaria. Las Naciones y Estados contrarrevolucionarios fueron objeto de estudio por parte del Partido desde sus comienzos en 1848. Un producto clásico de Nación y Estado contrarrevolucionario fue el Belga, al cual Marx y Engels dedicaron numerosos trabajos. Un Estado de la contrarrevolución no extrae su fuerza y su vitalidad de los pueblos que lo componen, puesto que carece de ellas, sino de los equilibrios impuestos con la fuerza por las potencias hegemónicas contrarrevolucionarias. Él entra en crisis cuando entran en crisis los equilibrios imperialistas contrarrevolucionarios que lo han producido. La ex Yugoslavia y los Estados balcánicos del Danubio precisamente porque son Estados de la contrarrevolución han entrado en disolución cuando los equilibrios establecidos en Yalta se han derrumbado. Ellos preanuncian una época de fluidez en las relaciones entre las grandes potencias mundiales que se mantendrá hasta que el polo opuesto a los Estados Unidos no forme otro polo imperialista dispuesto a recoger el testigo del liderazgo de los Estados capitalistas. Esto implica que los actuales equilibrios logrados en los Balcanes son extremadamente friables y transitorios, porque las actuales relaciones de fuerza entre las grandes potencias están en una fase de veloz evolución, hasta que una nueva guerra no sancione unos nuevos equilibrios contrarrevolucionarios.

Por consiguiente, hay mucho de cierto en las afirmaciones del periodista burgués Cavallari que en el periódico La Repubblica del 6 de marzo de 1997 escribía: «La convulsión albanesa confirma que Europa se halla a la conquista con el mismo "desorden balcánico" que la ensangrentó entre 1910 y 1924 (...) El después de Yalta no ha comportado en este área un retorno a 1945 sino una reapertura de las tensiones presentes en 1919, ligadas a la famosa "cuestión de Oriente" que perturba el mundo desde los Balcanes hasta Basora. La Albania hundida en la guerra civil vuelve a entrar en efecto en el cuadro de una disgregación que dura 70 años. La misma que ha afectado a Checoslovaquia y a Yugoslavia».

Las razones históricas de la impotencia de las nacionalidades balcánico-danubianas son demasiado extensas para ser sintetizadas aquí. Engels estudió durante casi 50 años la cuestión llegando a la conclusión de que, por cuanto se refiere a los pueblos eslavos, solo los polacos, los rusos y quizá los eslavos de Turquía tenían futuro, podían aspirar a desarrollar un papel histórico autónomo.

La historia ha confirmado ampliamente esas previsiones. El único pueblo balcánico-danubiano que ha intentado, fracasando, unir a todos los eslavos del sur en una única nación, encontrando en el elemento alemán el mayor obstáculo, ha sido el pueblo serbio, como reconoció el mismo Lenin: «La burguesía ha emprendido una campaña de bandidaje contra Serbia, para subyugarla y sofocar la revolución nacional de los eslavos del sur» (La guerra y la Socialdemocracia rusa).

La primera guerra mundial sanciona el fin de toda acción autónoma de cualquier fracción de los eslavos del sur. La victoria contrarrevolucionaria de Inglaterra lleva a equilibrios imperialistas antialemanes. Los pueblos eslavos del sudeste a los que Engels había negado toda vitalidad histórica alcanzan la dignidad estatal mediante la formación de Estados nacionales antialemanes, ya sea después de la primera o de la segunda guerra mundial, porque así conviene a los imperialismos vencedores, primero al británico, y después al ruso-americano.

El plan americano de acuerdo sobre la Bosnia-Herzegovina, que tiene claros objetivos tanto antirrusos como antialemanes, en vista de la próxima partida imperialista, demuestra su fragilidad precisamente en el hecho de que los alemanes sin mover un dedo y manejando Marcos extienden su propia influencia político-económica aunque no todavía militar hasta Sarajevo, mientras todas las economías de los pequeños estados balcánico-danubianos están ya enganchadas firmemente al área del Marco. Por tanto, históricamente Alemania está a la ofensiva de manera natural e independientemente de la misma acción alemana, que en sustancia es prácticamente nula, porque inteligentemente los alemanes hacen valer la fuerza de los hechos.

La peligrosidad de Albania es el producto de esas dos debilidades históricas. La primera ha llevado a la transformación de los Balcanes en el vientre blando de Europa, zona con alta intensidad sísmica. La segunda se debe a la particularidad albanesa en la relación Nacionalidad-Estado nacional.

Para nosotros los marxistas Nacionalidad y Nación son dos conceptos muy distintos. La primera se refiere a la comunidad de lengua, costumbres, vestimenta, cultura etc.; la segunda se refiere «a un circuito geográfico dentro del cual el trafico económico es libre, el derecho positivo es común, y en gran medida hay una identidad de raza y lengua» por lo que nunca encontramos una Nación sin Estado» (Factores de raza y nación en la teoría marxista).

La nación albanesa tiene una población de 3.441.000 habitantes, distribuidos sobre una superficie de 28.748 km2, de los cuales el 70% son musulmanes, el 20% ortodoxos, y el 10% católicos. La nacionalidad albanesa es mucho más vasta. Los emigrantes son 600.000, de los cuales 300.000 están en Grecia, y cerca de 150.000 en Italia. Más difícil es calcular los albaneses que se encuentran en la ex-Yugoslavia ya que desde 1981 los albaneses han rechazado someterse a cualquier censo. Según el de 1981 había 1.227.424 albaneses en Kosovo, 72.432 en Serbia propiamente, 37.735 en Montenegro, 377.000 en Macedonia. En 1991 las estimaciones oscilaban entre 2.200.000 y 3 millones (Limes, 1-2/93). La oscilación se debe a la poca autenticidad de los viejos censos y a la tasa de natalidad que está entre las más altas de Europa (en Kosovo en 1987 era del 29,9 por mil, mientras en Macedonia es actualmente tres veces más elevada que entre los 1.600.000 eslavos macedonios).

Por consiguiente, más de la mitad de la Nacionalidad albanesa vive fuera del Estado Nacional, un fenómeno que no es insólito en el área oriental europea. La particularidad albanesa consiste en el hecho de que la mayor parte vive en zonas geográficamente limítrofes a la Nación albanesa, una situación que no se verifica para las otras Nacionalidades balcanico-danubianas, y menos aún para la turca esparcida por todo el área balcánica. Este hecho habría debido favorecer en su tiempo el nacimiento de un Estado albanés mucho más extenso que el actual. «Si esto no ha ocurrido, se debe a múltiples factores, comenzando por el atraso económico y socio-cultural del área poblada por los albaneses, que ha retardado la exigencia de un vínculo que superase al tribal, mientras griegos, serbios, búlgaros maduraban un sentido de identidad nacional sobre una base étnica y lingüística histórica, premisa para la construcción de sus propios Estados nacionales. Este retraso político-cultural se conjugaba con la particular posición de privilegio de la que disfrutaba esa parte de la población albanesa, es decir la enorme mayoría, que se había adherido al Islam» (Limes).

Solo entre el final del s.XIX y el comienzo del s.XX, y principalmente en Kosovo, comenzó a madurar entre el circulo de los notables albaneses la exigencia de autonomía en el ámbito del imperio otomano. Si las potencias imperialistas de la época no se hubieran inmiscuido en el asunto, Albania no habría nacido nunca, porque habría sido dividida entre Grecia y Serbia, con ventaja histórica evidente para los propios albaneses.

La primera guerra balcánica del 1912 vio a los serbios penetrar en Scutari y asomarse sobre el Mediterráneo. Las grandes potencias, en particular Italia y Austria, las cuales veían con malos ojos que los eslavos se asomasen sobre el Adriático con una línea costera demasiado extensa, pretendían que Scutari debiese formar parte de un Estado albanés y que debía por tanto ser evacuada por los montenegrinos que la habían conquistado. El tratado de Londres (30-5-1913) cedía a los aliados balcánicos todos los territorios al oeste de la línea que une Enos con Midia, con excepción de Albania, perjudicando gravemente la realización del sueño austriaco del Drang nach Osten (avance hacia el este), pero bloqueando el acceso de Serbia al Adriático, impidiendo la repartición de Albania entre Estados eslavos al norte y Grecia al sur y proponiendo la creación de una Albania autónoma.

«Que los ambientes diplomáticos italianos y austrohúngaros se planteasen en aquella ocasión el problema de los diferentes niveles de cultura política de los pueblos balcánicos tiene poca importancia; lo cierto es que en tiempo de la guerra balcánica no tenían intención alguna de que Serbia y Grecia tuvieran un limite común sobre el Adriático. Así Grecia pudo incorporarse, en nombre de la historia y de la presencia étnica, la región del Epiro y Ioánnina con todos los albaneses que entonces la habitaban; a Serbia le fue reconocido el derecho de anexionarse Kosovo, poblado mayoritariamente por albaneses, porque era considerado la cuna de la civilización Serbia medieval, y la Macedonia del Vadar, con sus abundantes asentamientos albaneses en occidente, porque fue el centro del imperio medieval Serbio; pero los notables albaneses, deseosos de evitar el abrazo "civilizador" serbo-greco, encontraron la ayuda "desinteresada" italoaustriaca para construir un Estado propio al menos en la región que se asomaba al Adriático desde Scutari hasta la altura de Corfú. Y así fue como la comunidad étnico-lingüística albanesa, ya fragmentada en su interior en organizaciones tribales y además con diferencias lingüísticas entre el área dialectal tosca al sur y ghega al norte, se encontró separada también en entidades políticas distintas en un momento en el que estaba apenas comenzando a madurar una voluntad de pertenencia a una única comunidad de base étnico-lingüística» (Limes).

Por tanto, Albania no nace como producto de la lucha del pueblo albanés sino por los intereses austro-italianos en función antieslava y antigriega y reúne en sus fronteras a menos de la mitad de la Nacionalidad albanesa.

Serbia intentó un proceso de serbización de los albaneses a imitación del proceso logrado de helenización de los griegos albaneses. Pero sus tentativas fracasaron por la resistencia sostenida por un Estado limítrofe lingüísticamente afín, apoyado bochornosamente por Italia, interesada en un debilitamiento del reino yugoslavo. Italia recoge sus frutos en el año 1939 anexionándose Albania y creando en 1941 la gran Albania, uniéndola a las otras regiones balcánicas con presencia albanesa, beneficiándose de la ofensiva alemana en los Balcanes.

No nos interesa seguir aquí con las particularidades de la evolución de Albania sino poner en evidencia que la formación de la gran Albania étnica, deseada por los italianos, había inspirado los movimientos partisanos antifascistas, ya sea el estalinista de Hoxha, ya sea el nacionalista de Balli y Kombetar, abriendo el camino al nacionalismo albanés, mortal mecha del volcán balcánico.

Y si Hoxha debió agachar la cabeza frente a los seguidores de Tito, los nacionalistas se empeñaron en una sangrienta guerrilla contra el ejército yugoslavo hasta el año 1948.

Si durante el reino de Hoxha Albania demostró escaso interés por las confrontaciones de sus paisanos de Kosovo, Macedonia y Montenegro, después de su caída aumentó considerablemente su ayuda en hombres y medios a los movimientos nacionalistas en fuerte desarrollo en la región. En 1991 reconoció, único país del mundo que lo ha hecho, la independencia declarada unilateralmente por los albaneses de Kosovo, mientras no reconocía la independencia macedonia debido a la falta de aceptación por parte de Skopje de las demandas de la comunidad albanesa. Actualmente los albaneses constituyen una mina errante en la santabárbara balcánica. Ellos han proclamado unilateralmente el 19 de octubre de 1991 la independencia de Kosovo; la autonomía territorial en Serbia meridional (rechazada obviamente por Belgrado); piden la autonomía de Montenegro y Macedonia.

La Albania de Berisha y de Meksin fomenta el nacionalismo albanés y para prevenir ataques serbo-grecos ha estipulado un acuerdo militar con Turquía y se ha hecho miembro de la Conferencia Islámica, después de haber pedido en vano ser acogida por la OTAN. En particular, es Macedonia la que se siente amenazada por Grecia al sur y por Serbia al norte, que no esconden sus intenciones de incorporación, mientras la minoría albanesa mina sus débiles fundamentos estatales.

Grecia está desarrollando un activismo frenético para conquistar la posición de pivote en los Balcanes. Desde el inicio de la insurrección albanesa, que tiene como protagonista de primer plano al componente greco-albanés, aun manteniéndose el gobierno griego neutral, ha hecho su comparsa en el sur de Albania Alexandros Lykouresov, el más grande abogado griego, defensor del general Ratko Mladic, conocido por sus profundos vínculos con los nacionalistas serbios oficiales y en la oposición. El abogado de Atenas viaja al sur de Albania, habla con los jefes de la revuelta y teje su paciente red diplomática al servicio del gobierno de Atenas, el cual ha mandado sucesivamente a encontrarse con el Comite nacional de los insurrectos del sur al secretario de estado para el extranjero, provocando las quejas de Tirana. Al mismo tiempo el ministro de exteriores griego visitaba Belgrado y Skopje, con la que no tenía relaciones oficiales desde 1992.

Grecia ha comenzado a recoger sus primeros éxitos. Ha recibido del gobierno albanés la petición de reconstruir el propio ejército, cosa ciertamente singular visto el acuerdo militar que liga a Albania con el mayor enemigo de Grecia, Turquía. La petición ha sido hecha en un intento desesperado de la dirigencia albanesa de granjearse la simpatía de Grecia que tanta influencia tiene en los enfrentamientos de sus paisanos en el sur de Albania, los cuales desarrollan un papel de primer orden en el movimiento insurreccional. Además Grecia revestirá un papel importante en la fuerza multinacional de protección (FPM) en Albania junto a su enemiga Turquía.

Grecia en sintonía con Serbia busca romper su aislamiento hacia el norte, y la crisis albanesa, si debiese extenderse hacia Kosovo y Macedonia, sería la ocasión propicia para el logro de los objetivos serbo-grecos bloqueados en el lejano 1913 por las potencias italiana y austriaca. De esto tiene perfecta conciencia tanto Macedonia, clásica vasija de barro entre vasijas de hierro, como Turquía, que ha amenazado con una intervención militar junto a Tirana en el caso de una tentativa de subdivisión del país.

Por tanto, están presentes en potencia todos los elementos de una nueva guerra balcánica, y esto explica la prudencia máxima de USA, Alemania, e Inglaterra, que mandan delante a Italia con el clásico "ve delante cretino" precisamente mientras el cretino infla los músculos de silicona y se mueve sobre la arena internacional con la torpeza de la clásica marioneta de la historia.
 

LA ECONOMÍA ALBANESA Y SU DERRUMBE

Desde el inicio de la apertura de la economía albanesa al capital internacional se han escuchado, especialmente desde la izquierda, criticas severísimas al atraso económico-político de los inversores extranjeros y locales. El término más utilizado era capitalismo salvaje y de rapiña propio del siglo XIX, manchado de sangre y de sudor, obviamente contrapuesto al aséptico capital moderno que se mueve en tiempo real de un continente a otro con la presión de una tecla de ordenador, lejos por tanto miles de millas de los lugares de la producción donde el proletariado mundial paga su tributo creciente de sobretrabajo que nutre en gran parte precisamente a ese capital parasitario y vampiresco que no encuentra conveniente fijarse en el proceso de producción. ¿No ha sido quizá Maximo D’Alema, el primer garante hoy en Italia de la obediencia del proletariado italiano a los dictámenes del capital financiero internacional y nacional, más que el comunista de salón Bertinotti, quien ha apuntando contra el capitalismo salvaje y de rapiña que ha operado en Albania arrojando al caos económico primero y después político de aquel pobre país? ¡Demasiado fácil es recordar al duce actual de la llamada izquierda italiana que la actividad de ese capital era notoria para cualquiera y por consiguiente, si no era tonto, también para él y su gobierno, maximo sostenedor de la estructura de poder albanesa al servicio de ese capital, del cual percibía, y es la parte menos importante de la cuestión, amplias porciones!

La tesis, solo aparentemente paradójica, que queremos demostrar, es que el capitalismo implantado en Albania, es, a diferencia del parecer unánime de los expertos económicos y políticos, el más moderno que haya operado sobre el planeta Tierra, consiguiendo el sueño inconfesable del capital de realizar en su totalidad su valorización sin pasar a través de los largos tiempos del proceso de producción y circulación, sustituyendo el proceso D-M-D’ por el proceso D-D’.

Sabemos por las estadísticas mundiales que del 5% al 8% del capital circulante sobre la Tierra se fija en el proceso de producción, mientras el 92-95% opera en la economía ficticia, moviéndose por el planeta y nutriéndose del plusvalor de ese 5-8%. Sabemos cómo los economistas y financieros más inteligentes están preocupados por esta separación siempre creciente del capital de la producción efectiva, temiendo que la burbuja especulativa antes o después explote con unos efectos devastadores sobre los equilibrios generales de clase. Muchos de ellos hablan de un misil incontrolable ya lanzado y del cual se espera fatalmente la explosión.

Por cuanto nos atañe, nosotros permanecemos pacientemente a la espera de esta explosión, confiando que ella lanzará al proletariado finalmente expropiado al torbellino de la revolución.

La risita de superioridad del pequeño y medio burgués y de la aristocracia obrera occidental que miran con desprecio a sus homólogos albaneses (más miserables económicamente, pero, al menos en cuanto respecta al proletariado, más combativo política y militarmente, como se ha demostrado) porque han entregado su destino a financieras, de todos modos garantizadas por el Estado albanés que recibía elogios exagerados del FMI y del Banco Mundial, se apagará en el momento en el que "sus" Financieras y "sus" Estados, juzgados fetichísticamente inquebrantables, conozcan su crack despidiendo una potencia de megatones que en comparación con la explosión albanesa, esta última parecerá ser un simple petardo.

Hablábamos de Capital más moderno y con razón. Se ha logrado en Albania realizar el sueño del Capital: casi el cien por cien del capital operante en la economía ficticia. El ciclo D-D’ que reemplaza completamente al ciclo D-M-D’, dejando casi a cero el fastidioso 5-8 %, con resultados sobre la economía albanesa que fueron juzgados como asombrosos por los organismos financieros internacionales.

Presentamos algunas cifras comenzando por el momento en el que Albania se abre al capital internacional, advirtiendo desde ahora que las Financieras pasaron de ser un hecho marginal a principio de 1992, a convertirse sucesivamente en un fenómeno difundido y patrocinado por la TV, el Gobierno y la Banca central (Sole 24 Ore, 20 marzo).

El PIB cae el 30% en 1991 y el 20% en la primera mitad de 1992, mientras la inflación supera el 200% en 1991 y avanza un 10-15% al mes en los primeros seis meses de 1992.

Desde el verano de 1992, a pocos meses de las elecciones políticas que dan la victoria al Partido democrático de Sali Berisha, Albania inicia un crecimiento que es único en los países del Este de Europa y parece uno de los más altos del mundo.

Aplicando las recetas del FMI el gobierno albanés inicia una serie de reformas, en la dirección de la privatización (del comercio, de la tierra, de la vivienda, de las fabricas), de la casi total liberación de los precios, de una rígida política monetaria, de una congelación de salarios y una drástica reducción de los empleados públicos. Las Financieras, que eran un fenómeno marginal, dan un salto cualitativo. Genc Ruli, miembro del Partido Democrático y Ministro de Finanzas de 1991 a 1994, declaraba al Sole 24 Ore: «de tener una actitud de tolerancia, se pasó a la promoción. La TV y la Prensa oficial hacían una increíble publicidad a estos sistemas de inversión, los financieros comparecían al lado de los ministros presentados como los pioneros del capitalismo albanés. Un delirante crecimiento en el que los albaneses sustituyeron el Estado Fetiche patriarcal que en el comunismo regulaba toda su vida, por las Pirámides que prometían el sueño de riqueza. Las Pirámides eran un timo alimentado en buena parte por negocios ilegales y sostenido por el Estado que con sus super-intereses sobre los depósitos distribuía el dinero».

¿Por qué el proletariado y la pequeña y mediana burguesía albanesa no habrían debido fiarse, visto que las Financieras durante tres años habían pagado puntualmente los intereses?. ¿Y qué otra cosa proponen los sindicatos del régimen y los llamados partidos obreros en Occidente cuando realizan el desmantelamiento de la Sanidad y de la Seguridad Social, destruyendo el fetiche del Estado-Providencia, patrocinando fondos de pensiones y aseguradoras privadas que, como todo el mundo sabe, operan como inversores institucionales en la economía ficticia con resultados como los del fondo de pensiones de los profesores californianos que ya ha reducido a la mitad sus prestaciones tras el derrumbe de México en cuyos títulos del Estado había invertido buena parte de sus fondos?

Los efectos benéficos de la política económica del gobierno Berisha y de la acción de las Financieras son inmediatos: 1993, crecimiento del PIB +19%; 1994, +11%; 1995, +9%; 1996, +8’7%. Inflación: 1992, +37%; 1993, +31%; 1994, +16%; 1995, -1’8% (¡tasa negativa!); 1996, +12’2%.

Pero mientras tanto, ¿cómo va la economía real, la cada vez más despreciada producción industrial?

Fijando en cien la cantidad de producto para la industria en 1993, encontramos a finales de 1995 que la industria del vestido ha descendido al 67’5, la industria agroalimentaria al 26’8, los productos energéticos al 75’2, el trabajo en piel y cuero al 60’7. Solo aumentan la producción del hierro cromado (Albania es el segundo productor del mundo de mineral de cromo), la siderurgia y los aceites bituminosos, donde por otra parte no se han alcanzado todavía los valores productivos de 1989, y donde todavía prevalece la actividad del Estado (actualmente el 75% de la economía albanesa es privada).

El economista burgués que presenta estos datos, totalmente sometido a los esquemas del capital parasitario típico de la fase imperialista, los comenta de esta forma: «¿Que es lo que ha producido este vistoso crecimiento económico? Los críticos del actual gobierno, y en particular la fuerte oposición expresada por el Partido Socialista, usan el termino de "economía de papel" para señalar el juicio negativo hacia el crecimiento económico albanés. Hay una parte de verdad en esta definición, pero también un viejo modo de juzgar los fenómenos socioeconómicos, un detenerse a caracterizar los sectores productivos según los esquemas de la economía clásica» (Mulino, 6/96).

Dicho esto comienza a presentar otros datos para reconstruir la formación del PIB albanés con los siguientes resultados: la contribución de las remesas de los aproximadamente 500.000 emigrantes se calcula que supone el 25% del PIB; las ayudas internacionales, que han sido las más altas per cápita de los países balcánicos y del Este de Europa, se calcula que han contribuido alrededor del 15%; la economía ilegal, principalmente el contrabando hacia Serbia y Montenegro durante la guerra en la ex-Yugoslavia, se calcula del 10% (nosotros lo aumentaremos al 15%, considerando que los máximos analistas lo valoran en un millón de dólares al día). Finalmente, tenemos la contribución, difícilmente valorable, de la economía directamente delictiva (trafico de clandestinos, contrabando de droga, residuos tóxicos, blanqueo de dinero sucio) administrada por la mafia albanesa y por las organizaciones criminales del sur de Italia. Nuestro economista no nos da datos. A ojo podemos valorar que esta actividad capitalista contribuye con otro 10% del PIB.

En conclusión, todos estos factores explicarían el 65% de la riqueza (nuestro economista la valora en el 50%). El restante 35% proviene de la actividad de las Financieras, las cuales, como todo el mundo sabe, acaparan buena parte del 25% del contrabando y de la actividad delictiva, por lo que no es exagerado afirmar que más del 50% del PIB albanés es el producto en parte de una actividad de intermediación ilegal, en parte de una pura actividad especulativa.

Por tanto, de 1993 a 1995 tenemos una Albania cuya economía real cae verticalmente, pero que equilibra todos los parámetros macroeconómicos dictados por el FMI y se acerca mucho más que otros países europeos a los mismos parámetros de Maastricht, tanto que la moneda nacional, el Lek, llega reforzarse con respecto al Marco mismo.

La burbuja especulativa comienza a recibir los primeros golpes con el fin de la guerra y del embargo en la ex-Yugoslavia, que golpea al primero 15%, que proveía beneficios altísimos y que sumado a los puramente delictivos permitía el pago de altísimos intereses. En el 1996 el proceso se vuelve una espiral vertiginosa que se encamina hacia la catástrofe. Para pagar los intereses se aumentan los intereses mismos como manera para encauzar en el giro especulativo buena parte del capital y del rédito nacional. Cuatro años de remesas de los emigrantes son así quemadas. Campesinos, pastores, comerciantes, y también empresarios venden sus bienes para invertirlos en las Financieras, mientras los notables del Partido democrático y del Estado, a la cabeza del doctor Berisha, además de recaudar las cuotas, saquean los bienes de los albaneses, como se sabe por la actividad del espionaje italiano. Confirmando la modernidad senil del capital operante en Albania, la zona más golpeada ha sido el Sur donde está presente un proletariado y una pequeña y mediana burguesía que dispone de dinero para invertir a diferencia del Norte pobre y montañés que se verá sólo acariciado por el crack. En total 3.000 millones de dólares desaparecidos, el equivalente aproximado de 1 año del PIB albanés, y la proletarización repentina de la pequeña y mediana burguesía del Sur de Albania y de parte del Norte, y la destrucción de cualquier sueño de aristocracia obrera para los 600.000 emigrantes albaneses. Dinero no desaparecido en la nada sino simplemente llevado al extranjero e invertido en actividades en buena parte especulativas, como ocurre ya con la mayor parte del capital operante sobre este planeta.

Es el Sole 24 Ore el que propone a Europa confiscar estos capitales, propuesta más audaz que la de los insurrectos, que se limitaba a pedir la congelación de los bienes de los funcionarios del Estado y del Partido: «Entre las muchas iniciativas que han sido citadas a nadie se le ha ocurrido echar una mano a los albaneses para recuperar los capitales tragados por las Financieras: muchos han acabado en el extranjero, en los acostumbrados lugares de siempre, o bien invertidos en actividades a plena luz del día. Recuperarlos quizá serviría para inyectar un poco de confianza y de "solidaridad europea" en un pueblo empobrecido y desilusionado. No olvidemos que la crisis ha explotado con la caída de las pirámides. Si pensamos que Occidente puede todavía dar a estos Países un aceptable modelo de desarrollo económico, seria el caso esta vez de demostrarlo concretamente» (Sole 24 Ore, 30 marzo).

Propuesta destinada a permanecer en el limbo de las buenas intenciones porque la propiedad del capital es intocable para el capital mismo, y de todos modos, como recuerda el articulista, todas las autoridades constituidas internas y externas en Albania deben estar atentas a sus movimientos porque si «al Presidente se le señala como el mayor responsable» y también «seguramente es el que más sabe y el que tiene en sus manos el dossier para tener controlados no solamente a los de su clan y a una parte de los opositores, sino también a la comunidad internacional».

¡Todo el mundo capitalista se refleja en la catástrofe albanesa, de la que ciertamente se jacta!
 
 
 
 
 
 



LA HUELGA DE LA U.P.S. DEMUESTRA QUE ES POSIBLE
RECHAZAR LA "FLEXIBILIDAD" LABORAL

La victoriosa lucha sindical que se ha desarrollado en Estados Unidos entre los trabajadores de la United Parcel Service y la empresa, especializada en envíos de todo tipo, a pesar de haber sido menospreciada por la prensa (lo cual no es para sorprenderse), no es un acontecimiento sin importancia, ya que ha sido una lucha que, para variar, va a terminar bien para los trabajadores. En realidad la huelga, y la victoria, marcan una reanudación de la combatividad de la clase obrera americana, después de al menos quince años de derrotas, de empeoramiento de las condiciones de vida y de humillaciones.

La importancia de la lucha se debe tanto a las dimensiones y difusión de la empresa (338.000 empleados en todo el mundo, 300.000 en USA, que transportan el 80% de todos los paquetes del país) como a la naturaleza de las reivindicaciones. Al vencimiento del Convenio la UPS, que en 1996 ha tenido unos beneficios netos de 1.150 millones de dólares, comenzó el ataque: un convenio para siete años, fuerte aumento del trabajo a tiempo parcial, incentivos a los empleados para que se hagan "accionistas", aumento del porcentaje de contratas y subcontratas, control del sustancioso fondo de pensiones gestionado hasta ahora por el sindicato International Brotherhood of Teamsters (IBT). Ofrecía a cambio el miserable aumento de 90 centavos la hora, escalonado en siete años; esto para los empleados con jornada completa, para los de tiempo parcial nada.

Esto no es casual, ya que estos últimos se han multiplicado en los años recientes, y ahora representan el 60% de la fuerza de trabajo, incluso si más de 10.000 trabajan más de 35 horas semanales. Desde 1982 su paga inicial está fijada en 8 dólares la hora, y llega a un máximo de 11, mientras que el empleado con jornada completa obtiene 20 de media.

El trabajo es masacrante: recientemente el peso mínimo por bulto se ha duplicado hasta 70 kg. aproximadamente; los turnos son a todas las horas: los trabajadores con jornada completa pueden trabajar un máximo de 9 horas y media, pero los part-time, estos modernos parias, pueden ser obligados a trabajar durante 17 horas consecutivas con sólo diez minutos de descanso. No puede mejorar su situación ya que no existen esperanzas de obtener la jornada completa. Así el recambio anual de estos trabajadores de segunda clase es del 400%. Por otra parte, más allá de las leyendas difundidas por la empresa, no se trata ya de estudiantes que reúnen dinero para las vacaciones, sino de padres y madres de familia que deben simplemente trabajar a toda costa para sobrevivir en una sociedad cada vez más dura y despiadada.

Los trabajadores con jornada completa no están mucho mejor: incluso si el salario es menos miserable, verse rodeados cada vez más de estos trabajadores a bajo precio les hace temer por su propio futuro, a pesar de las afirmaciones de los patronos. Por otro lado, también ellos sufren una tremenda intensificación del trabajo: a través de una radio la dirección sabe en todo momento donde se encuentran con el furgón y si están cumpliendo el tiempo prescrito, tiempos que cada vez son más reducidos, y peligrosos, dado el aumento de accidentes de tráfico.

Así el 15 de julio el 95% de los empleados pertenecientes a la IBT, el sindicato con mayor implantación, ha votado a favor de la huelga, y 20 días después la ha convocado, aprobando el abandono del trabajo por parte de 186.000 trabajadores. El choque ha sido duro, ha durado 15 días, en los cuales la UPS ha intentado resistir por todos los medios. Pero los trabajadores estaban unidos, los esquiroles eran escasos, y en general los trabajadores americanos han mostrado siempre solidaridad con los huelguistas, a pesar de que la prensa les echase mierda encima. Incluso los pilotos de los aviones de UPS han colaborado con los huelguistas, de cara a su probable lucha en los próximos meses, mientras la AFL-CIO, la potente federación sindical de USA, ha debido poner a disposición de la IBT unos 10 millones de dólares a la semana para mantener la huelga.

El intento de hacer intervenir a Clinton para obligarles a volver al trabajo no fue posible, probablemente porque el Presidente es bastante astuto como para comprender cuándo es posible intervenir y cuándo conviene evitar ser un figurón. Esto lo demuestra su intervención, sólo pocos días después, para bloquear una lucha de ferroviarios de la Amtrak.

Así la UPS ha tenido que negociar, para cerrar la cuestión antes de que los daños fuesen demasiado graves e irremediables; en la mesa, ante el enviado de Clinton, los negociadores han parido un acuerdo que, aun no siendo el Nirvana para los trabajadores, representa siempre una victoria, sobre todo respecto a las pretensiones iniciales de la UPS y para el clima general que se respira también en los Estados Unidos. Serán asumidos con jornada completa 10.000 trabajadores que actualmente lo son a tiempo parcial, los que trabajaban más de 35 horas semanales, por tanto se trata más de una adecuación salarial que de nuevas admisiones; los aumentos salariales serán de 3,10 dólares para la jornada completa y de 4,10 para los que trabajan a tiempo parcial: puede parecer mucho, pero escalonado en 5 años, se reduce a un aumento del 2,9% anual, que corresponde más o menos a la tasa de inflación prevista, el fondo de pensiones continuará, potenciado, en manos del sindicato: ciertamente, mejor que gestionado por los patronos, sin embargo las garantías no son fabulosas, visto que el gestor es un sindicato de tradición gansteril y que se trata de cifras inmensas; la duración del convenio será de 5 años, una clara victoria de los patronos, que quieren poder contar con una fuerza de trabajo tranquila para el mayor tiempo posible, cualesquiera que sean las vicisitudes del coste de la vida.

El sindicato no ha podido evitar la huelga, ni la "vieja guardia" de la IBT (ligada abiertamente a la patronal y por ello subvencionada), ni la "izquierda sindical" del mismo sindicato, la Teamsters for a Democratic Union (TDU); para entendernos, la primera gang es dirigida por Jimmy Hoffa Jr., la segunda por Ron Carey, el "triunfador" de esta huelga (al menos como tal le gusta aparentar). Las dos bandas, naturalmente, se hacen la guerra y Hoffa querría desplazar a Carey del cargo de presidente de la IBT, incluso con medios poco ortodoxos. Pero ante la clase en movimiento, es obvio, el litigio se suspende por los intereses superiores de la clase representada: la burguesía. Así, en febrero de 1994, para no ir más lejos, en ocasión de otra huelga de la UPS, mientras el "democrático" Carey actuaba para hacer cesar la huelga diez horas después de iniciarse, la "vieja guardia" estaba ya dispuesta a organizar el esquirolaje. Una venta similar tuvo lugar dos meses más tarde, cuando la IBT abandonó a su suerte a 70.000 trabajadores del transporte y portuarios después de tres semanas de huelga y tras haber sido estos machacados y arrestados por defender sus piquetes.

Ahora la IBT se encuentra en sus manos con una victoria inesperada, que intenta hacerla aparecer como un éxito personal de Ron Carey: para estos señores no se trata sólo de poder personal sino de la gestión de enormes sumas de dinero, para tener peso también en política. Por ejemplo, parece que el apoyo dado a Clinton en la campaña electoral ha tenido bastante peso sobre su actitud en los acontecimientos. En todo esto la clase obrera, los trabajadores de todo tipo, son solo los instrumentos a controlar.

Pero para los trabajadores de la UPS, y para toda la clase obrera americana, este éxito va más allá de las ventajas, escasas, obtenidas por el convenio: representa una inversión en la carrera descendente de las suertes del movimiento obrero. Esta se inicia en los años 50 y se acelera tras el 1981, cuando el presidente Reagan despidió a 11.000 empleados controladores del tráfico aéreo en huelga. El número de huelgas con 1.000 o más huelguistas, descendió de 187 en 1980 a 96 en 1982, hasta llegar a 37 en 1996. Esta derrota se había convertido en el fantasma con el que la patronal y los sindicatos abortaban las luchas o las hacían terminar rápidamente. Así, las inscripciones al sindicato, siempre bajas, si bien en 1973 todavía eran del 24% de los trabajadores, habían descendido en 1996 al mínimo del 14,5%, y en el sector privado no superaban el 10%.

La situación de los sindicatos en Estados Unidos refleja las condiciones generales de la clase obrera, y en general de los estratos menos pudientes. Mientras se elogia a la economía USA por su tasa de crecimiento, también se elogia porque habría conjugado su desarrollo con un régimen de pleno empleo (5% de parados). Pero todo esto ha significado costos sociales enormes: en primer lugar el desmantelamiento progresivo del "welfare", de la asistencia y previsión, que no se detiene por el mero cambio de inquilino de la Casa Blanca; en segundo lugar la caída de la renta de los trabajadores, causado no por un ataque generalizado a todos, sino por la creación de un estrato cada vez más consistente de trabajadores muy mal pagados, precarios (30% de trabajadores a tiempo parcial a nivel nacional) privados de cualquier protección. Naturalmente, negros, mujeres y sudamericanos, pero no sólo.

También las cifras sobre desempleo son engañosas: en efecto, no engloban a un millón y medio de presos, sobre todo hombres en edad de trabajar, y a 8 millones en libertad condicional, que suponen un 10% de la fuerza de trabajo en USA. Un tercio de los jóvenes negros que están por debajo de los 25 años y uno de cada catorce blancos está en la cárcel, en reformatorios o en libertad condicional, o lo ha estado alguna vez. Hay que tener presente también que algunos en libertad condicional trabajan, la cifra real de paro es, según analistas burgueses, entre el 12 y el 14%, al nivel europeo. Para no contar con otro 5% empleado en controlar y reprimir a la misma clase obrera.

Por otra parte en USA está muy difundido el fenómeno de los "homeless", de los sin casa, y de los pobres en el amplio sentido de la palabra, es decir de quienes lo tienen difícil para ingresar en la familia entre 1.000-1.500 dólares al mes: uno de cada cuatro americanos es pobre, o sea 24 millones de familias, 60 millones de americanos están en estas condiciones y el número va en aumento. Muchas de estas familias no pueden pagar el alquiler y tienen que dejar la casa: "ocupar" no está permitido y las ayudas estatales se desvanecen y se limita su duración. Así, a consecuencia de los bajos salarios se convierten en "homeless". Se ha hecho normal ver a familias enteras en la calle, constituyendo un tercio del número total de los sin techo (no menos de 1 millón), desenmascarando así el mito del barbudo que elige libremente estar en la calle, loco o

alcoholizado, que ama dormir bajo los puentes: estos existen aún, pero deben aceptar la compañía de estos nuevos nómadas creados por la burguesía más rica del mundo.

La "victoria" de los trabajadores de la UPS ha sido, en realidad, fruto de la desesperación en que se encuentra gran parte de la clase obrera americana. Una victoria obtenida a pesar de los patronos, los esquiroles, la prensa y los sindicatos. El control estrecho de la clase obrera no ha funcionado esta vez, y lo ha comprendido muy bien Clinton, que ha tenido que dejar vía libre a la lucha proletaria por el temor de que una intervención directa suscitase reacciones más amplias, ya que las condiciones de quienes hacían huelga eran compartidas por millones de otros proletarios americanos. Pero la burguesía estadounidense no puede ceder más, presionada muy de cerca como está tanto por los "tigres" asiáticos como por Europa, incluso si su proletariado ya ha avanzado un tramo por el camino de la "asiatización". Es una loca carrera por la competencia y el beneficio, que tiene como punto de llegada no sólo la explotación sino el desastre, la guerra y el hambre. Sólo el proletariado de todos los países dispone del remedio.
 
 
 
 
 
 
 


REUNIÓN DE TRABAJO DEL PARTIDO
(Génova, 16-18 de mayo)

Los días 16, 17 y 18 de mayo se celebró en Génova la reunión general de nuestro organismo militante. Se dieron cita compañeros provenientes de casi todas las secciones italianas, de Francia, de Inglaterra y de España. Dada la insuficiente capacidad de nuestra sede local se había procedido a reservar una sala adecuada donde todas las sesiones se pudieron llevar a cabo sin contratiempo alguno. La hospitalidad de los nuestros de Génova, que pusieron a disposición para la acogida también los hogares familiares, ha sido, como siempre, impecable.

Las reuniones se desarrollaron con el máximo orden, empeño y atención a las numerosas y sustanciosas exposiciones, de las que aquí damos un primer resumen, para posteriormente publicarlas en toda su extensión en los próximos números de la revistas del partido "Comunismo" y "La "Izquierda Comunista".
 

Causas históricas del separatismo vasco

Se expuso la tercera parte del estudio sobre la historia de las provincias vascas.

Si bien la burguesía española sacó ventaja de la neutralidad del país en la Primera Guerra Mundial, el retorno de la paz y de la concurrencia de los otros capitalismos sacaba de nuevo a la luz la debilidad del capitalismo español que todavía perdura. La respuesta del régimen fue proteccionismo en economía y represión de las reivindicaciones obreras.

También en el País Vasco el golpe de Estado de Primo de Rivera tuvo el apoyo de casi todos los sectores patronales. En el decenio precedente a la Gran Crisis la región vasca manifestó un fuerte crecimiento en la siderurgia así como en otras industrias. La crisis sucesiva golpeó por tanto duramente a la zona, ya que era de las más industrializadas de España. También entonces la reivindicación autonomista, mayormente en campo económico, fue ampliamente utilizada para confundir al proletariado, ya de por sí mal aconsejado hacia el colaboracionismo del Partido Socialista, o hacia el falso apoliticismo de los anarcosindicalistas o hacia los zig zag tácticos de los estalinistas sometidos a Moscú. El PCE, que afirmaba apoyar a las "nacionalidades oprimidas por el imperialismo español", fundaba como derivación suya el Partido Comunista de Euskadi, con cierto seguimiento obrero.

Las aspiraciones nacionalistas de gran parte de la sociedad vasca fueron acogidas en el programa del Frente Popular, dejando creer que la obtención del Estatuto de Autonomía habría sido el remedio para todos los males que afligían a la sociedad. Por el contrario las posiciones del Partido Nacionalista Vasco no pueden hacer dudar de su carácter totalmente contrarrevolucionario y antiobrero.

En Vizcaya y en Guipúzcoa el golpe fascista fue derrotado por la decidida oposición del proletariado, pero duró poco la preponderancia obrera: la formación de un Gobierno Autónomo Vasco será la forma de la contraofensiva capitalista. Desde ambos frentes, el gobierno autónomo vasco y los fascistas de Franco reprimieron a los trabajadores en defensa del orden y de la propiedad.

Las grandes destrucciones provocadas por la guerra civil, en la que se probaron las nuevas armas que iban a ser utilizadas en la inminente guerra mundial, servirían de estímulo para el sucesivo repunte industrial. De nuevo le tocó pagar a la clase obrera esta reconstrucción mientras sufría abiertamente la represión del régimen franquista. La abolición por parte de Madrid de las restantes autonomías económicas y la coyuntura mundial imprimieron un enorme desarrollo industrial que continuó ininterrumpido hasta la crisis de 1975. En este contexto la sociedad vasca se transforma por la fuerte inmigración de trabajadores provenientes de otras regiones de España, mientras las luchas obreras vuelven a empezar a imponerse apenas superado un primer periodo de terror franquista. Se arruina, como en todos los sitios, la pequeña burguesía agraria y, en menor medida, la urbana. Es de esta pequeña burguesía insatisfecha de la que sale entonces el primer núcleo del movimiento separatista vasco tal como lo conocemos ahora.
 

Curso de la economía mundial

El informe del trabajo de toma y representación gráfica de los datos de la economía, que confirmaban los tradicionales fines y criterios, se fundamentaban sobre la consideración de la marcha de la producción industrial, confrontada con la de los ciclos precedentes y con el movimiento de los otros indicadores.

También esta actualización de los datos confirma lo que ya habíamos constatado, o sea que la marcha del breve ciclo en curso para los mayores imperialismos, como para el capitalismo mundial, queda recogido en el largo ciclo de depresión, que, después del ciclo de alza tras la Segunda Guerra, se da desde mediados de los 70 con una crónica cuota de acumulación más baja, cuota relativa a la masa creciente de capital.

El hecho de la expansión de la producción de capital en los Estados Unidos, la superación actual del estancamiento en Alemania y Japón, países en los que tan sólo ahora la producción industrial vuelve al montante adquirido antes de la crisis del 92-93, y quizá el haber tocado fondo en Rusia la crisis, en curso desde hace siete años, pueden volver a dar un poco de aliento a los impetuosos, pero ya fatigados, jóvenes imperialismos y a la producción capitalista mundial. Ésta tiene la masa de capital y plusvalía en expansión desde 1992, pero el incremento relativo en los últimos dos años está en descenso. Algunos datos recientes hacen pensar en un posible aumento del crecimiento de la producción, que de todas maneras se reduciría a un resplandor efímero dada la edad del capital mundial y la característica del ciclo histórico en curso.

Para el comercio mundial, se actualizaban los datos sobre su crecimiento, que está desacelerándose, así como para el movimiento de los desequilibrios comerciales de los imperialismos. Se remachaban las cuestiones tratadas en el informe precedente, la doble acción del comercio exterior sobre la caída de la cuota de beneficio, de freno inmediato y de empuje duradero y prevaleciente, y la importancia para todo capital individual, de empresa o nacional, de los beneficios extra por innovaciones técnicas.

Utilizando el debate histórico sobre los esquemas de Marx de la reproducción del capital, cuestión tratada por el partido en más ocasiones, se remachaba la confutación marxista de la tesis burguesa de que el desarrollo del comercio mundial puede garantizar las condiciones (que aquellos esquemas demuestran ser necesarios) para un funcionamiento sin crisis y eterno del régimen burgués y reducir la contradicción entre necesidad de creciente acumulación y capacidad limitada de consumo de la sociedad.

Sobre el comercio mundial, en cuanto éste se funda en el crédito comercial cuyo capital dado en préstamo es en forma de mercancías y plazos, para el desequilibrio entre los cambios y relaciones de crédito, se han leído y comentado pasajes de «El Capital» sobre el crédito comercial. Su acción exalta la fase de expansión, pero agrava la de contracción del ciclo industrial, reduce el tiempo de circulación de las mercancías, pero prepara terremotos monetarios internacionales, desarrolla a su vez el mercado mundial capitalista y por tanto la base de una sociedad superior, internacional y sin mercado.
 

Invariabilidad histórica del marxismo

Bajo este título ha sido expuesto un resumen de nuestra concepción de la doctrina revolucionaria marxista. A diferencia de las charlatanerías sociales burguesas de este ciclo agónico, que tienen una función ya no de conocimiento y previsión sino puramente consolatoria, de engaño y contrarrevolución (para uso "televisivo"), nuestro sistema teórico, que describe y explica aquellas, se funda en el análisis de las potentes condiciones objetivas, y ve incluso el día a día como ligado a un flujo de determinaciones que, con su curso, llevan al desquiciamiento del capitalismo.

El "Capital" de Marx no es texto filosófico o económico sino un manual para la revolución; Marx no es ni un filósofo ni un economista sino un crítico de la filosofía y de la economía burguesas en cuanto crítico de la sociedad burguesa. El pequeño partido actual es el depositario de esa doctrina y de esa condena; y puede serlo sólo si rechaza toda lisonja "teórica" o "estética" de la sociedad presente.

Las ideas no hacen la voluntad de los hombres, ni su historia, sino viceversa, es la concreta vida social la que determina voluntad e ideas. La dialéctica marxista lucha tanto contra el fideismo medieval como contra el racionalismo burgués, de ellos indaga y conoce el paso de uno al otro, pero para negarlos a ambos.

Base de nuestra desmistificación en economía es la negación del carácter "natural" del valor de las mercancías; hoy todo es mercancía - en el comunismo nada es mercancía. La ley del valor es la invariabilidad del capitalismo; la destrucción de la producción de valores la invariabilidad de la doctrina comunista. Democracia-fascismo, privatización-nacionalizaciones y todas las falsas alternativas burguesas se desvanecen bajo aquella luz.
 

El sueño-necesidad del comunismo

El domingo por la mañana continuamos con el importante enfoque de la máxima motivación de nuestro movimiento. En la crisálida originaria del comunismo rudo y primitivo, las funciones indiferenciadas de la común esencia humana no permiten un dominio de las actividades vitales según la distinción racional o dialéctica de sujeto y de objeto. La «mística» de los orígenes viene evocada por la teoría comunista a todos los efectos no como condición a «restaurar», según los sueños y las nostalgias típicas de los movimientos reaccionarios, sino reivindicada porque el sentimiento comunista saca una justificación suya de estas lejanas experiencias históricas, en el curso de las cuales no rige el sometimiento de un grupo al otro, sino la vida orgánica de relación y de intercambio con la naturaleza.

Ninguna idealización por tanto, sino la reivindicación de una experiencia que sanciona algunos principios base todavía hoy reconocidos como válidos: 1) el hombre es un ser social; 2) el individuo aislado es una pura abstracción; 3) la pérdida de esta condición ha llevado a la lucha y a la guerra interespecífica; 4) vida y trabajo son inseparables y determinan el desarrollo de las posibilidades productivas, culturales y espirituales de la especie.

La adhesión a estos sentimientos naturales del ser humano no afectado todavía por la lucha de las clases, permanece como referencia constante en toda la historia del moderno movimiento obrero, que, si ha sacado de sus batallas alimento y conocimiento para la determinación de las condiciones materiales de su existencia, también ha sabido reconocer en ellas el producto de la pérdida de la común esencia humana, que podrá ser reencontrada sólo en la negación de las causas que han roto la solidaridad de especie y la posibilidad de organización racional de la naturaleza según un plan funcional para la vida del ser humano. Todas las corrientes que niegan esta posibilidad en general se mueven sobre la resbaladiza actitud ideológica que tiende a esconder en el «misterio» las causas de la alienación y del dominio de grupos humanos sobre otros.
 

Cuestión militar

Continuó después la exposición del informe sobre la cuestión militar.

La guerra imperialista, no es más que un momento agudo de la política del capital, que en su fase senil pone en primer lugar la defensa del orden constituido, del dominio de clase.

La II Guerra Mundial termina con un vencedor absoluto en la contienda interimperialista, Estados Unidos, que domina de manera incontrovertible el planeta entero por medio de una potentísima fuerza aeronaval; Rusia expresa su potencia militar solamente en tierra, mientras la potencia británica se encuentra quebrantada, no logrando expresar ninguna fuerza militar autónoma.

El condominio ruso-americano sobre Europa tiene la tarea de garantizar el orden social e impedir el resurgimiento de una tercera potencia autónoma.

Según los acuerdos tomados en Yalta cada uno se ocupa de su área: Grecia, Berlín, Hungría...

El límite de la potencia inglesa se encuentra precisamente en su territorio: privado de los recursos necesarios para sostener su industria, para mantener su papel de potencia hegemónica en comparación con los otros imperialismos debió prolongar en el tiempo su imperio hasta el colapso.

Los Estados Unidos, penetrando los territorios coloniales anglo-franceses, cuando fue posible adoptaron la táctica de sostener a los viejos dueños para debilitar tanto a estos como a los movimientos de independencia nacionales.

La nueva y terrible arma utilizada por primera vez sobre las dos inermes ciudades japonesas y dirigidas contra el proletariado, y el continuo martilleo propagandístico sobre el riesgo de un conflicto termonuclear, tenía el objetivo de inculcar en las mentes de los proletarios la falsa alternativa de aceptación incondicional del régimen capitalista o la destrucción total. Un enorme bluff ideológico que, al mismo tiempo, además de infundir terror en el seno de la clase trabajadora, debilita así mismo el propio campo de batalla, hace titubeante e insegura toda movilización para la guerra imperialista.
 

Historia de la Izquierda

El informe de la historia de la Izquierda trató la situación de la clase obrera y de los campesinos pobres italianos en la inmediata segunda posguerra. Se ponía bien en evidencia como el proletariado que había debido soportar todas las incomodidades de seis años de guerra imperialista, debía soportar ahora todas las consecuencias que había causado esta guerra.

En informes precedentes había sido expuesta la mísera condición de los trabajadores durante el régimen fascista y su reducción a niveles de hambre, pero la posguerra hizo anhelar como buenos tiempos aquellos en los que se comía pan y cebolla y se vivía en tugurios y grutas.

En base a las mismas estadísticas burguesas, ciertamente falsificadas, el coste de la vida había subido vertiginosamente respecto a los últimos años de antes de la guerra y la capacidad de nutrición bajado a la mitad. Esto para los afortunados que tenían un trabajo; para los otros, para los desocupados, no existía otra esperanza que la de emprender la emigración, de encontrar un modo de ser explotados por el capital de allende los Alpes. A este respecto se daba lectura a una tabla, publicada en Battaglia Comunista en octubre de 1945 donde se examinaban las diferencias existentes, en horas de trabajo necesarias para la adquisición de bienes de primera necesidad, tomando como base de referencia el año 1937 y el salario de un obrero cualificado milanés. Los datos de esta tabla eran muy parciales, sobre todo porque se referían al trabajo de un obrero cualificado; en segundo lugar porque se trataba de salarios percibidos en Milán y en tercer lugar porque muchísimos trabajadores se encontraban desempleados. De cualquier manera, comparando estos datos se podía tener una clara idea de lo que había significado la guerra para el proletariado: doblar, cuadruplicar y tal vez multiplicar por decenas de veces la explotación del trabajo para afrontar las más elementales exigencias de vida. La desastrosa condición de la clase proletaria era admitida incluso por el Estado capitalista, que en un documento del C.I.R. hablaba explícitamente de "una disminución del tenor de vida a niveles que hacen temer por la existencia misma de la población italiana".

El informe pasaba después a ilustrar los gravísimos problemas de la vivienda, del paro y de la emigración. Con motivo de esta última cuestión se detuvo un momento para poner de relieve las condiciones de vida y de trabajo de los proletarios contratados en las minas de Francia y Bélgica, tratados del mismo modo que los deportados en Alemania, sólo que ahora su situación ya no hacía gritar contra la violación de los derechos humanos a los burgueses democráticos; incluso su prensa declaraba públicamente cómo estos mineros venían a ser vendidos igual que bestias. "Por cada minero nos serán entregadas 6 toneladas anuales de carbón", escribía el diario "La Libertad" de 6 de Febrero de 1946. Y De Gasperi declaraba en la Constituyente que habían sido estipulados acuerdos sobre la emigración con Francia "en los que las habituales garantías consuetudinarias habían sido reducidas al mínimo". Afirmaciones de este tipo eran hechas públicamente en presencia de los exponentes de los así llamados partidos obreros Togliatti, Nenni, y compañía.

Mientras la clase obrera se encontraba en una situación de tener casi que anhelar el régimen fascista, durante el cual al menos se comía, aquellos que se habían enriquecido en el mercado negro, gozaban de todas las protecciones por parte del Estado, que garantizaba sus intereses y sus beneficios acumulados por la vía que fuera. No sólo no se hacía ninguna política seria contra el desencadenamiento del mercado negro, a la postre medio despiadado de extorsión de plusvalía, sino que, incluso, desde las columnas del "Unità" los estraperlistas eran invitados a invertir sus ganancias en el empréstito nacional por la reconstrucción.

Pero el capitalismo no habría estado en condiciones de poner en práctica su despiadado plan de reconstrucción económica, si no hubiese podido contar con la incondicional complicidad de los partidos traidores de la clase obrera, y sobre todo gracias a aquel partido que llevaba el nombre de comunista. Del mismo modo que todos los planes económicos que salvaguardaban los derechos inalienables de los capitalistas y de los burgueses pasaron con el favor del partido de Togliatti, toda la represión que se abatió contra los obreros y campesinos hambrientos llevaba la complicidad y la adhesión del PCI (Partito Comunista Italiano). En el verano de 1945, a las propuestas y reivindicaciones de los campesinos y parados de Le Murge se respondió con el plomo de partisanos y carabineros e inmediatamente el ministro "comunista" Gullo intervenía en el lugar para elogiar la tarea llevada acabo, por interés público, por antiguos y nuevos servidores del Estado. Gullo intervino también en Sicilia, siempre para elogiar la función de las fuerzas del orden, que habían ocupado militarmente y presidiado con carros de combate provincias enteras.

Por su parte Togliatti, como ministro de Gracia y Justicia vaciaba las prisiones de fascistas amnistiados para llenarlas de proletarios que habían osado intentar defender sus derechos al pan y al trabajo. En su tristemente famosa circular a los prefectos daba orden de que "la acción emprendida por la policía y el mantenimiento del orden público" viniese "flanqueada y apoyada por la autoridad judicial" de modo que "se proceda contra las personas denunciadas con la máxima diligencia y con extremo rigor" asegurando "una pronta y ejemplar represión".

Togliatti invitaba así mismo a los industriales a denunciar el acuerdo sobre el bloqueo de los despidos porque, según él, este acuerdo consistía en "subsidiar el núcleo fundamental de la clase obrera aun cuando no trabajara (...) porque si la tendencia a no trabajar se generalizase sería seriamente comprometida la suerte de la democracia". Mientras a los industriales se les sugería despedir a los trabajadores "ociosos", a los obreros se les ordenaba "el aumento de la productividad del trabajo".

La posición del PCI estaba por tanto flanqueada por la Confederazione Generale del Lavoro que se encargaba de preparar, a los patrones, la lista de aquellos obreros que habrían debido ser despedidos, por "no productivos", "turbulentos", "facinerosos" o "provocadores".

En los próximos trabajos de partido serán examinadas las posiciones de clase contrapuestas por el partido comunista internacionalista a la política reaccionaria y colaboracionista del PCI.
 
 
 
 
 
 
 
 



NOTICIARIO

"Accidente laboral", terrorismo patronal

Convenientemente relegados a un segundo plano gracias, entre otras cosas, a la utilización tremendista del terrorismo etarra, los "accidentes laborales" continúan creciendo a un ritmo alarmante. Este es el otro lado de la moneda, la cara "fea" del "España va razonablemente bien". Prosperidad relativa, porque se construye, como sucede siempre en la sociedad capitalista, a costa de la miseria, el sudor y la vida de los proletarios y en beneficio de la clase explotadora. La actuación cómplice de los sindicatos del régimen ante estos crímenes patronales se manifiesta tan abiertamente, que ya ni siquiera pueden disimularlo las pseudo-movilizaciones que se dignan organizar como operación cosmética. Volvemos a repetir una vez más que la creación y extensión de organismos sindicales independientes de la patronal y su estado, es una cuestión de vida o muerte para el conjunto de la clase obrera.

Huelga ferroviaria en Italia

Todos los esfuerzos del Estado capitalista italiano y de sus medios de comunicación no fueron capaces de evitar una importante victoria de los trabajadores de FS (Ferrovie dello Stato) el pasado mes de mayo. El resultado de esta huelga ha puesto en dificultades a los sindicatos del régimen, que habían pactado un acuerdo con la empresa que empeoraba notablemente las condiciones laborales y salariales de los trabajadores. No podemos más que saludar esta pequeña pero al mismo tiempo importante victoria obrera, sin dejar de recordar que la clase obrera debe oponerse a los ataques continuos del capital organizando sus genuinos sindicatos de clase, en oposición abierta al Estado capitalista y sus lacayos sindicales.

Saharauis: eternos olvidados

Merced a las buenas artes de USA y de su enviado especial el afamado Mr. Baker, parece ser que va en serio la enésima intentona del referéndum sobre el futuro de la antigua colonia española. Independientemente del resultado del mencionado referéndum una cuestión se mantendrá inalterable: las poblaciones a las que el reparto imperialista del planeta ha convertido en apestados internacionales, sólo pueden encontrar una vía liberadora a través de la respuesta revolucionaria de su única aliada natural: la clase obrera mundial.

Pugna USA - China

Pese a todas las declaraciones y firmas de tratados de colaboración recíproca entre China y Estados Unidos, la realidad, como sucede siempre, presenta un panorama totalmente distinto. Tras acusar hace algún tiempo EEUU a China de pretender formar un grupo de presión (¡como no, con ramificaciones parlamentarias!) en pleno corazón del imperialismo dominante, ahora es China quien acusa a la CIA de estar detrás de los atentados islámicos provocados en la provincia de Xinjiang. Si a esto le sumamos la alarma china acerca del tratado de colaboración militar entre USA y Japón, observamos que la pugna establecida entre las superpotencias por el futuro reordenamiento del mercado mundial, adquiere progresivamente tintes más oscuros que desembocarán, más tarde o más temprano en choque militar abierto.

Las últimas acciones de ETA

Tanto el secuestro-liberación del funcionario de prisiones Ortega Lara como el secuestro-asesinato del concejal del PP Blanco, han servido nuevamente para mediatizar esta pugna interburguesa presentada por una de las partes como una lucha contra la violencia y a favor de la convivencia democrática, y por la otra parte como una lucha de liberación nacional. Una vez más ha quedado en evidencia la falsedad de ambos planteamientos, en apariencia enfrentados, pero unidos en un único objetivo esencial: dividir, confundir y engañar a la clase obrera apartándola de la defensa de sus verdaderos intereses inmediatos e históricos.

"Espaldas mojadas" hacia Europa

Atraídos por el espejismo de la prosperidad europea, miles de desesperados norteafricanos y del Africa negra esperan una oportunidad para conseguir su sueño. Tras ser despojados de todos sus ahorros, emprenderán la travesía del Estrecho de Gibraltar en pequeñas embarcaciones, pateras. Muchos de ellos perecerán en el intento, y en ocasiones los naufragios serán provocados disimuladamente por los organizadores del viaje, los cuales se embolsarán una buena suma de dinero sin arriesgarse a ser detenidos en España. Mientras tanto la Europa obrera, la única en la que pueden confiar los inmigrantes, duerme todavía bajo los efectos narcóticos del peor oportunismo político-sindical y las migajas que, eso sí, cada vez más cicateramente le arrojan desde la mesa del festín capitalista.

Sucedió hace ochenta años

Como era de esperar el octogésimo aniversario del Octubre Rojo ha pasado prácticamente desapercibido. La época de las esperpénticas e hipócritas celebraciones del estalinismo, su verdugo y enterrador directo, ya pasó. Nuestra conmemoración de las gloriosas batallas de la revolución mundial, de la cual la Revolución Rusa es pieza fundamental, nunca ha consistido en meros recordatorios de carácter litúrgico. Celebramos estos eventos, cuando tienen lugar, como hemos hecho siempre, es decir, manteniéndonos fieles a las enseñanzas de los maestros del socialismo y siguiendo la línea de la mejor tradición comunista, o sea, la defensa del marxismo integral a través de la acción militante dentro del partido revolucionario.

Riadas y muerte en Badajoz

La veintena larga de muertos tras las catastróficas riadas de Badajoz nos demuestran una vez más la incapacidad del capitalismo para afrontar con perspectivas de éxito la lucha del hombre contra el medio natural. Una lluvia torrencial es un hecho del todo natural, pero que las riadas que provoca aneguen barrios obreros enteros es ya un factor social, característico de esta repugnante sociedad burguesa que sigue esperando el golpe revolucionario definitivo que la entierre para siempre.

Huelga general en la República Dominicana

Expresión de los avances conseguidos con la aplicación de las medidas económicas del FMI, el Banco Mundial y el gobierno dominicano, ha sido la huelga general que tuvo especial seguimiento en la capital, Santo Domingo. La represión del estado democrático dominicano ha sido la esperada y habitual, produciéndose 1 muerto y heridos graves en enfrentamientos entre las fuerzas del orden burgués y los huelguistas, exasperados por las brutales medidas antiobreras adoptadas por el gobierno.

Huelga de camioneros en Francia

Ante el incumplimiento de los pactos firmados tras la formidable huelga del año pasado, los camioneros franceses han ido nuevamente a la huelga, si bien en esta ocasión las traiciones sindicales han ido conduciendo paulatinamente la huelga hasta un callejón sin salida. Es de destacar la repugnante campaña antihuelga con ribetes xenófobos lanzada por la burguesía española, y transmitida por todos los medios de comunicación, partidos y sindicatos del régimen burgués.

Tambores de guerra en el Golfo Pérsico

A la hora de cerrar la edición de esta revista todavía no se había producido el planeado castigo militar americano a Irak. La tendencia a la baja de los precios del petróleo y del dólar, tal y como se ha manifestado últimamente, ofrece de nuevo al supergendarme mundial la oportunidad de una nueva demostración de fuerza ante sus futuros rivales en el campo imperialista.
 
 
 
 
 
 
 



Texto de la octavilla repartida en la manifestación del 1 de mayo de 1997

CONTRA LA EUROPA DE LOS PATRONOS - POR LA LUCHA GENERAL EN DEFENSA DE LOS SALARIOS Y DE LOS INTERESES OBREROS - CONTRA LA INTERVENCIÓN IMPERIALISTA EN ALBANIA - POR UNA DEFENSA COMÚN DE CLASE, UNA LUCHA COMÚN Y UNA ÚNICA ORGANIZACIÓN POR ENCIMA DE CLASES Y NACIONALIDADES - POR LA DESTRUCCIÓN DEL CAPITALISMO A NIVEL MUNDIAL, POR LA SOCIEDAD COMUNISTA MUNDIAL DE LOS TRABAJADORES
 

Compañeros, trabajadores:

Las pesadas cadenas del trabajo asalariado, que atan al esclavo moderno a la producción, muestran cada vez más los signos de la usura. La II Guerra Mundial, terrible baño de juventud para el régimen capitalista ya ha agotado sus "beneficios" sobre la economía: el mundo vuelve a estar saturado de demasiadas e inútiles mercancías; poderosas fuerzas económicas empujan a los Estados más fuertes hacia un nuevo y más terrible choque para establecer un nuevo reparto del mundo y destruir las mercancías sobrantes, incluida la mercancía fuerza de trabajo, o sea, la vida de millones de proletarios.

Hasta hace pocos años la burguesía tenía aún fuerza económica para ofrecer un efímero bienestar a una parte de la clase trabajadora, para comprar el consenso de la pequeña burguesía, intelectuales y tenderos, mientras la propaganda del régimen hacía creer que una política reformista podía ser capaz de mejorar gradualmente el sistema capitalista, nivelando las diferencias y por lo tanto los contrastes entre las clases. Este mito de un capitalismo reformado y reformador se ha hundido junto al del socialismo nacional en los países del Este y en Rusia, que escondía bajo las banderas rojas su naturaleza de capitalismo de Estado. La crisis mundial en la que se abate desde hace años el capital empuja incluso a los Estados más ricos, a cancelar sistemáticamente todo cuanto se había concedido, no sin tenaces y duras luchas, a grandes estratos de trabajadores para asegurar la paz social que ha permitido a las clases dominantes prosperar durante largos decenios.

El paro va en aumento en todas partes, los recortes al denominado "Estado social" (pensiones, asistencia sanitaria, escuela, fondo de garantía salarial, y subsidio de paro), el empeoramiento continuo de las condiciones de trabajo, el recorte salarial aprovechando a menudo la desesperación de la mano de obra inmigrante, cada vez más numerosa, son las consecuencias cotidianas de la reacción de las clases dominantes que pretenden defender así sus beneficios incluso durante la crisis. Sus aliados son los sindicatos oficiales, que en los principales Estados capitalistas, a lo largo de muchos años de paz social, se han plegado a las exigencias del capital; también son sus aliados los partidos ex-obreros, ex-comunistas, o peor aún, neo-comunistas, herederos del peor oportunismo de marca estalinista y reformista.

Una sola crisis capitalista golpea a los trabajadores de todos los países, ya sean de Europa, de América o de Asia, ya sea en los llamados países "ricos" o en los evidentemente pobres. En Albania esta misma crisis ha empujado a los campesinos pobres y a los proletarios a levantarse en armas para defenderse de la opresión de su Estado (tan burgués el actual de Berisha como el anterior de Hoxa) y de las bandas criminales del capitalismo, tanto legales como ilegales. Los desheredados y los trabajadores han conseguido el control de algunas ciudades defendiéndose de los ataques del "democrático y socialista" gobierno de Tirana y de las bandas criminales a su servicio. No podían llegar muy lejos dada su carencia de una dirección de clase, su aislamiento y la falta absoluta de solidaridad internacional. Sin embargo han levantado ante la burguesía mundial el espectro de la futura revuelta proletaria general en los principales países.

La intervención militar en Albania, incluida la de la vil e hipócrita burguesía española, no tiene nada de humanitaria (¡la burguesía italiana ha hundido un barco cargado de refugiados albaneses!), ya que se trata de una empresa de rapiña que sólo tiende a asegurar la sumisión completa de la mano de obra infrapagada a la patronal.

La encarnizada campaña propagandística y las leyes cada vez más restrictivas contra la admisión de refugiados, no sólo albaneses, sino también africanos, asiáticos, etc, que se ven obligados a abandonar su propio país al ser arruinadas sus primitivas economías de subsistencia debido a las rapiñas del imperialismo, está encaminada a enfrentar a los trabajadores relativamente mejor pagados y "protegidos" de Occidente con los parias extracomunitarios; la burguesía teme hoy más que nunca que pueda producirse la solidaridad proletaria internacionalista, que los trabajadores puedan unirse en un único frente de lucha anticapitalista, objetivo primario al que deben tender los sectores más avanzados de la clase obrera. Pero para llegar a poner en marcha un movimiento de clase es necesario que los trabajadores rompan la asfixiante losa de los sindicatos del régimen; es necesario que se reconstituya un genuino Sindicato de clase, que sea ajeno a la suerte de la economía nacional, que esté libre de toda ingerencia estatal, y decidido a defender los intereses generales del proletariado. Sólo con un instrumento similar será posible que episodios de lucha intransigente, no se queden aislados de tal forma que los siervos del régimen se lancen contra los organizadores y los trabajadores, y de esta forma se conviertan en acciones coordinadas de un único y potente organismo.

- Aumentos salariales, más altos para los trabajadores peor pagados.
- Salario, horario, condiciones de trabajo iguales para todos independientemente de la nacionalidad, raza o religión.
- Reducción generalizada y significativa de la jornada de trabajo sin reducción de salarios.
- Salario integral a los parados.

Estas son las reivindicaciones que llevarán al Sindicato de clase a unir en una acción general a todo el proletariado, impidiendo a la burguesía y a sus siervos acabar con las conquistas obreras conseguidas tras un siglo de heroicas luchas. Pero la lucha en el plano económico no basta para terminar con el régimen del capital y sus incurables contradicciones, no será suficiente para impedir la III Guerra Mundial.

Si al Sindicato de clase le espera la tarea de unir y encuadrar las energías proletarias, al Partido Comunista Revolucionario le espera la tarea de conducir al proletariado internacional a la realización de su programa histórico: destrucción de los aparatos estatales burgueses, conquista del poder político, instauración de su dictadura sobre las demás clases, destrucción de las relaciones de producción capitalistas.

CONTRA LAS ACCIONES MILITARES REACCIONARIAS Y CRIMINALES DEL IMPERIALISMO, SOLO LA ORGANIZACIÓN COMÚN Y LA LUCHA SOLIDARIA DE CLASE PUEDE DEFENDER LAS CONDICIONES DE TODOS LOS TRABAJADORES.

Por el renacimiento del Sindicato de clase, por el reforzamiento del Partido Comunista Internacional, por la Revolución Comunista. ¡Proletarios de todos los países, uníos!